La brisa 2
Un escrito bastante rápido. El tiempo es oro. ;) Siento de ante mano las faltas que puedan haber.
Era la hora de despertar, lo sabía, sobre todo por el sonido de la alarma del móvil. Me desperece en la cama, aún sin abrir los ojos, pensando en la reunión que tenía dentro de dos horas. Mi futuro, dependía de aquella cita. Me tumbe de espaldas a la vez que apartaba el cabello desordenado de la cara sin dejar de pensar en ello, en la floristería de mi madre, y que ahora me pertenecía a mi tras su muerte. No podía perder lo único que me queda de ella pero también sabía que estaba a un paso de ello. Cerré los ojos con fuerza, intentando mantener lo que tanto evite desde su muerte, mi caída.
Salí de casa apresurada, entre la ducha que me llevo más tiempo de lo esperado y el desayuno a medio acabar. Sonreí ante el sol, "menos mal que tiempo está de mi parte" pensé a la vez que cruzaba el paso de peatones a toda prisa.
Recorrí la calle que conocía tan bien pues llevaba directamente a mi establecimiento, tenía que hablar con Valentina, mi ayudante en la floristería, antes de ir a la reunión que tenía con el abogado de los Sutton, dueños de casi todo Pueblo, Colorado. Una familia bastante adinerada, lo poco que sabía era que la familia se había hecho de oro por sus antepasados, tras la persecución de dicho mineral, pocos sobrevivieron a la fiebre del oro.
Y también por lo que sabía que era que estaban comprando todos los inmuebles de la zona, o al menos intentándolo, pero quién se iba a negar a tal suma de dinero, sí no que se le pregunten a Michael, vendió su tienda de comestibles ante la primera oferta, aunque ese desgraciado vendería su propia alma por unos pocos dólares. Un hombre bastante regordete con una calva bastante brillante, no, no era por que la cuidase siempre más bien estaba cubierta por una capa de grasa, hice mueca de asco al pensarlo. Tuvimos un encontronazo, lo tenía de vecino, justo enfrente de la floristería, era lo único bueno que habían hecho los Sutton,quitármelo de en medio, viejo baboso. Agite la cabeza suavemente, despejando la mente, mientras bajaba el ritmo de mis pasos. La floristería la tenía bastante cerca del departamento, lo que me permitía ir caminando. Observe la tienda desde fuera, estaba justo en la esquina de la calle, se podía ver perfectamente todo el interior a través del cristal, el acabado madera color azul claro que tenía por fuera le daba un aire bastante fresco y limpio, a parte de las flores y plantas que teníamos expuesto fuera, que le daban aún más vida, color y la suave mezcla de olores.
Buenos días Vale - dije a la vez que entraba - ¿ Como estás?.
Buenos días jefa, estaba bien hasta hace un rato, sabes muy bien que no me gusta que me digan Vale -.
Sonreí ante la queja, - y a mi tampoco que me digan jefa-, conocía a la muchacha desde que la contrate, 9 meses atrás.
He venido por algunos papeles que me deje en el despacho, hoy tengo la reunión, recuerdas? -, dejo de ordenar las macetas que nos habían llegado para mirarme con esos ojos tan expresivos. Sabía que Valentina dependía de este trabajo, por lo que a fin de cuentas, nos afectaba a ambas sí algo pasase.
No pueden obligarte a vender Cris, esto te pertenece por completo, así que ve a por ellos!
Sí, soy Cris, para los amigos, Cristina Philips para los Sutton. Sentía ya cierta acidez en el estómago mientras cogía el informe, sabía que eran los nervios, el miedo. Salí de ahí agradeciendo a Valentina por su ánimo. Respire hondo y seguí mi camino hacia el Daniel's Coffee. Me sorprendió bastante que me citase al bar, aunque quién se podía resistir al mejor café y pastel de piña de la ciudad, ni si quiera el estirado del abogado de los Sutton, eso es Pueblo, a pesar de sus 106.427 habitantes, lo consideraba un pueblo, tras venir de la gran ciudad de Denver, me encantaba vivir allí, pero con la pérdida de mi madre, tenía que hacerme cargo de ello...... “Suspire con fuerza”.
Tenía que descargar todo este estrés y la mejor manera era ir al gimnasio, "sonreí" al pensar en ella, vaya morenaza, al menos me ayudaba olvidar ciertas cosas, mientras la espiaba. Sabía que tenía que concentrarme en el asunto de los Sutton y dejar las hormonas de lado, por ahora.
Gracias a aquell@s los que os habeis tomado un tiempo de vuestra vida a leer y comentar.
Un saludo.
Beth.S.