La Boda - 7
Roberto, el ex de Susana, vuelve a reaparecer tratando de recuperarla...
La Boda – 7
Estábamos los dos en la cama, con Susana sobre mí, con mi polla completamente en su interior, moviéndose suavemente mientras mis manos acariciaban sus pechos. Poco a poco fue aumentando la velocidad, viéndome obligado en un momento dado a abandonar sus pechos para sujetarla por la cintura, ya que a medida que aceleraba sus movimientos, estos se hacían mas incontrolados, era una delicia ver esos magníficos pechos botar. Reconozco que aguanté menos que ella, me corrí dando aullidos por lo que ese coñito le estaba haciendo a mi polla. Cuando Susana noto las primeras contracciones de mi polla acelero aun mas el ritmo, escurriéndome del todo a la vez que ella alcanzaba su orgasmo, derrumbándose sobre mí. Estaba exhausta después de la paliza que se había dado… Espere sin hacer otra cosa que darle besitos y acariciarle la espalda mientras se recuperaba…
Que ganas tenia de tener a mi novio para mi… de nuevo… -me soltó de repente-.
Y yo de volver a sentir en mis brazos a mi novia. Que te quede claro que, si esto es una oferta, te la voy a aceptar en el acto, me encanta mí novia.
Y a mí, mi novio…
Pues que te conste que, con esta poco romántica declaración por tu parte, nuevamente me acabas de reventar toda una semana de planificación, esta vez para camelarte y que aceptases salir conmigo… Llevo pensando en ti desde que nos separamos el domingo de la boda -la bese en los labios, subiendo rápidamente en intensidad-.
Me ha pasado igual, si no te llamé yo es porque no iba a estar en Madrid, quería estar disponible para quedar de inmediato y conquistarte -levantó la cabeza para mirarme con una sonrisita en los labios-. ¿Crees que deberíamos tener una charlita los dos con la "casamentera"?
Bueno, pienso que sí, que primero la tendríamos que echar una buena bronca por la jugarreta, y después darle las gracias por presentarnos -le guiñe un ojo, dándonos a los dos por reírnos de la situación-.
La madre que la pario, te acuerdas en la boda, ¿cuándo me preguntaste que me dijo y te conteste que era secreto? -dijo Susana enterrando su cara en mi pecho mientras se reía-.
Si, claro… -la miré intrigado-.
Me dijo que tuviese mucho cuidado contigo, y que no nos pusiésemos muy cariñosos los dos porque al final me iba a enamorar de ti como una tonta, que eras mas peligroso de lo que parecías a primera vista…
Pues mira, me alegro de que nos pusiésemos muy cariñosos los dos y que hayamos terminado gustándonos como para querer ambos algo más…
Y yo, pero pese a todo, ¡hablamos con ella…! -se rio-.
Pues que quieres que te diga, de momento, prefiero entretenerme contigo y no preocuparme de ella -le repliqué riéndome también a mi vez y tumbándola de espaldas-.
Sus ojos brillaban, comencé a bajar lentamente por su cuerpo lamiéndoselo despacio, recreándome en ciertos sitios, como sus pezones, su ombligo, el interior de sus muslos, avanzando lentamente hacia su sexo mientras que ella ponía una mano sobre mi cabeza gimiendo levemente. Para el momento en que me centre en su sexo, ya tenia sus dos manos sobre mi cabeza, tratando de enterrármela en su interior, sus gemidos cada vez eran mas fuertes. Mientras que mi lengua trabajaba su clítoris, tenía dos dedos moviéndose en su interior, arrancándole cada vez gemidos más fuertes, así como palabras inconexas. Justo en el momento en que le alcanzo el orgasmo, además de mover suavemente en círculos los dos dedos del interior de su coñito, por su culito le introduje de golpe el dedo corazón de la otra mano, soltando Susana un berrido al sentirlo según se corría que se debió de escuchar en todo el edificio. Estuvimos follando hasta pasadas las cuatro de la mañana, momento en que ambos caímos completamente exhaustos. Por la mañana, el momento de levantarnos estuvo presidido por un montón de besos y caricias. Si en ese momento no volvimos a follar fue porque ambos estábamos de verdad mas que muertos del tute de por la noche… Los dos completamente desnudos nos preparamos el desayuno. Durante el mismo aprovechamos para aclarar la situación.
Nada mas terminar de ponernos de acuerdo en la forma en que íbamos a seguir adelante con lo nuestro, me di cuenta de un detalle que me hizo empezar a reírme, mirándome Susana sorprendida.
¿De qué te ríes? -me preguntó-.
De nosotros dos y lo que acabamos de discutir, que tiene guasa…
Pues yo no la veo
Pues es simple, acabamos de quedar de acuerdo de ir despacio y con calma, pero yo ahora me voy a mi casa a traerme algo de ropa para tener aquí para el fin de semana. Ropa que, seguro que se queda aquí, mientras que la semana que viene eres tu la que se vendrá con ropa a mi casa… -vi que me miraba perpleja-.
Leches, es verdad, no lo había pensado -se empezó a reír también-.
Traduciendo, hemos quedado en ir despacio de lunes a jueves, y rápido de viernes a domingo, vísperas y festivos… -la guiñe un ojo, riéndonos los dos a la par-.
Después de un rato me levante con intención de irme a por mis cosas, me acerque a ella y la bese en los labios. Al final se lio la cosa, y gracias a que diez minutos después, cuando ya estábamos los dos sobre el sofá, yo sentando y ella encima, con el jersey levantado y mi boca sobre sus pechos, haciéndola gemir, no se ni como se levantó, poniendo la mesa entre nosotros, ya que me fui tras ella de inmediato…
No, quieto ahí -me señalo extendiendo la mano-, ni te acerques, que te tienes que ir a por las cosas.
Venga cariño, solo un besito… -le pedí poniendo carita de niño bueno-.
Ni de broma, que ya nos dimos antes un besito y casi terminamos follando…
Venga, solo uno…
Que no, que con el calentón que llevo del besito nos vamos directos a follar y esta vez no seré capaz de pararme…
Pues no te pares… -le sonreí-.
Que te vayas ya, venga -se rio mientras rodeaba la mesa, escapando de mi para impedir que la pudiese alcanzar-.
Eres mala, vas a dejar que tu novio se vaya así… -le señale a mi más que evidente empalme-.
Por supuesto que sí, como castigo por dejarme a mi completamente cachonda perdida y con ganas de follarme al cabrón de novio que me he echado… Venga, tira a por tus cosas, que, contra más tardes en volver, mas vas a tardar en poder disfrutar de este -se dio una palmada en un cachete del culo-.
Pero que hija de tu madre… -le solté babeando claramente tras lo que me había dicho-.
Tú veras, como tardes mucho te quedas sin premio -dijo socarrona, con los ojos muy brillantes-.
Riéndome me marche a por mi coche. Al llegar a la calle pare un taxi y le pedí que me llevase a la empresa para recogerlo, luego desde allí me dirigí a casa. Me prepare ropa suficiente como para poder estar cómodo hasta el domingo y marcharme el lunes a trabajar desde casa de Susana, algo que me llevo prácticamente todo el resto de la mañana. Cuando llegue, casi a la hora de comer, me lleve la sorpresa del día, estaba Eva hablando con ella, las dos sentadas en el salón. Le di un fuerte abrazo a Eva, quien rápidamente se levanto para abrazarme y felicitarme, al oído me dijo que no me arrepentiría, porque Susana era una gran chica. De Eva pase a Susana, a la que di un soberano morreo, cogiéndola por el culo con las dos manos y apretándola contra mí, al oído le dije que no pensase ni por un solo instante que no me pensaba cobrar lo prometido esa misma noche… Durante la comida, "sorprendentemente" me llamaron mis tres ex, si me chupase el dedo hubiese pensado que era simple casualidad, pero como no me lo chupo, tuve una conversación la mar de entretenida con Eva y Susana en cuanto colgó Ana, que fue la última en llamar. Las tres hablaron conmigo, con Eva y con mi flamante nueva novia, a la que por lo visto felicitaron además de decirle que no me dejase escapar porque merecía la pena, cosa que a ella pareció gustarle, algo sobre lo que, por cierto, no se me ocurrió abrir la boca para nada… Con Eva no sabía si agradecerle lo de mis ex puesto que había salido bien, o matarla por el susto de muerte que me había llevado cuando todas quisieron hablar con Susana. Una vez que Eva se marchó, puedo decir que el resto del fin de semana fue mas de lo mismo, follar, follar y follar… Y no, ese fin de semana al final no me cobre mi premio, aunque me lo deje apuntado para un próximo futuro en el que mi polla no estuviese tan dolorida, Susana era insaciable. Con el tiempo descubriría que Susana podía estar tranquilamente una semana de viaje sin follar, pero que cuando volvía, tenía tendencia a querer recuperar todas las veces que nos habíamos perdido por estar separados hasta que ambos llegábamos a un punto en que no dábamos para más.
La semana estuvo tranquila, hablamos todas las noches, el martes Susana tuvo que viajar, no regreso hasta el jueves por la mañana. Quedamos para el viernes por la noche directamente en mi casa. Ese mismo viernes por la mañana tenia la visita del idiota que hizo la oferta por la empresa, y que, al rechazar la compra, estuvo tanteando a todos los empleados llevándose en todos los casos una negativa. El martes estuve hablando con Jorge, el abogado de la empresa, a quien le puse la grabación de la entrevista que tuvimos los dos y quien por cierto se pilló un buen cabreo cuando termino de escucharle, su consejo fue proceder legalmente contra ese "sujeto" a todos los niveles posibles. Me aconsejo como proceder y que por supuesto, la nueva entrevista también quedase grabada solo por si acaso le daba por soltar alguna majadería más que pudiésemos aprovechar si me decidía a ir contra él. El miércoles me llamó la cabrona de Eva por temas de trabajo, la cual por cierto se lleva genial con Yolanda, y cuando le dijo que le pasase conmigo, se identifico como la mejor amiga de mi "novia". En el primer descanso para tomar un café que hice, según entre en la sala de descanso que teníamos para el personal, me cayo encima Yolanda para que le contase. Lo cierto, es que aun sin entrar en detalles, no me daba el menor apuro hablar sobre las maravillas de Susana con la tontería esa que tenemos todos los primeros días.
El viernes por la mañana estaba esperando al impresentable, cuando Yolanda me hizo saber que estaba allí la visita que esperaba, diciéndole por mi parte que le hiciese pasar. Ni os suponéis la cara de panoli que se me quedó cuando vi a Susana entrando a mi despacho vestida con su "uniforme" de ejecutiva y su correspondiente maletín. En cuanto pude cerrar la boca me empecé a calentar, mi mente se empezó a llenar de pensamientos lujuriosos al pensar que, puesto que Yolanda lo sabía, supuse que Susana debía de haberle dicho que era mi novia y que quería darme una sorpresa y por eso no me dijo que era ella. Creo que entre eso y que en cuanto me recupere solo podía pensar en "ponerla mirando a cuenca" allí mismo, sobre mi mesa, no me fije en el gesto de evidente sorpresa en ella al verme allí, a medio levantar para saludarla, con la boca abierta.
Cariño -salí a su encuentro, dándole un beso en los labios que me devolvió-. ¿Qué haces aquí?, no me digas que has venido para darme el premio que me debes… -le susurre al oído mientras le besaba el cuello-.
No, para por favor -me puso una mano en el pecho apartándome mientras soltaba un gemidito-, un momento, que si no, no me dejas pensar -finalmente consiguió poner su cartera entre ambos para separarme-. No sabia que estabas aquí, he venido a ver al Director Gerente de esta empresa… -me miro a los ojos con evidente sorpresa, aunque bastante turbios ya por el deseo-.
Vaya, no sabía que tenía ninguna cita contigo… -me sorprendí-. La única que tenia para hoy era con un ejecutivo de ****
Ese es el compañero que tenia que venir, pero no ha podido y me han pasado la operación a mi… -de repente se detuvo, mirándome fijamente y poniéndose repentinamente muy seria-. Perdona, ¿has dicho que "tú" tenias la cita con él?
Si, soy el director gerente de esta empresa.
¿Entonces tú…? -la interrumpí-.
Entonces primero vamos a sentarnos tranquilamente porque tenemos que hablar, ¿te llevas bien con ese compañero que tenía que venir?
No se que tiene eso que ver con… -nuevamente la interrumpí-.
Por favor, contéstame porque es importante, ¿te llevas bien con él?
No, lo cierto es que no, le tengo bastante atragantado, pero no te voy a decir más, son asuntos internos de mi empresa -vi que empezaba a sulfurarse-.
Cálmate, no te lo he preguntado por preguntar. Siento decirte que te acaban de colar un gol y por toda la escuadra, si entiendes el símil. Ahora al ser tú mi interlocutor tengo un problema, porque pensaba haber tomado medidas legales contra tu compañero y tu empresa en cuanto se marchase de esta entrevista…
Pero… -me miro asombrada-.
Te han colocado un marrón de cuidado, creo que te han mandado a recoger los posibles beneficios de la actuación de tu compañero la vez anterior que hablamos, y que cargues tu con las consecuencias.
Antes de que pudiese hablar, le pedí que por favor guardase silencio y escuchase, estuve hablando con ella como una media hora, sinceramente, con lo poco que pude sacarle a Susana no me quedó claro como pensaba joderla su compañero, aunque fue muy visible que ella si debía de tener una más que especifica idea de ello. Llamé a Yolanda, presentándole a Susana como mi novia, quedándose con la boca abierta, luego le explique que le habían puesto una zancadilla y le pedí que por favor llamase a Jorge a ver si se podía pasar por allí lo antes posible o que me llamase, que era muy urgente. Dejamos de hablar los dos cuando Jorge me llamó, le estuve explicando la situación, luego pase a enumerar las medidas de todas las que me aconsejo que había decidido llevar adelante. Cuarenta minutos después, tenia mas o menos claro lo que se podía hacer y no hacer para evitar perjudicar a Susana y que el culpable se llevase los beneficios de su jugada. Tras colgar me volví a Susana, cuya cara tras escucharme hablar con mi abogado era todo un poema.
Obviamente, estando tú de por medio no voy a moverme, pero me jodería mucho el que ese cabrón se fuese de rositas. No sé cómo habrá maniobrado para pasarte el muerto, pero supongo que por lo que he podido observar cuando hablábamos, tú sí que lo sabes. Tras escucharme hablar con el abogado de la empresa, te habrás dado cuenta de que la situación en la que "ese" se encontraba de venir hoy a verme era "peliaguda".
El muy cabrón llamó diciendo que estaba malo y no podía venir, por eso mí jefe me lo ha encargado a mí -explotó-. Ese hijo de puta seguro que se olía que le podía caer alguna encima y se ha quitado de en medio -continuo, visiblemente cabreada-.
¿Tienes en tu empresa alguien con quien hablar?, y me refiero a alguien "fiable" en esta situación.
Si, lo tengo, podría hablarlo -se quedó pensativa-, pero el problema es que mi jefe directo, a quien me tendría que dirigir en primer lugar, es uña y carne con él, de hecho, fue el que me mando venir hoy. Se que hay rumores de que han dado quejas de este capullo, se hablaba por lo bajo sobre cosas como esta… pero… -alzo las manos muy enfadada-.
Pero de ser así, supongo que no ha ocurrido nada, porque todas las quejas quedaban detenidas en el despacho de tu jefe.
Si, eso sospechamos todos… y ahora, después de esto, ya estoy segura de ello -admitió, mordiéndose los labios de rabia-. Siento mucho haberte puesto en esta situación con tu empresa…
Por mi no te preocupes, haga lo que haga o decida lo que decida te aseguro que no va a tener consecuencias para mi puesto, si es lo que temes. Quien esta en peligro eres tú, de esta te has librado porque han dado conmigo, pero puede que no tengas tanta suerte la próxima. Por eso quiero arreglarlo ahora, que le tenemos cogido por los huevos, junto con tu empresa, y le podemos hundir… -me quedé mirándola pensativo-. Susana, ¿tu podrías acudir a alguien por encima de tu jefe?
Bueno… -se quedo un momento pensativa-. Creo que sí, que algo podría hacer. De hecho, tengo que ver esta tarde a primera hora al director territorial, que es quien dirige las delegaciones en la península, por la negociación que he llevado esta semana y a la que tiene que dar él su visto bueno definitivo. Es algo que no tiene relación con esto, pero podría tratar de hablar con él, lo que no se es como se tomara que me salte dos puestos por encima de mi propio jefe y le vaya directamente.
Bien, perfecto, y créeme, no creo que te pase nada, porque quiero que hagas una cosa cuando le veas. Si lo consigues, a ti te van a deber una, pero tanto tu "compañero" como tu jefe, si no se ven en la calle les va a faltar el ancho de una pestaña… Pero tienes que conseguir hablar con él y hacer lo que te voy a pedir.
Estuve hablando distendidamente con Susana durante mas de una hora mientras tomábamos un café, ya completamente relajados los dos, y Yolanda me preparaba algo que le pedí. Antes de irse le entregué un voluminoso sobre cerrado que me paso Yolanda para que se lo diese al directivo que me dijo que vería. Otra cosa que le deje muy claro a Susana, para que después no se llevase a error por si acaso la dejaban en esta negociación, es que la empresa no estaba en venta, y que se podían ahorrar los intentos por mucho que mejorasen la oferta, de la que, por cierto, incluso ella misma se enfado cuando le presente la que me hizo "su compañero", por considerarla casi como un insulto para las condiciones y el valor de la misma. Aunque me lo pidió, me negué a explicarle lo que tenia contra su compañero, algo que vi que no le gustaba, pero que se tuvo que tragar al acudir por mi parte al tan socorrido "secreto empresarial" que tanto iba a usar en el futuro con ella, y ojo, que ella también se aficiono a usarlo conmigo. Ese mismo día ya empecé a ver claro que si de verdad seguíamos con esta relación el trabajo iba a ser un punto de fricción entre ambos si no lo acotábamos con rapidez, y por lo que hablamos esa misma noche después los dos en mi casa, Susana lo vio también del mismo modo. Lo mejor que teníamos ambos era que no teníamos pelos en la lengua a la hora de hablar las cosas, por lo que era difícil que cualquier problema se pudiese quedar enquistado entre los dos al dejarlo pasar hasta mejor ocasión.
El viernes salimos por la noche a cenar y después a divertirnos, cuando llegamos a mi casa, simplemente nos marchamos a dormir, no pasamos más allá de unos besos y unas caricias, lo cierto que es ambos estábamos completamente exhaustos. Otra cosa fue el sábado por la mañana, que mi despertar fue de lo mas placentero, ya que cuando abrí los ojos un poco perdido de lo que ocurría, Susana estaba muy entretenida haciéndome una señora mamada. Fue abrir los ojos, centrarlos, mirar hacia el lugar de donde procedían mis sensaciones placenteras y segundos después entrar mi mente en cortocircuito al correrme en su boca. Una vez terminé me quedé mirándola, ya que con una cara de golfa que no podía con ella, se empezó a relamer, pasando su lengua por sus labios. Al ver que se levantaba la sujete por las muñecas tirando de ella hacia mí, cayendo sobre mi cuerpo, aproveche su sorpresa para terminar por tumbarla de espaldas sobre la cama. Entonces le dije que antes de levantarse, me tocaba devolverle el favor que me acababa de hacer, no la deje hablar, cuando fue a abrir la boca la bese introduciéndole la lengua hasta casi tocarle las amígdalas. Desde allí fue lamiéndola y besándola por todo el cuerpo hasta llegar por fin a su sexo, empleando mi lengua para comenzar a llevarla hacia un orgasmo. Me cuide muy mucho de que pudiese correrse a la primera. Susana estaba como una moto, todo su afán es que le permitiese correrse de una vez, en un momento dado logré desesperarla por completo llevándola al final al un orgasmo realmente arrollador en el que pareció que el coño se le licuaba vivo de la cantidad de jugos que escurrió hacia mi boca, tragándomelo todo de forma más que ostensible. Según sus propias palabras cuando se recuperó, Susana me advirtió que no me follaba en ese momento porque tenia planeada la mañana y me quería en plena forma para esa misma noche, en la que no me pensaba dejar dormir en absoluto.
Os confieso que estuve toda la mañana en el centro divirtiéndome con ella, nos lo pasamos en grande, aunque confieso que esperaba que en algún momento me dijese algo sobre lo que le había pedido que hiciese. A la hora de comer, encontramos un restaurante la mar de coqueto y discreto, nos sentamos, pedimos y mientras acabábamos con el primer plato, me empezó a contar lo que había pasado el viernes por a tarde, aunque desde luego, lo que hablamos no fue ciertamente lo que yo me esperaba, fue algo que me puso por un buen rato el corazón en un puño…
El viernes estuve entregando el informe…
¿Y bien?
Le di el sobre, le expliqué la situación tal y como me pediste, incluido nuestra relación personal. Lo abrió, estuvo echando un vistazo a lo que había dentro, luego me dio las gracias y me dijo que me llamaría a lo largo de la semana para hablar conmigo.
¿Crees que tendrás problemas? -le pregunté preocupado, ya que el mentar nuestra relación no fue cosa mía, sino que lo hizo Susana por iniciativa propia-.
No, para nada, tranquilízate, eso ha sido lo primero que me aseguro una vez que me dijo que me llamaría la semana que viene, que no temiese por mi puesto en absoluto, que por lo que había podido ver por encima les acababa de hacer un favor muy gordo. Por la reacción que he visto en él, creo que mencionar nuestra relación muy posiblemente incluso ha ayudado…
Entiendo… -me quedé un momento pensativo-.
Supongo que no me lo explicaras -indagó ella-.
Creo que es mejor que no sepas nada, por lo menos de momento. No es que no confié en ti en esto, y lo sabes, pero quiero asegurarme que de ocurrir algo tú no saldrás perjudicada…
Esta bien, confiare en ti, pero ten clara una cosa, bajo ningún concepto quiero que, por favorecerme a mí, tú seas quien salga perdiendo. Y esto si que no es negociable entre los dos -me replicó muy seria-.
Susana, mírame. Sabes que no me callo, si tengo que decirte algo te lo digo, y que no te miento. Con este asunto puede que no te lo cuente todo, pero te garantizo que no te estoy engañando en lo que te digo. Te aseguro que nadie me va a echar de mi empresa y que haga lo que haga no me voy a llevar ninguna bronca o posible sanción tampoco. ¿Vale?
Está bien. Supongo que te creo, aunque me rechine. Pero tengo que contarte otra cosa.
Dime…
Cuando volví a mi despacho después de la reunión, me encontré con que estaba esperándome Roberto…
¿Tu ex? -me sorprendí-.
Si, el mismo… Quiere que regresemos… -me dijo sin dejar de comer mientras me miraba fijamente-.
¿Y su novia qué? -le pregunté tratando de mantener la sangre fría mientras trataba de no reaccionar, aunque reconozco que en cuanto la escuché me pareció que me iba a crecer una úlcera-.
Por lo que me dijo rompió con ella, por lo que me dijo la pillo enrollándose con otro. Sinceramente, después de que tratase de hacerlo contigo en la boda, no diré que esto me haya extrañado en absoluto, por mucho que esa te dijese que a ti que tenían una relación abierta.
Bueno, digo igual que tú, que tampoco es que eso me sorprenda mucho, visto lo que vimos con los dos… Por lo poco que hable con ella y pese a lo que dijo sobre su relación, me dio la impresión de que la fidelidad no era una de sus cualidades precisamente…
Roberto me besó, y eso me trajo muchos recuerdos… -me dijo repentinamente muy seria, dejando de comer y mirándome a los ojos-.
Entiendo… ¿Y qué piensas hacer? -le pregunté con toda la calma del mundo, aunque la procesión como se suele decir, iba por dentro. En ese momento me di cuenta de lo profundo que se me había metido Susana, mucho más de lo que suponía, si a resultas de esto dejábamos la relación lo iba a pasar fatal-.
No lo sé, ¿tú que crees que debería de hacer? -apartó su plato, entrelazo sus manos y apoyo la barbilla sobre el dorso de estas mientras continuaba mirándome fijamente a los ojos-.
No soy yo quien debe de tomar esa decisión, eres tú la que tiene que decidir que quiere hacer o no, esa cuestión sobra… El preguntarme a mí que deseo que hagas es inútil. Lo que te respondería, a estas alturas ya debería de ser de lo más obvio para ti.
Si, eso es cierto, se lo que me dirías, que no le haga caso, que recuerde lo que ocurrió con él, y que piense en lo que estamos tratando de empezar… Lo se…
Pues entonces creo que como te he dicho, esa pregunta sobraba.
¿Y si te dijese que necesito pensarlo, que necesito algo de tiempo, que me des espacio para poder aclararme? -sus ojos no perdían los míos ni por un solo instante-.
Te diría que es tu decisión y que la respeto, que en cuanto acabásemos de comer iría contigo para llevar a tu casa la cosas que dejaste anoche en mi casa y recuperar las mías de la tuya con el fin de darte lo que me has pedido -le conteste muy serio-.
¿Y después?
Bueno, creo que eso es lo que tú deberías de preguntarte a ti misma, y no a mí, ¿no crees?
Creo que me has entendido sobradamente como para pretender esquivar la pregunta. Si me decidiese por Roberto está claro, pero sabes que no es por eso por lo que te he preguntado, de modo que voy a ser aún más clara. ¿Y si después decidiese que te prefiero a ti…?
Bueno, en un caso o en otro, creo que ya tendrías claro lo que deseas, sin dudas, ¿o no?
Me vas a terminar por enfadar, sabes que no es eso lo que estoy preguntándote, te repito, no trates de esquivar la respuesta porque no te lo pienso permitir. Por favor, contéstame… -por algún motivo, esta contestación de Susana me alegró por lo que intuía que suponía, aunque era consciente de que mi respuesta no iba a gustarle-.
Esta bien, te seré meridianamente claro para que no haya la menor sobra de duda. Si me pides eso para poder pensarte cual de ambos te conviene más o a quien quieres de verdad, es que esto que estamos tratando de empezar no es lo suficientemente fuerte como para durar, por lo que desde el mismo instante en que sacase todas mis cosas de tu casa cerraría esta pagina para siempre… Daria lo nuestro por concluido definitivamente. Lo siento mucho si no es lo que querías escuchar, pero es lo que pienso y lo que haría…
Bien, en algo si que estoy completamente de acuerdo contigo, si necesitase pensarme si seguir contigo o volver con el cretino de mi ex, especialmente después de los antecedentes, desde luego esto nuestro no nos llevaría a nada, seria perder el tiempo -me replicó con una sonrisa que iluminaba su rostro-.
Perdona, debo de ser muy obtuso, pero no te sigo -la miré sorprendido y completamente descolocado por su respuesta, pese a que mi intuición me decía que podía esperar algo parecido-.
Lo imagino, solo quería ver como reaccionarias si te planteaba esta situación. La realidad es que cuando regresé a la oficina me dijo mi secretaria que tenía una visita y le dije que la hiciese pasar. Cuando entró resulto ser ese imbécil. Te puedes imaginar la sorpresa cuando vi quien era, pero bueno, le salude con toda la cordialidad que soy capaz de aguantar con ese capullo sin tratar de destriparlo vivo.
Pero… -me interrumpió-.
No, déjame terminar. Como te decía, le salude y el muy cretino me pido volver porque según él, aun me amaba y seguro que yo no le había olvidado. Te puedes imaginar cómo me quede cuando me soltó semejante memez, con la boca casi literalmente abierta. No sé qué se le pasaría al muy gilipollas por la cabeza, o que se pensaría que iba a conseguir, pero encima y por si ya eso no hubiese sido suficiente, justo cuando entraba mi secretaria me paso el brazo por la cintura, me atrajo hacia él y me besó…. ¡¡Puaggg, casi vomito!! -puso cara de asco- eso sí, me solté de su abrazo y al muy gilipollas le pegue una patada en salva sea la parte que aun le debe de estar doliendo, porque se cayó redondo… -me miró sonriendo, esperando a que reaccionase-.
No me jodas que le pegaste una patada en los… -creo que mis ojos se debieron de abrir como platos cuando por fin asimile lo que me decía, porque mi cabeza era un maremágnum-.
Pues ya te digo que sí, y que si mi secretaria no me llega a sujetar lo mato por atreverse a besarme. Cuando me calmé lo suficiente llame a seguridad para que sacasen la piltrafa de mi despacho.
Ay la leche -no pude evitar reírme a carcajadas-. Perdona, pero es que… no lo he podido evitar…, me lo he imaginado… y es que… no puedo -me fue imposible parar de reír a carcajadas en un par de minutos, me costó incluso hablar, me trababa y se me saltaban hasta las lágrimas-.
Bueno, ya vale, no… -me pidió con cara de medio mosqueada y una sonrisita en los labios que desmentía su pose-.
Cierto, vale, ya paro -me costó, pero me dejé de reír, luego volví a ponerme serio-. Susana, entonces… -me cortó-.
Entonces, esto a que ha venido, ¿no?
Si, eso mismo, porque sinceramente, no lo entiendo. Bueno, evidentemente el que me lo cuentes sí, evita posibles malentendidos si llegase a mis oídos, además es de agradecer y debe de ser siempre la norma entre nosotros esta sinceridad. Pero lo otro, eso de pedirme tiempo, sinceramente… es que… -me pare dubitativo sin saber exactamente que más decir-.
Pues todo esto viene a que quería conocer tu reacción cuando te lo contase poniéndotelo un poco negro, y francamente me has sorprendido mucho -alzo la mano para impedirme hablar-, y para bien. Esperaba que ya simplemente con lo del beso medio pusieses mala cara, pero sobre todo que después con lo de pedirte tiempo explotases, que me pidieses explicaciones, me tratases de disuadir, convencerme… algo. Lo que no me imagine es esto, que me dejases completamente la decisión en mis manos sin tratar de influenciarme o reaccionar de manera…, digamos que, alterada. Aunque también es cierto, que no me esperaba tampoco esa decisión tan drástica del final. Te confieso que cuando me dejaste a mi la decisión de que hacer si te pedía tiempo me sorprendiste porque como te he dicho, no me lo esperaba. Cuando te pregunte qué pasaría luego, pensé que lógicamente por mi aparente indecisión me marcases algún coste en la relación por semejante petición… algo totalmente comprensible, y nuevamente me volviste a dejar a cuadros con esa decisión tan extrema de pasar página definitivamente.
Creo que entiendo lo que pretendías… -asentí pensativo-.
Eso espero. Y no me malinterpretes, el que me sorprenda no quiere decir que no este de acuerdo contigo hasta cierto punto o que te lo hubiese podido luego reprochar. Pero la verdad es que con esto me has dejado mucho mas tranquila de lo que ahora mismo te puedas llegar a imaginar…
¿Y eso? -le mire sorprendido-.
Pues principalmente porque has estado calmado, has permanecido con la cabeza fría y me has dejado explicarme como he querido pese a lo que te estaba contando, estoy segura que con cualquier otro según dije lo del beso en la forma que lo he hecho, ya habríamos comenzado con la bronca e incluso quizá un poco más allá. Aunque te confieso que cuando no reaccionaste con ello pensé que tenías muy poquita sangre o que esto te importaba más bien poco, aunque esa opinión me ha durado lo que has tardado en decirme que mi indecisión significaría el fin de nuestra relación. Entonces fue cuando me di cuenta de que tenías las cosas muy claras respecto a nosotros, mucho más de lo que me podía haber imaginado.
Vaya… al me alegro de que esto te haya servido para aclararte las cosas con respecto a lo serio que veo lo nuestro y estés más relajada a ese respecto.
Esto lo que de verdad me da, es la tranquilidad de saber que cualquier problema futuro, independientemente de que al final luego quedemos de acuerdo o no, desde el principio lo podremos tratar como personas razonables… Aunque te confieso que de ser al contrario, yo no sé si hubiese sido capaz de estar tan "fría" como tú hasta el final y no te hubiese saltado al cuello a media conversación… -se rio-.
Es decir, que ahora sabes que hablaremos de cualquier problema sin tirarnos sin pensar los trastos a la cabeza o decir algo de lo que luego tengamos que arrepentirnos para tratar de arreglarlo. A eso te refieres, ¿no? -le pregunté sardónico-.
Si, por lo menos tengo claro que primero hablaríamos tranquilos y serenos, aunque en el mío no te garantizo que después no vuelen las cosas… y en todas direcciones, porque además mi puntería tirando cosas es pésima -se rio-.
Ves, eso último por cómo te voy conociendo, sí que lo veo también muy posible -me reí con ella-, lo de que vuelen cosas por el aire digo.
Por cierto, que esta noche, no me quejare si me quieres castigar un poquito por haber sido tan mala contigo y hacerte pasar un mal rato -me miro con cara de lujuria, pasándose la lengua por los labios, poniéndome la polla como el mástil de la bandera en segundos-.
Os confieso que sí, que mucho reírnos, mucho reírnos y de muy buen rollito, muy civilizados, mucho cachondeo con su "curiosidad" por conocer mi reacción a lo ocurrido con su ex si me lo ponía un poco negro. Pero os garantizo que si en ese momento llego a cruzarme con el tal Roberto de las narices, lo hago cachitos y luego me busco unos cuantos cerdos para echárselo de comida.
CONTINUARA