La bestia

Encontré a un antiguo compañero de escuela y me involucré con él.

La bestia.

En la secundaria había un chavo al que le apodaban "La Bestia", definitivamente era muy feo, moreno y grandote, estaba en la edad de las espinillas y era algo desproporcionado físicamente, su imagen era aterradora si se le veía con frialdad. Cuando llegué a la escuela y lo conocí creí que por esos motivos le habían puesto el apodo, pero me enteré que según contaba la leyenda, la causa real de ese apodo es porque estaba excedido en el tamaño de sus atributos sexuales; los muchachos de la clase decían que tenía una verga y unos huevos enormes y que inclusive, una puta no había querido acostarse con él le pagaran lo que le pagaran porque había dicho que tenía "demasiado grande" la verga. Ninguna de mis compañeras y mucho menos mis amigas comprobaron la veracidad de lo que dijeron los chavos, ya que en aquella época no nos interesaba tanto la cuestión sexual y máxime, nadie se iba a acostar con un tipo tan feo como "La Bestia".

De eso han pasado ya casi veinte años y evidentemente todo ha cambiado; ingresé a la preparatoria, estudié medicina y luego una especialización en psiquiatría y en diversas materias relacionadas con sicología, trastornos de la personalidad, adicciones, depresión, rupturas matrimoniales, etc., etc. Actualmente, tengo mi consultorio como médico psiquiatra y asesora en relaciones matrimoniales y me dedico a atender profesionalmente a personas que tienen alguno de los padecimientos antes citados o pasan por una etapa emocional depresiva, por fortuna mi trabajo es arduo y constante por lo que se puede decir que soy una profesional exitosa, además por las mañanas muy temprano durante toda la semana imparto una cátedra por dos horas en una Universidad privada de mucho prestigio.

Hace unos cuatro meses, solicitó una cita conmigo una persona llamada Carlos Pérez y yo no lo identifiqué de inicio, pero cuando ingresó a mi consultorio y se presentó ante mí, me di cuenta que era nada menos que la "La Bestia". Le di la mano afectuosamente, le pedí que pasara y nos sentáramos; en lugar de iniciar la consulta, alegremente y con cierta nostalgia nos dedicamos a recordar viejos tiempos, me preguntó como me había ido en la vida y le contesté que estaba felizmente casada, con una familia de dos niños aún relativamente pequeños y que mi esposo era una persona muy trabajadora y nos llevamos fabulosamente bien; que era médico también pero especializado en pediatría. Cuando hablamos de él comentó que no podía decir lo mismo, porque no le había ido muy bien y me contó su historia familiar: se había casado y su matrimonio había sido muy bonito por un buen tiempo hasta que su padre falleció y los negocios familiares habían caído en quiebra porque ya de por sí estaban bastante mal, pero el acabose llegó despues de su muerte, prácticamente de habían quedado en la ruina; la crisis económica que estaba afectando al país hizo que buscara empleo sin encontrarlo; su mujer, una alta ejecutiva de un banco, lo empezó a menospreciar horriblemente, no habían tenido hijos porque su esposa no quería perjudicar su prestigio en la institución y abandonar su carrera ascendente, aunque fuera por incapacidad por maternidad y mucho menos traicionar sus principios de "superación personal", además de que perdería su estilizada figura por ser madre; eso les llevó a un divorcio anunciado, despues de eso Carlos o "La Bestia" había caído en una depresión absoluta, sin empleo fijo y sin medios económicos para salir adelante; se perdió en el alcohol y solo conseguía el dinero indispensable para sobrevivir, no tenía un sitio estable para vivir y dormía donde podía; trató de salir del bache dedicándose a la correduría de los bienes raíces, a donde había ingresado recientemente y se empezaba a levantar. Un amigo, el dueño de la empresa donde estaba le había pedido que buscara ayuda profesional y solicitando informes casualmente había encontrado mi nombre y así es como había llegado a mí. Lejos de sorprenderme su situación, le di palabras de ayuda emocional, no era un caso grave ni perdido, tenía a la mano todos los elementos para salir adelante, era joven aún y podía rehacer su vida y sólo bastaba un poco de apoyo, bastante motivación y mucha tenacidad y fortaleza.

La terapia con él avanzaba día a día de una manera satisfactoria, su situación económica mejoró gradualmente cuando por instancias de mi marido, le conseguimos un buen trabajo estable en forma adicional; el sentirse dentro de un ambiente laboral seguro y con buenos ingresos hizo maravillas y cambió su perspectiva de vida; conforme iba pasando el tiempo y a pesar de que teníamos mucho tiempo sin vernos, despues de la consulta empezamos a platicar de cosas mas íntimas. Carlos tenía ya más de un año de no tener relaciones sexuales, me contó de algunos días de jarra en que se iba a algún table con alguna amiga que había conocido, pero no había pasado nada.

No puedo negar que al tenerlo frente a mí volvieron a mi memoria las leyendas sobre "La Bestia", sería verdad?. Lo único que si pude corroborar, es que "La Bestia" había cambiado notablemente en su aspecto físico, era moreno, alto, grandote, fornido, con pelo negro rizado, de facciones un tanto toscas, pero no era desagradable como el recuerdo que tenía de nuestras épocas de secundaria, al contrario tenía un aspecto muy varonil y algunas mujeres lo podíamos considerar interesante y hasta guapo. Carlos se conservaba muy bien físicamente, tal vez las tensiones emocionales hacían que no engordara y a pesar de ser de complexión robusta, tenía solamente una pancita que caracteriza a todos los treintones o cuarentones y ahora disfrutaba de un magnifico humor, una forma de ser deliciosa y una conversación de lo más agradable.

Los días pasaban y en mi mente se fijaba una idea, qué mujer no sueña con tener relaciones con un hombre súper bien dotado?. Nunca en mis 8 años de matrimonio, había siquiera pensado en otro hombre además de mi marido, pero esa idea de algo verdaderamente fuera de lo normal turbaba mis pensamientos y me empezaba a atraer. Y si la leyenda no era cierta?? bueno, había que, por lo menos, intentar averiguarlo, sería interesante develar la famosa incógnita que a más de una nos llegó a preocupar o al menos a inquietar.

El lunes pasado mi esposo había salido al extranjero para asistir a una convención e iba a estar ausente por diez días completos, así que disponía de más tiempo para mí, pues mis hijos estaban es casa de mis suegros pasando sus vacaciones escolares; Carlos tenía su cita para terapia para el viernes al mediodía y terminada ésta, decidimos ir a comer. Lo hicimos muy tranquilamente, fuimos al Chez Pierre que está en una hermosa plazoleta de la colonia Americana en nuestra bella Guadalajara y durante la plática, le volví a preguntar sobre su situación sexual; Carlos, como presintiendo algo, me dijo sonriente pero a la vez apenado "no ha habido nada de nada, estoy que reviento", sólo sonreí. Mi cabeza comenzó a pensar en mi situación, lo que hizo que me distrajera un poco y dejara de prestar atención a sus palabras y él de inmediato me lo reclamó, alejé mis pensamientos locos y puse atención a la charla; terminando de comer regresaría a mi consultorio, pero decidí atacar y le dije que me gustaría conocer su departamento para estar al corriente del ambiente privado en que se desenvolvía para tener más elementos para ayudarlo profesionalmente, claro; al fin, estaba muy cerca, en la misma colonia, era riquillo el canijo y para evitar problemas nos fuimos en su auto quedando el mío en el estacionamiento del restaurante.

Una vez que llegamos a su departamento, pequeño pero muy confortable por cierto, me ofreció algo de tomar y con unas buenas copas, un café y unos cigarrillos nos pusimos a conversar en la sala; después del vino de la comida y acompañando el café con un par de copas de coñac y con lo que estábamos bebiendo en su casa me sentí muy, muy relajada, platicamos y platicamos hasta que llegamos misteriosamente de nuevo al tema sexual y ya le pregunté expresa y directamente sobre su leyenda en la secundaria y Carlos sonrió alegremente al confirmarme que todo era cierto y también lo de la puta había sido verdad; al ver que yo ponía cara de perplejidad y duda, él sonrió y me dijo: quieres comprobarlo, chiquita??. Yo también sonreí e increíblemente asentí con la cabeza; Carlos, sin la menor pena se bajó los pantalones lentamente y se acercó hacia mí para que yo le bajara el bóxer y lo comprobara y oh sorpresa!!! efectivamente, Carlos tenía la verga más grande que había visto en mi vida; colgaba flácida de unos dieciocho centímetros de larga, era también muy gruesa, su cabeza estaba cubierta por el prepucio y esa solo esa parte parecía una pelota de golf, imagínense lo demás y pensé "si así esté en estado de reposo, como se pondrá en estado de excitación?"; casi contra mi voluntad toqué ese palo que de inmediato comenzó a excitarse y Carlos dijo, en son de broma "te parece chiquita??", yo lo miré con cara de asombro, es inmensa, le dije!!!! se sentó junto a mí y me dijo al oído con voz muy sensual "a poco no te gustaría probarla??", yo asombrada por lo directo de su propuesta, atemorizada pero caliente y cachonda y sin saber lo que hacía, le dije que sí, pero le pedí encarecidamente que "lo hiciera con cuidado, que no quería que me fuera a lastimar con esa cosota". Entonces, Carlos se paró, se acomodó los pantalones y fue a la recámara y después de unos segundos, regresó con un paquete de condones, un tarro de lubricante y una cámara de fotografías instantáneas. Cuando vi la cámara, le dije con cara muy seria "eso si que no", no quiero fotos y él sonriendo me dijo "las fotos son para ti", toma las que quieras, a mi no me interesa tener ese tipo de recuerdos, además la de la curiosidad eres tu, no yo.

Carlos se quitó completamente el pantalón y los bóxer, sin más comenzó a tocar mis chichis de una forma súper sensual y lentamente comenzó a desvestirme y a lamió mis pezones, que en ese momento se pusieron duros como pivotes de bicicleta, sentía que volaba, mi excitación era extrema y mucho el deseo de ser cogida por esa vergota; comenzó a meter su mano en mi tanguita, pues eso sí, yo siempre uso una ropa interior muy sexy, sus dedos tocaron mi vágina que enseguida comenzó a lubricarse por sí sola. Él me besó, lentamente en la boca y no me quedó más que corresponder, me recostó en el sofá y me quitó el calzón, abrí mis piernas, dejándole ver en toda su magnitud el tremendo papayón que chorreante ya deseaba ser penetrado; se sentó junto a mí y de inmediato, comenzó a acariciar mi panochita y a insertar uno de sus dedos en ella, mientras con su boca me mamaba los pezones que ya estaban duros como una piedra de río.

Carlos se bajó a chupar mi raja y me daba tremendos lengüetazos, que hacían que yo me retorciera del placer, su lengua alcanzó mi clítoris y con sus dientes lo mordió y grité y aullé de satisfacción y de lo caliente que estaba. De repente, sentí como su lengua recorría todos mis labios vaginales, mientras dos de sus dedos entraban y salían de mi ya muy húmeda cosita. "La Bestia" estaba suelta y en su elemento, con gran fuerza lamía y mordía mi clítoris, sentía su barba rasposa en mis labios vaginales. Yo me arqueaba por el delicioso placer que estaba recibiendo, hasta que terminé en un orgasmo indescriptible.

Una vez que quedé tendida en el sofá, Carlos se levantó y se quitó el resto de su ropa, dejándome ver aquella enorme verga que colgaba semi erecta, con la cabeza rojiza semi descubierta entre una mata de pelos rizados que adornaban aquella hermosa zona. "La Bestia" se acercó hacia mí, dándome a probar aquel manjar, yo lo tomé entre mis manos y empujó para que yo me lo metiera a la boca; obedecí esa tácita orden y lenta y cuidadosamente le comencé a chupar la verga, primero la lamí en todo su contorno hasta que se puso completamente parada y me asusté del tamaño, inmediatamente pensé que no me iba a caber en mi vulva, despues sin pensar más, con trabajos me metí toda la cabeza en la boca, la chupaba y movía la lengua alrededor de ella, la acariciaba con mis labios mientras la mojaba con mi saliva. Después, traté de metermela toda en la boca hasta que con la punta tocara mi garganta; qué verga tan rica, tan gruesa, tan dura!!!! tenía un sabor saladito irresistible, pero solo logré que entrara menos de la mitad, era demasiado grande.

Sentía como aquel instrumento pulsaba en mi boca y también, como Carlos tomaba mi cabeza con sus manos para dirigir la operación. Más tarde, saqué su verga de mi boca y bajé un momento a sus gigantescos huevos, que como un racimo de uvas colgaban hinchados por la calentura. Qué huevos!!!, eran también enormes. Me los metí a la boca lo más que pude, los succioné y con mis dedos y mi lengua jugué un momento con los pelos rizados que cubrían su escroto.

Después de lamer sus muslos, regresé a su verga para méterla de nuevo a mi boca, pero "La Bestia" alejó mi boca de su verga y se sentó en uno de los sillones de la sala, abriendo sus piernas con su enorme pito apuntando al techo. Me acerqué a él, me hinqué y comencé de nuevo a tragarme ese palo tan bonito, lo chupé de nuevo, era como una paleta helada que no quería que se acabara. Mientras mamaba la verga, cogía sus huevos y los apretaba con una de mis manos, su glande golpeaba mi campanilla y Carlos sólo gemía de satisfacción.

De repente tomó mi cabeza y la sacó de su palo y me dijo "estoy a punto de venirme", yo le dije "no importa, déjame tragarme tu lechita, debe de estar riquísima". Así, "La Bestia" sonrió y me dijo "me quiero vaciar en tu carita", yo puse una cara de what? y él replicó "si, me quiero venir en tu cara y ver como mis mecos resbalan por tus cachetes y como caen en tus chichis". Se levantó del sillón y tomó su enorme verga entre sus manos, me pidió que me acostara en el sofá boca arriba y justo en la orilla. Él se paró enfrente de mí y yo podía ver aquella verga y el movimiento de sus huevos, mientras "La Bestia" se la jalaba y después de unos veinte segundos entrecerró los ojos y dijo "yaaaaaa, ya"; yo cerré los ojos y sentí como los lechazos que salían de la verga de Carlos iban a parar en mi cara, él hacía como si estuviera disparando una pistola "Ahhhh... uhhhhh.... grrrrrr" mientras sus lechazos caían en mi frente, en mi pelo, en mi boca, en mi nariz, parecía que era una fusilada que no acabaría nunca, fueron tal vez, unos diez o quince lechazos los que recibí, obviamente estaba súper cargado por falta de mujer con quien coger.

Sentía la cara llena de leche caliente y al no sentir más disparos, abrí los ojos para apreciar justo frente a mí una verga completamente deslechada, una tremenda cabeza roja con algo de leche saliendo todavía de su orificio. Carlos soltó una carcajada y me dijo "no te muevas", al momento en que, con la cámara de fotografías tomó una cantidad increíble de fotos de mi cara con su abundante mascarilla blanca y de mi torso completo desnudo y también enlechado. "La Bestia" no paraba de reír y me decía "ahora sí te va a quedar el cutis lisito, lisito y las chichis ricas porque te las voy a seguir mamando!!!" y en el colmo de la guasa me pasó un espejo para que mirara como estaba; solté la carcajada al verme y con mis manos toqué mi cara y pude sentir que estaba completamente cubierta de leche caliente, que comenzaba a enfriarse. Mientras Carlos se reía, yo todavía riéndome por mi aspecto me levanté y fui al baño a lavarme, antes de que esa lechita se convirtiera en engrudo, me sentía burlada, pero a la vez muy satisfecha, cómo era posible que Carlos me hubiera hecho eso y despues yo me sintiera tan bien??

Después de unos cinco minutos en el baño, salí a la sala y pude apreciar que "La Bestia", estaba completamente desnudo, recostado en el sillón de dos plazas, su instrumento estaba en estado de reposo, le reclamé airadamente lo que me había hecho pero todavía sonriendo y él sólo me dijo en tono de burla "princesa, siempre hay una primera vez". Tomé las fotos que me había sacado y que estaban sobre la mesa de centro y las guardé en mi bolsa con el propósito de quemarlas cuando llegara a casa, poco a poco me fui calmando, al fin de cuentas yo había sido quien había propiciado ese encuentro y a pesar de todo estaba siendo muy satisfactorio; era mi primera experiencia en la infidelidad y por desgracia me estaba gustando mucho.

Después de un rato de plática y de tratar de justificarse, "La Bestia" me dijo "oh, está despertando" volteé a ver esa verga tan extraordinaria y observé que efectivamente estaba comenzando a pararse de nuevo y Carlos me dijo: "acércate preciosa, quiero probar tu rajita". Sin contestar me acerqué y él me tomó por la cintura, me dio la vuelta y me indicó que me inclinara frente a él, poniéndome de ladito; en esa posición, empezó a tocar la vágina, tomó el bote de lubricante y me puso un poco, sentí una sensación muy extraña ya que mi cuerpo estaba caliente y el lubricante muy frío. Luego, con uno de sus dedos esparció el lubricante y lo introducía poco a poco en mi vágina que ya de por sí estaba muy lubricada, sus dedos tocaban mis pliegues, que poco a poco se fueron distendiendo. Carlos metió un dedo y luego dos y finalmente tres, después de dedearme unos minutos me dio una nalgada y me dijo: "estás lista mamacita; ahora espérame", "La Bestia" se puso también lubricante y un condón y entonces dijo "ahora échate hacia atrás y de frente siéntate sobre mi verga, que quiero ver como te la vas clavando". Me acerqué, abrí las piernas y me pegué a él y con mi mano le agarré el palo y me fui sentando poco a poco, hasta sentir la punta de su glande contra la abertura de mi puchita, él me tomó por la cintura bajándome hacia su ansiosa verga, que ya quería que entrara en mí. Justo en el momento en que sentí como su cabeza entraba en mi ser, solté un grito de dolor, era demasiado gruesa para mi vágina; me moví un poco y luego repetí la acción; mi vágina, poco a poco se fue acostumbrando al mounstroso instrumento, sentía como me iba abriendo en dos, la verga estaba dura como un palo de escoba y me llenaba plenamente, mi cuerpo se estremeció cuando Carlos jaló un poco más e hizo que me clavara más su garrote, él se movía lentamente, hasta que mi vágina dio cabida a toda su verga, sentía aquel pito hasta el ombligo, estaba tocando hasta lo más profundo de mi ser, mi vágina estaba súper, súper lubricada y yo hirviendo de la calentura.

Entonces me abrazó con fuerza y comenzó moverse lentamente y poco a poco fue apresurando sus movimientos, el dolor había pasado a ser placer; aflojé el cuerpo y decidí gozar aquella verga que entraba y salía mientras Carlos con sus labios mordía nuevamente mis pezones y después de unos minutos de estar en aquella posición me mandó a los cielos con un delicioso orgasmo; me dejó reponerme un poco, paró sus movimientos y cambiamos de posición, me senté entonces en la orilla del sillón, mientras Carlos se hincaba en el piso, levantó un poco mis piernas y me metió lentamente la verga otra vez. El hecho de tenerlo de frente con los ojos cerrados y resoplando por la boca, me hacía percibir que estaba gozando la cogida, lo hacía despacio y luego apresuraba sus movimientos y de vez en cuando, paraba completamente y me decía con voz entrecortada al oído: "no quiero venirme mamacita, esto es esplendoroso, me hacías tanta falta, no te imaginas lo que he soñado contigo y que estamos así, así como ahora estamos, pero ya no es un sueño, es la realidad!!!!". Yo sentía un tremendo ardor en la vágina pero no claudiqué y apretaba los músculos vaginales, "La Bestia" embestía con mayor fuerza, caray, me estaba tragando todo su instrumento!!!. Lo tenía todo dentro de mí!!!!. Carlos me preguntó te gusta sentirte así, bien ensartada??, contesté entre soplidos "siiiiiii papacito, me encanta!!!!" entonces comenzó a moverse furiosamente, mientras yo seguía apretando mis músculos vaginales. Carlos resopló y gimió "ahhhh... uhhhhh.... grrrrrr" y sentí entonces, como le llegó el orgasmo y como soltó su leche dentro de mí, sus movimientos no cesaban mientras él sólo resoplaba y decía ¡yyyaaa! e infinidad de groserías, comenzó a temblar y le faltaron las fuerzas. Sentía su dura verga dentro de mi ser y entonces, lo sacó justo en el momento en que comenzaba a perder erección, sentí como mi panocha quedaba completamente abierta y con una satisfacción plena, se acercó a mí, le quité el condón y pude ver la gran cantidad de leche que había derramado y también vi como ese tremendo palo se empezaba a hacer chiquito, bien chiquito, aún completamente lubricado por la venida que acababa de tener; sus vellos estaban también llenos de lubricante y de sus jugos mezclados con los míos. Lo abracé y se sentó junto a mí en el sillón, ambos completamente sudados y cansados, pero yo aún queriendo más verga, más palo, más sexo y más todo...

Después de descansar un rato y de darme un baño relajante, regresé a la sala, en donde Carlos me esperaba; ahora era el turno de Carlos, quien se dio también un baño, mientras yo buscaba algo bueno que ver en la tele; permanecía desnuda sentada en el sillón y no sabía lo que pasaría ahora, pero algo me quedaba claro, en forma alguna interrumpiría nuestro encuentro!!! ya no regresaría al consultorio y para evitar tentaciones llamé a la recepcionista para que cancelara las citas de esa tarde. Carlos regresó con una toalla en la cintura y el cabello aún mojado, se veía hermoso!!! y me invitó a su recámara, los dos completamente desnudos nos recostamos en la cama, platicamos de nuevo sobre nuestras coincidencias de juventud y nuestros "pecadillos" sexuales de esa época y de otros temas insulsos pero no menos cachondos. Después de una media hora, Carlos se acercó más hacía mí, me abrazó y me habló al oído; sentí que era sincero al decirme que nunca había gozado tanto a una mujer como lo había hecho conmigo hace unos momentos; yo lo abracé también y le dije que la tarde me estaba resultado fabulosa y pude sentir en mi estomago como su verga había comenzado a despertar otra vez.

No pude resistir y me incliné para saborear esa verga una vez más con mi boca, sabía simplemente a verga y jabón pero estaba deliciosa y empecé a mamarla como desesperada, mientras mis manos recorrían sus nalgas; él puso sus manos afectuosamente sobre mis hombros y dejó que yo hiciera mi trabajo. Mientras yo estaba concentrada en mi labor de mamar esa verga y saborearla, sentí las manos de Carlos deslizarse por mi espalda y llegar hasta mis nalgas. Esas manotas abrieron mis nalgas y tocaron mi el agujero de mi culo... Yo dejé de mamar verga, me enderecé y repliqué en tono fuerte: Nooo, por ahí nooo!!!! Carlos sonrió y me dijo "y porqué no mamacita??". Yo fui también sincera y le dije que por ahí nunca me lo habían hecho, amén que me parecía algo muy sucio; él me levantó y me dijo "si es tu primera vez, te voy a tratar como una reina, con mucho cariño!". Le pregunté si él ya lo había hecho antes y contestó que así como yo era psicóloga, él era chiquitólogo y soltó una fuerte carcajada.

Yo insistía que no y mucho menos con él porque era un hombre que la tenía demasiado grande y con una cosa de ese tamaño me mataría, pero Carlos fue firme en su idea y me dijo "vamos a tratar, si no te gusta o sientes que te duele mucho, lo dejamos, ok??!!!". Yo estaba a sus expensas, pero me aseguró que lo haría con mucho cuidado, con paciencia y con educación; después de pensarlo un momento, menos de un segundo, decidí probar lo que se podía sentir al tenerlo por ahí, así que solamente le dije que hiciera el intento, pero con cuidado y que si me quejaba, a la primera lo sacaría y olvidaríamos definitivamente el asunto. Él sonrió encantadoramente, me besó, me sentó a la orilla de la cama, abrió mis piernas y comenzó a mamar mi panocha, su boca succionaba mi clítoris y su lengua, poco a poco, fue llegando a mi culito y lo lamió y mamó en forma muy lenta y cuidadosa; sentía como su lengua recorría todos mis pliegues, la sensación era indescriptible y deliciosa, en ese momento lamenté no haberlo hecho antes, pero me desdije, lamenté no haber podido estar antes con Carlos.

Uno de sus dedos lo llenó de lubricante, comenzó a circundar el agujero de mi colita y empezó a hacer que ese hoyito solito se fuera abriendo; el sentirme dedeada en ese lugar tan especial me estaba gustando, así que simplemente dejé que el placer me inundara, sentí como se relajaba todo mi cuerpo, en especial mi culo y un dedo entrando y saliendo de él, la sensación era riquísima; sentí como ahora dos dedos de Carlos se abrían camino en mi culito y yo me ponía cada vez más caliente, "La Bestia" me abrazó, me acariciaba toda, pero siempre volvía a mi culo. De repente, Carlos se levantó, realmente estaba excitado, ya que la dureza de su verga lo delataba, empezó a besarme todo el cuerpo, yo me dejé que me disfrutara completa, me mordía los pezones de mis duros e hinchados pechos, me apretaba, me besaba, yo no quise cooperar mucho, sólo tocaba su verga y hasta entonces, empecé a temer al dolor que seguramente me causaría una verga de ese grosor adentro de mi colita.

Me subió a la cama, me puso a gatas, me agachó y me empezó a tocar de nuevo el culo y a dedearlo con más lubricante; yo quería alcanzar su verga pero no me lo permitía, con lo cual sólo conseguía calentarme más; me pidió que abriera más las nalgas y le enseñara mi culo y al hacerlo, de repente me soltó una pequeña nalgada y me dijo "ponte flojita". Eso lo repitió un par de veces más, me relajé y sentí como todo mi cuerpo se aflojó, se puso enfrente de mi cara, tomó su verga entre sus manos, la lubricó y se puso un condón en ese instrumento enorme y caminó hacia detrás de mí, me abrió las nalgas con sus manos y me puso su cabezota en la puerta de mi culo, empujó pero nada, volvió a empujar, yo sentía que me estaba empujando con algo del tamaño de un puño, pensé que había sido una mala idea, pero seguí ahí, a gatas, abierta, esperando; poco a poco empezó a entrar la cabeza en mí, empecé a pujar y a gemir con auténtico dolor, sentía que me estaba abriendo en dos, me ardía y a la vez me gustaba, el culo se me estaba abriendo como nunca antes y grité desesperada "ahhhhh, ahhhhh". Carlos se detuvo y sin sacarme la verga me dijo "te duele mi amor??" y yo sólo le dije "siii, sácalo ya!!!" y me respondió "espera un poco a que tu cuerpo se acostumbre", sentía como las lágrimas se me salían y seguí pujando, deslizó sus manos hacia mis pezones y los apretó fuertemente, el placer que llegó me distrajo un poco de lo que sentía atrás pero sólo fue por un momento.

Por fin, sentí que su palo entró por completo y sus huevos tocaron mis nalgas, pero las lágrimas seguían saliendo de mis ojos, no lo podía creer, llevé mi mano hasta mi culo y pude tocar la raíz de su verga y parte de sus huevos lo que me permitió asegurarme que todo lo tenía adentro!!! Eso me calentó de nuevo al máximo y el dolor empezó a disminuir. En eso, me dijo "te duele mi princesita???, te duele mucho???", sus palabras me sonaron de nuevo con un tono muy burlón, pero la realidad era que ahí estaba yo, completamente ensartada, encantada y pujando contenta como una puta.

Empezó a moverse, sentía como si mis intestinos fueran a salirse y después regresaban, empecé a sentir una placer increíble, me sentía llena, súper bien cogida; me dio una nalgada y me dijo "te gusta, verdad putita??, te gusta??" y le dije "si, si, me gusta, me está encantando!!!", en ese momento hubiera dicho cualquier cosa y hubiera aceptado todo; me siguió cogiendo y cogiendo y yo gritaba de placer, sus embestidas hacían que sintiera que mi culo se rompía pero el placer que me estaba dando era lo máximo. "La Bestia" sudaba a chorros y dentro del cuarto había un olor a sexo que me excitaba en superabundancia.

Carlos sacó su instrumento de mi culo y me cambió de posición. Yo pude apreciar toda esa enorme verga en su plenitud de erección y como el condón estaba lubricado y en la parte de la punta estaba mezclado con un poco de mis heces; definitivamente estaba entrando hasta lo más profundo de mi ser. Se recostó sobre la cama y me pidió que yo me sentara encima de su verga, dándole la espalda; mi culo pedía más verga y lo complací de inmediato, la verdad no me había gustado nada que me la sacara. Me senté encima de su palo y mi culo le dio cabida y ahora, increíblemente, ya no hubo dolor, entró como en mantequilla y el placer fue absoluto; yo sentía como su verga llegaba hasta mis intestinos y como sus huevos tocaban la entrada de mi culo, estaba siendo enculada por "La Bestia". En ese momento, mi culo apretaba toda su verga para su placer y sentí mi culo abierto como una verdadera autopista.

Carlos hizo que yo me recostara sobre él y levantó con sus manos mis piernas, para dejar que yo viera el espectáculo por el espejo de su tocador; el verme ensartada así me excitó aún más y mi culo había pedido más verga y la estaba teniendo, me sentía llena, satisfecha, plena, completa. Su verga tocaba mis intestinos, el placer era indescriptible, mis gritos, pujidos, gemidos y quejidos estaban a la orden del día, sentía que el culo me iba a estallar, sentía un gran ardor en el ano y grité "yaaa, hijo de la chingada, muévete más!!!!".

Carlos aumentó sus embestidas y sentía como su enorme animal entraba y salía de mi culo y me llegó el ansiado orgasmo, pero increíblemente fue por los dos lados, aventé chorros de flujos vaginales y por la cola una cosa esplendorosa y muy, muy satisfactoria. En eso, él se empezó a vaciar, se movía tan fuerte, tan fuerte, que en fracción de segundos pensaba que me caería de la cama. "La Bestia" comenzó a gritar, me apretaba contra su verga y sentí la fuerza de su venida dentro de mi culo, su verga se inflamaba aún más con la venida y estaba completamente ensartada. "¡Ahhhh, ufffff!", suspiró fuertemente y me sacó la verga con lentitud, creo que hasta pude sentir como entraba el aire en el agujero de mi culo, pues escuche un pop, me sentí totalmente abierta y así se quedó al sacarla por completo. Me dio una nalgada ligera, me dijo "ahora sí estás bien bautizada mi amor", se dio la vuelta y salió del cuarto. Yo sólo me estiré para tocar con mis manos la abertura de mi ano y sentí y vi por el espejo como, poco a poco, regresaba a su estado de normalidad. Me quedé un buen rato tirada, rendida, plena, satisfecha y totalmente cogida por mis tres agujeros.

Regresó con mi ropa echa bolas, me levanté de la cama y se me dificultó moverme, tuve que caminar con las piernas abiertas pues me ardía el culo, con trabajos me metí a dar un baño rápido y el agua me hizo mucho bien, en el botiquín encontré un tarro de vaselina y me puse abundante en mi agujerito recién estrenado, todavía desnuda salí, acerqué la cabeza de Carlos a mi cuerpecito y le besé dulcemente en la boca trasmitiéndole mi agradecimiento; él volvió a salir y regresó

con otras copas, las levantamos para hacer un brindis silencioso y me empecé a vestir, mientras lo hacía recibí sus besos por todo mi cuerpo lo que me hizo el considerar quedarme ahí por esa noche, pero tenía que ir a dormir a casa por lo menos, si no despues mi conciencia no me dejaría en paz, él se acercó a la cómoda, tomó algo que no alcancé a ver y salió; unos minutos despues lo escuché operando la PC, me maquillé ligeramente y salí hacía la sala ya completamente vestida y arreglada; él estaba imprimiendo algo y lo metió en un sobre que me dio, diciéndome que no lo abriera hasta llegar a casa, lo metí en mi bolso y le pedí que me llevara al estacionamiento del restaurante que era donde había quedado mi auto, entró a la recámara, se puso una camiseta deportiva y unos pantalones viejos sin nada abajo, tomó sus llaves, nos dimos un beso y salimos, me dejó junto a mi auto y antes de bajar me volvió a besar tiernamente y me dijo, tengo consulta contigo hasta el viernes próximo, pero si deseas algo de mí, llámame o ve a mi casa, sabes el número de mis teléfonos, el de casa y el celular y también ya sabes en donde vivo; gracias por la tarde tan fabulosa que me diste, espero la recuerdes con agrado; lo besé en la mejilla, bajé y arrancó diciéndome adiós con la mano; me fui a casa pensativa y al llegar saqué el sobre que me había dado, lo abrí y saqué infinidad de fotografías donde estaba yo perfectamente ensartada, tanto por la baca y la panocha, como por el culo, en otras se me veía claramente mamando verga y en algunas más estaban las expresiones que tenía mi cara mientras hacía todo eso, al principio sentí un coraje y un enojo inesperado; pues claramente le había dicho que no quería fotos mientras estábamos cogiendo, me recosté en la cama y las volví a mirar, ahora de una a una detenidamente, no pude más y solté una carcajada de alegría y felicidad y ahora sí, perfectamente conciente de lo que hacía marqué el teléfono de Carlos y cuando contestó le pregunté con voz muy sexy si podía invitarme a pasar el fin de semana con él y cuando su respuesta fue afirmativa me sentí feliz otra vez; saqué mi bikini más sensual del closet y sin más salí de mi casa para irme a la de Carlos durante un poco más de dos días completos. Después de aquella ocasión con "La Bestia", el sexo ha sido igual, ni aunque lo tenga con mi esposo; mi vida dio un giro muy drástico pues ahora además de tener esposo e hijos, además de ser una profesional, además de saber que un medico nunca debe de mezclar sus sentimientos con el trabajo; además de que es algo que no debe de ser de acuerdo a la tradición social arraigada en nuestra comunidad; tengo un magnifico amante que me dejaba satisfecha y muy plena cada vez que nos vemos, lo que es con más frecuencia de lo que yo deseara pero no podía resistirme a estar alejado de él y de "su bestia colgante" por mucho tiempo.