La boda

Las bodas, al margen de acompañar a la pareja en ese día tan feliz, tienen para mí sentimientos encontrados...

Las bodas, al margen de acompañar a la pareja en ese día tan feliz, tienen para mí sentimientos encontrados por un lado me parecen una pesadez donde encima con el regalo gastas un dinero que cuesta mucho obtener, por otro estas deseando ver que personal femenino acude y si algo se puede catar. Lo cierto es que a pesar de la primera premisa uno termina pasándolo bien aunque la segunda condición no se cumpla, y es que hay bodas y bodas.

Hace un par de meses acudí como testigo a una de un amigo, por parte de la novia acudía una chica hermosa a la que conocía de verla en alguna que otra ocasión resultándome algo simpática y encantadora. Cuando la volví a ver había cambiado algo, tenía algunos kilitos de más aunque bien repartidos, continuaba siendo morbosa y atrayente. Rondará la treintena, atrayente, boca un poco grande, estatura media, rubia y con ojos negros, los kilos que había cogido la habían ayudado a tener más pecho, vestía con falda vaquera corta y una camisa de tirantas para sofocar el calor que empezaba a hacer por aquellas fechas.

Una vez que terminamos fuimos a tomar algo, la pareja y nosotros dos, sentándonos en un alrededor de una mesa baja. Charlábamos de cosas insignificantes, por supuesto de la inmediata boda con sus correspondientes bromas. Yo la tenía frente a mí, cada vez que cruzaba las piernas al tiempo que se le subía la falda me dejaba ver sus buenos muslos y sus breves bragas celestes mientras no me perdía de vista, cada vez que conversábamos se tocaba y rascaba las piernas desde la mitad del muslo hacia abajo inclinándose en numerosas ocasiones enseñándome el escote. Era muy sensual, me ponía a mil y llegué a pensar que pretendía algo conmigo.

El día de la boda la vi del brazo de su novio, con taconazos negros y un traje corto de color rosa con escote palabra de honor dejando apreciar convenientemente su buen busto. Pasaron las horas, y fue en el momento del convite, bien avanzado en el instante de las copas cuando se desmarcó un tanto de su pareja y algo entonadilla se me acercó para terminar sugiriéndose, me parecía muy directa y lanzada poniéndome una cara de vicio que a decir verdad me ponía. Me mantenía firme pero cada vez me subía más la lívido y le propuse ir a la sala del banquete que se servía justo al lado, -y es que el local era de esos donde hay varias salas para celebraciones- y podríamos conversar más tranquilos así como pasar más desapercibidos, optamos por ello y agarrándome de brazo entramos en otra salón donde se celebraba otra boda, por fortuna  no conocíamos a nadie de los invitados.

Al final, tras varias copas de la barra libre, cantó la gallina y quería follar conmigo, estaba cachondísima, me enseñó un condón que llevaba para hacerlo con su novio y como pasaba de ella prefiriendo otras compañías buscaba a otro para sustituirlo, estaba harta de escuchar hablar de fútbol y de otras cosas que no le gustaban ni entendía… “yo solo entiendo de sexo y quiero hacerlo ahora mismo…quiero follar…” , “follo muy bien, soy muy, muy puta, ya lo verás si te decides… ¿o es que eres gay…?” me sugería al oído alentándome pasándome una rodilla por la polla ya algo erecta. Observándola y escuchándola con la risa tonta de quién tiene unas copitas, tal como discurría la noche la opción era más que tentadora, sentía cada vez más deseo de atrapar aquellas tetas, nadie tenía porqué enterarse al fin y al cabo ella tenía más que perder que yo, por lo demás aprovechando que el alcohol hacía un poco de mella resolví tomarla por la cintura y dirigirnos a los lavabos para follarla tal como me pedía.

Una vez dentro afortunadamente no había nadie, buscamos un compartimento y una vez en su interior comencé a comerle la boca frenéticamente hasta la campanilla sujetándole y levantándole las nalgas, le bajé el palabra de honor y cayeron ante mis ojos dos grandes tetas de aproximadamente 100 de talla con grandes aureolas y pezonazos rosados duros ya empitonados. Apresuradamente llevo su mano a mi entrepierna y bajó la bragueta del traje para extraer el empinado pene empezando a masajearlo sin miramientos con una de sus manos, abajo-arriba, arriba-abajo, abajo-arriba, arriba-abajo, abajo-arriba, arriba-abajo … y así sucesivamente, yo jadeaba aceleradamente, era tal el gusto que sentía en el cuerpo por la paja que aproveché para centrarme en las tetorras, las lamía, mordisqueaba, sobaba, pellizcaba, magreaba y apretaba, llegando a estrujarlas uniendo los pezones para lamerlos y meterlos juntos en mi boca. Me masturbó con tanto ardor que terminé corriéndome en sus manos.

Sentado en el wáter, me colocó el preservativo, se echó el vestido hacia arriba y comiéndome con la vista contoneándose se sentó a horcajadas frente a mí, acogiendo felizmente en su interior el miembro que tanto ansiaba apartando la diminuta tela de su tanguita blanco, gobernaba la situación moviéndose despacito en círculos poniéndome las tetas en la cara con lo que aproveché para volverlas a mordisquear y a relamerle todo, especialmente los grandiosos pezones en punta duros como una piedra, mientras mi polla entraba y salía suavemente de su humedecida vagina, pronto le llegó el orgasmo, yo no acabé cuando se levantó y colocándose de espaldas inclinó su cuerpo mostrándome el culo, ante esta provocativa invitación me levante, le pasé la mano por la abertura pellizcándole la entrada de su vagina, y sosteniéndola por las caderas y las nalgas le di bien un rato por el depilado coño que era lo que más me apetecía moviéndome a la vez que ella hacia adelante y hacia atrás aumentando cada vez más la intensidad de las embestidas, para calentarla más de lo que estaba le recordaba que era lo que quería, para lo que me había buscado, “¿no querías que te follasé?, pues aquí tienes, toma y saborea mi polla, ¡trágala bien por el coño!...se que te gusta… guarra…”, “ya veo lo puta que eres, abierta de patas en un lavabo follando con otro a pocos metros de tu novio… ”, le apuntaba a la vez que gemía y gritaba excitadísima. Estarían escuchando fuera pero seguíamos a lo nuestro sin importarnos.

Esta situación nos puso como una moto hasta el punto de desembarazarse de mi verga, sabedora de que tenía que eyacular muy pronto me obligó a sentarme quitándome el condón con la boca, “te dije que soy muy puta…putísima…” apuntó e inclinándose hacia adelante acomodó mi empinada y dura tranca entre sus tetas realizándome una cubana inolvidable amasándose los pechos por mi parte no esperaba su reacción, estaba en la gloria, a la vez que me masturbaba con sus pechos manoseé y recorrí los muslos introduciéndole varios dedos en la vagina masturbándola al mismo tiempo logrando correrse de nuevo chorreándole el flujo vaginal por la pierna. Era cuestión de tiempo, me fui manando como una fuente entre sus tetas y su cara tragándose el semen tras meterse el nabo en la bocaza para acto seguido sacarlo y relamérmelo con mucha lujuria.  Al consumar la faena se sentó a orinar y viéndome el crecido miembro volvió a masturbarme, escuchando el chorrear de sus orines me excité tanto que volví a correrme entre sus manos.

Al salir, había dos hombres jóvenes fuera, masturbándose con solo escuchar los jadeos y gemidos que habíamos emitido, sabían que habíamos follado, lejos de sonrojarse continuó calentándolos levantándose el vestido enseñándoles las piernas y la ropa interior pasándose un dedo por la raja intensificando el ritmo de las pajas de cada individuo. Ver y escuchar aquella escena tan vulgar me volvió a calentar la entrepierna empalmándome de nuevo.

Finalmente salimos de los lavabos y por separados volvimos a nuestro salón sin que nadie nos hubiese echado de menos…