La brisa 3
Aquí tenemos la tercera parte sobre nuestra protagonista, a ver qué cosas le deperaran.
Me limpie el sudor de la frente, me encontraba en el gimnasio pero mi mente seguía en la conversación que había mantenido con el abogado. Suspiré con fuerza.
“ No quiero vender, así de fácil” conteste con fuerza.
“ Relájese señorita Philips, piénselo bien, es una buena cifra.” Sonrío, dejando ver sus dientes blancos. “ Podrá vivir bien durante unos años o volver a Denver, seguro que lo hecha de menos”.
Abrí los ojos horrorizada. “ ¿Cómo sabe usted que vengo de Denver?”
Levantó las manos sin dejar de sonreír, “ Pueblo no es tan grande, señorita Philips, además la gente habla mucho y también nos gusta saber con quién negociamos, para mantener los problemas de lado”, término de decir a la vez que me tendía el informe de compra.
“ Repito, no venderé”, me levanté dejando el café en frío sin apenas haberlo probado gracias al gran nudo que tenía en la garganta. “ Pase usted buen día”.
Se levanto también a la vez que me ofrecía la tarjeta de su oficina. “ Piénselo, le dejo mi numero de teléfono de la oficina. Hagamos esto por las buenas señorita Philips”.
“ ¿Me está amenazando? “ Pregunté enfadada e indignada, arrugué con fuerza la tarjeta.
Odiaba ya su sonrisa falsa. “ Como cree señorita, no, solo queremos negociar con usted, piénselo bien”.
No voy a vender, pensé bajando de la bici. Seguía dándole vueltas al asunto que no la vi entrar, hasta que pasó a mi lado y pude sentir aquella suave brisa que dejaba su aroma. Tenía la mandíbula casi dislocada, cerré la boca. Ay madre! Se estaba acercando.... “ Hola, soy Lilian, ¿nos conocemos?”. Me estaba hablando a mí!
No es que fuese fea pero me consideraba una chica bastante normal, no llamaba la atención, lo cual agradecía, a pesar de mi 1,70, mis grandes ojos marrones, los mismos que mi madre y el pelo castaño con varios destellos dorados, quizás algo atractiva.
“ Ho... Hola... Cristina” tartamudee nerviosa “ ósea mi nombre es Cristina, Cris para mis amigos y para ti ” ¿Había dicho yo eso? Oh dios! No era para nada atrevida, así que me sorprendí de mí misma. Sonrió dejándome aún más embobada de lo que estaba, dejando ver su implacable dentadura colgate y sus ojos azules brillaron graciosos.
“Creo recordar haberte visto por aquí, justamente casi llevándome por delante” Su sonrisa ahora más que gracioso era hasta algo coqueta.
Lo recuerda!! Me sonrojé por el hecho de que se acordase de mí o de mis pies patosos.
“ Siento mucho lo del otro día, no fue mi mejor día” , sentía una gota de sudor bajar por mi espalda, no era por el ejercicio realizado, la causa tenía nombre y un buen par de pechos. Deja de mirarla así Cris! Llevaba un top que se ajustaba a sus pechos perfectos dejando a la vista su abdomen algo marcado, a juego con sus pantalones cortos y sus deportivas. Respira, respira....
“ No te preocupes, todos tenemos malos días”. Se recogió el pelo en una coleta. No podía dejar de mirarla. “Quizás puedas invitarme a tomar algo, por lo que veo has terminado, no?”
“ No, ósea, sí, me refiero a que me encantaría invitarte a lo que sea” conteste rápidamente sin dejar de gesticular con las manos, nerviosa. “ Podría esperarte, una ducha y listo, estaré fuera, no me importa esperar”. Quería seguir mirando esos ojos azules, y por qué no, conocerla. Mi gaydar no está tan oxidado como creía, había pasado un tiempo desde mi última “relación” en Denver.
“Perfecto, me escapare antes. No quiero hacerte esperar mucho”. Me guiñó el ojo y se giró hacia la puerta de entrada hacia la clase de TRX que tocaba. Normal que estuviese ese cuerpazo. Recuerdo la primera y única vez que participe en una clase así, me dolieron músculos que no conocía por bastantes días.
“ Nos vemos entonces”. Me quede ahí parada, mirando la puerta cerrada aún en duda de lo que había pasado. Toma!! Alcé el puño en alto sin dejar de sonreír. No me lo creía. Tenía que ducharme y sobre todo llamar a Valentina para que se quedase un par de horas más en la tienda. Sabia que me mataría cuando me tuviese a mano, la pobre llevaba varias semanas metiendo más horas de las que tenía, sobre todo con una carrera en proceso.
Mire el escaparate por cuarta vez, nerviosa, atacada. Relájate Cris, así la asustaras.
Estaba en frente del gimnasio, observando a la gente que salía. Mire el cielo despejado, aunque faltaban pocas horas de luz. La vi salir, mirando en busca de alguien, sonreí, ese alguien era yo. Alcé la mano para llamar su atención.
“ Al final te invitaré yo simplemente por hacerte esperar”. Desprendía una mezcla de limpio y su suave perfume. “ ¿ A donde te gustaría ir?” Me pregunto curiosa.
Perdonad la demora. La vida real es complicada y el tiempo aún más.
El siguiente capítulo, con el que ya estoy, será mucho más largo.
Gracias por leer y sobre todo por comentar.