La bella y la bestia parte 9ª

Vestida de prostituta ne envía a comprar cigarrillos. al volver me detiene la policía, sin documentos y fraguando que tenia drogas encima, me llevan presa.

LA BELLA Y LA BESTIA

9ª PARTE

Pase el resto de la noche y todo el día sola, tratando de salir nada mas que para ir al baño. Me dolían aun los golpes con el cinto y las demás cosas que me hizo. Llego la noche y mi cuerpo desnudo, como lo ordeno, se me puso la piel de gallina, sabiendo que en cualquier momento se abría mi puerta. A las 22 hs. se abrió la puerta de mi pieza y entro el con un bolsón mediano. Fue sacando de él, ropa, que debería usar a partir de ese momento. Toda ropa bien de puta, justa para trabajar en cabaret y la calle. Me hizo abrir la puerta del viejo ropero y sacar toda clase ropa que había y guardarla en el bolso que había traído mi nueva ropa. Solo me hizo dejar dos toallas, dos tallones, chinelas. Un albornoz y un paquete de tampones.

Mi nueva vestimenta consistía esencialmente en remeras con soases inscripciones y de diversos colores, polleras que terminaban a solo 10 cm de mi sexo, dos o tres pares de medias, un par de zapatos tacón chino y uno aguja. Media docena de tangas, también con inscripciones. Dos o tres vestidos bien ajustables al cuerpo, con generosos escotes, cortos como las polleras. Por supuesto toda ropa usada. Luego fue al baño, siempre llevándome y barrió con todas las cosas de maquillaje, para dejarme cinco o seis cosas de menos calidad. Volvimos al dormitorio, se sentó en la cama, saco su pija

CHINO: bien, a ver como demostráis tu agradecimiento a tu dueño.

Desnuda como estaba me puse de rodillas y comencé a chupar su pija, mientras él retorcía mis pezones. Una vez que sabia que iba a acabar, la saco y puso delante mi cara. Cerré mis ojos, con la boca abierta al tiempo que broto su primer chorro de semen. Lo que menos tiro fue en mi boca, riéndose embadurno mi cara, mi pelo y mis tetas con el semen, al tiempo que reía a carcajadas por lo que hacia, como un chico con sus travesuras. No se de donde sacaba tanto semen que me dejo desastrada. Le pedí ir a bañarme y se negó, diciendo que lavase las partes afectadas. Me lave la cara, las tetas y la cabeza. Una vez en el dormitorio me dio una pollera negra, una tanga, una remera, medias y zapatos con aguja. Siempre bajo la vigilancia de él, me hizo maquillar a su antojo y encima el último retoque. Después coloco dos aros, uno en cada oreja. Era esos aros de círculos grandes. Los paso por el lóbulo de mi oreja. Una vez estaba toda producida como el quería, me tomo de la mano y tiro al pasillo del hotel.

CHINO: ven, te presentare en sociedad a todas mis nuevas putas. No conoces ninguna, las anteriores fueron vendidas a distintos lugares.

Bueno, pensé, por lo menos no vería a ninguna anterior que se reían cuando decía que no era del Chino. Me sentí avergonzada y al mismo tiempo sentí mi tanga mojarse. Para colmo la remera que hizo poner decía en el frente, sobre mis ajustadas tetas. “listas para vos, tócalas, muérdelas”. Las chicas estaban en el patio, alguna tomando mate, otras conversando en si, pero al aparecer el Chino, todas callaron y lo miraron esperando su palabra. Una chica que estaba en su pieza, salió presurosa a la reunión. Hablo el chino, presentándome a las 6 chicas nuevas. No conocía a ninguna, ni Alicia estaba ya, la única que realmente había mantenido alguna charla. El maldito del chino me presento como Paola, la enana. Creo que jamás me sacaría de encima ese mote. A las horas el chino, que no se despegaba de mi lado, me dijo que fuera a comprarle cigarrillos. Por lo avanzado de la noche, eran la 0,30, le pregunte adonde, ya que estaría todo cerrado, indicándome él que a 5 cuadras había una estación de servicios que tenían. Salí a la calle, estaba bastante oscuro y empecé a caminar con miedo. Pude respirar tranquila al ver las luces de la estación. Me metí en ella y había mucha pendejada, escuchando música. Cuando se abrió la puerta y entre, varias miradas sentí sobre mi cuerpo. Me acerque a la cigarrera y pedí la marca del chino. Sentí una mano que se estampaba sobre mi nalga, abarcando parte de mi pollera y mi pierna. Hubo risas, como siempre, del grupo que había ahí. Le tire una cachetada, que freno con su mano y enseguida con mis tacos le pegue un pisotón, que grito, ante la risa de los suyos. En momentos en que dos o tres me iban a agarrar, entraron a la estación 3 tipos, dos de ellos uniformados. Vi que en la playa de la estación había un coche con un tipo al volante, esperando a los entraron a comprar. El tipo hablaba por radio no se con quien. Con la presencia de los tres tipos, adentro todo se había calmado. Aproveche y salí. Pase por delante del otro coche al tiempo que entraba otro coche con dos más. Nadie, me dijo nada. Comencé a caminar ligero hacia el hotel. Prefería estar con el Chino que hiciera conmigo lo que quería que aguantar una nueva violación en mi vida, ya llevaba dos. Cruce la avenida y no vi a nadie que me siguiera, respire un poco mas aliviada acelerando el paso. Al legar a la esquina siguiente, no se de donde salieron aparecieron los dos coche de la estación y frenaron uno delante y otro detrás mío. Me dejo paralizada. Uno con uniforme de sargento dijo.

SARGENTO: quieta, ni te muevas.

Yo estaba paralizada del miedo que tenia encima. Bajaron dos mas, uno me agarro del pelo y me tiro sobre el capot caliente del coche boca abajo. Golpeo mi nalga para que abriera mis piernas. Sufrí delante de 6 tipos una situación humillante. Palpo cada centímetro de mi cuerpo, sintiendo un morboso placer al hacerlo. Una vez termino, me dio vuelta boca arriba.

CABO: miren lo único que tenía es esto. (Entregándoselo al sargento)

Era una trampa. La tenía el cabo ese y después de revisarme apareció en su mano. Quise decirles pero tironearon de mi pelo que solo atine a decir “ay”

El sargento tomo el pequeño rollito y lo abrió

SARGENTO: rollo que contiene una substancia blanca, similar a la cocaína.

Impregno se dedo índice y probo con la punta de su lengua. Luego hizo lo propio el cabo.

CABO: si sargento es cocaína y de la buena. (Y dirigiéndose a mi) eres reparto de coca y sexo a domicilio.

PAOLA: no, juro que no reparto cocaína. Soy la nueva chica del chino, prostituta pero nada más.

SARGENTO: ah, del Chino, jajaja. Como si fueras una monja carmelita. Justo del chino. Espósenla y léanle sus derechos.

El cabo comenzó a leer mis derechos al tiempo que quise decir algo. Es sargento tiro de mi cabello e hice silencio. Me esposaron y me metieron en uno de los coches. Había mucho olor a marihuana, en el habitáculo. Arrancaron los coches uno detrás de otro hasta la comisaria. Me bajaron, siempre esposada y me metieron adentro. Pasamos por el escritorio de ingreso y me metieron en una oficina. Me tomaron las huellas de los 10 dedos de mis manos. Me pararon delante de una cámara de fotos. Primero de frente y luego los dos perfiles. Cuando terminaron me sentaron en un banquito, en medio de la habitación.

SARGENTO: quiero que contestes solo lo que te pregunto. Nombre y edad

PAOLA: Paola, 31 años

ESTADO CIVIL: separada.

SARGENTO: quien te dio la cocaína que llevabas para entregar.

PAOLA: nadie, no es mía. El cabo dice que la encontró en mi ropa, pero no es mía.

SARGENTO: dices que el cabo simulo sacártela. Éramos 5 mirando y no vi nada.

PAOLA: (si acusaba lo pasaría peor) no digo eso, puede haber un error y haber estado en el suelo, pero mía no es.

SARGENTO: tendremos que citar al Chino e indagarlo. A lo mejor lo hacías a espaldas de él.

PAOLA: no Sr, si hiciera eso, el mismo me mataría. Todo es un error.

Ya estaba llorando suplicante. Me querían dejar presa por venta de drogas y encima al nombrar al Chino, si lo involucraban era mi fin. Cuando saliera me estaría esperando,

SARGENTO: llévenla al fondo, en solitario.

Hasta ahí, yo no sabia que iba a pasar en fin de semana  mas horrendo.