La boca de Lalita (2)

La seducción de Lalita hacia su padre, lleva a éste a llenarle la boca de un cargamento de semen.

LA BOCA DE LALITA parte II

La semana en que cumplí mis once años fue inolvidable. Luego de la fiesta mamá le díjo a Papá:

  • Este fín de semana deberías llevarte a Lalita contigo para que no te vayas solo.

Papá era supervisor de Sanidad y tenía que viajar por una semana fuera de la ciudad. Mamá era tan celosa que no le gustaba dejarlo ir a ninguna parte sin ella o sin mí.

Papá protestó, pero eso lo que hizo fue poner a mi mamá mas persistente. En fin viaje con papá en contra de su voluntad.

Cuando caminabamos juntos sentía un gran orgullo al ver como las mujeres veían a mi padre, parecía que querían comerselo con los ojos. Alto y rubio parecía un Dios, aparentaba menos de sus 35 años. Yo me erguía y apretaba sus manotas y mostraba una sonrisa pícara.

La primera noche que estabamos en el hotel, el corazón parecía que se me iba a salir del pecho. Cuando se iba a duchar no aguante la emoción y le díje que quería bañarme con él. Pensé que me iba a decir que NO, como lo había hecho los últimos dos años. Sin embargo me díjo que SI. De la sorpresa y de la alegría que esto me produjo me dieron entonces unas ganas inmensas de hacer pupú, ya papá estaba desnudo dentro del baño. Y le díje que saliera para yo evacuar, díjo que no importaba, que hiciera mientras el se bañaba. Me senté en la poceta y comencé a vaciarme, al ver el pene de papá como que se me alborotaban mas los intestinos y mi esfínter flojito expulsaba gas y sólido hasta quedar con una dilatación sostenida divina que no quería desaparecer. Luego de asearme me fui donde papá, su cuerpo mojado y su pene fláccido me esperaban. Me pegué a su cuerpo, el trató de separarme pero yo lo apretaba duro, note como se abultaba su miembro, mi cuca comenzó a sudar algo espeso y caliente. El me díjo: ¿ nunca se te va quitar esa calentura? Y yo le díje que No.

Entonces se transformó. Como molesto, me agarró por la espalda y me metió bajo la regadera, comenzó a enjabonarme bruscamente, sus manos gruesas restregaron entre mis nalgas de arriba abajo. Luego sus cuatro dedos comenzaron a frotar mi cuca con rudeza. Mis labios menores se abrieron, mi clítoris se abombó. Comencé a jadear y a respirar hondo. Volví en mí cuando sentí agua en mi cabeza y en el resto del cuerpo. Me cargó, yo casi sin fuerza me pegaba mas a él. Me colocó en la cama boca abajo y comenzó a mordisquarme suavecito por el cuello, la espalda y las nalgas. Yo parecía un erizo. El placer me hacía solo gemir.

Casi enloquezco cuando comencé a sentir su lengua recorriendo entre mis nalgas, buscando el huequito de mi culo. Saqué las nalgas para pegarlas de su boca, con mi mano derecha empecé a frotar mi clítoris. Sentía que me moría y comencé a llorar desenfrenadamente. El se asustó y se detuvo. Yo casi sin hablar solo le díje : - No te pares, sigue, sigue, sigue.

Entonces me voltió y me separó las piernas, chupaba mi clítoris, y luego introducía su lengua contra mi hímen, hasta a llí supe de mí, comencé a temblar de manera incontrolable, no me sentía el cuerpo el cual estaba vibrando sin control, quedé muerta. Felizmente muerta.

Respirando con dificultad volví mis ojos hacia él. Se acercaba a mí con su inmenso pene entre sus manos, venía masturbandose, tomó mi cabeza y empezó a restregar su glande contra mis labios, abrí la boca para recibir aquel biberón blanco con punta rosada, y comencé a mamar como una bebé, lo apreté con las dos manos, unchorro de semen cayó en mi garganta, y una avalancha mas inundó mi boca, comencé a toser y abotar semen por la naríz, por más que tragaba aún había mas.Me lo dejó en la boca hasta que volvió a quedarse tibio, gordito y blando dentro de mis labios. Los suspiros de papá me corroboraban de que el tambien había gozado. Ojalá que lo volvamos a hacer, ojalá que no me rehuya mas, ojalá Dios mío que esto nunca se acabe. Ojalá el fuera mío nada mas. Lo amo, lo quiero, es lo mas bello del mundo, por él daría mi vida, sin él no quiero vivir en éste mundo.

Pero eso tardó para volverse a cumplir. Sería al cumplir mis trece años que definitivamente él se daría cuenta que la única mujer al que quería montar era a mí. Lograría mi sueño, lamentablemente a costillas de la infelicidad de mi Madre.

Pero eso lo contaré algún día, si a alguien le interesa.