La buena, la mala y yo (capitulo 11)

Cada vez perdía mas el control de la situación y me ponía sola la soga al cuello.

CAPITULO ONCE

Genial, me había acostado con Dom de nuevo y comenzaba a salir a flote la maldita sensación de culpa. Tome un baño largo por lo que no salí ni al gym ni a correr. Desayune junto a Pelusa y una Dom completamente indiferente. No se si el hecho de acostarnos le subía el ego o simplemente deseaba dejarme en paz. De igual manera, me alegraba porque así no tenia que soportarla. Tome mis cosas y me fui de ahí.

Cuando llegue para abrir, aún no había nadie por lo que entre y puse en marcha la cocina para comenzar el día lo mas pronto posible. Escuche ruidos en el comedor y como supuse que seria alguno de los chicos, ni siquiera me asome hasta que siento como me miran desde lejos. Volteo y era Annie. Me saluda con la mano y se acerca lentamente.

-Sam -. Saludó con vergüenza.

-Annie -. Únicamente podía responderle de la misma manera.

-Siento mucho lo que paso en la fiesta pero, tienes que escuchar mi versión.

-Eso ya no importa. Yo no la invite y si te partieron la cara, merecido que lo tenias.

Ahora su expresión era de confusión.

-Ahhh… si, yo no quería golpearla, ósea, soy una dama y todo eso pero ella lo provoco.

Lo mejor seria evitar el tema de que por su culpa Dom me abandono. No valía la pena molestarse con ella. Ya tenía demasiada atención como para darle más y otorgarle cierto poder sobre mí con el enojo. Al parecer eso era lo que la mantenía viva; un dieta rica en envidias, malos entendidos, problemas, alcohol, drogas y sexo. Ahora veo porque la maldita luce tan radiante aun sin maquillaje.

-Creo que con quien deberías disculparte es con ella.

-Ni loca. Antes, me pego un tiro. De igual manera te aseguro que se arrepentirá.

¿Era una amenaza? Equis, no tiene por que interesarme.

Comenzaron a llegar los demás y Annie se fue. El día se fue muy pesado aunque lo amortiguo un comediante que se presento esa noche.

Tres días después, discutía con Lorena sobre la fecha para la boda y a quienes invitaríamos cuando se abre la puerta y entra Dom llena de lodo. Lorena la miro con sorpresa y yo me temía lo peor.

-¿Quién te mando enterrar? -. Dije en broma.

-Annette-. Sonrió y se fue.

Me quede helada.

-¿Seguimos? -. Sugerí.

-¡¡No!! ¿Qué diablos pasa entre tu hermana y tu ex? Sus juegos se les están saliendo de las manos. Acaba con esto antes de que también te involucren.

-No te enojes. Sus rencillas son entre ellas y solo trato de mantenerme alejada.

-Nunca te lo había querido decir pero no se si recuerdas una fiesta  a la que fuimos con tu hermana y pregunte sobre el dueño del lugar.

-Claro, uno de los muchos amigos tipo mirrey de Annie. ¿Qué pasa con eso?

-Mamá diseño los planos y papá me dio la obra hace unos dos o tres años. Era para un narquillo que apenas comenzaba en eso. Sospecho que tu hermana no anda muy bien que digamos.

-Lo se. Estoy consciente de ello pero no tengo pruebas suficientes -. Mentí –Ojalá reaccione a tiempo. En cuanto a Dom, no tengo ni la menor idea. Siento que ya no la conozco.

-Si… ahora si continuemos. ¿Qué te parece…

Ya no escuche lo que me pregunto y me dedique a seguirle la patica con monosílabas.

Cuando Lorena se fue, entre a verla. Ya estaba recostada.

-Ya, en serio, ¿Qué paso?

-Adivinaste a la primera y te dije la verdad.

-¿Qué se traen?

-Es lo que me pregunto. A partir de hoy, cuídate mucho. Con mi papá no se juega y tu hermana la esta cagando. Si te pasa algo, ahora si la mato… bueno, solo quita el ahora.

-Normalmente preguntaría pero jodanse, no me interesa.

Era preferible estar alejado.

Al final fijamos fecha para septiembre de ese mismo año. Teníamos nueve meses para planear todo. Gracias a cualquier cosa en la que se pueda llegar a creer, al día siguiente era noche vieja.

Salimos todos juntitos pero como los antros eran un asco y no teníamos muchos ánimos de estar fuera de casa, mi casa sirvió como siempre para una fiesta tranquila llena de ebrios escandalosos e inofensivos. Pelusa los conocía a todos pero de igual manera la deje en mi habitación por lo que pueda llegar a pasar. En años anteriores los descubrí cuando casi le daban una cerveza y en otra ocasión, le pintaron manchas y escribieron cosas en ella con marcadores base agua. Me juntaba con gente mayor que actuaba como si estuviera en secundaria.

Yo acabe en mi habitación junto a Lorena…. Eliza y Marla, los demás en la sala. Dom no se asomo para nada y Manuel se quedo con sus amigos. Desperté con el ruido de algo que se arrastraba por la sala y los ladridos de Pelusa. Me levante y Salí. Manuel sacaba cosas de su habitación.

-¿Qué carajo haces? -. Al parecer lo asuste.

-¡Sammi! Te lo diría hoy pero bueno, ya que estas aquí… muchas gracias por acogerme por todo este tiempo pero ya conseguí donde vivir. Leo tiene permiso para vivir solo y me invito a su departamento. Esta cerca de la facultad y me facilita mucho las cosas con eso de que no tengo auto y ustedes están muy ocupadas con sus líos personales por lo que no deseo interrumpir de nuevo -. Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. –No te preocupes por nada. Mamá ya sabe y me ayudara igual. Las mantendré informadas y te visitare cuando pueda.

-Que bueno -. No sabía ni que decirle y mi mente con resaca no procesaba muy bien las palabras –Que te vaya bien pero, ¿no podías esperar a que todos estuvieran despiertos?

-En realidad planeaba escapar. Solo me descubriste. ¿Me llevas?

Asentí y fui por mis llaves, un chocolate y mis gafas de sol. Subimos sus maletas al auto junto con Pelusa y lo lleve a lo que seria su nuevo hogar. Quedó de pasar al día siguiente por unos pocos muebles que logro sacar de su habitación en casa de papá. Cuando regrese ya estaban casi todos despiertos en la cocina desayunando. Quien preparo todo fue Dom y hasta Lorena estaba ahí. Únicamente faltaba Luis pero seguía dormido en la sala.

-¿Seguros de que Luis no esta muerto? -. Comentaba Eliza.

-Lo revise y aun respira -. Interrumpí.

-¿Dónde estabas? -. Pregunto Dom de inmediato.

-Manuel huía de casa y decidí ayudarlo.

-¿Se fue?

-Así es. Vivirá con Leo.

De pronto, yo estaba alimentando a Pelusa y hablaba con Dom como si aun estuviéramos juntas, como siempre pasaba después de la noche de año nuevo.

-¿Leo, su amigo de infancia?

-Ajá, muy buen muchacho. Creo que ya lo concias. El chaparrito de cabello rizado, ¿Cómo le decías? ¿Carlitos?

-Es que esta igual al de los Ruggrats.

Reímos un poco y mas por costumbre que por otra cosa, me coloque detrás de ella, le puse una mano en el hombro otra en la cintura mientras cocinaba y yo observaba con mi mentón pegado a su otro hombro.

Al final caí en cuenta cuando alguien se aclaraba la garganta y lo primero que hice fue despegarme y ver a Lorena. Me miraba de una forma curiosa. Solo vi esa mirada en ella dos veces en a vida y esa fue una.

-¿Cómo amanecieron? En general -. Trate de romper el silencio y la incomodidad.

Eliza meneo la cabeza de forma negativa. Supuse que se daría cuenta por la forma en la que le hablaba a Dom, como me acerque y como me apoyé en su hombro. Creo que fue la única que lo noto.

-Muy buen desayuno y creo que estamos bien. El más crítico es Luis pero ahorita lo agarramos y lo sacamos de aquí  -. Contesto Marla para ayudarme.

Terminaron de desayunar y únicamente se quedaron Lorena y Eliza pero la primera dijo que necesitaba una ducha por lo que entró a mi habitación.

-Muy bien -. Hablo Eliza lo más bajo que pudo. -¿Están jugando a las manitas calientes? ¿A la lengua caliente también?

Solo agachamos la cabeza.

-Debería darles vergüenza. ¡Tú! -. Me señalo primero. –Tienes novia y merece respeto. Si van a volver, por lo menos se sincera con ella y tu Dom, si no quieres nada serio, no le arruines la felicidad a esta estúpida. No se sigan la corriente.

-Yo la sigo amando y ella lo sabe. Aun así se va a casar -. Ahora Dom se quejaba.

-Soy muy amiga de ambas pero créanme que no puedo soportar esto y fingir ante Lorena (que por cierto me cae muy bien), que no pasa nada cuando lo se todo. ¿Cuántas veces se han acostado?

-Dos -. Respondí casi sin voz.

-Pues que no se repita hasta que arreglen las cosas. En cuanto a ti, Sam, estoy decepcionada jovencita.

Cambiamos el tema y apareció Lorena ya vestida.

-Cielo, siento mucho no poder quedarme pero tengo que salir a revisar unas cosas con Anuar pero podemos vernos mañana, ¿te parece?

-Estupendo.

Nos despedimos con un beso cálido y se marcho.

Eliza continuaba regañándonos más abiertamente. Nos limitamos a asentir y fingir que no volvería a pasar. Algo complicado a decir verdad ya que vivimos juntas y Dom aun tiene poder sobre mí. Así llevamos las cosas tranquilas sin nada más que besos ocasionales durante tres meses.

Al inicio de la primavera, casi a finales de marzo, mamá llama por teléfono y comenta que me hará una visita en mi domicilio. Era extraño porque nunca lo había hecho. Conocía la dirección pero jamás considero visitarme en todo este tiempo.

Llamó de nuevo en la tarde y cambió el lugar por el restaurante. No me quedo más que regresar y esperarla en la oficina. Llegó con casi veinte minutos de retraso pero es comprensible.

-Me enteré de que te casas. ¿Cuándo pensabas decírmelo?

Eso era lo más directo que me había dicho nunca.

-Creí que no les interesaría. ¿Cómo supiste?

-Tuve que fingir demencia cuando Gabriela me llamo –Parecía entre molesta y nerviosa.

La madre de Lorena le aviso.

-Fue una cosa precipitada, ya sabes.

-Tu padre se niega.

-¿Por qué?

-Tendrás que hablar con el.

-Entonces, ¿la finalidad de tu visita es que hable con papá?

-No, en parte. Estas golpeando su ego. Odia a Miguel Melo y no puede permitirse el emparentar con el. A decir verdad, a mi tampoco me es muy agradable.

-Es asunto suyo. No va a decidir con quien voy a hacer mi vida. Se puede quedar sus problemas y dejarme fuera de ellos.

-Tu padre te ama, eres la luz de sus ojos. No se cansa de hablar de ti y ponerte de ejemplo ante Annette pero es demasiado rencoroso. En realidad el y yo no nos íbamos a casar. En verdad, en la universidad babeaba por Manuel pero ya tenía planes con otra persona y esa era precisamente Gabriela. Moría por ella y aunque éramos mejores amigas, nunca le dije mis verdaderos sentimientos. Entonces Gaby se metió con Miguel y salió embarazada por lo que tuvieron que casarse a la fuerza. Manuel estaba deshecho y casualmente aproveche la oportunidad. De alguna manera terminamos casados. Yo lo amaba pero el a mi no tanto como a ella. Gracias a eso hemos tenido bastantes problemas. Solo no quiero que repitas la situación. Si decides casarte, no cuentes con el pero que sea porque en realidad se aman y no por despecho o capricho.

Ósea que, ¿mamá estaba enamorada de la madre de mi futura esposa? Eso explicaba muchas cosas que han sucedido con sus hijos. La historia se repetía y yo era la esperanza de papá para que no se repitiera la historia. Después de todo, no somos tan distintos.

-Lo tendré en cuenta -. Recordé los problemas con Annie y decidí contarle. –Quería pedirte un favor. Vigila bien a Annette, creo que esta haciendo algunas cosas mal. No se que es pero estoy segura que si no se arregla, puede terminar peor.

-Lo revisare -. Se puso de pie y tomo su bolsa. –Tengo consulta. Nos vemos después.

-Claro.

Ahí finalizo mi cita con mamá.

Al día siguiente invite a comer a mi hermanito pero fuera del restaurante. Me obligo a que lo llevara al bufet brasileño. Comimos a reventar y lo regrese a su casa. Aun tenía tiempo de supervisar el cierre. A penas entre y Eliza se acerco.

-Sam, vinieron unos tipos a buscar a tu hermana. Se veían con mala actitud y también preguntaron por Dom.

-¿Cómo eran?

-Grandes, mala actitud. Ya te dije.

No le dije mas y regrese por donde venia. Subí al auto y me fui con urgencia a mi casa. Llego buscando a Dom por todas partes pero no la encuentro. ¿Cocina? No, ¿recámara? No, ¿sala? No, ¿patio? No. Comenzaba a desesperarme pero sentí un gran alivio al escuchar pasos en su recamara. Entro y estaba saliendo del baño.

-Haces mucho ruido, Samuelita.

Corrí y la estreche entre mis brazos con felicidad.

-Menos mal que estas bien.

-¿Por qué?

-Unos tipos fueron a buscarte y también preguntaron por Annie.

-¿Los viste? -. Sentí como su cuerpo se tenso.

Escuchamos el timbre y gruñidos de Pelusa.

-Toma a la perra y llévala al patio. Tal vez las cosas se pongan un poco feas.

Hice lo que me ordeno y la seguí al recibidor. Estaba acompañada por dos tipos enormes y una mujer.

-¿Samantha? -. Pregunto uno de ellos.

-¿Si?

Tomaron a Dom del brazo y a mi me cargaron como muñequita para subirnos a una Suburban color negro.

Pusieron el vehículo en marcha y permanecimos calladas. Me encontraba asustadísima en ese momento que casi me vomito encima. Uno de ellos me dio una bolsa de plástico por si las dudas. Realmente tenían mala actitud.

Finalmente llegamos a no-se-donde y nos obligaron a bajar.

-El jefe quiere verte. No esta muy de buenas.

Entramos a una bodega enorme en un lugar que no conocía.

-¿Dónde estamos? -. Pregunte.

-Limítate a no decir nada. No importa lo que te pregunten, déjame todo el trabajo.

Ahora si, oficialmente me vomite encima. No tan encima porque ladee la cabeza hacia un lado pero a fin de cuentas, vomite.

Hola otra vez, hasta aqui el capitulo de ahora y muchas gracias por leer y seguir la serie. Las cosas comenzaran a complicarse un poquito pero ya estamos cerca del desenlace. Nos leemos luego y gracias por sus comentarios.