La boda
Que pasa si se visita a la novia antes de la ceremonia.
Tuve un montón de problemas para poder llegar a tiempo, Salí tarde de trabajar y luego pille trafico cuando ya estaba cerca.
Pero al final llegue al hotel donde se iba a celebrar la boda, y decidí subir a la habitación de la novia, para saludar y decir que ya había llegado.
Yolanda tenía en aquel entonces 22 años y estaba tremenda o eso dicen algunos. Nunca me había fijado mucho en esos detalles. Tenía el cabello largo, rubio y no excesivamente alta
Cuando llame a la puerta me la abrió muy alterada y me cogió de la mano y me hizo entrar muy deprisa.
- Perdona, Yoli quería darte las gracias y darte mi sobre.
- Está bien déjalo sobre la mesa. – Dijo mientras se ajustaba el vestido frente al espejo.
Vi que se encontraba muy agitada y caminaba excesivamente deprisa de un lado para el otro al que yo no me explicaba ya que quedaba una hora para el enlace.
Después de un rato se quedó parada pensativa luego me dirigió una mirada, se acercó a mí y cogiéndome las manos me dijo:
- Necesito pedirte un favor enorme.
Muy seguro de mí mismo asentí, daba por hecho cualquier cosa dado el día que era:
- Eso ni se pregunta, pues claro.
- Pero, por favor, esto no puede salir de aquí. – añadió Muy nerviosa.
- No te preocupes, y dime que necesitas.
Suspiro por un instante, permaneciendo pensativa un breve espacio de tiempo Para luego decirme:
- Necesito echar un polvo.
- ¿Cómo? – No daba crédito a lo que estaba escuchando.
- Estoy muy nerviosa por favor, lo necesito.
- Bueno está bien ¿pero?
- ¡Nada de peros, bájate los pantalones!
Yolanda Se levantó el vestido, y se dio la vuelta dejándome ver aquel maravilloso culo y sus braguitas blancas.
Se las aparte delicadamente, penetrándole su cálido coño bañado por sus deliciosos jugos comenzó a sobarse los pechos sobre el vestido, mientras yo la envestía salvajemente por detrás.
Soltaba unos gemidos brutales, mi temor era que nos pillaran debido al ruido que estaba haciendo.
Me encantaba ver como se movía y se agitaba como una gata en celo durante la penetración y pensar que en breve se iba a casar con otro me ponía más cachondo todavía. No ninguna duda de que Yolanda era una chica excitante.
- ¡Yolanda!, ¡me corro! ¿qué hago?
- No me manches, por favor estoy recién maquillada.
Apenas pude oír lo que me había dicho, estaba tan excitado que no pude evitar correrme.
- Yoli, Lo siento Me he corrido dentro.
Yolanda se dio la vuelta y sujetándome la cara con ambas manos me dio un fuerte beso en la cara como si le hubiera hecho el favor de su vida.
- ¡No pasa nada! Ahora necesito que te vayas, voy a terminar de arreglarme.
Me subí los pantalones y Sali de la habitación dirigiéndome al lugar de la ceremonia.
Más tarde mientras esperaba en mi asiento la vi pasar hacia el altar de la ceremonia y a pasar me dirigió una sonrisa cómplice que me lleno de satisfacción.
Nuestra madre en primera fila lloraba de alegría al ver a su hija casandose.