La boda de la prima de mi mujer
Historia real que nos sucedió en la boda de la prima
Mi nombre es Javier, mido 1,76 soy de complexión delgada, mi mujer se llama Elena, mide 1,61 y también es delgada, ella utiliza una talla 85 de pecho puesto que sus tetas no son muy grandes, pero parecen un par de melocotones que están para comérselos al igual que su culo, un culo que te incita a cogerlo con las manos y sobarlo sin parar, sus pezones son rosados y no muy grandes pero deliciosos a la vista, ambos somos morenos de pelo y tenemos 35 años, llevamos más de 15 años juntos y cada día que pasa la quiero más, me vuelve loco y me pone cachondo, muy cachondo y por eso os voy a contar una situación real que nos pasó.
Era sábado por la mañana y nos desplazamos junto a mis suegros y mis cuñados para asistir a la boda de la prima de mi mujer, la boda se celebraba a media tarde y el banquete era por la noche.
Llegamos al destino y fuimos a casa de los tíos de Elena para dejar nuestras maletas puesto que allí nos íbamos a quedar a dormir después de la boda, tras los saludos correspondientes nos dirigimos a nuestra habitación para vestirnos con los trajes de gala para la ceremonia, yo un traje negro y una camisa blanca y mi mujer un vestido negro y dorado que le llegaba hasta mitad de los muslos, la verdad que estaba preciosa.
Una vez acabada la ceremonia nos fuimos al restaurante, nada más entrar tenía una barra de bar grande, a su izquierda estaba el comedor y al final del comedor había una puerta pequeña por la que se accedía a una pista de baile donde estaba la discoteca.
Durante la cena y entre charla y charla no parábamos de tomar vino, hasta el momento en el que pasamos todos a la discoteca, allí había una bar pequeño donde disponíamos de barra libre, bebimos cubatas uno tras otro, y el alcohol empezaba a haces mella en nosotros, bailamos pegados, rozándonos y besándonos, estábamos calentísimos y empezábamos a sobarnos con muchísimo disimulo puesto que estábamos rodeados de familiares y amigos.
Yo le sobaba el culo y ella me lo restregaba contra mi polla, la notaba dura, de vez en cuando con su mano me acariciaba el pene por encima del pantalón.
Estábamos bailando en grupo todos juntos y en un momento le hice un gesto con la cabeza a mi mujer para que me siguiera, inmediatamente salí de la pista de baile.
Ella me persiguió y me pregunto que donde iba, yo simplemente le dije que me acompañara, Elena así lo hizo, pasamos por la barra de la entrada donde había una camarera y dos parejas que no eran de la boda, y cruzamos hasta la zona de los baños.
- Te quiero follar – le dije
- Ni hablar, no ves que está mi familia y nos pueden pillar- contesto Elena.
- Venga, que nadie se dará cuenta – insistí
- Estás loco, aquí no, ni de coña - sentenció
Le cogí de la mano y nos metimos en el lavabo de las chicas, una vez dentro nos introducimos en un baño con puerta y empecé a besarla, le fui levantando la falda poco a poco a pesar de que ella ponía algo de resistencia.
Fui subiendo la mano por el muslo hasta llegar a su tanga el cual estaba totalmente empapado, la mire a los ojos y ella con una sonrisa en la boca me dijo que ella estaba cachonda también, sin dudarlo le subí la falda hasta la cintura, me puse de rodillas, le quite el tanga y me lo guarde en el bolsillo.
Puse a mi mujer de pie encima del wáter y le empecé a comer el coño, ella me apretaba fuerte la cabeza contra su vagina mientras yo trabajaba con la lengua su clítoris y jugaba con sus fluidos.
Tras unos minutos me incorpore, le desabroché la parte de arriba del vestido y le quite el sujetador, sus tetas quedaron al aire justo frente a mi boca, comencé a pasarle la lengua por sus pezones, se los mordía y chupaba con fuerza, a la vez que penetraba su coño con dos dedos, vaya placer, sobre todo cuando la miraba, veía su cara de gozo y escuchaba sus leves gemidos.
Elena se bajó del wáter y dirigió sus manos a mi bragueta, me la bajó, sacó mi polla que estaba dura y empezó a acariciármela con la mano, yo estaba cardiaco, deseaba descargar mi leche sobre ella inmediatamente, pero la muy cabrona viéndome desesperado, se lo tomaba con calma para hacerme sufrir más.
-¿tienes ganas de correrte? Me preguntaba ella con una sonrisa pícara mientras seguía pajeando mi polla con su mano.
-Ya sabes que sí, estoy a reventar, en ese momento soltó mi polla, y dirigió sus manos al botón de mi pantalón, me lo desabrochó y me los bajó hasta los tobillos junto a mis calzoncillos.
La cogí a pulso mientras ella se agarró a mi cuello, puse la punta de mi pene en su coño y sin ningún esfuerzo entró hasta el fondo, todo ayudó, mi pene no es muy grande y sobretodo que la muy puta tenía todo el coño lleno de mis babas y de sus fluidos, vaya impresión en ese momento, su coño era como un horno, caliente, caliente, era una sensación de placer infinita.
Con mis dos manos agarre a mi mujer del culo y empecé a subirla y bajarla a un ritmo acelerado, yo quería correrme rapidamente y tampoco podíamos estar desaparecidos mucho tiempo, pero ella no tenía la misma idea, me besaba la boca y me decía a la oreja que fuera despacio que quería seguir gozando, cuanto más me decía más cachondo me ponía.
Mis brazos ya no aguantaban más y apoye a mi mujer en el suelo, la puse mirando a la pared, donde ella apoyo las manos, le cogí de la cintura y volví a penetrar su conejo de forma brusca, ella gemía con más intensidad y yo le daba cada vez con más ansia, la muy zorra que al principio no quería, era ahora la que entre gemido y gemido me pedía más y más polla, mientras mi con una mano le cogía sus tetas, se las apretaba con rabia, de vez en cuando la giraba mínimamente para lamérselas pero sin dejar de follarme ese coño tan caliente que tenía.
Empecé a sentir como el coño de mi mujer empezaba a contraerse, señal inequívoca de que estaba a punto de correrse, su gran cantidad de fluidos resbalaban por mi polla hasta los huevos, yo seguía con mis embestidas, la penetraba con tal voracidad que mis pelotas chocaban contra su coño y comenzaban a dolerme.
Sus quejidos eran cada vez más intensos, sus movimientos más rápidos, de repente su coño apretó con fuerza mi pene, parecía que lo estaba estrangulando, sus piernas se doblaron involuntariamente y su grito de placer me indicaron claramente que Elena se había corrido, había llegado al orgasmo y su cara reflejaba placer, pero yo seguía penetrándola con un ritmo suave.
Para mi llegaba el momento, yo no podía aguantar más, le dije que me iba a correr ya, pero ella quiso joderme un poco más y en ese momento se despegó de mí.
-No quiero que te corras dentro de mi coño- me dijo
- estoy a punto de explotar - grité
-Hoy quiero tu leche dentro de mi boca – susurró Elena
se puso de cuclillas con sus piernas abiertas dejándome ver su coño penetrado por sus dedos y metió mi miembro en su boca, me la mamaba lentamente la zorra de ella para hacerme agonizar más todavía, me lamia desde la punta hasta los huevos, pero yo ya no aguantaba más y en un par de sacudidas le avise que me iba a correr y así fue, Elena abrió la boca, saco la lengua poniéndola en la punta de mi chorra mientras que con su mano me pajeaba, salió el primer chorro de semen que cayo en sus labios , los siguientes fueron a parar a su lengua.
¡¡¡Que corrida!!! Fue una sensación de placer y alivio a la vez, fue increíble.
Elena me miraba a la cara mientras con su lengua se limpiaba el semen de sus labios.
Cuando acabo de limpiarse volvimos a la fiesta y seguimos disfrutando un poco más de la noche.
Era la boda en la que más había disfrutado, que más podía pedir… pero la noche no terminó allí…
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