La belleza de lo rural. La vida pastoril.
Relato que recoge la vida sexual en la vida pastoril de Desiderio, que se mueve entre la más absoluta zoofilia a la heterosexualidad sin complejos
La belleza de lo rural, vida pastoril
Aquella mañana me dispuse a dar un larguísimo paseo por las montañas que rodeaban mi refugio estival, y así me puse en camino pertrechado con lo que yo creí más que necesario para una aventura montañera; las horas iban cayendo y cada vez tenía más la certeza de que había salido del camino que los lugareños me habían indicado entre mofa y mofa la noche anterior.
Estaba un tanto desesperado, pues el retorno se hacía duro, así que opté por un sendero que me llevaría a algún lado y así fue tras casi dos horas volví a encontrarme en medio de un collado que daba a un circo glaciar y un pequeño lago; estaba claro que aquello no era ni el camino, ni el sitio para pasar la noche; cuando ya me daba por irremediablemente perdido a un lado del collado divisé un grupo de merinas pastando y un bulto en el suelo, me acerqué y allí creí adivinar mi salvación en forma de pastor que dormía la siesta. O eso creía yo.
El bulto más que dormido parecía tener un espacie de “baile de san vito” del cual despertó cuando me aproximé a él; me encontré con un joven casi como yo de unos treinta y pocos años, curtido del sol, tapado casi a las orejas y con una mano bajo el cuerpo, me barrunté que debía estar en medio de una paja, a juzgar por la postura y el ajetreo respiratorio.
.- Hola, perdona que te moleste, pero me he perdido y ya llevo unas cuantas horas dando vueltas sin saber ya a donde tirar, me podrías indicar como regresar o donde medio puedo pasar la noche...?
Se dio la vuelta dejando al aire una fuerte y larga polla, negra como la de un burro, a la que masajeaba descaradamente mientras me comentaba: .- Supongo que vendrás del Páramo, no...? y eso está a bastantes horas, y la tarde ya es corta, si quieres puedes quedarte conmigo aquí lo que queda ya de atardecer y luego pasas la noche conmigo en el chozo, y mañana te indico el camino .
Lo cierto es quever aquel cuerpo duro y macizo y la polla, me enardeció, no es que yo fuera gay, pero la experiencia con un hombre hacía unos meses no me había desilusionado, y para ser sincero la sequía por la que pasaba, hacía que mi instinto o deseo sexual me pidiera algo más que una paja o pasarme un vibrador anal por la regaña.
Acepté pues el ofrecimiento, y me senté allí mientras el pastor , Desiderio que así se llamaba continuaba con su “alemanita”; .- Sí que está dura la cabrona, que no se quiere hoy dejar pelar - me decía mientras se masajeaba febrilmente; - podías echarme una mano, pues ya me duelen las manos de tanto frotar, y a ti se te nota en la cara que te gusta esto del folleteo y que no le haces ascos a nada, eh, cabrón...y además si te niegas los mastines que ahora nos rodean a un silvido mío te destrozan . ..Y así fue como si beberlo ni pensarlo y ante el temor de que la amenaza fuera cierta , me ví toqueteándole los huevos al pastor, los tenía duros y pegados a la polla, que me abarruntaba estaba de pringues de otras corridas, me agaché delante de él y seguí sus indicaciones de tomarle los huevos y masajeárselos mientras alternativamente los iba apretando, acercó una de sus manos a las mías y apartando el dedo corazón, me lo desplazó hasta su negro ojete, fue aproximar el dedo cuando sucedió el primer espasmo, con una fuerza casi brutal empujó mi cabeza hacia sus polla , cerré los dientes y los labios , pero con la otra mano me cerró la nariz y antes de verme ahogado me ví tragando aquél pollón de sabor salino, que se iba inflando en mi boca a medida que chupaba su cebolleta, obligado por el vaivén al que me sometía mi verdugo, la explosión se semen no se hizo esperar y en cuestión de segundos me ví casi ahogado por la abundancia de leche de polla que aquél cabrón a buen seguro tenía almacenada desde hacía ya semanas.
-. Así cabrón, chupa bien la cebolla, que te llegue hasta el campanil, y no la muerdas , chúpala como si fuera un chupachups, - y así se fue bajando los pantalones y dejando todo aquel condumio afuera, refocilaba sus pringosos huevos por mis labios y empujaba el muy cabrón para que me metiera todo el nabo y los huevos en la boca , a lo que me resistí, pues ya tenía bastante con la polla y la sobre alimentación de leche que aquel grifo de carne borbotoneaba; entre tanto trajín y emociones apenas si pude echar mano de mi propio nabo y darle una consolación, con lo cual me quedé con la longaniza hinchada y mi ojete rezumando una grasilla y queriendo también una pequeña consolación.
Acabada la siesta, el pastor me invitó al chozo, en el cual estaríamos solos, pues su compañero estaría fuera hasta el día siguiente. Me fui tras Desiderio y su cohorte de perros y ovejas merinas que nos seguían todos mansamente; yo iba haciendo cábalas sobre que pasaría aquella noche en un recinto como la cabaña y dos hombre solos, tras la experiencia que habíamos tenido hacía unos minutos.
Desiderio preparó la cena a base de carne de oveja y patatas guisadas, acabada la pitanza solo restó echar unos tragos de vino y la lengua se nos ablandó a los dos, cuestión que valió para enterarme de una vez por todas como se podía ser pastor de trashumancia, ósea semanas por el monte si catar teta ni coño
.- Desiderio como os te las arreglas para que el chorizo no te pique en exceso después de tanta sequía de chocho. O es que te lo haces con tu compañero.
.- Pues mira de todo hay, por un lado mi compañero se deja hacer y es buen chupador de polla, al faltarle casi toda la dentadura, es una gozada cuando tengo la polla morcillona, pues sus chupadas son de órdago, el tampoco está mal armado y a veces nos hacemos pajas al unísono y también nos damos por culo mutuamente, aunque menos, pues cada uno satisface como puede sus necesidades de longaniza. Hombre tanto como no catar teta ni chocho es mucho decir.
Mientras esto comentaba se sacó los pantalones y la camisa y quedó en un santiamén en bolas, pasando a masajearse la polla y los huevos e invitándome a que le imitara pues la cabaña con el fuego estaba confortable y pajearse mutuamente era una añoranza...
.- En algunos pueblos cercanos a los que pasamos, tenemos nuestros escarceos, yo sé que Ambrosio en Lagunilla del Bejar se lo hace con el ama del cura casi cada día que pasamos allí, osea una semana, y según me cuenta el cura hace de mirón y de vez en cuando pues hasta interviene en el asunto; yo en ese pueblo ando de mata en mata, esta vez me he liado con la mujer de otro pastor, al que Ambrosio entretiene entre trago y trago mientras yo me tiro a la madre y a la hija, ambas a dúo, a la madre le doy unto por el chocho hasta ponérselo rojo y a la hija que quiere llegar virgen al casorio, le atizo por detrás cuando tengo ya menguada la pija, mientras atizo a una no creas que la otra se queda quieta, me arañan y me chupan desde las orejas hasta el ojete, tanto que no necesito ni bañarme .
La cosa se iba calentando y Desiderio tomó mi polla de cortas dimensiones, pero un tanto gordonzuela, y empezó a ensalibarla, creí que para una mejor paja, cuando se dejó caer sobre ella su boca, dando unas buenas chupadas mientras me iba contando sus aventuras.
.- En los pueblos más arriba, llegando a las tierras de los paños, la cosa se complica y allí si que pasábamos casi quince días sin mojarla, salvo que nos turnáramos para ir de putas a la capital, difícil y caro; este año hubo suerte, pues volviendo borracho como una cuba para el chozo, me metí en una cuadra a dormir la mona entre el ganado, y en plena noche sentí una algarada que me hizo asomarme desde el pajar para ver lo que pasaba, y allí me encontré con un sarao de tres pares de huevos, la maestra del pueblo, una solterona ya metida en años, y en kilos, fea como un caballo, pero salida como la madre que la parió , le hurgaba en la sobaquera a un pollino de crianza, para que le saliera el aparato, y una vez que lo hubo conseguido se ponía debajo y unta que te unta hasta correrse como una cerda, me hubiera gustado que se metiera el manubrio del pollino, pero de momento se contenta conmigo, pues viendo el espectáculo me bajé para participar en el festín, y apoco que salgo escaldado de palos, me tuve que poner serio y allí entre una buena ensalada de revolcones y medios tortazos y la rompedura de ropas, que es lo a la señoritinga le va , me la calcé de lo lindo por detrás y por delante , en la boca y en las tetas, a muy soputa le vale todo, ósea que he salvado, y a buen seguro que a la vuelta me quedo unos días para ponerla a tono antes de que el curso comience.
Se calló un instante y de un par de sorbeteos, me arrancó los primeros ayes , que hicieron que mis manos fueran en busca de su cabeza para hacerle tragar toda la longaniza hasta la propia ingle; pero prefirió relajar el chupeteo y seguir con sus cuitas.
.- Cuando la cuestión se pone dura, y empieza a picar y las pajas de poco valen, pues para eso están los perros, que son un buen coro para una bacanal, observa y participa si te apetece, que la noche es joven - y de un silbido llamó a los perros que entraron en tromba pues a buen seguro que sabían a que venían pues más de uno ya estaba más que preparado.
Se sentó y abrió de patas, para que la mastina Clemencia, se pusiera a chupar a duó con uno de pequeños ovejeros, mientras la mastina lameteaba el cáñamo de Desiderio, el pequeño daba saltos para chupar los huevos y lo que por ellos resbalaba, hasta a mí se acercó León el mastín en espera de que le diera su ración de rabo, pero no parecía querer leche humana, Desiderio me indicó lo que el perro quería.
-. Echa al perro de espaldas, y siéntate encima de él, junta los dos “carayos” y pajearos una polla con la otra, verás que rabo saca el cabrón y podrás disfrutar de un espectáculo ; - y así fue como hice me eché sobre León, que mansamente se dejó hacer y fue juntar la puntita que asomaba con mi polla ya medio ensalibada por Desiderio, cuando el mostrenco de León empezó a tomar unas considerables medidas y a crecer el números de chorros que echaba el pollón del perro- Ya está - me dijo- ahora pon tu culito encima sin que te encalome y verás como el cabrón se corre de lo lindo y como te prestará ese sube y baja, no te separes de él y cógele la base del “pito” ya verás que bola saca el muy ladino- seguí todas sus indicaciones, me senté encima, y fue ponerrme y sentir como el muy cabrón quería a toda costa encañonarme con un príapo que apenas si me cogía en la mano, en aquél bamboleo donde a veces me llegaba la punta de nabo del perro a mi ojete , me corrí encima de la polla de León que se puso a cien a sentir aquel escupitajo caliente que también parecía conocer, se medio levantó y se puso a lamerse el pollón suyo y mi diminuto pijo, hasta hacerme delirar y estrujarme hasta la última gota de semen.
Desiderio viendo el cuadro y como estaba el perro cogió a una oveja que esperaba a la puerta , la fue preparando para follarsela, ésta se dejaba hacer aunque cuando sintió el latiguillo de Desiderio ya era muy tarde pues la tenía medio empotrada contra una esquina de la cama; el pastor animó a León que pronto se levantó sobre sus patas traseras dejando el gran colgajo al aire, Desiderio echando una mano atrás intentaba meterse el pollón en el culo, al no lograrlo me pidió ayuda.
Era tremendo verse debajo de aquel animal a dos patas sobre la espalda del pastor, queriendóle ensartar aquel mostrenco de polla, abrí como pude las nalgas de Desiderio le eché un escupitajo al cipotón de León y otro al culito del pastor y allí como manporrero ensarté los primeros centímetros del pollón en su negra diana, era increíble ver todo aquel bálano entrar y entrar, hacerse hueco y salir en busca de impulso para meter más y más, pero el imenso bulto trasero del pollón lo impedía, aunque hubo un momento en que casi entra todo: polla, bola..; los alaridos de placer de Desiderio presagiaban un inminente orgasmo medio humano y también porqué no, perruno y ovejuno, pues ellos no parecían disgustados con lo que allí acontecía .
No pude remediarlo ver aquél cuadro y a los perrillos pastores saltando en pos de un festín, me animó a ponerme a cuatro patas, y ver si alguno de los perrillos más pequeño se animaba a joder conmigo, pues su pitos eran más pequeños y ya presentaban un buen entente, Lazarillo un medio podenco se acercó y subió sus patas delanteras a mi espalda en busca de mi ojete, que ya presentaba supongo una buena roseta para hacer diana, me agaché un poco y cogí el pito del perro que me ensarté en un “pis pas”, el que se sintió dentró empezó como un poseso a dar embates, noté que me había entrado algo más que la polla , algo que iba creciendo y haciendo que me corriera de gusto, tomé mi nabo y empecé a pajearme, ya tenía medio perdido el sentido, aunque necesitaba más polla, envidiaba el pollonazo que le estaban arreando a Desiderio, cuando sentí un aullido lastimero de perro, mi culo que se quedaba sin polla y algo metálico sobre ni nuca.
Solo faltó una mirada de reojo para ver al compañero de Desiderio, un pedazo de animal a medio lavar, con un pollón de aquí te espero ya en posición d e firmes, y el frío de una navaja en mi nuca y luego una mano brutal que inclinaba aún más mi cabeza, para que presentara mejor la grupa, aunque me revelé el pollazo fue inmisericorde, entró como un pepino buscando mis intestinos, resbalando por el periné y haciéndome gritar y gritar, con la otra mano tomó mi polla y al unísono de sus embates me fue pajeando hasta medio levantarme del suelo, yo me revelaba, pero en ese medio revoltijo de querer y no querer, los huevos de aquel orangután chocaban ya con los míos y me hizo correreme como nunca hasta ese momento lo había sentido, pues sentir aquella vieja morcilla de no sé cuantos centímetros como culebreaba en mi ojete, era algo para correrese de gusto como lo hice, ya sin importarme nada.
Tras las diversas corridas de unos y otros y la limpieza más profunda por parte de los animales que se daban su festín, se presentó Sandalio que pidió perdón por tal brutal presentación, -. Perdón chaval, pero llevaba sin meterla en caliente casi 15 días, y además venía de un caletón de ver en la laguna bañarse a una parejuca y comerse los morros, follar no los pude ver pues la noche se me echó encima, pero oírlos aullar si los oí , y hasta casi tocarlos pude, y como no lo que si pude oler fue aquel olor a chumino desesperado... luego llegar aquí y veros así: a uno follándose a Adosinda y enculado hasta las cachas, el otro intentando que el perro le metiese lo que el pobre ya no tenía, no lo pude resistir, por lo cual te pido perdón y ahora si tiene aún fuerzas y ganas aquí me tienes entero a tu disposición .
Evidentemente la bacanal siguió, y yo al final me quedé dos días más y lo que allí paso ni no cuentas las crónicas de Orniz, ni lo contaré yo
Gervasio de Silos