La bella Isabela

Una bella mujer pura y recatada, pese a gustarle intensamente los hombres, por circunstancias ajenas a su voluntad -así es el destino- se ve envuelta en una situación que hace que se libere todo su potencial sexual como nunca habría imaginado, ¿pero que mujer no hubiera sucumbido en semejantes circunstancias?

LA BELLA ISABELA

Era la bella Isabela

una hembra bien plantada

de la que todos los hombres

su bello cuerpo admiraban.

Y aunque ella era cortejada

por los hombres con tesón

ella era hembra recatada

y nunca un mal paso dio.

¡Y aun gustándole los hombres

con todo su corazón!

ella siempre había sabido

resistir la tentación.

¡Mas nunca saber podemos

que nos aguarda el destino

ni sabemos lo que puede

cruzarse en nuestro camino!

Y así, pese a su virtud

ved que es lo que sucedió

que hizo que Isabel perdiera

su inocencia y su candor:

Pasando unas vacaciones

en un lejano lugar

a un bosquecillo cercano

fue Isabel a pasear.

Mas por sus bellos parajes

tanto Isabel se adentró

que cuando retornar quiso

la salida no encontró

Andaba desconcertada,

caminando sin cesar

mas no encontraba el camino

para poder regresar.

Asustada y casi al borde

de la desesperación

tuvo una enorme alegría,

pues ya la noche caía

cuando una cabaña vio.

Acercóse a la cabaña

con cautela y precaución

y a través de una ventana

Isabela divisó

que sus ocupantes eran

cinco jóvenes varones

de cuerpos bellos y esbeltos

y de agradables facciones.

¡Oh, Dios mío! Dijo Isabel

¿Qué es lo que he de hacer ahora,

entrar con aquestos hombres

o quedar aquí yo sola

expuesta a las alimañas

que por estos bosques moran?

Así, ante tal disyuntiva

que duda había de quedar

sino traspasar la puerta

y con los hombres entrar

pasar allí aquella noche

y a la mañana marchar.

¡Que alegría! ¡Que alborozo!

¡Que enorme satisfacción!

tuvieron aquellos hombres

cuando la puerta se abrió

dando paso a una mujer

de tal dulzura y belleza

que dos igual no pudiera

hacer la Naturaleza.

Solícitos la reciben

los cinco apuestos varones

que la invitan a pasar

y la colman de atenciones

quedando todos prendados

ante la bella Isabel

(que aunque su nombre no saben)

es la bella diosa rubia

que acaban de conocer

Totalmente complacida

por tan grata recepción,

Isabel siente que tiene

de todos su protección

y confiada y relajada,

sin asomo de temor,

sintiéndose protegida,

les abre su corazón.

Ríe con sus ocurrencias,

está feliz y contenta

y así, alegre y confiada

junto a los cinco se sienta.

Mas llegados a este punto

es cuando Isabel observa

que todos tienen un bulto

enorme en sus entrepiernas

y ¡que ellos son cinco hombres!

y ella ¡la única hembra!

Isabela preocupóse

cuando tal cosa observó

ya que al punto diose cuenta

que era quizá su visita

y un poco de coqueteo

lo que a los hombres turbó.

Tal vez no intenten tocarme

ni ofender mi doncellez

¿pero si ellos lo intentaran,

qué es lo que yo habría de hacer,

siendo ellos hombres y fuertes

y yo una débil mujer?

Además –piensa Isabel-

son tan viriles y guapos

y son sus cuerpos tan bellos

que aunque no se que he de hacer

me siento realmente a gusto

estando entre todos ellos

Y mientras ella divaga

sin saber que va a pasar,

ellos, totalmente absortos,

por su belleza hechizados,

como si una Diosa fuera

la comienzan a "adorar"

Uno le roza una pierna

y ella se queda callada,

otro roza su otra pierna

mas tampoco dice nada.

besa otro su dulce cuello,

y ella sigue sin hablar,

los otros toman sus manos

y ella las deja tomar.

¡Oh, Dios mío! ¡Cuanta hombría!

¡Oh, Jesús, que voy a hacer!

sino transigir con ellos,

hacer y dejarme hacer,

darles el gozo que anhelan

y gozar del que me den.

De cualquier forma es inútil

-se justifica Isabel-

que oponga yo resistencia

ya que nada podría hacer,

y si el destino ha querido

que en tal trance me halle yo,

quizá sea lo más prudente

gozar de la situación.

De cualquier modo a estos hombres

no les volveré a ver más

y no se si en el futuro

ocasión igual habrá

¿por qué no gozar ahora

lo que la vida me da?

Al fin y al cabo –pensaba-

seguro que antes que yo

hubo otras que disfrutaron

los placeres del amor

gozando con varios hombres

sin recato ni pudor

¡si ellas pues lo disfrutaron!

¿por qué no he de hacerlo yo?

Y también después de mi

otras mujeres vendrán

que con dos o con más hombres

del sexo disfrutarán

¿Por qué debiera yo entonces

a tal placer renunciar

si además todos me gustan

y con todos deseo estar?

Y así mientras ella piensa

en que es lo que debe hacer,

la besan y la acarician

y ella se deja querer,

y sentada entre los hombres,

sintiendo enorme placer

siente que nunca jamás

se ha sentido tan mujer.

Nota una mano segura

que avanza por su entrepierna

y ella, aunque no tan segura,

excitada y confundida

separa algo más sus piernas

Al punto nota otra mano

que también subiendo está

y ya, rendida del todo,

entreabriendo más sus piernas

deja que suba sin más.

Ellos llegan con sus dedos

al interior de sus bragas

y notan su hermosa vulva

de la excitación mojada

y le bajan suavemente

sus minúsculas braguitas

para que su sexo goce

libremente sus caricias

Gime Isabel de placer,

su vulva ya es un volcán,

y siente un placer intenso

que hace su cuerpo vibrar

cuando ponen en sus manos

-y ella toma sin dudar-

dos fuertes y hermosas vergas

de talla descomunal.

Bájanse los otros tres

al punto los pantalones

quedando Isabel prendada

viéndose así acompañada

de cinco jóvenes hombres,

que además de su belleza,

unas vergas bien dotadas.

les dio la Naturaleza

Presos de la excitación,

todos desean follarla

y ella desea también

ser por todos penetrada

sentir sus cuerpos desnudos

rozando su piel dorada

y notar todas las pollas

contra su cuerpo apretadas.

En volandas Isabel

es llevada hasta una cama

donde entre todos los hombres

terminan de desnudarla.

Ven que su cuerpo es divino,

lleno de curvas perfectas

y con deseo y pasión

comen su vulva y sus tetas

al tiempo que la acarician

mientras sus vergas le acercan

para que Isabel esté

plenamente satisfecha.

Y esas ardientes caricias

de esos hombres adorables

hacen que Isabel alcance

placeres inenarrables

y es el placer tan intenso,

tan grande e incontrolable

que  provoca en Isabel,

mientras devoran su cuerpo,

un orgasmo interminable.

Goza tocando sus pollas,

goza siendo acariciada

y está dichosa de verse

de los cinco rodeada,

y se estremece de gozo

al tocar y al contemplar

los cinco miembros viriles

que la van a penetrar.

Túmbase sobre la cama

un joven de enorme verga

sobre la que se coloca

la bellísima Isabela,

obteniendo el gran placer

de gozar y de sentir

como su interior se llena

de un grueso miembro viril

Y mientras su bello culo

es por otro penetrado

toma una polla en su boca

y dos pollas en sus manos

y así ardiente y excitada

a todos va disfrutando.

Uno tras otro Isabel

a los cinco cabalgó

y apasionada y ardiente

con todos ellos gozó,

notando como sus vergas

en su cálida vagina

la estremecían de placer

al descargar su semilla.

Descargan sobre su vulva,

sobre su vientre y sus tetas

y ella gozando excitada

quiere que sus grandes vergas,

que tanto placer le causan,

todos de nuevo le metan

Y abre de nuevo sus piernas

mostrando voluptuosa

su maravillosa vulva

cálida, dulce y jugosa

y se siente complacida

nuevamente al contemplar

que otra vez todos los hombres

la desean penetrar

Está feliz y radiante

pues nunca pensó Isabel

que algún día gozar pudiera

con cinco hombres a la vez,

y entre los cinco tendida

disfruta con la experiencia

de recorrer con sus dedos

vergas tan grandes y erectas,

y ve que todas son bellas

y a todas da complacencia

Repasa enteras sus pollas,

y toca sus prietos culos

y goza al sentir sus miembros

tan vigorosos y duros

y con su boca y sus manos

les da placer de uno en uno.

Así, bien acompañada

toda la noche pasó

descubriendo que su cuerpo

era un volcán de pasión

que había sido despertado

con inusitado ardor

con las dulces atenciones

que de todos recibió.

A la mañana siguiente

a la ciudad regresó

pero desde aquella noche

mucho Isabela cambió,

dícese que en adelante

muchos hombres conoció,

morenos, rubios, castaños,...

con los que mucho gozó.

Por muchos hombres divinos

se dejo hacer el amor,

y hasta a un equipo de rugby

con quince hombres increíbles

Isabela disfrutó

tomando con sus dos manos

y sintiendo en su interior

muchas pollas diferentes

de diferente grosor,

sensibilidad, tamaño,

forma, potencia y color.

Hombres guapos y atractivos

con los que Isabel gozó

y que le dieron placer

como nunca imaginó,

ya que al tener tantos hombres

pudo Isabel conocer

muchas formas diferentes

de dar y obtener placer.

Y cuéntase que Isabel

en los lances del amor

los más exquisitos dones

de los hombres conoció

y que de aquel día del bosque

siempre Isabela guardó

un grato y bello recuerdo

puesto que allí descubrió

que podía alcanzar su cuerpo

placeres sin parangón

teniendo distintos hombres

con los que hacer el amor.

Y aunque unos años después

Isabela se casó

su marido con más hombres

a Isabela compartió

pudiendo así disfrutar

junto a la paz del hogar

de numerosos amantes

con los que poder gozar.

Y es que incluso su marido

viendo a Isabel tan preciosa,

tan dulce y tan deseable,

y siendo la vida corta,

viendo que era tan divina

y que adoraba el placer

y que hasta para diez hombres

era ella mucha mujer,

cuando salían de viaje

donde eran desconocidos

la dejaba rodearse

de jóvenes atractivos,

con los que Isabel follaba

ya fuera solo con ellos

o invitando a su marido,

que gozaba del placer

de ver a su bella esposa

adorada por los hombres

como si fuera una Diosa.

Su incomparable belleza

a los hombres cautivaba

y sus curvas increíbles

a todos embelesaban

y cuando, bella y radiante,

aparecía ante ellos

con su sexy lencería

a todos sin excepción,

la bellísima Isabel

de deseo enloquecía

Coqueteaba con ellos

y se ponía mimosa

y recibía sus caricias

dulces y voluptuosas

y gozaba a sus amantes

con exquisito placer

fuesen estos de uno en uno

o con varios a la vez.

Y fue Isabel tan ardiente

e insaciable en el amor

que cientos fueron los hombres

con los que Isabel folló

disfrutando de su sexo

como una hembra total

gozó a cuantos hombres quiso

con entera libertad.

Porque además su marido,

para dar mayor placer

a su preciosa mujer

y sabiendo el tipo de hombres

que gustaban a Isabel,

no solo no lo impidió

sino que más de una vez

hombres jóvenes y guapos

a su esposa presentó

y fue su cómplice activo

para que con todos ellos

pudiera hacer el amor.

Y vivía Isabel contenta

estando cuando quería

con todos aquellos hombres

con los que le apetecía

y además era dichosa

por tener siempre consigo

el cariño, la ternura

y el amor de su marido,

que también era feliz

de ver que su bella esposa

disfrutando de los hombres

era feliz y dichosa.

Nombre: Isbel

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