La Boda - 8
La documentación que le entregué a Susana da sus frutos, recibo la visita del Director Territorial en persona...
La Boda – 8
El sábado por la tarde, después de comer y de darme la muy cabrona semejante susto, decidimos relajarnos un poco. Elegimos ir al cine a ver una película, optamos por una gran superficie comercial que había cerca de mí casa, pasando primero por esta para recoger mí coche por si luego volvíamos muy tarde. Al llegar a la taquilla como no nos pusimos de acuerdo en la película, lo echamos a suerte tocándole la decisión de que ver a Susana. Para mi sorpresa fue a escoger una sesión a las once de la noche y una película que parecía verdaderamente infumable. Cuando le pregunte, por la hora de la sesión que había escogido me tomo de la mano explicándome lo que haríamos esa tarde hasta la hora de entrar al cine. Primero iríamos a ver las tiendas del gran centro comercial en el que estábamos, después a cenar en uno de los locales de restauración del mismo, para luego meternos en el cine… Confieso que Susana, lo que se dice comprar, no compró nada, pero ni se el número de tiendas que pudimos ver en esas horas anteriores a la cena y lo que pudo rebuscar y rebuscar ropa en ellas, según dijo para saber si quería comprarse algo o no. A la que llegamos al restaurante italiano que eligió Susana, yo ya iba con un hambre de lobo.
Tras cenar nos fuimos para el cine, entregamos las entradas y lo primero que hizo Susana, fue ir al servicio. Luego, no quiso que comprásemos nada, o más bien, se negó en redondo a que adquiriésemos nada en la tienda de los cines. Cuando entramos Susana directamente se fue al fondo de la sala, justo bajo las ventanas del proyector, para cuando empezó la infumable solo nosotros estábamos en la sala, algo que socarrón le comenté, aunque justo en esos instantes entro otra pareja, sentándose en la parte central, pero pegados a la pared contraria a la de la entrada. Como a los quince minutos de aguantar la chapa de película que estaban proyectando, le di con el codo a Susana, señalándole con un gesto a la "parejita", donde solo se veía una cabeza, la del chico, porque la chica parecía haberse esfumado… Cuando mejor me lo estaba pasando, pinchando a Susana, esta se incorporo un poco, pego su boca a mi oreja y me susurro que le sujetase una cosita… En mi mano puso un pequeño pedazo de tela que resulto ser su tanga, la muy cabrona se lo había quitado en el servicio según me dijo… Luego, tardo menos de veinte segundos en sacarme la polla del pantalón y hacer lo mismo que debía estar haciendo la chica de la otra pareja de la sala…
Si alguno se estaba pensando que su intención con aquello era hacerme una mamada que se lo quite de la cabeza, tardo menos de un minuto en dejarme la polla chorreando saliva, y menos de un minuto en bajarme los pantalones lo suficiente como para poder colocarse de espaldas a mi sobre ella y sentarse encima poco a poco, introduciéndosela en el coño despacio. Comenzó a moverse lentamente, con mi polla enterrada en ella hasta el mango. Pude comprobar que la parejita en ese momento, de la que perdí la pista en cuanto Susana empezó con su maniobra, estaban mas o menos como nosotros, excepto que ahora era el chico quien había desaparecido mientras que la chica estaba mirando hacia nosotros. Era evidente que el chaval se había tumbado hacia abajo para sacar su cintura del asiento y ella se había sentado sobre él, se sujetaba al respaldo del asiento y prácticamente imitaba los movimientos de Susana al follarme. Por la posición de las cabezas de ambas, debían de estar las dos mirándose mutuamente, viendo como sus siluetas se movían, como se follaban a sus parejas… Susana alcanzo un suave orgasmo que la hizo tumbarse sobre mi jadeante, apoyando su espalda en mi pecho mientras volvía la cara buscando mil labios para besarnos.
Por la situación de los asientos, cada fila lo suficientemente alta como para que los asientos delanteros estuviesen mucho mas bajos que los de detrás, tuve una idea, ya que Susana quería jugar, pensaba hacerlo yo también. Con ella encima mío, con mi polla dura como un poste aun en su interior me moví, echándome hacia adelante, pasando mis piernas por encima del respaldo de la butaca de delante. Luego levante a pulso a Susana, buscando con mi polla colocarla bien para poder metérsela por el culito. Cuando vio mis intenciones, la muy cabrona comenzó a moverse para que la cabeza de mi polla lograse su objetivo, metiendo su mano por debajo de ella para sujetarla y apuntarla bien. Me pidió que la sujetase por la cintura y que la dejase a ella. Poco a poco se la fue introduciendo, cuando ya tenia la cabeza, me pidió su tanga, algo que me costo un poco de sacar de uno de mis bolsillos, pero se lo di, sin entender muy bien para que lo quería. Me puso cardiaco cuando vi que se lo metía en la boca… Luego, la muy bestia se sentó de golpe, emitiendo un sordo gemido de dolor que el tanga eficazmente amortiguo casi en su totalidad.
Después de eso se saco el tanga, lo dejo sobre la butaca del lado derecho y jadeando me pido que no me moviese para dejarla acostumbrarse al grosor de mi polla. Me alce a pulso con ella encima apoyando mis antebrazos sobre los del asiento, moviéndome lo suficiente como para que Susana permaneciese sentada sobre mí, que me permitiese moverme para follármela, que quedase contra mi pecho y de ese modo con una de mis manos poder masturbarla mientras me movía. Una vez comencé a moverme, a follármela, fueron diez minutos de locura y descontrol. Mientras que movía mi cadera con fuertes golpes, mi mano derecha estaba sobre su coño, moviéndose con dos dedos dentro de ella y el pulgar mojado en saliva moviéndose en círculos sobre su clítoris, mi otra mano tenia los dedos índice, corazón y anular metidas las dos primeras falanges en su boca, mientras ella los chupaba entre gemidos. Su orgasmo fue espectacular, aunque no muy diferente de mi corrida, que me dejo derrengado. Por fortuna tuvimos la suerte de que ni mi semen si el flujo que ella expulso llego a tocar nuestra ropa, eso sí, el suelo entre los asientos del cine y el borde de mi butaca lo pusimos guapo con nuestros líquidos. Cuando por fin nos recuperamos del polvo, nos dimos cuenta, o por lo menos, fue cuando yo lo hice, de que la otra pareja ya no estaba en la sala… Riéndonos decidimos hacer lo mismo que esos dos, largarnos de allí a mi casa, a como me dijo Susana, seguir exactamente por el mismo sitio donde lo acabábamos de dejar… La verdad es que si te pones a pensarlo fríamente, parecíamos dos adolescentes con las hormonas desbocadas.
Salimos de los cines directos al parking a recoger el coche y de allí a mi casa. Lo cierto es que cuando entramos no llegamos ni a la cama, de la puerta al salón ya nos habíamos desnudado los dos. Susana termino sobre la mesa, con las piernas abiertas abrazada a mi y yo con mi polla enterrada hasta el mango en su coño, empujando como si me fuese la vida en ello mientras nuestras bocas parecían querer devorar la del otro. Cuando ella alcanzo el orgasmo, pare en seco para evitar correrme. De la mesa pasamos el sofá, donde la tumbe para pegarle una comida buena comida de coño que volvió a llevarla al éxtasis, de allí, dado que me dijo que estaba muerta y que no se podía mover, me la eche al hombro como si fuese un fardo entre sus risas, para terminar, tirándola sobre mi cama. Allí la cabrona se puso a cuatro patas, mirándome por encima de su hombro, y preguntándome a que esperaba para volver a romperla el culito. Ni me lo pensé, eso sí, tomé de mi mesilla un tubo de Nivea Soft, usándola para lubricar tanto su culito como mi polla. Al estar ya bastante dilatado de la follada del cine y con la ayuda de la nívea, esta vez entro sin la menor dificultad. Mientras usaba una de mis manos para sujetarla por el pelo, la otra la apoyaba en la cama para mantenerme en vilo, ella por su parte se frotaba con fuerza el clítoris mientras aguantaba gimiendo mis embestidas. Al final nos corrimos los dos, yo primero y solo un par de empujones después, fue Susana quien se derrumbo sobre la cama al alcanzar su orgasmo. Cuando unos minutos después nos recuperamos lo suficiente, use nuevamente la nívea, esta vez para refrescarle e hidratar un poco la piel de su culito tras el maltrato sufrido, algo que según me dijo le alivio bastante. Lo poco que quedo de noche, tras cambiar la ropa de la cama, nos dormimos los dos abrazados.
Por la mañana cuando nos levantamos, Susana parecía radiante y feliz. Nos fuimos los dos a la ducha, lavándonos el uno al otro, eso si, ella me hizo una mamada y yo le pegue una buena comida de coño, eso si, de follar, nada tras el palizón de la noche anterior. Susana estaba dolorida y mi polla no mucho mejor que su culito. Esa misma mañana, desayunando los dos entre bromas, me di cuenta que hasta el momento, había sido siempre Susana excepto cuando yo la llamé, quien había estado tomando la iniciativa, y de un modo muy directo, a decir verdad. No pude por menos que curioso, preguntárselo…
Bueno, normalmente no soy así, tan lanzada. Supongo que contigo ha sido en parte por las circunstancias en que nos conocimos, en el hotel durante la boda, si yo no llego a dar el paso, tu jamás lo hubieses dado.
Bueno, te confieso que me gustaste desde el principio, y de verdad, que cuando vi la cama de matrimonio pensé que mataría a Eva por la putada de hacerme dormir con un monumento como tú siendo intocable para mí -se ruborizo, riéndose también.
Te confieso, que esa primera noche estuve bastante tiempo despierta…
Entiendo, no te fiabas…
No, no me fiaba de ti no, no me "terminaba" de fiar, pero de mí, que es diferente. Con otro cualquiera durmiendo a mi lado esa noche, sé que por su culpa no hubiese sido capaz de pegar ojo en esa situación, pero contigo estaba tranquila de que no moverías un dedo, algo de lo que en ese momento me alegró darme cuenta. Al final, me dormí… aunque -se echo a reír-, lo que más temía en realidad era que me diese por abrazarme a ti por la noche al dormirme… y la pudiésemos liar.
Vaya…
Si, tengo la costumbre al dormir de abrazar la almohada o como ya te abras dado cuenta a estas alturas, a mi pareja cuando la he tenido, contigo en la cama estaba temiendo que pasase lo segundo porque ya me gustabas y mucho. Pero por fortuna, al ser almohadas independientes no paso eso…
Una lástima…
No te preocupes, que ya sabes que desde que nos acostamos de verdad la primera vez, me gusta dormirme abrazada a ti… -se rio de nuevo-.
Me encanta como eres, en todos los aspectos…
Y tú a mi -se incorporo para darme un beso de tornillo.
Ya desde la primera noche te tenía ganas -se empezó a reír-, pero como eras amigo de Eva, ella había intercedió para que me ayudases, hacías todo esto por mí y eras tan buen tío… -se encogió de hombros sonriéndome- no me atrevía a hacer nada.
Pues quien lo hubiese dicho, guapa… -me reí-.
Lo que pasa es que el viernes por la noche ya no me podía aguantar más con lo caliente que me tenías, y decidí tratar de provocarte. Lo malo fue que al decirme que me hacia la dormida con esos besitos en la frente se me fue de las manos, fue superior a mis fuerzas, no me pude aguantar más. Me tenías como una moto, tras eso solo podía pensar en follarte a como diese lugar y que luego saliese el sol por donde fuese…
Pues me alegro, porque no sé, supongo que, si no llegamos a follar, no se me hubiese ocurrido llamarte luego después pese a lo mucho que me gustabas…
No te preocupes por eso, para entonces, con lo que ya me gustabas y como te estabas portando, de no haber sucedido nada ya me hubiese encargado yo de que nos volviésemos a ver, aunque hubiese tenido que usar a Eva de carabina para ello. Cuando se me mete algo en la cabeza no cejo, y créeme que tú lo hiciste, y mucho…
Pues te digo lo mismo, creo que me colgué contigo casi desde el primer día. ¿Y lo de hoy del cine?, como se te ocurrió algo así, porque seguro que lo tenías en mente desde el principio -le pregunté curioso.
Pues mira, la verdad es que con el gilipollas de Roberto algo así hubiese sido imposible, pero después de lo que hablamos en la comida, y como me respondiste… Bueno, te confieso que el ver cómo te afectaba, aunque no me dijiste nada, me calentaste de nuevo, sentí la imperiosa necesidad de sentirte mío. Y bueno, acuérdate que desde donde estábamos se veía un teatro, fue cuando se me ocurrió la idea de darte una sorpresa en el cine, y digo cine, porque en un teatro, sin duda hubiese sido imposible sin que montásemos un espectáculo, que si no… -me miro como una loba en celo.
Pues me alegro que se te ocurriese, me pusiste al límite… especialmente cuando no pusiste el menor problema a que te sodomizase…
Lo cierto es que tenia muchas ganas de probarlo. Hablando con amigas, unas decían que no les gustaba, otras que sí, pero que dolía mucho, y otras que después del primer momento, si sabían hacerlo el placer era extremo.
¿Nunca lo habías echo antes? -le pregunté sorprendido
Aunque te cueste creerlo por lo desinhibida que soy con el sexo, no. Con Roberto hubiese sido imposible, era un negado, nunca me hubiese atrevido, sé que me habría hecho polvo. Y con mis anteriores parejas no llegué nunca con la relación a un punto como para permitirlo. Supongo que lo preguntas porque entraste mucho más fácil de lo que podías haber esperado, ¿no?
Si, aunque no es que sea un experto, pero la verdad, me pareció que lo tenías ya algo dilatado, no sé exactamente, era como si no hubiese sido tu primera vez… Que no es que me importe, que conste, solo es una mera observación -me apresure a aclarar-.
Bueno, desde antes incluso de que te lo ofreciese, desde antes que me marchase de viaje y hablásemos de quedar lo tenía en mente. De hecho, me compré un pequeño plug para ir preparándolo. Porque tenia muy claro que contigo quería hacerlo si o si, que te pensaba conquistar como fuese y este era un arma más en mis manos, además de, como ya te he dicho, estar como loca por probarlo contigo… Me tienes muy enganchada, sabes… -me volvió a besar con pasión.
Lo mismo digo cariño, me tienes muy pillado -volví a besarla.
El domingo estuvimos los dos de lo más tranquilos. Nos vimos varias películas tumbados en el sofá, con Susana encima mío, besándonos cada dos por tres. Solo lo dejamos para comer y cenar. Cuando nos fuimos a la cama, de las películas nos habíamos enterado de poco a nada, y los labios de ambos aparecían bastante castigados, riéndonos dijimos casi a la vez que al día siguiente nos convenía pasar por la farmacia a por varias barras de cacao. Durante la semana, con el trabajo, tan solo hablábamos por el teléfono, y os aseguro que me era considerablemente duro no poder tenerla a mi disposición.
El martes me dijo que tenia que salir de viaje toda la semana, que si podía acabar para el viernes me avisaría para que la recogiese en el aeropuerto, pero que se temía que hasta la semana siguiente no pudiese volver. Su voz sonó triste, la trate de animar, además le comenté que si no podía volver aprovecharía para pasarme a visitar a mis padres, algo que pareció animarla. Por cierto, que me dejo un poco perplejo, aunque a ella no le dije nada, el que me dijese que para eso no hacia falta que ella no estuviese, que, si volvía el viernes y quería, podíamos los dos ir el sábado a verlos y volvernos luego el domingo si me parecía bien. No hace falta decir que acepté. La verdad es que me parecía un poco pronto, pero lo cierto es que, en todas mis relaciones, tres, nunca había "escondido" a mis novias de mis padres, llevándolas a casa incluso antes de que estos tuviesen la menor ocasión de pedírmelo para que se las presentase.
El jueves tuve noticias del Jefe Territorial de Susana en forma de visita del mismo. A media mañana me informo Yolanda que tenía visita, el Señor Alejandro Ramírez, en cuanto me dijo el nombre supe en el acto de quien se trataba, sin dudarle la dije que por favor le acompañase. Tras los saludos de rigor, le pedí a Yolanda que por favor nos trajes algo de beber, en mi caso un café, y en el de él un Té. Estuvimos charlando de diversas cosas, llegando por fin al meollo del asunto cuando me dio las gracias por lo que le había enviado con Susana y que decidí dejarle claro…
Sr. Ramírez, perdone, pero la verdad es que esto no ha sido ningún favor hacia su empresa. Se que es consciente de que, si no llega a ser porque enviaron a la Srta. Susana en el lugar de ese impresentable, a estas horas quienes estarían hablando serian nuestros abogados.
Lo sé, Susana me lo explicó, incluido el hecho de que es su novia, y que era por eso por lo que no iba usted a tomar medidas.
Me alegro que no se lo ocultase, porque no es a mí a quien le deben el favor, sino a ella.
Lo sé, se perfectamente a quien se lo debemos. ¿Podría por favor decirme si de todo lo que me mando tiene usted pruebas sólidas y estaría dispuesto a compartirlas? Porque me gustaría disponer de ellas para tomar medidas con todo esto que ha ocurrido…
Si, las tengo… y no tengo mayor problema en cederle una copia …
Bien, será mas que suficiente… gracias -me replicó-.
Saqué un pequeño reproductor de cd y saqué el que había preparado con la conversación que tuve con el cafre que me enviaron, del cual ya tenía una copia lista para entregarle. Pude observar tranquilamente su rostro según escuchaba la conversación. Pese a que logro mantener su cara de póker en casi todo momento, hubo un par de veces en que su gesto fue de lo mas elocuente, se vieron muy claras las ganas de despellejar vivo a alguien por la cantidad de majaderías que estaba escuchando. Cuando termine, saque el cd del reproductor y se lo tendí. Se levantó un poco, tomándolo y guardándoselo en la chaqueta.
La situación está clara, y en muchos sentidos, lo que no se es si esta grabación seria valida en caso de tener que llegar a juicio, pero al menos si me servirá para tomar algunas medidas a nivel interno…
Un momento por favor… -le pedí mientras usaba el teléfono.
Dado que por medio estaba Susana, decidí llamar a Jorge para que hablase con él y le aclarase el tema de la grabación. Durante casi veinte minutos estuvieron hablando los dos a través del manos libres bajo mi atenta mirada, quedando bastante impresionado este con Jorge, al punto de pedirle permiso para que yo le facilitase su teléfono para poder hablar con él de algunos asuntos legales. Obviamente, dije que mientras que a Jorge no le supusiese ningún conflicto no tenia el menor problema en facilitárselo, ante la aceptación por parte de este, le facilite una de las tarjetas de él que yo tenía en mi poder…
No pude por menos que preguntarle, como es posible que tuviesen en ese puesto al inútil que enviaron para negociar, que además de lo que él mismo había podido escuchar, encima quedo muy claro que ni siquiera había hecho la más mínima investigación sobre nosotros.
Pues porque tiene padrino, obviamente, el cual, hasta este momento, ha podido cubrir sus "errores". Pero gracias a lo que usted acaba de proporcionarme, esos dos van a tener muchos problemas -el modo y entonación en que lo dijo, me hizo pensar que este hombre estaba menos en la inopia de lo que se podrían llegar a pensar en su empresa, y que ya andaba detrás de estos sujetos antes de todo esto-.
Entiendo, espero que de verdad le sirvan para poder actuar contra esta clase de gente, que desde luego no le hacen el menor favor a su empresa.
Créame que me servirá Sr. Vázquez, créame que sí. Por cierto, me ha hecho usted hoy dos grandes favores, uno es este cd que según lo explicado por su abogado es perfectamente legal, y otra el teléfono del mismo. Por ello quiero devolvérselos…
No hace falta, estoy encantado de poder hacerlo, por el motivo que ya puede usted suponer.
Si, se perfectamente el motivo, y es por eso mismo que quiero devolvérselo. Vera, aunque sea un asunto interno de la empresa y no tenga por qué decirle nada, por los movimientos que ha estado haciendo su novia antes de salir de viaje, supongo que no sabe que es el dueño, y no únicamente un empleado. Creo que teme que por su culpa tenga usted algún problema y está tratando de arreglarlo a su manera.
¿Perdone, no lo entiendo? -le repliqué visiblemente preocupado.
Su novia, la Srta. Susana, esta intentando que la trasladen de su departamento a otro donde no le cause a usted problemas con su empresa si le piden explicaciones. Pero ese traslado perjudicara en gran medida su propia proyección profesional. No le voy a engañar, su novia es una profesional impresionante, puede llegar muy lejos, en otras circunstancias no lo permitiría, pero ahora mismo no pasa de ser una mera promesa, muy brillante, pero como tantos otros, solo una promesa, y esta decisión "apagaría" muy posiblemente su estrella.
Muchas gracias por el aviso, hablare con ella, si pudiese hacerme otro favor más, si le llega la petición… -me interrumpió.
No se preocupe, la que ha enviado se ha traspapelado… -me sonrió-, directamente en mi papelera.
Gracias.
No me las de, su novia es tan solo una promesa, pero como le he dicho, es muy brillante, no me gustaría perder a alguien como ella por un "malentendido". Además, esto tampoco ha sido estrictamente gratuito, me ha gustado lo que he podido ver cuando les he investigado, me han impresionado con lo que han estado consiguiendo con sus inversiones y trabajos externos. Tras esto me ha quedado claro que su absorción podría incluso sernos contraproducente, sin embargo, si que serian una excelente opción como asesores externos en un momento dado.
Y supongo que la presencia de Susana, además, a usted le da un plus de garantía de que no seamos influenciados por nadie en caso de contratarnos, ¿verdad? -le pregunté viendo por donde iban los tiros.
Si, no se lo negaré, sé de sobra por lo que he podido ver sobre ustedes que son completamente "legales" con sus clientes, incluso ignorando posibilidades que les beneficiarían, que aun siendo en ciertas situaciones éticamente cuestionables, pero desgraciadamente muy comunes, son completamente legales. Pero lo cierto es que si, en este caso su novia es una buena baza, aunque tras conocer su "ética", solo sea para aligerar considerablemente las negociaciones con usted en caso de querer contar rapidamente con sus servicios.
Después de su visita, le pedí a Yolanda que no me pasase ni mas visitas, ni mas llamadas a no ser que estas fuesen imprescindibles, o evidentemente, de Eva, mis padres o Susana. Me recosté en mi sillón, cruzando los brazos sobre el pecho, perdiéndome en mis pensamientos, tratando de organizar mis ideas tras todo lo que había hablado con el Sr. Vázquez. Y muy especialmente, sobre el asunto que me había contado de Susana. Por un lado, la entendía, pero por otro me molestaba un poco que no hubiese confiando en mi como le pedí cuando le dije que no tendría el menor problema, y para terminar, también tenía el problema de como iba a contarle que yo era el dueño real de mi empresa… Estuve barajando varias opciones posibles, alegrándome por primera vez, que Susana no fuese a poder venir el fin de semana, lo que me dejaba mas tiempo para poder pensar en algo…
CONTINUARÁ