La biblioteca

Yolanda siente que hay una mujer mirándola y resulta que acierta porque Laura no la quita ojo. Laura logra seducirla y llevarla a su casa

LA BIBLIOTECA

Este es un relato imaginario, nada en él es real.

Yolanda estaba de exámenes de la Universidad, aunque solía estudiar en casa también solía ir a la biblioteca de La universidad y a otras aulas de estudio que abrían en su ciudad. La primavera estaba siendo muy calurosa. Ese día se vistió con una falda por encima de la rodilla y un top sin mangas de color negro. Cuando llegó se sentó al lado de la ventana. Así podía tener algo de aire para no pasar calor.

Llevaba un par de horas estudiando. Se solía levantar cada hora unos cinco minutos para estirar las piernas, ir al baño o despejarse. Cuando volvió a sentarse se fijó que había una mujer a unos veinte metros de ella que la miraba. Al comienzo pensó que sería porque la conocía, pero no era así. Luego durante las siguientes dos horas la fue observando y se dio cuenta que sí que la miraba, pero no sabía con qué fin.

De repente pensó que quizás la mujer querría sexo con ella. Ella nunca había tenido sexo con una mujer, nunca le habían atraído, aunque alguna vez sí que había fantaseado con acostarse con algún sobretodo obedeciéndolas en todo.  Sintió ganas de ir al baño y dejando los libros abiertos fue al baño.

La observadora aprovechó que había terminado de buscar información sobre algunos temas que necesitaba recogió sus cosas y se dirigía a la puerta cuando vio como Yolanda se levantaba para ir al servicio y tuvo una idea. Escribió en un trozo de papel:

“Si te atraigo y quieres dejarte llevar por mí obedeciéndome y descubrir lo que he ideado para ti ven mañana a las 11 a esta biblioteca y siéntate en el mismo sitio que hoy. Si estuviera ocupado me esperas a las 11:05 a la puerta de la biblioteca, sé puntual. Por cierto, me llamo Laura.”

Cuando Yolanda volvió vio la nota que estaba sobre su abierto libro. Primero sintió miedo, pero la idea de obedecer le excitó. Bien es cierto que era una mujer y eso le planteaba dudas, pero bueno solo le había citado en la biblioteca con lo que no perdía nada por acudir a la cita. Al día siguiente acudió vistiendo la misma ropa que el día anterior. Lo normal era cambiar, pero ella decidió ir con la misma para facilitar a Laura el reconocimiento, aunque Laura sabía de sobra como reconocerla.

Llegó al sitio del día anterior y se sentó. Al de dos minutos llegó Laura y escogió el mismo sitio de la víspera. Laura pensaba como acercarse a la chica y lo arregló rápido. Se levantó tras escribir en otro trozo de papel su número de teléfono. También puso mándame un mensaje. Laura salió y fue al prado que había dentro del campus y donde los estudiantes se solían reunir para relajarse entre clase y clase o directamente para saltarse alguna de las clases. Yolanda fue obediente y tardó en mandar el mensaje lo que tardó en introducir el número en su teléfono.

Hola, soy la chica de la biblioteca, me llamo Yolanda.

Yo Laura, vente al prado del campus, estoy más o menos en mitad del prado según sales de la biblioteca a tu izquierda.

Yolanda recogió las cosas y se encaminó hacia allí. Se estaba excitando y mucho, no sabía si era por la situación o porque le atraía Laura, pero iba decidida a hacer lo que dijera la mujer. Cuando llegó Laura le indicó que se sentara frente a ella.

Como imaginarás te he hecho venir porque me atraes y quiero tener sexo contigo. Luego tengo una parte Dominante por lo que tú tendrás que obedecer. De todas formas, decirte esto no sé si es algo precipitado. Debes pensar que estoy loca. ¿Qué opinas?

Laura, te seré sincera tengo 21 años y aunque me gustan los hombres alguna vez he fantaseado con acostarme con una mujer. Lo de obedecer siempre en el sexo soy de las que ceden la iniciativa así que imagino que con la persona adecuada me entregaría y me dejaría llevar, pero necesito fiarme mucho de esa persona.

Yo tengo 50 años, como verás te saco muchos, pero eres suficientemente mayor para decidir. Sobre lo de fiarte puedes hacerlo. Trabajo en esta Universidad con lo que te sería fácil localizarme y no me gusta dañar a la gente de forma gratuita. Si quieres llegar al final mañana sábado irás a mi casa, estarás allí a las 11 de la mañana ( le dio una tarjeta con su dirección a la chica).

Yolanda cogió la tarjeta y la guardó. Luego dijo:

Lo pensaré hoy y si voy mañana a las 10 mandaré mensaje confirmando. Ahora he de irme que quiero seguir estudiando.

El resto del día intentó estudiar, pero no podía, estaba sumamente excitada por lo del día siguiente. Daba por hecho que acudiría, de todas formas 50 años eran muchos, pero eso en lugar de echarle para atrás todavía le puso más cachonda.

El sábado se levantó, se duchó y se preparó para acudir a la cita. A las 10 mandó el mensaje. Salió de casa y cogió el metro. Se bajó en la parada más cercana y caminó. Había calculado el trayecto. Llegó 5 minutos antes a la cita. Tocó el timbre y una voz dulce y melosa respondió:

Sube.

Subió en el ascensor y cuando salió allí estaba Yolanda en la puerta. Esta la paró en seco y cogiéndola de la coleta la besó apasionadamente. Yolanda al comienzo frunció los labios como rechazándola, pero rápidamente se entregó a tan lujuriosa muestra de pasión.

Luego la condujo de la mano directamente al dormitorio. Laura se sentó en el borde de la cama con Yolanda frente a ella. Con las manos fue acariciando su cuerpo hasta los muslos. Luego fue subiendo las manos por debajo de la falda hasta llegar al tanga. Cogió una pequeña navaja y la abrió delante de la cara de la chica que al comienzo se asustó, pero al sentir el frio tacto del acero en su barbilla se dejó llevar. Con la navaja fue cortando cada botón de la camisa hasta quitarla del todo, luego bajó recorriendo la piel con la punta de la navaja hasta los muslos y buscar el tanga el cual en dos cortes dejó caer al suelo. Se levantó y empujándola contra la pared la quitó la falda.  La hizo volverse y volvió a besarla. Jugando esa danza de fuego cayeron en la cama. Se movían como dos partes de un mismo yo. Laura, más experimentada, fue besando y lamiendo el cuerpo de la chica hasta llegar a su sexo donde subió por las ingles hasta volver a la parte superior del clítoris y entonces jugar con éste como si fuera el sparring de un combate de boxeo. Yolanda cogía del pelo a Laura y la guiaba hasta que arqueando la espalda y abriendo por completo sus piernas estalló en un gran orgasmo entre espasmos por el placer y un grito que ahogó mordiéndose el brazo.

Laura se puso a su altura y con mucha dulzura y ternura cogió su cara y le dio un suave beso y la abrazó. Se quedaron abrazadas primero una frente a la otra y luego Laura detrás de la chica hasta que se quedaron adormiladas. Laura alargó la mano y en la mesita cogió el strapon. Se lo puso, tenía un dildo que se introducía en ella y luego el otro con el que iba a penetrar a Yolanda.

La besó en el cuello y cuando la chica se movió, ella la sujetó y la puso boca abajo. La sujetó y cariñosamente la ordenó no moverse. Fue besando cada vértebra de su espalda hasta llegar a su culete. Allí abrió sus nalgas y con la lengua fue bajando hasta su agujerito trasero. Pasó la lengua por primera vez sacando un gemido de su amiga. Luego con la lengua fue jugando con el estrellado orificio para seguido penetrarla con la lengua. Yolanda se relajó y Laura aprovechó para con un poco de lubricante introducir un dedo hasta la primera falange, luego dos y por fin tres. Luego los fue girando hasta meterlos y sacarlos poco a poco. Seguidamente la hizo ponerse boca abajo y la penetró analmente follandosela. Lo hacía primero con suavidad y poco a poco hasta que entraba fácil y Laura se venía en un largo orgasmo cayendo derribada sobre Yolanda.

Tras eso cayeron dormidas para luego ducharse y Yolanda volver a su casa. A partir de ese día se volvieron inseparables.

Me encantaría conocer vuestras opiniones. Si queréis escribirme a:

Picante100@hotmail.com