La Brujita
Aventuras de una aspirante a bruja.
La Brujita
Sarah era y es una chica muy bonita de 17 años, morena, de pelo corto y oscuro y un cuerpo adolescente muy apetecible y deseado por compañeros de instituto, hombres e incluso profesores. En muchos sentidos era una chica normal, alegre y extrovertida, vestía bien, le gusta los chicos, tiene los mismos ídolos que otras chicas de su edad, es buena estudiante pero hay algo en lo que es especial, algo que lo separa de una chica convencional: es aprendiz de bruja. Y no entendáis bruja como la típica chica buscona, calienta-braguetas o manipuladora sino una auténtica bruja, de las que hacen hechizos y conjuros mágicos, que tienen poder para invocar espíritus y dominar la mente humana.
A decir verdad, ella todavía no podía hacer nada de eso. Su estudio se había iniciado hace poquito. Es joven para controlar todos esos poderes y todavía estaba despertando su poder interior al menos eso es lo que le decía su "maestra", y hasta que no despertara de todo su poder interior, no empezaría a aprender el arte de la brujería. Por eso, ese día concretamente estaba en casa de su maestra, quien se autollamaba "Alba Oscura". Sarah no conocía su verdadero nombre, ni tampoco a nadie que lo supiese, así que era todo un misterio.
Recorrió la casa maravillándose una vez más de lo fascinante que era el lugar. Combinaba perfectamente la decoración más tradicional con lo más vanguardista, más propio de una burguesa acomodada o de buen vivir que de una mujer como era Alba. "Para guardar las apariencias", pensó Sarah.
Y allí estaba ella, "Alba Oscura". Una mujer increíble de medidas perfectas, pelo largo azabache que caía simétricamente a ambos lados de sus hombros. Algo más alta que la propia Sarah y piel bastante más pálida de lo que es habitual por esas latitudes, como si fuera de porcelana, sin embargo, lo más fascinante eran los ojos verdes como esmeraldas y ligeramente rasgados que lucia, lo que le daba una sensualidad difícil de cuantificar. Hoy vestía una vaporosa túnica blanca y a tenor de lo que se podía observar y de cómo se ceñía y marcaba al cuerpo, era lo único que llevaba encima.
Si Sarah hubiera sido un hombre hace ya tiempo que se hubiese rendido a sus encantos era incluso difícil no rendirse a ella siendo mujer
Alba la acompañó hasta el comedor de la casa, después de darle la bienvenida, dominada por una gran mesa y alrededor de esta varias sillas de exquisito gusto. Se sentaron cara a cara y durante unos segundos Sarah notó como esos ojos verdes escrutaban las intimidades de su alma.
¿Sabes porque estas aquí?- Habló al fin.
No maestra, y es algo que me tiene intrigada- Estaba claro que la pregunta era meramente retórica, porque no tenía ni idea de lo que hacía allí en un día que no le correspondía.
Verás- seguía sin apartar su mirada- hoy es un día muy especial y mágico. Un día que puede marcar tu verdadero inicio en la mágia.
A Sarah se le iluminó la cara de felicidad. Por fin iba a aprender de verdad.
Hoy es Solsticio de verano- siguió explicando- un día especial ya de por si pero que este año marcado por la luna llena con lo cual se convierte en un día fuera de lo común, algo que sucede raramente.
¿Y que tiene que ver eso conmigo? ¿Que debo hacer para que sea especial para mí?- la interrogó impaciente Sarah.
¿Estas dispuesta a hacer lo que sea?. Noto un gran talento en ti y sería una pena que se desperdiciara esta oportunidad quizás debería compartirlo con Inés
Inés era la otra pupila que había tomado Alba Oscura bajo su protección, y Sarah la aborrecía. Opinaba que era pija, presumida, soberbia y demasiado creída. Estaba clarísimo que la estaba presionando para que terminara de decidirse y que dijera que sí.
- ¡No, no! Estoy dispuesta a hacer lo que sea- "con tal de que Inés no se aprovechara de las circunstancias" debió añadir, pero no se atrevió, hubiera sido demasiado descarado.
Alba la miró sonriendo, irónicamente. Sarah se dio perfectamente cuenta que ella conocía la aversión que existía entre ambas, y la forma de decirle que podía contar con que haría lo que fuera aún la delataba más. Luego se puso seria y continuo.
Es algo bastante embarazoso. Te estoy avisando, luego no podrías echarte atrás.
Ya se lo dije maestra, puede contar conmigo para lo que sea- estaba ya más que decidida.
Muy bien tendrás que beber la simiente de un hombre mientras dure esta noche la luna llena- dijo de forma tajante.
¿si simi simiente?- titubeó sorprendida. Aunque sabía perfectamente a que se refería. Realmente tenía razón era algo bastante embarazoso incluso se quedaba corta.
La bruja se levanto de su asiento, dio la vuelta a la mesa y se situó a la espalda de nuestra protagonista evidentemente turbada y con muchos nervios por la situación e inclinándose le susurró al oído:
Ya sabes lo que quiero decir mi dulce niña- luego sin disimulos aspiro el perfume del cuello de Sarah poniéndola aun más nerviosa y a la vez algo excitada.
¿Y bien?- insistió Alba- ¿Lo harás?
Sarah notó perfectamente como el calor empezaba a invadirla, como su sexo empezaba a latir suavemente. Su mente se vio bombardeada de imágenes eróticas de felaciones y suculentas vergas erectas por el deseo y movidas por la búsqueda del placer.
- Además- continuó hablando para tranquilizarla. Eres muy bonita, no tiene porque ser algo desagradable seguro que puedes escoger el hombre que más te guste
"Tiene razón" pensó Sarah. "Los tíos babosean continuamente por mí. No será difícil encontrar un chico buenorro que se deje hacer lo que yo quiera.
- y seguro que ya has tenido otras experiencias antes- Sarah se ruborizó. Alba Oscura había dado en el clavo. Había tenido varios novios y otros rollos antes y había hecho prácticamente de todo.
Si, lo haré- dijo más tranquila y segura de si misma. Después de todo no era algo tan inusual coger un chico que estuviera bien, llevarlo a un sitio o zona discreta y tomar prestado algo de su "simiente" no es tan terrible .¿Qué chico en este mundo se negaría?.
Así me gusta, estaba segura que no me equivocaba contigo- en su voz se detectaba algo de orgullo- y cambiando de tema ¿estás completamente depilada?, ya sabes que debes estarlo perfectamente.
verá - dudó por unos segundos decirle la verdad avergonzada- hace algún tiempo que no me afeito el pubis ni la zona genital.
Alba negó con la cabeza fingiendo algo de disgusto de forma divertida antes los esfuerzos de la chica por decirle la verdad.
Eso habrá que arreglarlo ahora mi niña.
¿Aquí? ¿Ahora?, pe pero -titubeó.
Nada de peros, yo misma te afeitaré el pubis ven, sígueme.
Alba cogió de la mano a Sarah y la hizo seguir hasta la salita, donde había un cómodo sillón.
Siéntate aquí y espérame un momento- Sarah la vio alejarse mientras hacía lo que le había pedido. Se sentó en el sillón y esperó. Al minuto volvió con unas toallas, crema de afeitar, agua, una esponja, una cuchilla y varias maquinillas.
Quítate los pantalones y las braguitas y siéntate en el borde del sillón- pidió mas que ordenó.
Sarah se incorporó y se quitó las zapatillas de deporte y las prendas. Mientras hacía esto, vio como Alba colocaba una toalla en el asiento del sillón "seguramente para no mancharlo de jabón".
La situación era bastante rara y a la vez morbosa. Ella sentada en el borde del sillón con el cuerpo apoyado en el respaldo y desnuda de cintura para abajo, enseñaba el sexo en su plenitud a su maestra. Notó otra vez como su agujerito volvía a latir y los pezones se le ponían como dos puntas de lanza, apretándose contra el sujetador que era fino y veraniego, con lo cual le podía delatar peligrosamente.
Alba se postró a sus pies y extendió la crema por todo el pubis. Estaba fría pero ya se había acostumbrado, casi era un alivio ante el ardor que empezaba a sentir. Desde que estaba bajo la tutela de Alba, la obligaba a depilarse con regularidad.
Con cuidado pero a la vez de forma decidida fue rasurando todo el monte de Venus y el coñito de su alumna hasta el último rincón.
Realmente Sarah se estaba empezando a poner cachonda, el frío del acero avanzando por su piel le excitaba hasta tal punto que sin medir sus palabras le preguntó a Alba llena de confianza:
¿También pasastes por lo de la luna llena?- La había tuteado sin ni siquiera haberse dado cuenta.
Sí- Fue su breve contestación- esto ya esta.
Cogió la esponja y limpio los restos de jabón. El agua tibia se deslizó por los pliegues de su deliciosa concha y sus labios vaginales, ahora como el culito de un bebe. No pudo reprimir un apagado gemido al sentirlo, ni tampoco un leve movimiento de caderas.
Pudo comprobar como Alba la miraba entre divertida, curiosa y picara, como cuando un depredador esta jugando con su víctima. Sonrió y le tocó su sexo con la mano, paseándola, arriba y abajo, tocando con las yemas de los dedos el borde de la piel del coño y llevando hasta el cerebro de la chica mil y una sensaciones increíbles.
- ¿Lo ves?- dijo- ahora lo tienes suave y muy deseable- su voz había cambiado a un tono entre sensual y lujurioso, también se estaba excitando- así tu olor llegará al macho que elijas con más claridad y fuerza, dominándolo.
Sin quitar la mano de donde la tenía, martirizando a una pobre Sarah que estaba aguantando los impulsos de masturbarse allí mismo y de exteriorizar sus gemidos. Alba se incorporó volviendo a susurrarle al oído:
Antes me has preguntado si pase por lo mismo que pasaras hoy tu esta noche ¿quieres que te cuente que pasó?- Un dedo empezaba a jugar peligrosamente en el borde de la abertura.
si mmmmm me encantaría saberlo- se humedecía a pasos agigantados, una capa de rocío cubría su delicada piel recién liberada de vello púbico. No sabía bien lo que pasaba, nunca se le había ocurrido estar o desear estar con una mujer, pero estaba sucediendo y disfrutándolo. No quería que parara, sus mejillas sonrosadas ardían.
Fue hace 16 años, con un tío mío 20 años mayor que yo- Su voz más ronca que antes también denotaba cierto abandono, como si estuvieran compartiendo el mismo placer.
Fue muy placentero- continuó- sobretodo para el- un dedo se deslizo al fin dentro de ella- no todos los días se la chupa una colegiala de 16 años a un hombre maduro- dijo con ironía mientras pequeños ronroneos surgían de la garganta de la chica sin poderlos reprimir- Tenía una polla muy grande y sobretodo muy muy gorda- el dedo empezó a entrar y salir- Me costó mucho tragármela toda- Pequeñas gotitas de sudor se deslizaban por el cuello hasta perderse entre sus pequeños pechos buscando llegar hasta el ombligo o más abajo- y unos testículos que parecían más propios de un toro que de un hombre- Se sentía completamente empapada, otro dedo se unió al intruso- y cuando se corrió mmmmmmm una, dos, tres, cuatro veces fue algo interminable, estuvo descargando una eternidad- ya no se contuvo más y movió las caderas descaradamente buscando que esos dedos mágicos penetraran más y más y más en ella. Los pezones parecían apunto de romper la tela que los envolvía.
De pronto sacó los dedos llenos de jugo para decepción de Sarah que se aproximaba al orgasmo, y los chupó ruidosamente, degustándolos.
- ¡Oh!- exclamó Alba juguetona, - no te puedes ir así. El deseo puede hacerte fracasar esta noche y terminar haciendo el amor y eso no puedo permitirlo.
Fue bajando lentamente, oliendo todo el cuerpo de la adolescente, rozando con la punta de la nariz cada milímetro de la epidermis, pasando deliberadamente las manos por zonas clave, los labios, los pechos, el borde de los pezones, las caderas, el ombligo hasta que llegó a la altura de la dulce cueva de Sarah, húmeda, completamente mojado, irradiando calor, con el clítoris sobresaliendo palpitante, deseoso de atenciones.
- Tranquila mi niña, yo te ayudaré- Ahora la voz delataba ansiedad y los ojos de Sarah mezcla de expectación e impaciencia. Estaba cubierta de sudor y el pelo enmarañado en la cara, pero eso no importaba ahora, solo importaba alcanzar el orgasmo de forma brutal y rápida.
Cuando la lengua se hundió en ella, Sarah arqueó la espalda de placer. Primero fueron lengüetazos largos y deliberadamente eternos para ir poco a poco acelerando el ritmo. Separó los labios con los dedos y profundizó mucho más, lamiendo voraz y ansiosamente. Sarah cerró los ojos, los gemidos se convirtieron en gritos de placer, su respiración se aceleró hasta el limite.
- Así mi niña, así- dijo sacando la boca de aquel horno- ¡desahógate!.
El clímax llegó cuando Alba, abandonó aquel precioso tesoro para enroscar la lengua con mortal precisión en el clítoris, con pequeños golpecitos de abajo a arriba, utilizando toda la capacidad de su músculo rosado. Sarah apretó sus pechos casi con violencia, estrujando los pezones por encima de la ropa con los pulgares.
El orgasmo llegó en oleadas de placer, recorriendo toda su columna, y se corrió, se corrió, se corrió, llenando con sus jugos la sabia boca de su maestra y la cara de esta Un último azote de placer recorrió su cuerpo haciéndola temblar antes de caer bruscamente en el sillón
Alba se levantó feliz y contemplándola unos segundos mientras veía como Sarah volvía a la realidad y su respiración se normalizaba. Le dio un beso en la frente
- Ahora mi dulce niña, cumple con tu cometido, las palabras que tendrás que pronunciar después de haber cumplido la misión son
¿Continuará?
Para cualquier crítica no dudéis en escribirme.