La Bienvendida SS

Este relato ha sido encargado por mi Señor para obsequiárselo al Sr. M. en su día de cumpleaños. Tal como me fuera encomendado, espero que refleje con fidelidad las sensaciones y los hechos ocurridos ese día. Deseo que sea del agrado de ambos y humildemente agradezco la posibilidad que me dio mi Sr. de escribirlo y compartirlo con Uds. en este momento. Mis respetos para los Amos y Amas de la pagina, mis saludos para los sumisos y sumisas. dama_de_noche{SS}

La Bienvenida SS

Un viaje fue la causa por la que estuvimos alejados durante casi un mes. Cuando llegué, el Señor de los Sueños me preparó una bienvenida inolvidable. Me vino a buscar a Ezeiza y en el taxi me entregó una carta que decía:

“Mi querida dama de noche{SS}:

Bienvenida a Buenos Aires de regreso. Era hora que volvieras a las manos de tu Señor. Has estado tanto tiempo alejada de sus manos que necesitas una buena sesión como para recuperar el tiempo perdido y ponerte al día satisfaciéndolo.

Para eso he preparado una noche especial para nosotros. Una noche donde me pondré al día con todo lo que deseo de vos, donde me darás todo de tu ser.

Deberás preparar lo siguiente. Tomarás un maletín negro y colocarás adentro todos los nuevos juguetes que compraste para vos en este viaje. Tu Señor desea conocerlos. Además deberás incluir en el maletín lo siguiente

  • El látigo de 50 colas

  • La palmeta doble

  • El azotador especial de costuras rojas

  • El gato de nueve colas

  • El vibrador negro pequeño (a pilas)

  • Las velas que nos regalaron ese ultimo domingo

  • El lubricante intimo anal

  • El echarpe negro de hilo

  • Pañuelos varios para los ojos

  • El florero blanco

  • La cámara de fotos, su cargador y las tarjetas extra

-Tu collar y tus 2 muñequeras - Colócalos ultimo para que estén a mano-

Te permito colocar dentro del maletín cualquier objeto que creas conveniente traer. Desde ya me reservo el derecho de utilizarlo o no, a mi exclusivo criterio. Podes colocar cosméticos y/o cualquier otra cosa de tu interés.

Descansarás del viaje para estar en perfectas condiciones para tu Señor, pero deberás higienizarte por completo y estar lista para que te pase a buscar a las 21:30 hs. Para ese momento deberás estar vestida de la siguiente forma: Deberás colocarte la bombacha blanca que te entrego en este momento. Usarás medias caladas negras con portaligas. Sobre eso irá tu minifalda negra. En la parte de arriba usarás también la ropa interior blanca que te estoy entregando y te colocarás alguna blusa que te exhiba los pechos como a mi me gusta, que los oprima para hacerlos mas sabrosos y con la mayor cantidad de tetas a la vista. Los zapatos podrán ser cualquiera de los que usas. No te duraran mucho tiempo puestos, así que es lo mismo. El maquillaje y el perfume lo dejo a tu elección. Podes llevar el perfume si deseas, pero deberás estar perfumada en las zonas que a tu Señor apetecen antes de salir. Podrás también pintarte las uñas si así lo desearas, pero tomaré en cuenta cualquier daño sobre el esmalte. Podrás usar lo que creas conveniente para taparte de las miradas insidiosas, o no llevar nada, a tu elección.

Te pasaré a buscar con un taxi a la hora acordada y no preguntarás en ningún momento el destino. No llevarás dinero. En el taxi te daré mas instrucciones para que cumplas al pie de la letra.

Espero la sumisión total de tu parte, juntos disfrutaremos de tu llegada a Buenos Aires.

Tu Señor de los Sueños “

Soy una persona muy curiosa y mil cosas pasaron por mi mente cuando la leí. Todo mi pecho se lleno de emoción y de ansiedad esperando que se hiciera la hora indicada.

Como lo anticipó en Su carta, me vino a buscar puntualmente en un taxi por la puerta de mi casa. Me abrazó durante algunos minutos mientras el taxi recorría las calles del centro de Buenos Aires con sus ventanas abiertas. Una agradable y cálida brisa con aroma a jazmines acariciaba mi cara, mi pelo y mi escotadísimo pecho. No sabia donde estábamos yendo, tampoco me importaba… Mi Sr. me entregó un vibrador pequeño con control remoto y me ordenó que me lo insertara en la vagina. Obedeciendo, acomodé el cable para que saliera desde mi cintura y le entregué el control. Se divirtió jugando con eso en semáforos y a lo largo de todo el recorrido que ya estaba siendo bastante largo y mi curiosidad por saber nuestro destino final despuntaba en mi.

Llegamos a un hotel en el que nos estaban esperando. Nos dieron una habitación con forma de cabaña que tenia techo alpino y un jacuzzi a los pies de la cama. El Señor de los Sueños me ordenó que me sacara todo menos las medias negras, el porta ligas, la bombacha, el corpiño y los zapatos de Sonia Ryquiel que tanto adoro. Me retiró el vibrador, me colocó un collar de cadenas metálicas y unas hermosas muñequeras de cuero. Colgó unas cadenas de una de las vigas del techo, me enganchó las muñequeras a ellas y me hacia girar mientras creaba sobre mis pechos un bondage con una cuerda encerada, finita y lila. A medida que giraba mis manos se cruzaban por sobre mi cabeza como efecto del trenzado de las cadenas entre si. Yo me miraba al espejo y me excitaba mucho disfrutando de estar tan expuesta con las manos juntas y en alto. Mi Sr. pasó algunas vueltas de Su bondage por mi sexo y las tensó. Luego enganchó un mosquetón en la argolla de mi collar desde el que colgaban unas cadenas con dos pinzas en sus puntas. Las dejó caer frías, sobre mi vientre ansioso. Tomó dos hielos, los metió y saco de Su boca y mientras me tiraba del pelo hacia abajo me beso profundamente. Las cadenas se agitaron, mis piernas temblaron un poco cuando deslizaba sus hielos sobre mi espalda. Recuerdo la sensación de las cuerdas apretando mi sexo mientras El me movía.

Pasó los hielos sobre mis pezones y luego los apretó con fuerza entre Sus yemas y fue allí cuando descubrí el dolor de aquellas nuevas pinzas metálicas que había seleccionado con tanto cuidado. Respiré profundo tranquilizándome y el dolor cedió transformándose en placentero calor.

Mi Sr. decidió jugar con una navaja recorriendo mi piel. Hizo trizas el soutien y la bombacha que me había entregado esa misma mañana. Me colocó, forzando a través del bondage, un vibrador bala en mi vagina. Mis piernas perdieron tensión muscular y las rígidas cadenas hacían crujir la viga de madera. Levanté mi cabeza espiando al espejo y encontré la sonrisa de un niño jugando con Su juguete preferido. Me sentí feliz. El Señor de los Sueños me soltó las muñecas y mis brazos cayeron como partes que ya no eran mías. Me ordenó primero sentarme en la cama y recostar mi espalda. Me saco los zapatos, las muñequeras y luego me las colocó en los tobillos. Desenrollo las cadenas de la viga para hacerlas mas largas y colocó los mosquetones en las argollas de mis ahora tobilleras. Observé mis tobillos caer pesados y abiertos desde el techo. Recuerdo esa imagen del techo alpino con las cadenas sosteniendo mis piernas abiertas y mis pechos pinzados llenos de excitación. Esa fue la última imagen que vería en lo que para mi fueron unas largas horas.

El Señor de los Sueños me vendó los ojos con un chal de hilo negro que cubría toda mi cara. Se me dificultaba respirar y se lo hice saber. Dejo parte de mi labio inferior libre y con gentileza me regalo un poco de agua que vertió El mismo desde Sus labios a los míos. "Gracias Sr." le dije, "estoy feliz de estar de vuelta a Su lado". En ese momento sentí un dolor agudo e inesperado que me traicionaba. Mi Sr. había decidido liberar mis pezones y una de las pinzas se le había resbalado, cerrándose con fuerza sobre el apenas liberado pezón. Mis manos fueron instintivamente a mi cara y creo haber sentido algunas lágrimas que se absorbían rápidamente por el chal. Yo no sabía lo que ocurría pero sentía que algo había salido de una forma desafortunada e imprevista. Debo confesar que sentí bronca por algunos segundos. Grité con fuerza pero no me calmó y una de mis manos desesperadas golpeó con la palma abierta en la cabeza de mi Sr. que intentaba reconfortarme chupándome el pezón. "¡¡¡Dios!!! ¿¿¡¡Que hice!!??" pensé inmediatamente mientras un silencio atemorizante llenó el ambiente. El levanto Su cabeza, rompiendo el silencio me pidió perdón y al hacerlo me liberaba el otro pezón mientras yo me retorcía como un reptil sin poder respirar.

Entonces tomó Su navaja y recorrió nuevamente mi piel con ella haciendo mas presión sobre ciertas zonas. Prendió la cápsula vibratoria que me había introducido y sentí como las cuerdas que estaban allí se deslizaban entre si ya húmedas por mi sexo. Cortó con Su filo esas cuerdas liberando mi vagina y la cápsula cayó húmeda sobre la cerámica. Sentí ruido a látex y un producto frió fue vertido en mi entrepierna. Me separó mas aún las piernas y me acarició con sus enguantadas manos mojadas de lubricante. Presionó con una de Sus manos sobre mi monte de venus y con la otra me embadurnaba mi sexo con lubricante que chorreaba hasta mi ano. Jugó algunos segundos con mi clítoris y luego no quiso darme mas dulce. Se concentró en mi vagina con obsesión. Metía Sus dedos en forma progresiva haciendo que esas paredes que habían estado pegadas por casi un mes, se estirasen en rítmicas embestidas formando una vacuidad que mi Sr. quería llenar por completo.

Luego fui penetrada por un objeto y sentí ruido a cortos escapes de aire mientras el objeto se hinchaba dentro mío de una manera inevitable abriéndose paso sin piedad. En mi esternón nacía ese ahogo de desesperación que subió luego hacia mi garganta. Sacudí la cabeza reteniendo la respiración; ¡temía explotar como un globo aerostático! Mi Sr. cedió, permitiendo la salida de aire y retirando el objeto de mi interior. Colocó en su lugar nuevamente Sus dedos que presionaron con firmeza hacia mis entrañas. El lubricante era un alivio y a la vez, un tormento que hacia que mi vagina se sintiese como un túnel con paredes de fuego. Su mano se cerró formando un puño que con obstinación presionaba para entrar. Tuve miedo al sentir que no lo lograría. Intentaba bajar mis pulsaciones aceleradas y calmar mi respiración entrecortada. Mi Sr. me dio algunos minutos, me soltó las piernas que cayeron pesadas como juicios. Me dio un poco de agua, me ordenó moverme sobre la cama y girar un poco de costado. Continuó con Su tarea de empuñarme y finalmente lo logró. Deslizó por algún costado la cápsula vibratoria que colocó dentro de su puño. Las paredes que antes eran fuego y toda la tensión se desdibujaron en ese momento. Sentía mi cuerpo como una plastilina siendo moldeada por Su Dueño. Me hizo girar sobre mi vientre y presionó la vibración sobre mi punto g.

A estas alturas yo ya no recordaba como era la luz y tampoco como se hacia para hablar. Quise suplicarle a mi Sr. que me permitiese tener un orgasmo. Buscaba las palabras mientras movía mi boca en un intento por modular algún lenguaje comprensible y audible. "Mojame putita, mojame mas!", fue lo que escuche. Mi orgasmo llegó como rocío fresco sobre mi cuerpo de plastilina que tomó un impulso de vida dolorosa cuando el Señor de los Sueños dejo de empuñarla y vertió algo de crema que olía bien sobre mi espalda mis nalgas. Yo seguía sintiendo que era barro entre Sus manos que me sobaban a Su antojo y me hacían volver en mi sintiendo algo de confort.

Sobre mi espalda había dos manos y sobre mis nalgas había otro par… Exaltada, pregunte "Sr., ¿cuantas manos tiene Ud.?"

-"Yo, solo dos, mi querida dama", contestó con una voz un tanto risueña y burlona. Se me congeló la sangre por unos instantes… ¿¡¿Quien mas estaba allí?!?

No se me hizo difícil en ese momento distinguir cuales eran las manos de Mi Dueño que estaban sobre mis nalgas apretujando y escurriendo entre Sus falanges mi carne. Pasaba Sus yemas cerca de mi sexo y ano haciéndome desear Sus caricias. El otro par de manos estaban sobre mi espalda. Se sentían más delicadas y un poco temerosas. Sus caricias eran suaves, me ponían la piel de gallina cuando acariciaban mis axilas y las pancitas de mis pechos aplastados por el peso de mi propio cuerpo tumbado boca abajo.

Sentí a lo largo de mi costado izquierdo el calor de la proximidad del cuerpo de Esa persona. Aguce mi oído, escuche su respiración excitada y sentí el calor de su aliento en mi mejilla. No podía relajarme, era la primera vez que una tercera persona presenciaba y participaba de una sesión nuestra. Mi excitación ya había cedido ante mi curiosidad que galopaba al ritmo de mi vergüenza. Un cúmulo de preguntas brotaron en cuestión de segundos: Es hombre o mujer? Hace cuanto que esta acá? Será una persona conocida o desconocida para mi?

Mi Sr. me hizo girar boca arriba y se recostó a lo largo de mi costado derecho. Estando boca arriba me sentí aun mas desprotegida y expuesta. Ellos pasaron algún tiempo, que para mi fue tormentoso, apoyando partes de Sus cuerpos sobre mi piel y respirándome muy cerca de mis oídos mientras me toqueteaban con Sus manos a lo largo de todo mi cuerpo. Mi Sr. tenía una mano sobre mi seno derecho y la otra persona me chupaba mi seno izquierdo mientras tenía Su pie sobre mi pie izquierdo. La persona fue recorriendo mi pierna izquierda con Su pie hasta casi llegar a mi vagina.

Los jadeos de ambas personas me llenaron de terror. El pie de la persona se alejó y la palma de Su mano se colocó presionando mi monte de venus y extendiendo Sus dedos hasta apoyarlos sobre mis labios que palpitantes exprimían jugos. Mi Dueño tomó mis manos y las llevo cada una hacia un pene diferente y me ordenó que los masturbara. Sentí algo de alivio de que no se tratase de una mujer. Masturbé en simultaneo con delicadeza y sentimiento esos dos penes erectos. Lamí las palmas de mis manos para hacer un mejor trabajo, luego mi Sr. me ordenó sentarme, sentí dos manos en mis axilas y dos en mis huecos poplíteos y entonces fui levantada por el aire y transportada algunos pasos. Por momentos sentía mi cuerpo en un vertiginoso vaivén mareado que suponía ser causado por mi provisoria ceguera. Fui depositada de pie sobre una superficie de plástico. Durante algún tiempo que para mi fue eterno nadie me habló no me tocó, yo permanecí allí parada, desnuda y cegada. Sólo escuchaba el sonido de mi corazón ansioso y la sangre fluyendo poderosa y ardiente por mis venas.

Mientras me mordía la parte interna de mis labios, pensé en varios hombres posibles, pero todos ellos me generaban vergüenza. El silencio se quebró por un ruido estremecedor que me pareció ser el disparo de un arma de fuego. Extendí mis brazos al vacío y casi al borde de un colapso de nervios logre sacar un hilo de voz de mi garganta: "¿Sr. ... Esta Ud. aquí? ¡Le ruego Sr. que no me deje!" La voz de mi Dueño provino desde mis espaldas: "Aquí estoy, siempre estoy. Tranquilizate y disfrutá". Sus manos se apoyaron sobre mi espalda inclinándome hacia adelante, por instinto extendí mis brazos encontrando un borde del que me tomé. En un repentino instante fui enteramente rociada por ráfagas de un liquido a presión que se sentía helado, alcohólico y gaseoso. Se me ordenó incorporarme nuevamente y un sabor de bebida alcohólica dulce llenó mi boca. Inmediatamente recordé que hacía varias horas desde mi última comida y temí que me siguiesen dando de beber hasta emborracharme. El brebaje chorreaba por mi mentón mojando mis senos y todo el resto de mi cuerpo. El ambiente se llenó de olor a alcohol mientras dos lenguas jugaban, entre mordiscos, sobre mi piel borracha. Mis manos en mi nuca comenzaron a flaquear y me sentí envuelta por completo en el calor de Sus cuerpos que se apoyaron enteros sobre mi frente y dorso.

"¿Puedo bajar mis manos Sr.?", pregunté.

"Si putita, bajalas ya", me contestó.

"¿Sr., me permite Ud. tocar a este hombre?"

" ¡¡¡ ja ja ja ja ja ja ja!!! Bastante has logrado aguantar tu curiosidad, mi querida putita"

Entonces mi Sr. tomó mis manos y las colocó sobre el torso de el enigmático individuo. Era un torso flaco, fibroso y atlético. Mi Sr. me abrazaba por detrás mientras mil imágenes de hombres conocidos cruzaban mi mente. Acaricié, leyendo con mis dedos, desde los hombros hasta las manos, los tensos músculos de sus brazos, sintiendo el detalle de Sus venas ramificadas y turgentes. Apoyé mi oreja sobre su pecho caliente intentando oír Su alma, Sus secretos. Su corazón era fuerte y palpitaba sincero mientras Su pene se extendió hacia mí formando un puente de intensa excitación. Sobre Su pecho encontré un colgante que instantáneamente remitió en mis recuerdos a un querido amigo.

La tensión del momento se desmoronó cuando ellos vieron que yo tocaba el objeto con tanto detenimiento, y comprendieron que ese hombre ya tenía rostro para mí. Apiadándose de mí, el Sr. M liberó una feliz carcajada de niño travieso, mientras me abrazaba con todo el cariño como siempre lo había hecho. Mi Sr. liberaba mis ojos, que por instinto buscaron rápido refugio de la luz, ocultándose dentro de la axila del Sr. M, que continuaba con su cálido abrazo. Aturdida y confundida, todo parecía un sueño para mi. Mis pies comenzaron a sentirse mojados y calientes. Estabamos los tres parados dentro de lo que comprendí era el jacuzzi. Mi Sr. había abierto las canillas y el nivel del agua comenzaba a subir. El Sr. M tomo mi brazo y me guió hasta sentarme allí dentro. Estaban uno a cada lado mío, pero frente a mi. Mi Sr. me sugirió lavarme la cara con calma hasta recobrar la visión.

El ambiente cambió rotundamente. El silencio se lleno de risas y anécdotas, sobre cómo mi Sr. y el Sr. M habían planificado esta bienvenida para mí. Cuando finalmente pude abrir los ojos y enfocar, el nivel del agua estaba a la altura de mis pechos, llena de espuma aromatizada y con los chorros funcionando. Allí me encontraba, desnuda en un jacuzzi, frente a dos hombres, y no tenía vergüenza alguna. Ellos seguían entusiasmados, riéndose de todas las cosas que habían sucedido y que habían puesto en peligro el plan. Yo escuchaba atónita y con atención, mientras sonreía y pensaba que tenía frente a mí a dos personas que me querían a Su manera.

Salimos del jacuzzi y me secaron entre los dos. Fuimos a la cama y mi Sr. me dijo "Quiero ver lo buena que sos masturbando a M". No sentí temor en cumplir aquella orden. Sabía que era buena con mi boca. Acerqué mis labios a ese rígido miembro. Antes de tocarlo, levante mi vista para encontrarme con Sus magníficamente ansiosas miradas. Entonces abrí mi boca, de la que exhalé un húmedo y caliente aliento que abrazó el pene sin rozarlo siquiera. Extendí luego mi larga lengua hasta encontrar con la punta Su frenillo. Dibujé algunos círculos con mi lengua sobre la base del glande mientras cerraba mis labios abrazando el pene a esa altura. Succioné un poco, presionando Su cabeza en mi paladar con algunos movimientos lentos y profundos. Me retiré dejando caer un hilo de saliva, humedeciéndolo más, mientras buscaba con mis ojos la mirada de mi Sr., que ya no se encontraba allí. El me sorprendió por detrás penetrándome con fuerza y enérgicamente. El Sr. M se acomodó frente a mí, facilitando que en cada embestida de mi Sr., Su pene se hundiera en la profundidad de mi traquea.

Mi Amo me azotaba sobre mis nalgas y espalda con el látigo e inesperadamente me regaló Su esperma, que se escurrió entre mis glúteos. EL Sr. M ya se había derramado dentro de Su funda. Yo sentí mucha excitación, pero las arcadas me desconcentraron. Me sentí extraña al estar formando parte de un engranaje dentro del movimiento sexual entre dos falos. Como una maquinaria en la que yo era el vínculo del placer de ambos.

El nudo sexual se deshizo y permanecimos unos largos minutos tendidos sobre la cama. Los dos estaban con Sus cabezas sobre las almohadas mientras que yo me había quedado entre Ellos, con mi cabeza a la altura de Sus pies. Girando abrace los pies de mi Sr. No tardaron en brotar nuevamente las caricias de Ellos hacia mi, pero esta vez, Sus pies acariciaban mi vagina metiéndose luego en mi boca para que yo degustase mi excitación.

Mi Sr. me invitó a masturbarlo. Luego me tomo por la cintura con fuerza y me sentó sobre Su obelisco hundiéndose dentro de mi mojado sexo. Jamás El había elegido adoptar esta posición, y me pareció algo extraño que lo hiciera. Sus manos tomaron mis nalgas abriéndolas de par en par, y pude percibir en un brillo especial de Sus ojos que pronto mordería una almohada. El Sr. M apoyo Su excitado miembro en la puerta de mi ano y presionó con fuerza para entrar. Mis ojos de abrieron plenos, como dos faros suplicantes que sin palabras rogaban la piedad de mi Amo.

Hacia mas de un mes que mi ano no tenía ningún tipo de penetración, y ya se había desacostumbrado al entrenamiento de mi Sr. Mi Dueño me apretó los brazos con firmeza: "Ssssshhhhhh.... calmate. No seas maricona. Vas a ver como te gusta", me dijo mirándome como solo EL lo hace en lo mas profundo de mis pupilas. Levantó Su mirada hacia el Sr. M, quien se retiró para luego volver con algo de lubricante entre Sus dedos. Acarició mi ano y colocó un dedo en mi interior intentando dilatarme. Mi Amo disfrutó con cada contorsión mía de dolor mientras me hurgaban por detrás. Su pija cada vez latía con más fuerza al borde de un orgasmo. Tomó mis pechos apretándolos y fue en ese momento que finalmente el Sr. M logró abrirse paso en mi ano. Lo pude sentir muy dentro mío. La espalda se me arqueó en un humano reflejo de cobardía. Mi Amo entonces me empujó violentamente hacia atrás obligándome a morder mis labios en una dulce mezcla de dolor y exquisito morbo.

Mi Sr. gozaba percibiendo mi dolor y mi lucha interna por lograr entregarme sumisamente. Yo disfrutaba al ver Su placer mientras el Sr. M me taladraba sin piedad. Todos gemíamos y la excitación de uno multiplicaba la calentura de los demás en movimientos constantes y coordinados. No atinaba a moverme, solo permanecía allí mientras Ellos me usaban sin que pudiera hacer nada mas que gozar.

Llena por completo, levanté la vista y me vi al espejo de la cabecera de la cama, putísima como nunca, con el pelo hecho un revoltijo, el maquillaje corrido, las mejillas rojas llenas de pecado y los ojos perdidos.

Todo el placer se había metido dentro de mi cuerpo. Sin control sobre lo que sucedía en mis orificios me sentía el receptor de dos voluntades que buscaban independientemente Su placer y estallarían dentro mío llenándome de leche, provocándome un orgasmo que se adivinaba volcánico.

"¡¡¡Mojanos putita... Bienvenida a Buenos Aires!!!"

-FIN-

dama_de_noche{SS}

Este relato ha sido encargado por mi Señor para obsequiárselo al Sr. M. en su día de cumpleaños. Tal como me fuera encomendado, espero que refleje con fidelidad las sensaciones y los hechos ocurridos ese día. Deseo que sea del agrado de ambos y humildemente agradezco la posibilidad que me dio mi Sr. de escribirlo y compartirlo con Uds. en este momento.

Mis respetos para los Amos y Amas del grupo, mis saludos para los sumisos y sumisas.

dama_de_noche{SS}