La Boda - 3

Por fín nos juntamos con las mejores amigas de Susana. Desayunamos con ellas y sus respectivos novios. Primera prueba de fuego.

La Boda - 3

Me levante pronto, como era mi costumbre en casa desde siempre, nunca he sido de dormir hasta muy tarde excepto en ocasiones puntuales. Procure que Susana no se despertase. Cuando me puse de pie me quedé mirándola, estaba con la ropa de cama bajo su brazo, rodeándola el pecho por la parte superior, tenia una cara de serenidad que la hacia parecer aun mas hermosa. Con mucho cuidado saque ropa limpia de mi maleta junto con la ropa interior, luego me metí en la ducha, tras secarme bien me vestí allí mismo y volví a mi maleta a por la Tablet que me había llevado. Me fui a la antesala de la habitación con el fin de conectarme y comenzar a revisar los últimos documentos que me habían enviado desde la oficina el día anterior y que por el viaje no tuve tiempo de ocuparme de ellos. Estuve con ello como una hora cuando escuché un ruido y vi asomarse a Susana, quien me sonrió para de nuevo desaparecer en la habitación. Poco después escuche el ruido de la ducha y como una hora después salía ella a la salita preguntándome si nos íbamos ya a desayunar, quedándome un poco alucinado por cómo se había vestido.

• No pensaras bajar así, ¿verdad?

• Si, porqué, ¿algún problema?

• La verdad es que si, no creo que sea lo mas apropiado que vayas de ese modo, ¿no crees que es un poquito… escaso para estas horas?

• Te das cuenta de que no eres mi novio realmente, ¿verdad? -dijo, mirándome muy seria.

• Si, se perfectamente quien soy y lo que hago aquí, pero como creo que no me has entendido, te lo diré de otro modo. No creo que sea muy inteligente por tu parte bajar con ese vestido, hablando en plata, vas a quedar como el culo.

• Explícate -se cruzó de brazos.

• Por lo que me has contado no hace falta ser ningún genio para suponer que mas de uno y de una va a estar pendiente de vosotros dos, ¿o me equivoco? -asintió-. Si ese vestido, el conjunto en general, ya te digo que por mi parte no tiene nada de malo para salir por la noche si vas a divertirte, pero a estas horas, se ve a la legua que va destinado a tu ex y su novia, de verdad Susana, vas a quedar fatal. Sin contar en como me vas a dejar a mí, que me da igual -me apresure a aclarar-. Pero si no me equivoco por lo que he visto hasta ahora, a quien te conozca medianamente bien le demostrarías que no te importo un pimiento, y al primer patinazo por algo que nos pregunten se nos va a desmoronar todo el chiringuito que hemos montado. Como ocurra eso vas a quedar de lo más patético… Además, ten en cuenta que si nos vamos a visitar algo o a dar una vuelta con alguien, vas a tener que subir a cambiarte, y se te va a ver el plumero completo… piensa en ello. Yo que tú me cambiaría por ropa más normal y esa ropa la dejaría para esta noche si nos vamos a algún sitio a divertirnos o surge algún plan. Ahora, que tú puedes hacer lo que quieras, pero luego no te lamentes -se me quedó mirando unos segundos.

• Voy a cambiarme, puede que tengas razón -admitió.

Tras esto se volvió de nuevo a la habitación a cambiarse, saliendo de la misma completamente cambiada, vaqueros, un jersey y una cazadora junto con unas botas. El conjunto os aseguro que pese a todo era deslumbrante, dado que me miraba desafiante, preferí no abrir la boca salvo para decirle que estaba preciosa. Tras ver el cambio de ropa os aseguro que tampoco me quedo muy claro si lo del vestido no lo había hecho a propósito para ver que decía o si decía algo al respecto, algo no me cuadraba, era demasiado inteligente para semejante patinazo. Lo cierto es que yo iba mas o menos igual, vaqueros, jersey, cazadora y unos mocasines de lo más cómodo, ya que mi intención si a ella le parecía bien era seguir visitando los alrededores…

Cuando bajamos al comedor del hotel vimos que ya había bastante gente desayunando, le pregunte donde quería que nos sentásemos, eligió una mesa situada en un rincón, en un punto donde se veía la puerta de entrada, pero a nosotros no salvo que mirasen directamente hacia donde estábamos. La note nerviosa por lo que trate de entablar una conversación inocua y lo mas alejada posible de la boda para que se relajase. Al poco, se quedo callada un poco, y mirándome fijamente…

• Oye Pedro, no tendrías trabajo que hacer y lo has dejado de lado por venirte conmigo, ¿verdad?

• ¿Lo dices por que estaba con la Tablet cuando te has levantado?

• Si, por lo poco que vi no me pareció que fuese un libro o algo así…

• No, tienes razón, era trabajo, pero no te preocupes, que no tenía nada urgente que hacer. Me suelo despertar pronto, y decidí levantarme, luego para hacer tiempo aproveché para ir adelantando trabajo. Veras, yo tengo horario flexible y muchas veces incluso trabajo desde casa, por eso lo que vaya adelantando ahora, en estos tiempos muertos que no tengo nada que hacer, supone que el lunes estaré mucho mas desahogado, e incluso si adelanto lo suficiente, puede que me lo tome hasta libre. ¿Mas tranquila ahora?

• Pues no -se cruzo de brazos-. Ahora lo que me da es envidia, ojala yo pudiese hacer lo mismo… -soltamos la carcajada los dos a la vez, poniéndonos después a comer en silencio.

Estábamos desayunado los dos tranquilamente, cuando me di cuenta que hacia un par de minutos que me miraba como si quisiese decirme o preguntarme algo y no se atreviese.

• ¿Qué me quieres preguntar? -le ofrecí.

• Bueno, veras, es sobre lo que me contaste de tus ex, me dio por darle vuelta a lo que hablamos y… bueno… -se detuvo al verme sonreír.

• Ya, y no entiendes cómo es posible que me lleve tan bien, y además con todas ellas, ¿no? -asintió-. Tranquila que no eres ni la primera, ni supongo que serás la última que me lo pregunte.

• ¿Te lo han preguntado mas veces? -se interesó.

• Una cuantas, créeme, unas cuantas.

• ¿Y?

• Bueno, no es ningún misterio, con las tres la "ruptura", por llamarlo de algún modo, fue de mutuo acuerdo y llevándonos bien, simplemente la relación no nos llevaba a nada. El sexo y la convivencia eran buenas, pero… nos faltaba ese algo -me encogí de hombros-. Seguir no tenia sentido, no te diré que fue un camino de Rosas porque no, siempre es duro separarte y pensar que lo mismo vas a hacer daño a alguien a quien, aunque sea como amiga, sigues queriendo. Luego, bueno, la cosa se normaliza y tan amigos…

• No, a ver, todo eso lo entiendo. Es raro que sea igual con las tres que has estado, pero bueno, lo comprendo, es de mutuo acuerdo y tal, no hay terceros, no hay "daños", si me entiendes lo que quiero decir. También supongo que no es hoy rompemos y mañana tan amigos, que pasaría algún tiempo hasta normalizarse todo…

• ¿Entonces? -la interrumpí para evitar que siguiese divagando.

• Pues me refiero a con tu nueva pareja, y el que la anterior sea tan amiga… como… ya sabes… la rubia, tu última ex -pareció un poco apurada.

• Entiendo, te refieres a cómo se lo tomaron cuando lo descubrieron, ¿no?

• Si, básicamente, eso es en realidad lo que me tiene perpleja y no acabo de verlo… Sinceramente, visto lo de tu última ex cuando nos conocimos, si fuese yo y viese algo como eso no sé cómo me lo tomaría…

• Pues creo que aun te sorprenderá más, si te digo que las tres se han convertido en buenas amigas…

• ¡¡No me jodas!! -exclamó sobresaltada con los ojos muy abiertos.

• Pues no, aunque no te creas, que algunas veces si que me dan ganas de hacerlo, que estás muy rica -le dije sonriendo malicioso.

• Pero que cabrón que eres -se rio por mi comentario-. ¿Pero lo de que son amigas lo dices en serio?

• Completamente, incluso han salido las tres juntas de marcha alguna que otra vez cuando yo aún estaba con Ana, y por lo que se, aun lo hacen cuando se juntan. Mira, no lo sé, supongo que cuando vieron que no tenían nada que temer por parte de la otra, u otras en el caso de Ana, cuando discutíamos o nos enfadábamos podían hablar con alguien que tenia conocimiento de causa sobre ello. Pienso que luego una cosa llevo poco a poco a la otra… Pero bueno, sinceramente fácil no creo que les fuese, no, pero me alegro de que haya sido así.

• Lo vuelvo a decir, yo contigo alucino… Cada vez comprendo mejor a que se refería Eva… lo tuyo es que es… increíble…

• ¿Y tu con la suite? -le cambie de tema.

• ¿Como? -puso cara de no entender.

• Bueno, la suite vale una pasta, hace varios meses que rompiste con tu ex, y la reserva es imposible que no la tuvieses ya cuando aun estabais juntos. No entiendo como no la cambiaste por una habitación más… digamos que más normal.

• Lo dices por lo de la cama, ¿el no cambiar a una con dos…?

• No exactamente, me refiero a la habitación como tal. Por cuando entiendo que hiciste la reserva, como digo creo que todavía estabais juntos, que esto fue quizá un intento por tu parte de arreglar un poco los problemas que teníais… ¿o me equivoco?

• No, para nada. Veras, lo cierto es que, si lo pensé, pero con la ruptura me centré mucho más en el trabajo y no me volví a preocupar de esto, como aún tenía tiempo como para cancelarla, no me corría prisa…

• Entiendo, se te paso la fecha tope y hubieses perdido la señal que dejaste…

• No, para nada. Veras, la jugada de la Suite me salió mal, cuando se lo conté al imbécil de mi ex discutimos por la pasta que valía, fue peor el remedio que la enfermedad como se suele decir, y al final rompi conmigo de aquel modo. Unos meses después me llamó Norma por el tema de la suite…

• ¿La novia? -la interrumpí.

• Si, la novia. Cuando lo hizo estaban con el manos libres porque iban los dos en su coche, Juan Carlos me explicó que un amigo suyo estaba buscando una suite para darle una sorpresa a su pareja y estaban todas agotadas, como yo tenia la mía y había roto, me ofreció la posibilidad de dejársela a cambio de la habitación que ellos tenían reservada… -se sonrió con malicia.

• Y te enteraste que esa pareja era la de tu Ex, ¿no? -interrumpí viendo venir lo que había ocurrido.

• Si, al saber de quienes se trataba automáticamente dije que no, que la suite me la quedaba yo para mí. Por si tenia novio en ese momento… -me guiño un ojo riéndose.

• Ya veo. ¿Pero como te enteraste de que era para ellos?

• Pues por Norma. Cuando Juan Carlos me dijo lo de su amigo, Norma enseguida me puntualizo de quienes se trataba. Por ese entonces yo tenia un mosqueo de muy señor mío porque esos dos se habían ido a vivir juntos unos veinte días antes. Por eso no tragué… y dije que no, que me la quedaba yo.

• ¿Y ese mosqueo?, creo recordar que me dijiste que te sentiste aliviada cuando te dejo.

• Ya, pero mira. Cuando comenzamos a salir, me costó que aceptase hacerlo porque no se decidía, era lo más inseguro que ha parido madre, no te digo ya el que nos fuésemos a vivir juntos, más de siete meses machacando sobre machacado hasta que acepto y a regañadientes… Y ese mismo tío, ¿de pronto en un mes enamoradísimo y otro mes después se va a vivir junto con esa tía…? No te haces idea de cómo me sentó de mal y de lo que pensé automáticamente al conocer "los detalles" por amigos mutuos.

• Y además supongo que también influyo el que estuviese dispuesto a gastarse la pasta en la suite con ella, mientras que contigo discutió por ello, ¿no?

• Si, eso ya fue el remate. A mi me montó un cisco que ni te imaginas por la cantidad de dinero que "yo" me iba a gastar en una gilipollez, según sus propias palabras. ¿Y luego resulta que él quería hacer lo mismo que yo, pero para esa tía…? Me sentó como una patada…, de modo que me cerré en banda y me quedé con la suite. ¡¡Que se joda…!! -gruño al final por lo bajo.

• Pues nada, que se joda… Por cierto, que esos dos que acaban de entrar creo que te conocen, porque ella acaba de señalarnos y vienen los dos hacia aquí…

• Si, son amigos míos… -se empezó a levantar, imitándola por mi parte.

Según llegaron a nosotros los dos se abrazaron a ella que de inmediato me presento. Resultaron ser Marta y Miguel, ella era una de sus tres mejores amigas junto con la Novia. Y si, como os podéis suponer, se unieron a nosotros para desayunar y su amiga Marta comenzó de inmediato con el interrogatorio, tardo en comenzar lo que termino de echarle a Susana en cara que no hubiese dicho ni media de que estaba volviendo a salir con alguien, además de recalcarla que se preparase para cuando Norma y Elena, su otra amiga, se enterasen. Mi idea de usar la verdad en todo lo posible funciono a la perfección, Susana contó nuestra reunión al conocernos como si hubiese ocurrido un par de meses antes, e incluso tuvo la perspicacia de saltarse la parte de Ana, mi ex, cuando apareció y me salto a los brazos. Por lo que contaron ellos llegaron el día anterior por la noche, y el único motivo de no encontrárnoslos es que nosotros nos habíamos marchado a hacer turismo y cenamos fuera del Hotel. Por lo que dijo Marta, la otra amiga, Elena y Juan, su novio, también habían llegado un poco después de ellos, cenando los cuatro juntos. Como os podéis imaginar, no nos dio tiempo a terminar, antes de ello aparecieron los que faltaban, incluidos los novios, de hecho, tuvimos que pegar otra mesa a la nuestra para poder entrar los ocho… Se hablo de todo un poco, incluidos nosotros dos, con una única excepción, el ex de Susana, al cual no se mentó ni de pasada. Una cosa con la que me quede con intención de preguntarle luego a Susana, fue con algo que dijo Marta, que ahora entendía lo de los últimos meses…

Cuando estábamos los ocho, comenzaron los cuatro nuevos a volver a preguntarnos por como nos conocimos, cuanto llevábamos juntos y todo lo típico. Note a Susana un poco envarada, cuando estaba contando el habernos encontrado cuando ella iba con Eva, aproveche para cogerle la mano encima de la mesa y darle un pequeño apretón. Luego, durante su explicación de lo que "hablamos" y de como quedamos para la semana siguiente, aproveche para soltarle una pequeña broma y darle un golpecito con el hombro, arrancándole una risa, devolviéndome la broma un poco después cuando yo estaba explicando lo que paso cuando quedamos a cenar en su casa... o algo muy parecido a la realidad. El resultado es que de ese primer examen salimos con nota, ya que dimos la apariencia de ser bastante cómplices entre nosotros. A los novios los vimos después del desayuno de poco tirando a menos, excepto en la comida para la que nos "citaron" a los seis, ya que estaría todo el grupo de amigos de ambos. Con las otras dos parejas quedamos para irnos por la tarde, después de comer, por ahí. Nosotros aprovechamos que los otros se disculparon de no salir, para irnos por nuestra cuenta hasta la hora de comer a dar una vuelta por los alrededores del hotel.

• Ha ido bastante bien, ¿no crees? -me preguntó.

• Si, por cierto, cuando nos sentemos a comer, tenemos que seguir con los juegos, como antes -repliqué pasándole un brazo por los hombros y atrayéndola hacia mí.

• Vale -me contestó, tras un momento de vacilación y pasarme después su brazo por la cintura.

• Muy bien, pero no dudes Susana, recuerda, somos novios, esto de ir así enlazados es de lo más inocente, pero también muy normal -le dije, deteniéndome para hablar mirándola a los ojos.

• Tienes razón, es que me has tomado por sorpresa…

• Lo sé, por eso mismo lo he hecho, te he notado tensa esta mañana cuando nos hemos juntado los ocho. Prefiero probar ahora que estamos solos y que cualquier duda o conflicto lo podemos arreglar de forma discreta. Es la típica cosa con la que no podemos envararnos o sospecharan.

• Me parece bien, y tienes razón, es mejor que empezamos ya, y dado que estamos solos si hay algún problema, como bien dices, lo podemos solucionar sin que nadie se de cuenta de nada… -tomándome por sorpresa se puso de puntillas y me beso en los labios, pasando su lengua por los míos, dejándome clavado sin saber muy bien qué hacer.

• Vaya, ahora el que se ha quedado parado he sido yo… -repliqué en cuanto me repuse.

• Pues mira, como tu mismo me has dicho hace un instante, por eso mismo lo he hecho… -se rio-. Y de paso devolverte la sorpresa, ¿y sabes?, me ha gustado la cara de pasmo que has puesto… -me dio un golpecito en el pecho con el dorso de la mano, riéndose.

• ¿Pues sabes tú qué?, que la sorpresa me ha gustado… -respondí, cargando contra sus labios, juntando los míos y empujando con mi lengua, introduciéndola en su boca poniéndome a jugar con la suya mientras veía como sus ojos estaban abiertos como platos mirándome…

• ¿Sabes que cuando pones esa carita de sorprendida estas aun mucho mas preciosa? -le dije tras dejar de besarla.

Viendo la cara de mala leche que empezaba a poner, me hice a un lado, le di un cachetito en el culo y soltando la carcajada salí corriendo. No tardó ni dos segundos en salir corriendo tras de mi riéndose también mientras me gritaba que era un cabronazo, que en cuanto me cogiese me iba a enterar de lo que valía un peine… Afloje la velocidad y la espere, cuando considere que estaba lo bastante cerca, frene en seco dándome la vuelta con los brazos abiertos, no fue capaz de esquivarme y choco contra mí. En cuanto la sentí pegada cerré los brazos en torno a su cintura y apretándola contra mí la levante del suelo, poniéndome a girar sobre mi mismo con ella en el aire. Apenas tardo unos segundos en empezar a reírse y pedirme que por favor la bajase que estaba comenzando a marearse. Riéndonos los dos seguimos con el paseo.

• ¿Te puedo hacer una pregunta? -dije.

• Claro, es más, a estas alturas esa pregunta sobra. Creo que ya tenemos la suficiente confianza como para preguntar directamente.

• Creo que tienes razón, algo de confianza si hemos cogido -me reí.

• Desde luego -me acompaño en las risas-. ¿Qué me querías preguntar?

• Es sobre lo que dijo tu amiga Marta, lo de los últimos meses.

• Bueno, he estado muy ocupada con el trabajo, la boda se acercaba y estas no hacían otra cosa que tratar de presentarme hombres… -se encogió de hombros.

• Entiendo, supongo que no pararías de ponerles escusas para no quedar…

• Si, bueno, lo cierto es que además les pedí que dejasen de tratar de concertarme citas porque no pensaba ir, que no las necesitaba… -me sonrió irónica.

• ¡¡Ahh!!, claro. Ahora aparezco yo aquí contigo y acaban de sumar dos mas dos, ¿o me equivoco?

• Para nada, se han figurado que mi negativa y el porque me puse tan seria con ellas es por "tu culpa"… -se rio.

• Vaya, muchas gracias, ya sabia yo que, en este fin de semana seria culpable de algo, es mi si no. Mi novia es muy injusta conmigo -gemí teatralmente llevándome las manos al corazón, arrancando sus carcajadas.

• Por supuesto, es una de las ventajas de ser tu novia, que te puedo culpar de lo que quiera y me perdonaras porque me quieres -me dijo con tono zumbón.

• Yo no me reiría tanto -le respondí socarrón-, creo que te has olvidado de los daños colaterales de todo esto. Ahora entiendo porque tus amigas han estado tan comedidas en sus preguntas. Eres consciente de que en cuanto te puedan pillar a solas te van a acribillar, ¿verdad? -vi el gesto de sorpresa que ponía, haciéndome reír con ello.

• Ostras, es verdad, me van a someter a un tercer grado… Bufff… a ver qué digo… -se quedó pensativa.

• No te rayes, sigue con lo que hablamos. Por lo menos ahora ya tienes una ventaja que esta mañana mientras desayunábamos no tenías… -le dije irónico.

• ¿Cuál?

• Pues que ya sabes como beso, ¿o no? -me reí al ver que se ponía colorada.

• Eres un cabrón, que razón tenía Eva cuando decía que no me fiase de ti ni un pelo, que eras peligroso.

• Oye Susana, te aseguro que no voy a… -me corto sonriendo.

• Vale, no lo decía en ese sentido, se que no vas a tratar de aprovecharte, Eva no se refería a eso.

• ¿Entonces?

• Se-cre-to -dijo lentamente mientras me daba un golpecito en el pecho por cada silaba.

Tras esto dejamos el tema aparcado y continuamos hablando de otras cosas, incluidos nuestros respectivos trabajos, aunque por mi parte, la verdad es que una vez más lo hice de modo que tampoco fuese capaz de discernir mucho, sabia que pensaba que trabajaba en una pequeña empresa de inversiones, lo que evite fue que pudiese darse cuenta de que en realidad yo era el dueño de la misma. Por otro lado, también es cierto que el nivel de vida que vio ella cuando me fue a buscar o por lo que me vio, tampoco era como para sospecharlo. Mi piso estaba en un barrio obrero, y mi coche era un compacto generalista de mas de diez años… En realidad, este era uno de los principales motivos, aunque no el único, por el que mi amiga Eva dijese que cada vez flipaba más conmigo, como la persona que llevaba mi dinero en el banco, tanto el personal como las cuentas de la empresa, era más que consciente de las cantidades que manejaba en realidad.

CONTINUARA