La Biblioteca

No podia dejar de mirarla, le tenia obsesionado, siempre que la veia en la biblioteca no podia hacer otra cosa que pensar en ella.

Este relato esta escrito por dos personas, lider y benqa, cada uno ha puesto lo mejor de si mismo y esperamos que disfruteis leyéndolo tanto como nosotros hemos disfrutado escribiéndolo.

Ha sido una gozada y esperamos poder ofreceros muy pronto un nuevo relato.

Nos alegrará conocer vuestra opinión

liderybenqa@hotmail.com

Parecía un día como cualquier otro. Yo había ido a la biblioteca con mis amigas para estudiar para el examen que tenía un par de días después. El problema es que me costaba demasiado concentrarme en mis apuntes. Cuando bajaba la mirada a los apuntes podía sentir que alguien me miraba fijamente. Cuando levantaba la mirada para buscar que ojos eran los que se clavaban en mi, no encontraba mas que miradas huidizas.

En una de mis búsquedas me encontré quien era mi observador. Era un chico moreno que me miraba fijamente y que ya no apartaba la mirada. Su media sonrisa y su mirada me dijeron que era un pervertido. Me sorprendí porque no me molestaba. Al contrario, la situación cada vez me resultaba más interesante.

Llevaba varios días observándola, me gustaba todo de ella, me encantaban sus ojos verdes, su larga melena ondulada, no podía dejar de mirarla, aunque estábamos en una biblioteca llena de gente yo solo podía verla a ella, cada día se me hacia mas difícil concentrarme, me atraían sus manos al subrayar, no sabia como podía captar su atención, hasta que un día me miró, lo primero que pensé fue en apartar la mirada, pero las ganas de conocerla eran mas fuertes que la vergüenza que me pudiera dar la situación, mientras me miraba ella me sonrió, su sonrisa fue espectacular, tenia una mezcla entre picardía, ingenuidad y deseo que no creo que pueda olvidar, pero lo más importante es que no apartó la mirada en ningún momento.

Nuestras miradas no se separaron ya, olvidé el estudio y mi imaginación empezaba a jugarme malas pasadas. Esos ojos clavados en mi me estaban empezando a afectar. Mi corazón cada vez bombeaba con más fuerza, mi respiración se aceleraba, y más allá, mis pezones comenzaban a enderezarse y notaba la humedad aumentar entre mis piernas.

Yo disfrutaba de la situación, era excitante, pero él hizo algo que me puso nerviosa. Me hizo un gesto con la cabeza indicándome que saliésemos de la biblioteca, se levantó y se encaminó a la puerta. No sabía que hacer, pero cuando me pare a pensarlo ya estaba andando hacia la puerta.

No imaginaba lo que estaba a punto de hacer, pero no podía perder la oportunidad de conocer a aquella chica, así que con la cabeza le indique que saliéramos, por el camino hacia la puerta estuve pensando y ahora que hago, estoy totalmente excitado pero no llevo preservativos. Sin embargo, cuando ella salido fuera lo único que pude hacer fue besarla, sus labios me atraparon y no podía apartarme, mientras la rodeaba con mis brazos y la atraía hacia mi para que pudiera notar cuanto había hecho en mi cuerpo. Una vez que nos separamos le pregunte por su nombre y yo le dije el mío, me tenia totalmente hechizado, pero no quería que fuese ni allí ni de este modo, por lo que la invite a mi casa a cenar y a ver el mar y la luna desde mi ventana.

No me podía creer lo que acababa de suceder. Ese beso casi desgarró mi cordura. Era una locura, pero deseaba más. Mucho más.

Pasé el día fingiendo estudiar pero mi vuelta no paraba de dar vueltas a lo que había ocurrido y aun más a lo que quería que ocurriese. ¿Qué hacia? No conocía de nada a ese chico.

Cuando fui a casa me di un baño y supe que deseaba demasiado estar con él. No sabía que ponerme, si arreglada para un cena romántica o informal para visitar a una nueva amistad. Opte por algo intermedio, aunque elegí mi ropa interior más sensual. Aunque tenía mis reparos, deseaba que eso fuese más que una cena. Cogí el coche y fui a su apartamento

Preparar la cena era lo peor, así que opte por llamar y que me la trajeran a casa. Cuando ella llego ya tenia la comida en casa y la mesa puesta, no me había arreglado mucho, puesto que estaba en mi casa y quería estar cómodo para lo que se terciase, estuvimos bebiendo y poco a poco nos fuimos poniendo mas contentos, no paramos de hablar en todo momento, era increíble, hablábamos de cualquier cosa, no se nos acababan los temas de conversación, pero mi entrepierna cada vez parecía querer imponerse más, quería besarla como lo había hecho en la biblioteca, pero esta vez, quería besarla y que no se acabara ahí, sino continuar haciéndolo en mi dormitorio, hasta que de repente, sentados en el sofá, ella se inclino hacia mi y me beso.

Todo fue más fácil de lo que pensaba. La situación no era incómoda, estábamos los dos a gusto y se notaba. Charlamos largo rato y lo disfrutamos pero cada vez estaba más ansiosa y por la forma en que le veía morderse el labio inferior sabía que él también. Mi cuerpo me pedía más. Tome la iniciativa y le besé. Fue un beso apasionado, nuestras lenguas se buscaban y bailaban en una caricia que me hacia estremecer. Mis manos viajaron a su nuca para acariciársela mientras nos comíamos la boca. Pude notar su erección contra mi cuerpo y eso desató mi deseo. Estaba muy mojada, le deseaba. Era yo quien apretaba mi cuerpo contra el suyo queriendo notar todo lo que tenía que ofrecerme. Él se levantó, me dio la mano y me guió hacia su dormitorio

Al llegar al dormitorio cerré la puerta y la apoye en la pared donde con mis manos desabroche su camisa mientras seguía besando sus labios y poco a poco bajaba por su cuello, olía tan bien y sabia aun mejor, no podía apartar mis manos de su cuerpo, necesitaba tocar cada centímetro de su piel y hacerla mía. A su vez ella también me tocaba y acariciaba mi espalda, notaba como su respiración se hacia cada vez mas fuerte e intensa, la miré a los ojos y vi el deseo en ellos, me quito la camiseta mientras seguía mirándome fijamente a los ojos, sin ni siquiera pestañear. Una vez que me quito la camiseta le di la vuelta y apoye su cuerpo contra la pared, para besarle los hombros y la espalda a la vez que desabrochaba su sujetador.

Que locura! Ardía de deseo cuando sin dejar de besarle le quite la camiseta para descubrir su pecho. Al ponerme cara a la pared me libero los pechos del sujetador mientras me besaba los hombros, el cuello y el lóbulo de mi oreja haciéndome temblar las piernas y erizar todo el vello de mi cuerpo. Deseaba darme la vuelta para volver a besarle pero mi conciencia estaba en su mano que bajo acariciando desde mi nunca por todo el trayecto de mi espalda hasta llegar al borde de mi pantalón. Cuando llego ahí, se le unió la otra mano y ambas siguieron la caricia bordeando mi pantalón hacia mi vientre. Echo su cadera hacia delante y pude notar su pene entre mis nalgas a la vez que empezaba a desabrocharme el pantalón.

Baje su pantalón poco a poco, a la vez que lo hacia besaba su espalda, justo por la columna hasta llegar a un tatuaje que tenia justo en la parte mas baja de la espalda. Una vez que quite el pantalón baje sus braguitas y mordí sus nalgas con ganas de comérmelas, mientras tanto mis manos acariciaban su vello púbico por la parte de delante y poco a poco fui introduciéndome entre sus labios por los que se notaba la humedad que había dentro, la chica estaba muy excitada, respondía a cada estimulo que le proporcionaba y eso me estaba matando, los pantalones aprisionaban mi erección y notaba que me iba a estallar si no me los quitaba, justo en ese momento, ella se dio la vuelta, yo me puse de pie y empezó a desabrocharme los pantalones, mientras no dejaba de clavarme sus ojos.

Me estaba matando. Sus caricias me hacían enloquecer. Notaba como me mordía las nalgas y me tocaba justo donde yo deseaba, pero aun así no conseguía aplacar mi ansia. Quería más. Me di la vuelta para poder bajar sus pantalones. Éstos cayeron al suelo mientras nuestros ojos volvían a hablar por nosotros. Bajé sus calzoncillos y ahí apareció su pene, erecto y deseoso de mis labios. Lo agarré con firmeza y lo deslicé por mi mano sin dejar de mirarle. Le sonreí y me arrodillé para besarlo levemente en el glande, en el tronco, lamerlo en toda su longitud y cuando noté su suspiro, me lo introduje en la boca. Que increíble sensación fue tener ese pene que tanto deseaba entre mis labios. Mi lengua lo acariciaba dentro de mi boca y era tal mi ansia que tenia que controlarme para no morderlo.

Sus labios en mi pene me hacían enloquecer, me encantaba notar su lengua recorriendo todo lo largo y ancho y sentir un leve roce con sus labios, pero no quería que la cosa terminara ahí, así q le cogí del hombro y la levante, para después acostarla en la cama, y yo a la altura de ella seguir besando sus labios mientras mis manos acariciaban su pecho y bajaban poco a poco hasta su vello púbico. Mientras mis dedos jugaban con su clítoris baje hacia sus pechos para besarlos y morderlos, tenia los pezones durísimos, se notaba que estaba muy excitada, sus suspiros retumbaban en la habitación con cada mordisco que le daba, con cada lamida y con cada beso, su cuerpo se retorcía junto a mi cada vez que tocaba justo en el punto exacto.

Estaba frenética, el placer recorría mi cuerpo. Me lleve los dedos de la mano derecha a la boca y los llene bien de saliva. Una vez los tenia goteando los lleve a su miembro mientras el seguía lamiéndome. Se lo agarre con fuerza y con la mano empapada le masturbe. Me excitaba el sonido húmedo que acompañaba a mis caricias. Estaba duro como una roca y muy caliente. Cuando la mano se me seco no la volví a mojar con saliva, preferí hacerlo con el flujo que ya manaba descontrolado de mi vagina. Quería ese pende dentro y lo quería ya. Le empuje hacia un lado con la mano para que quedase tumbado boca arriba. Me levante y puse un pie a cada lado de su cuerpo. El me miraba y yo lo disfrute, le di la mejor vista mostrándole mi vagina abierta con los dedos

Poco a poco fue bajando mientras, yo observaba su clítoris que estaba a punto de reventar, era grande y estaba muy excitado, cuando llego a mi cara yo ya tenia la boca abierta para recibirlo con mi lengua, absorbí sus jugos y chupe sus labios, succione su clítoris, tenia un sabor especial y un aroma embriagador. Con mi lengua penetre su vagina, era estrecha pero muy cálida, sentí el deseo de llegarle hasta lo más profundo, de quedarme dentro de ella para siempre. Cuando se quitó de encima mía busque su boca para que probara su propio sabor, me comía su boca, devoraba cada centímetro de sus labios mientras que poco a poco me fui colocando encima de ella para poder penetrarla y llegarle lo más hondo posible.

Que delicioso sabor el de mi vagina en su boca. Notaba como me buscaba con su pene. Encontró mi entrada y no le costó entrar ya que tanto él como yo estábamos empapados. Su pene entró un par de centímetros dentro de mi, que inmenso placer. Pero el se detuvo, me miró a los ojos y saco la lengua ofreciéndomela para que la cogiese con mi boca. No tardé en aceptar su invitación y con ella en la boca me penetró completamente en una súbita embestida que casi hizo que expulsase toso el aire de mis pulmones. Mi gemido de placer sonó ahogado por tener su lengua en mi boca. Lo deseaba dentro así que rodee su cuerpo con mis piernas y coloqué mis manos en sus nalgas para empujarlo hacia mis profundidades.

Era delicioso estar dentro de ella con sus manos y sus piernas rodeándome a la vez que sus labios aprisionaban mi lengua, cada vez que la penetraba podía notar que llegaba más dentro, que podía llegar al final y esa sensación me encantaba. Después de un rato, ella me agarro los hombros y la cara y me pidió que me apartara, me hice para atrás, me tumbe en la cama y ella coloco cada rodilla a un lado de mis caderas y se introdujo mi pene dentro de su vagina mientras me besaba los labios, poco a poco se fue incorporando hacia atrás, y pude ver su cara de excitación y como su cuerpo se retorcía, cogí uno de sus pechos con mis manos mientras que con la otra apretaba su cadera contra la mía fuertemente, para notarla más dentro cada vez.

Lo estaba cabalgando. Me gustaba ser yo quien marcase el ritmo, quien hiciese que llegase hasta lo mas profundo de mi. Además el había subido para lamerme los pechos cosa que aún me excitaba más. De vez en cuando cesaba mis saltos para metérmela entera y entonces mover mi cadera hacia delante y hacia atrás. Sin decir una palabra, puse mis pies en la cama, me levanté y me di la vuelta para repetir la postura pero esta vez mirando hacia los pies de la cama, ofreciéndole una vista de mi culo y mi tatuaje. Eché mi cuerpo hacia atrás, coloqué mis pies a los lados y él me abrazo por la espalda llevando sus manos a mis pechos y su boca a mi cuello. Ahora él me había quitado el mando, era él quien movía su cadera hacia arriba y hacia abajo

Me encantaba su cuerpo y sentir su peso sobre mi, sus pechos llenaban mis manos y mi pene llenaba su vagina por completo, podía notar como se acercaba su orgasmo, su respiración era cada vez más rápida, sus jadeos y gemidos cada vez más fuertes y su cuerpo se convulsionaba sin parar, sentía como su vagina se contraía con mi pene dentro, como si estuviera masajeándolo, su espalda se arqueaba sobremanera, hasta que ceso, su cuerpo quedo durante segundos inerte sobre mi, hasta que en pocos minutos se sobrepuso y todo comenzó de nuevo, ella me pidió cambiar de postura, se acostó boca abajo en la cama y abrió las piernas mostrándome su vagina bien abierta.

Que gran orgasmo había tenido, pero quería más. Quería volver a tenerlo dentro de mi. Ofrecerle esa vista fue demasiado para él y no tardó en penetrarme desde atrás. Sentía su pene entrar en mi empapada vagina y sus testículos golpear rítmicamente contra mi vulva. Notaba como ya estaban mojados con mi flujo. Sus manos estaban sobre mis nalgas, separándolas un poco. En esto noté algo diferente, algo nuevo. Con un dedo estaba acariciando mi ano en círculos. Al principio me resulto sorprendente y me contraje, pero el masaje me relajaba y me excitaba. Empezaba a desear que me metiese el dedo cuando el me complació. Sólo un poco, pero me resultó enormemente placentero. Ahora lo tenía dentro de mi en dos lugares distintos.

Tenia un ano muy estrecho, tuve miedo de poder hacerle daño, pero cuando dirigí mi glande hacia el entró poco a poco pero sin poner resistencia y asi fui metiendo el resto del pene, estaba muy prieto, y me costaba penetrarla, pero en unos momentos la penetración era cada vez más estimulante, mojé varias veces mi pene con sus flujos para que fuera más placentera tanto para ella como para mi. A ella eso pareció gustarle, puesto que sus gemidos eran cada vez mas fuertes, me agache sobre ella y empecé a susurrarle al oído lo mucho que me gustaba su culo, las ganas que le tenia desde hacia tiempo, y lo mucho que me ponía verla cada día en la biblioteca, le mordí levemente los hombros y el cuello, no quería dejarle marca, pero al final deje mi señal en su cuello.

Que placer era que me penetrase por el culo. No pensé que se atreviese pero me encantó. Cuando vino a susurrarme al oído casi me vuelvo loca, quería revolverme y morderle, estaba desatada. Le pedí que se apartara y se tumbara boca arriba. Me coloqué como antes para cabalgarle pero esta vez su pene era en mi culo donde se alojaba. Él me miraba como me masturbaba a la vez que me introducía su pene, pero cada vez era más caliente nuestra conversación. "Como me gusta tu polla en mi culo" ,"fóllamelo". Él me correspondía con cosas como "Que culito más delicioso tienes" o "Me encanta darte por el culo". Estaba perdiendo el control. Este chico despertaba mis instintos más ocultos.

Su culo me estaba exprimiendo, sentía como en un momento me iba a correr, pero todavía no quería hacerlo, quería sentirme dentro de ella por lo menos un rato más, para eso le pedí cambiar de postura, ella entonces se arrodillo en el suelo y puso su cuerpo contra la cama abriéndome bien su culito, alterne su vagina y su culo durante un tiempo, así podía alargar más tanto su orgasmo como el mío, no quería que terminara así, quería ver como se masturbaba delante mía y masturbarme yo para ella, por lo que hice que se acostara en la cama con las piernas bien abiertas, empecé a masturbarla mientras me acariciaba a mi mismo, cuando ella siguió masturbándose me coloque encima de su pecho con mi pene entre sus dos tetas.

Estaba a punto de volver a correrme masturbándome delante de él cuando él empezó a jadear más intensamente. Su pene ardía entre mis tetas, y adoraba ver la paja que se hacía justo sobre mi. Su mano bajo el ritmo y empezó a descargar su semen sobre mis tetas. El calor de su semen fue el último estímulo que necesitaba para correrme como una loca. Me llenó el pecho y la barbilla con su leche. Para provocarla más aún, recogí un poco con mi dedo y lo metí en mi boca con la cara más lasciva que pude poner. Entonces el me beso.

Había sido uno de los polvos más salvajes que había echado en mi vida, intenso hasta decir basta. No había sentido orgasmos como esos. Desde ese momento, el se convirtió en mi semental y yo en su zorrita, y cada vez nos hacían falta menos excusas para volver a gozar el uno del otro.