La barbacoa

Nuestros amigos nos invitan a una barbacoa en su casa,donde siguen nuestros juegos y aventuras sexuales.

LA BARBACOA.

El sábado por la noche, nos habían llamado por teléfono María y Jesús, para invitarnos al día siguiente a una barbacoa en su casa, a la que también acudirían, Eva y Luis. Nos encargaron a nosotros las bebidas y el hielo, ya que muy cerca de nuestra casa había una gasolinera y las podíamos coger allí, sin tener que desviarnos.

A la mañana siguiente, nos levantamos bastante tarde las once de la mañana, habíamos quedado con ellos de doce y media a una, nos duchamos sin prisas, nos vestimos y nos dispusimos a salir de casa. Raquel se puso el bikini blanco que tiene, que la queda como los ángeles, encima un vestido de una pieza negro para ir a la piscina o a la playa. Yo me puse un bañador y una camiseta, preparamos una bolsa con ropa de repuesto y las toallas de la piscina, ya que seguro que bajábamos a darnos un baño, en la piscina de la urbanización. Cogimos el coche y nos fuimos a casa de Jesús y María, por el camino paramos en la gasolinera a comprar la bebida y el hielo, y con todo nos fuimos a su casa.

La casa de María se encuentra en un barrio nuevo de la ciudad bastante periférico, y es un ático con una terraza impresionante, además su terraza da a una zona en la que no se ha construido todavía, y con la crisis, va a pasar mucho tiempo hasta que construyan algo. En la terraza tienen una barbacoa portátil. Cuando llegamos, al edificio nos encontramos en la entrada con Eva y Luis que traían patatas fritas y guarrerías varias. Eva llevaba un top ajustado y unos vaqueros rotos muy pero que muy cortos, que la quedaban de fábula. Nos saludamos todos, dándonos dos besos con Eva, y estrechándole yo la mano a Luis.

“Hombre que coincidencia, ¿Qué, a vosotros os ha tocado la bebida?” – dijo Luis, cogiendo el hielo que llevaba Raquel.

“Sí, como tenemos la gasolinera al lado de casa, María nos pidió que la comprásemos nosotros. Muchas gracias por coger el hielo, eres un encanto” – le dijo mi mujer.

“No es nada mujer” – contestó él.

“Hace un día genial, para tomar el sol, y hacer una barbacoa, ¿no creéis?” – dijo Eva.

“Eso veníamos diciendo, que hace un sol espectacular” – dijo Raquel.

Llamamos por telefonillo, y nos abrieron. Entramos en el portal en el cual viven María y Jesús, y nos metimos en el ascensor, donde aproveché para decirle a Eva lo bien que la quedaban los vaqueros. Llegamos al piso en cuestión, y no nos dio tiempo a llamar a la puerta, ya que según oyeron que se abría la puerta del ascensor, nos abrieron la puerta de su casa. Nos encontramos con Jesús con el bañador puesto, y sin camiseta.

Entramos en la casa saludando a Jesús, ellas le dieron dos besos, y nosotros le estrechamos la mano.

“¿Dónde dejamos esto?” – le preguntamos Luis y yo.

“En la cocina, María está allí haciendo hueco para la bebida en la nevera” – nos respondió.

Nos dirigimos a la cocina, donde nos encontramos con María que llevaba un bikini negro, con unos dibujos blancos que la quedaban de lujo. Luis y yo, nos quedamos agilipollados observándola.

“Hola María, ¿Qué tal estas?” – la saludamos todos, y la empezamos a dar dos besos.

“Bueno, ¿Tú dirás donde ponemos esto?” – la dije yo.

“Luis dame el hielo lo primero, que lo metemos en el congelador, y la bebida ahora me la vas pasando” – dijo María. Luis la dio el hielo, y María se agachó a meter el hielo en el congelador, poniendo el culo en pompa, hacia nosotros. Luis y yo nos miramos, y dijimos:

“No nos pongas así el culo nada más llegar María, que no somos de piedra”. Se levantó, se empezó a reír, e hizo un gesto, como de desesperación.

“¿Qué pasa que no habéis tenido bastante, en el crucero? – dijo María.

“No” – dijimos Luis y yo al mismo tiempo, empezándonos a reír.

“Bueno, dinos donde nos cambiamos, que no vas a ser tú la única que dé el espectáculo” – dijo Eva.

“En la habitación de invitados, pensaba que Jesús ya os lo había dicho” – dijo María.

“No, todavía no me había dado tiempo, como hemos venido a guardar esto, no se lo había dicho todavía” – dijo Jesús, “bueno que queréis hacer, ¿bajamos ya a la piscina a refrescarnos y luego subimos y hacemos la barbacoa?”

“Esa es una idea fantástica” – dijimos todos.

“Bueno, pues entonces venir conmigo” – le seguimos, hasta la habitación de invitados donde Raquel, y Eva dejaron las bolsas con ropa que traían y sacando las toallas de baño dijeron que ya estaban listas. Nosotros dijimos que también lo estábamos.

“Joder que rápido, pensaba que os tendríais que cambiar. Entonces nos ponemos algo María y yo, y bajamos a la piscina” – dijo Jesús. Se metieron en su habitación, Jesús se puso una camiseta y María un vestido parecido al de mi mujer pero en azul cielo.

Salimos los 6 de su piso y como el ascensor era para 4 personas, los chicos bajamos por las escaleras los 7 pisos. Cuando llegamos abajo, las chicas ya nos estaban esperando. Nos dirigimos a la piscina, nos pusimos en una zona que tenía sol y un poco de sombra, por si alguno no quería tanto sol, extendimos las toallas y nos empezamos a quitar la ropa. Los bikinis que llevaban las chicas, les quedaban de lujo. Eva cuando se quitó el top y los vaqueros nos dejó ver, el bikini rojo pasión que llevaba, y que la quedaba de lujo con el color de su piel.

En la piscina, había unas cuantas familias y alguna pareja joven, que al final era lo predominante en la urbanización, la piscina no es que fuera muy grande, pero por las dimensiones que tenía el edificio y el número de viviendas, la piscina era lo suficientemente grande. Estuvimos tomando el sol, bañándonos y a las dos de la tarde decidimos subir a hacer la barbacoa. Esta vez subieron ellas primero, y nosotros nos esperamos a que volviese el ascensor y subimos en el segundo turno. Cuando llegamos arriba, abrimos la puerta y nos metimos dentro, las chicas se habían quitado, los vestidos y estaban en bikini, María estaba empezando a sacar la carne de la nevera para la barbacoa.

Jesús, fue a encender la barbacoa con el carbón, y Luis y yo sacamos la bebida y un poco de hielo, empezamos a preparar sangría, que en estas ocasiones es la mejor bebida que te puedas imaginar. También cogimos algún que otro botellín de cerveza, llevamos tanto las cervezas como la sangría a la terraza, y empezamos a servir unos vasos. Las chicas que se habían sentado en tres tumbonas que habían sacado, se pusieron a tomar el sol.

“UUUUFFFFF, se está de maravilla aquí, el único problema es que como sigamos llevando los bikinis al final se nos van a hacer marcas, con lo morenas y sin marcas que habíamos venido del crucero” – dijo Eva, que se levantó se quitó la parte de arriba dejando sus tetas al aire, y después se agachó y se quitó la parte de abajo. María y Raquel, no tardaron en hacer lo mismo, enseñándonos sus preciosos cuerpos desnudos. Luego se tumbaron a tomar el sol las tres en sus tumbonas. Jesús, Luis y yo, nos quedamos atolondrados mirándolas, y pensando en los polvos que habíamos echado con ellas en el crucero, tan solo un par de días antes.

“¿Y vosotros a que esperáis, que también se os van a quedar las marcas de los bañadores? Con lo, guapos que habíais venido del crucero” – nos dijo María, esperando que nos quitásemos los bañadores.

“Cariño, con el fuego no se juega, y al echar la carne seguro que va a saltar, y no queremos quemarnos nuestras cositas” – la sonrió Jesús.

Tonterías dijo María, y se levantó saliendo de la terraza. Volvió al cabo de un minuto, con el delantal de la cocina y se lo dio a Jesús.

“Aquí tienes, con esto seguro que no te quemas” – le dijo a Jesús. Entonces nos quitamos los bañadores, saliendo a relucir nuestras pollas que empezaban a levantarse.

“Mira por donde los soldaditos parecen querer hacer maniobras” – dijo mi mujer, y se empezaron a reír las tres.

Jesús empezó a hacer la carne, mientras el resto nos sentamos en la mesa de la terraza, bebiendo, cuando terminó de hacer la carne se sentó con nosotros y empezamos a comer. Nos lo pasamos genial hablando de todo un poco. Después de comer seguimos todos en la terraza tomando el sol, hasta que Jesús dijo:

“Joder, que calor tengo, me voy a dar una ducha y así me quito el calor y el olor a la carne  y el humo de la barbacoa”. Se levantó y se fue para adentro de la casa, en dirección al baño. Al levantarse dejo a la vista, la erección que llevaba.

“Cariño, ¿eso también te lo ha provocado el calor, o ha sido la barbacoa?” – le preguntó María.

“Las dos cosas cariño, pero vamos si alguna de vosotras quiere hacerse cargo de la situación, la estaría muy agradecido” – dijo Jesús.

“Pues ya que preguntas, voy yo” – dijo Raquel.

“Si quieres voy yo, te aseguro que no me importa lo más mínimo” – dijo Eva, riéndose.

“Podéis venir las dos, sin ningún problema, lo mismo hasta me lo he ganado” – dijo Jesús, y empezó a ir en dirección al baño, moviendo el culo en plan modelo de pasarela femenino. Nos empezamos a reír todos. Raquel y Eva, se levantaron y le siguieron.

“Anda como se lo va a pasar este” – dijimos Luis y yo.

“¿Y vosotros  que, no os lo vais a pasar bien?” – dijo María levantándose y metiéndose para la casa. Nosotros dos al oírla, la seguimos adentro. Ella se fue camino de la habitación, mirándonos provocativamente, y moviendo ese culazo.

Cuando llegamos a su habitación, se tumbó en la cama boca arriba, se abrió de piernas, y empezó a pasarse la mano por el coño y las tetas muy lentamente.

“Bueno, ¿Cómo os vais a organizar?, porque yo estoy muy caliente, y necesito vuestras pollas lo antes posible” – dijo María. Luis se subió a la cama, y la metió la polla en la boca, mientras que yo empecé a comerla el coño, metiéndola un dedo y luego dos, y alternándolos con su culito. Estaba realmente mojada, y no paraba de gemir.

“Chicos no os podéis imaginar lo que os he echado de menos estos dos días” – dijo María, sacándose la polla de Luis de la boca, y luego volviendo a engullirla.

“Y nosotros a ti, María” – la dijimos. Yo que tenía un empalme de la leche, me incorporé me puse entre sus piernas y empecé a follarla, de una manera salvaje, que gozada de coño, y el ver como se la movían las tetas de un lado al otro con cada embestida que la daba, me estaba poniendo mucho más cachondo, si era posible. Como estaba a punto de correrme, y no quería hacerlo todavía, se la saqué del coño, y le dejé mi sitio a Luis, que se metió entre sus piernas y empezó a follarse a María. Yo la acerqué mi polla a la boca a María, que la cogió con su mano derecha y terminó de metérsela en la boca ella misma.

“UUUUUUUMMMMMMMMMMMMM, que buena, que bien sabe, además lleva mis jugos por todos lados, que sabor más bueno, AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH” – decía María, sabiendo que aquello nos iba a calentar todavía más. Yo mientras ella me chupaba la polla, la empecé a agarrar las tetas que me quedaban muy a tiro. Tenía los pezones durísimos, de lo cachonda que estaba. Luis seguía follándose a María bien duro.

Yo no podía más, quería volver a follarme a María, por lo que se saqué de la boca a María, y me tumbe boca arriba junto a ellos.

“Ven aquí María que te la quiero volver a meter, que me tienes a cien” – la dije.

“¿Por dónde quieres que me meta tu cosita?” – me dijo María con una sonrisa picarona.

“Me da igual que elija Luis, yo lo único que sé, es que te la tengo que volver a meter, que no aguanto más” – dije yo.

“Hombre pues ya que me dejáis elegir a mí, si no os importa, me apetece metértela por el culo, que me encanta, y le tengo ganas desde que te he visto esta mañana con el bikini puesto” – dijo Luis, sacando su polla del coño de María y dejándola espacio para que se subiese encima de mí, María se empezó a meter mi polla otra vez en el coño, y comenzó a cabalgarme, muy lentamente, yo aproveché que sus tetas me quedaban a la altura de la cara, empecé a chupárselas. Ella se giró y miró a Luis.

“Señor, mi culito le está esperando impaciente” – le dijo María a Luis. Este se puso detrás de ella, apuntó su polla al culo de María y empezó a metérsela. Nos pusimos a movernos los tres, a un ritmo infernal, ya que los tres estábamos encendidos.

“AAAAAAAAHHHHHHHH, que bueno, que mojada estás María, menudo coño tienes, me encanta follártelo, es una pasada” – le decía yo a María.

“SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, y a mí me encanta que me folléis los dos a la vez, es una pasada lo que se siente, no paréis, Luis no te cortes dame duro, que necesito vuestras polla bien dentro de mí, seguir así” – decía María. Estuvimos un buen rato en esa postura, disfrutando los tres, y a pesar de que me lo estaba pasando en grande comiéndole las tetas y follándome el coño de María, también quería probar su culo.

“¿Cambiamos Luis? A mí también me apetece follarme el culo de esta guarrilla, que seguro que lo tiene como el punto de la bandera de Japón” – les dije, nos empezamos a reír.

“Eres un cabrón” – me dijo María riéndose. Luis que también se estaba riendo, le sacó la polla del culo a María, y se separó. María se dio la vuelta, y de espaldas a mí, empezó a meterse mi polla por el culo, dándole la cara a Luis.

“Tu turno de follarme por el coñito Luis, a ver si te portas igual de bien, que cuando me has estado follando el culo” – dijo María. Luis se metió entre sus piernas y se la empezó a follar. Estuvimos un buen rato follando los tres, hasta que ya no pudimos más.

“MMMMMMEEEEEEEEEEE CCCCCCCCCOOOOOOOOOOOORRRRRRRROOOOOOOOO, que bueno, SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIII, AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, UUUUUMMMMMM,  que maravilla, venga correros vosotros también machotes” – empezó a decirnos María, corriéndose y empapando las sabanas y a nosotros con su corrida.

“SSSSSSSSIIIIIIIIIIII, AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, yo también me corro, que bueno, AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH” – dije yo, llenándola el culo con mi leche a María.

“AAAAAAAHHHHHHH, mierda yo también me voy a correr, SSSSIIIIIIIIII” – dijo Luis, sacando su polla del coño de María y metiéndosela en la boca, donde se empezó a correr. María apenas pudo tragarse toda la leche de Luis.

“Joder, casi me atraganto, Luis sí que venías cargado” – dijo María.

“Es que desde que llamaste ayer a Eva para quedar, vengo reservándome, y tenía las pelotas llenas, con tanta empalmada que he tenido desde anoche” – dijo Luis, riéndose.

“Joder ha sido fantástico, vaya tardecita que nos espera” – dijo María, riéndose. Augurando una tarde de sexo.

Los otros 3 en cuanto se metieron en el baño, las chicas se metieron en la bañera con Jesús, encendieron el agua, y tras ponerla a una temperatura adecuada, empezaron a enjabonarse los unos a los otros. Las chicas se alternaban en cogerle la polla a Jesús para enjabonársela, y darle un buen magreo. Jesús tenía una mano en cada culo, y se los estaba sobando a conciencia, también aprovechaba para sobarlas las tetas siempre que podía. Como no tenían mucho sitio optaron por salirse de la bañera, se secaron y salieron del baño, con la intención de irse a una habitación.

Intentaron meterse en donde estábamos nosotros, pero se encontraron con el espectáculo que teníamos montado.

“Joder, no han perdido el tiempo estos tres, mirarles ni se enteran de que estamos aquí” – dijo Jesús desde el umbral de la puerta de su habitación. El ver cómo nos follábamos a su mujer, le puso más cachondo todavía.

“Vamos a la otra habitación, que no aguanto más, necesito follaros cuanto antes” – las dijo Jesús. Las agarró del culo, y las guió a la otra habitación. Allí se tumbó en la cama boca arriba nada más entrar. Las chicas se abalanzaron sobre su polla y empezaron a mamársela las dos al mismo tiempo, mientras una la tenía en la boca la otra le lamía las pelotas. Así hasta que cogió a Eva, y arrastrándola por la cama, se puso su coño a la altura de su cara y se lo empezó comer. Mi mujer ya no pudo aguantar más y se subió encima de Jesús para follárselo.

“¿Por dónde quieres que me la meta?, porque tienes todos mis agujeros a tu disposición para lo que quieras” – le dijo Raquel.

“Si tengo que elegir, elijo culo vamos que preguntas me haces Raquel, si sabes perfectamente lo que me gusta encular y si encima es tú culazo mucho más” – contestó Jesús. Eva le agarró la polla a Jesús, y mientras Raquel iba bajando Eva la apuntó la polla para que la entrase en su culo, cosa que mi mujer agradeció con un gran gemido de bienvenida.

“AAAAAAAAAAHHHHHHHH, que bueno, que cachonda que estoy, necesitaba meterme una polla en cualquiera de mis agujeros” – dijo Raquel. Eva se incorporó y se sentó en la cara de Jesús mirando a mí mujer, para que la comiese el coño, una vez Jesús empezó a meter su lengua en su coño y a lamerla el clítoris, Eva se inclinó hacia adelante, y empezó a chupar las tetas de Raquel.

“OOOOOOHHHHHHHHH, SSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, que bueno seguir los dos, no paréis” – seguía diciendo mi mujer, que no iba a tardar en correrse.

“Jesús que bien me estás comiendo el coño, AAAAAAAAAAAHHHHHHHHH, joder que bien mueves la lengua, por ahí, sigue por ahí, UUUUFFFFFF, que bueno, méteme también un dedo por el culo, que ahora me la vas a meter a mí” – decía Eva.

“¿Quieres que cambiemos? Porque si no me voy a correr ya, y no lo quiero hacer todavía” – la dijo mi mujer a Eva.

“Pues si no te importa, necesito meterme esa polla por el culo, que me habéis puesto cachonda, viéndoos follar” – dijo Eva. Se cambiaron las posiciones, y al igual que hizo mi mujer Eva se metió la polla de Jesús por el culo, mientras Raquel se sentó en la cara de Jesús mirando a Eva, e hizo exactamente lo mismo que había hecho Eva con ella, la empezó a chupar las tetas.

“Como me gusta follaros el culo, tías buenas, que estáis buenísimas, desde que os he visto abajo con los bikinis, me he puesto cachondo y necesitaba follaros el culo” – las estaba diciendo Jesús.

Luego se pusieron en la posición del 69 ellas dos, comiéndose el coño una a la otra, Raquel abajo y Eva encima, Jesús se puso detrás de Eva y volvió a metérsela por el culo, mientras mi mujer, le chupaba las pelotas de vez en cuando, al mismo tiempo que le comía el coño a Eva, rozándola el clítoris con su lengua, lo que la hacía estremecer cada pasada que la daba. Eva, la aplicaba el mismo tratamiento a mi mujer, y además la metía dos dedos en el coño, y dos en el culo masturbándola.

Jesús empezó a alternar penetraciones en el culo de Eva y en su coño.

“Si métemela un poquito en cada agujero, que bueno, me voy a correr como una niñata, sigue Jesús, no pares, por favor, AAAAAAAAAAHHHHHHH, UUUUUUUUUUMMMMMMMMMMM, me corro, SSSSSSSSIIIIIIIIIII” – dijo Eva corriéndose y llenando la boca de mi mujer con sus jugos.

Mi mujer se levantó se puso a cuatro patas, y le dijo a Jesús:

“Ahora me toca a mí, que tengo unas ganas de correrme locas”. Jesús se puso detrás de ella, y empezó metiéndosela en el coño, y fue cambiando a su culo. Mi mujer que ya estaba a punto de correrse antes de que se la empezase a meter, empezó a decir que se corría.

“MMMMMMMMMMEEEEEEEE CCCCCOOOOOOOOORRRRRRRRRRROOOOOOOOOOO, AAAAAAAAAHHHHHHHHH, que bueno tío, que corrida más buena me he pegado” – decía mi mujer. Jesús no aguantó más le sacó la polla a mi mujer, se acercó a Eva, se la metió en la boca y se corrió dentro de ella. Cuando se la sacó exhausto, Eva se acercó a Raquel, y se empezaron a morrear, compartiendo la corrida de Jesús.

“UUUUUUUFFFFFFFFF, ha sido genial, y eso que solo ha sido el principio de la tarde que tenemos preparada, ya veréis lo vamos a pasar genial, nos vamos a pegar unos polvos bestiales” – dijo Jesús.

“No nos digas esto, que acabamos de corrernos y nos vas a poner cachondas otra vez” – le dijeron Eva y Raquel.

“Es precisamente lo que pretendo” – dijo Jesús.

Descansamos todos un poquito, nos fuimos intercambiando en el baño para lavarnos y nos fuimos al salón, cuando estábamos allí todos. María vino con una baraja y un reloj de arena en la mano.

“Bueno el jueguecito que teníamos pensado, es el siguiente, repartimos una carta a cada uno, el chico que saque la carta más alta, tendrá la oportunidad de hacer algo con la chica que saque la carta más alta. La forma de decidir que se hace lo determina este dado, que tirará uno de los dos ganadores, eso da igual. El dado tiene seis caras, y cada una de las caras pone una cosa (follar coño, follar culo, chupar polla, chupar coño, hacer paja, hacer dedo), el tiempo de duración será de 4 minutos para cada acción que vendrá determinado por este reloj de arena, y lo tendrán que hacer aquí en medio delante de todos, lo que tampoco supondrá nada especial, ya que todos nos hemos visto follar unos con otros, el caso es darle otro aliciente al sexo que estamos teniendo todos juntos. El juego es bastante sencillo, pero si alguno tiene alguna pregunta” – dijo María. Nadie dijo nada, porque era muy sencillo entender lo que nos había explicado. Los chicos según fue explicando el juego nos habíamos ido empalmando, pensando la cantidad de sexo que íbamos a tener.

“Vamos, que empiece el juego que mira como nos has puesto a todos” – dije yo, señalando nuestras pollas mirando al cielo. Todos estuvieron de acuerdo.

María repartió las cartas, decidimos sacar todos las cartas a la vez, Eva saco un Rey, María un 7 y Raquel una sota, por lo que de las chicas ganaba Eva, los chicos sacamos Luis un caballo, Jesús un tres y yo un cinco, por lo que ganaba Luis.

“Joder, vaya putada” – dijo Luis.

“¿Cómo has dicho cariño?” – dijo Eva, con una media sonrisa y los ojos como platos mirando a su marido.

“Perdona cariño, se me ha escapado, pero es que a ti, te tengo durante todo el año, y claro entiéndeme…” – contestó Luis, tratando de justificarse aunque, al menos, Jesús y yo le comprendíamos, porque posiblemente nos habría pasado lo mismo.

“Sí ya, justifícate ahora, cabrito” – le dijo Eva, que seguía medio burlona con su marido, “pues ahora tiro yo el dado”. Tiró el dado y salió que la tenía que hacer un dedo Luis a ella.

“JJJJJJJJJOOOOOOOOOOOODDDDDDDDDDDDDDEEEEEEEEERRRRRRRRR” – dijo Luis, otra vez, ya claramente mirando a su mujer, “encima esto, me voy a quedar más palo de lo que estoy ahora”. Nos reímos todos, mientras su mujer le decía.

“Te está bien empleado, por el comentario de antes” – dijo Eva.

Se pusieron en el centro del círculo, Eva tumbada boca arriba, Luis se acercó a ella y empezó a masturbarla, y a meterla primero un dedo, continuando luego con dos y hasta tres, cuando el reloj de arena dejó caer el último grano de arena, Eva ya lo estaba disfrutando de lo lindo, ya que tenía los ojos en blanco y se había relajado totalmente con las caricias de tu marido.

“Tiempo, deja lo que estás haciendo” – dijo María, enseñándonos el reloj.

“Joder, que putada” – dijo Eva, “cariño te acabas de ganar el perdón, por lo bien que lo has hecho” y se levantó dándole un beso en la boca.

Volvimos a tirar los dados, y esta vez los ganadores fueron Eva otra vez y Jesús.

“UUUUUFFFFFFFFF, que suerte estoy teniendo, pero como gane otra seguida me voy a correr nada más empezar el juego. ¿No hay eliminaciones, verdad?” – dijo Eva.

“No de momento” – dijo María con una sonrisa, “pero como sigas ganando, te vamos a tener que descalificar”.

“Eso” – dijo Raquel.

Eva volvió a coger el dado, y lo tiró, esta vez salió que la iban a dar por culo, ella empezó a sonreír, Jesús dijo:

“Sí joder, que suerte he tenido, lo siento Luis pero el juego es el juego” – y le sonrió, Luis le hizo la señal del dedito, ya sabéis.

“Bueno ¿Cómo quieres que nos pongamos Evita?” – preguntó Jesús.

“Ponte boca arriba, mirando a mi maridín que vea lo bien que me lo paso con otra polla metida por el culo” – le dijo girándose a su marido y sacándole la lengua burlándose de él. Jesús se tumbó tal y como le había dicho Eva, y está empezó a sentarse poco a poco sobre la polla de Jesús metiéndosela por el culo, y mirando hacía su marido.

“AAAAAAAAAHHHHHHHHHHH, que bueno sigue Jesús” – decía Eva, exagerando un poco, para tratar de poner celoso a su marido. Este que no quitaba la follada que la estaba haciendo Jesús a su mujer, se estaba riendo por los comentarios de Eva. Empezaron a aumentar el ritmo, cosa que indicaba que lo estaban empezando a pasar realmente bien, la cara de Jesús parecía decir eso.

“Pero que guarrilla que eres cariño, luego llegaremos a casa y no me dejaras tocarte el culito, alegando que lo tienes que dejar descansar” – dijo Luis riéndose también.

“Tiempo” – volvió a decir María.

“Barajea bien, María” – la dije en plan de broma. Está barajeo y volvió a repartir, esta vez les tocó a Luis y a María.

“Joder cariño, hemos venido de mirones, no tenemos suerte, por esto no me gustan los juegos de cartas” – la dije a Raquel.

“Es verdad cariño, al final me veo pajeándonos tú y yo” – dijo mi mujer.

María tiró el dado y salió, que le tenía que hacer una mamada a Luis.

“UUUUUMMMMMM, que rico con las ganas que tengo de chupachups” – dijo María, riéndose de su propio comentario.

Se pusieron de cara a Eva, en venganza por la baza anterior y se la empezó a chupar, mientras María levantaba la vista y miraba a su marido también, que tenía una expresión en la cara de estar pasándoselo genial, disfrutando y viendo disfrutar a los demás.

“Tiempo” – dijo Jesús, que se había quedado al cargo del reloj.

“Que pena, con lo sabrosa que está” – dijo María.

“Anda reparte ya de una vez que me estoy poniendo cardiaco” – la dije yo. Repartió y ganaron Raquel, y Luis, otra vez, pero que suerte estaba teniendo.

“Ha este paso me corro enseguida, ya veréis” – dijo Luis. Raquel tiró el dado, y salió que la tenía que comer el coño. Luis se puso a ello enseguida, y con unas ganas que daba la impresión de no haber comido durante la barbacoa.

“UUUUUUUMMMMMMMMMMMM, que rico, pero que bien sabe Raquel, y con tanta salsa, lo hace estar muy jugoso” – dijo Luis entre risas.

“Como le dijo Eva al tonto del culo de Adán, ¡¡COME Y CALLA, COME Y CALLA!!” – le contestó mi mujer. Todos nos empezamos a reír de su comentario. Yo estaba con un empalme de narices, quería que me tocara a mí de una puñetera vez ya.

“Tiempo” – dije yo, que estaba mirando el reloj, porque quería que se barajara cuanto antes.

María volvió, a repartir y por fin, me tocó ganar, y mi compañera de aventuras sería Eva, que tiró el dado, y nos salió que la tenía que follar el coño.

“Bien joder, porque necesitaba meterla, que ya estoy jodido de tanto mirar. Ven aquí Evita, que te vas a enterar de lo que es bueno” – la dije un poquito ansioso por empezar. Según se acercó, no la di tiempo ni de elegir la posición. La puse a cuatro patas, y se la metí por el coño, sin esperar.

“Joder como vas ¿no?” – me dijo María mirándome.

“Imagínate, si llevo mirando como folláis todos durante media hora” – contesté, y me puse a bombear en el coño de Eva, que iba bastante cachonda también, por lo húmeda que estaba. Los ruidos que hacía su coño durante la follada eran increíbles, y cada vez que chocaba yo con sus nalgas, sonaba como si la hubiese dado un azote.

“SSSSSSSIIIIIIIIIIIIII, vamos sigue así de fuerte, dame fuerte, que follada me estás dando, que buena polla tienes” – decía Eva.

“Tiempo” – dijo María.

“Mierda” – me lamenté yo, sacando la polla del coño de Eva, y volviendo a mi sitio. Eva con cara de haberse quedado a punto, también se levantó, y volvió a su sitio.

María volvió a repartir, y gracias a dios la suerte me volvía a sonreír, esta vez con María, que tiró el dado, y me tocaba darla por culo. Lo primero que salió de mis labios fue.

“Sí señor, de esta me corro, con lo caliente que voy” – dije yo. María se acercó a mí, y al igual que a Eva, no la di ni tiempo, la puse en la misma posición que Eva, empecé a follármela por el culo, con un poco más de cuidado de lo que lo había hecho con Eva.

“Sí fóllame el culo, como te gusta cabrón. Te imaginas que me lo hubieses follado en el despacho o en la sala de reuniones” – me empezó a decir María. Yo al oírla me puse cardiaco, y estaba a punto de correrme, no iba a durar una mierda o al menos eso creía yo.

“Tiempo” – dijo mi mujer, “para ya, que te estas poniendo las botas, y ahora espero que me toque a mí”. Nos levantamos, mientras María y yo volvíamos a nuestros sitios, la dije:

“Ya te cogeré luego, porque está te la hago pagar con ganas”. María se empezó a reír.

“Sabía que te ibas a poner, cuando te dijera eso. Pues mira, si me lo hubieses propuesto en su día, a lo mejor te me habías follado en la oficina” – dijo con una sonrisa, y sacándome la lengua, mientras yo pensaba “como te coja otra vez te vas a enterar, le van a dar por culo al reloj”.

María volvió a repartir, y ganaron Raquel y Jesús, mi mujer tiró el dado, y la tocó que se la tenía que follar por el coño. Raquel se tumbó boca arriba y Jesús se la metió en el coño, empezaron a follar.

“SSSSSSIIIIIIIII, por fin, que ya me tocaba a mí” decía mi mujer, por la expresión de su cara, yo sabía que la iba a costar parar, y que probablemente se estuviese corriendo.

“UUUUUUUUFFFFFFFFFFF, que coño más bueno tienes Raquel, que gozada” – decía Jesús.

“Tiempo” – dijo María.

“Como la saques te mato” – le dijo mi mujer a Jesús, que se quedó parado. Nos empezamos a reír, y Jesús siguió follándosela.

“Y vosotros hacer lo mismo, que no es sano quedarse tantas veces a medias” – dijo Raquel, yo como soy un marido muy obediente me levanté me dirigía por María y la dije:

“Ahora me repites lo de follarte en la oficina”. La cogí me la llevé al sofá, me senté en él, y la puse encima de mí. Cuando la estaba dejando caer sobre mi polla, ella tomó el mando, me agarró la polla, y empezó a hacerme una paja con el coño, subía y bajaba toda la longitud de mi polla restregándosela por su coño, pero sin llegar a metérsela.

Luis cogió a Eva, la puso a cuatro patas y empezó a follársela por el culo.

“Luego me dices, que polla es la que más te gusta, que ya han probado tu culito todas, cariño” – le decía Luis a su mujer. Y se la empezó a follar de una manera salvaje. Eva no paraba de gemir.

“AAAAAHHHHH, AAAAAAAAHHHHHHHHHH, AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, si cariño, tu polla es la que a mí más me gusta, pero como lo puedes poner en duda, sigue follándome, AAAAAAAHHHHHHHHHHH, joder no pares” – le contestó Eva.

Mi mujer y Jesús seguían follando en la misma posición que les habíamos dejado, mi mujer ya se había corrido una vez e iba a por la segunda, y el campeón de Jesús seguía aguantando la follada a un ritmo vertiginoso, que a mi mujer la ponía más caliente todavía.

“SSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIII, Jesús que follada, no pares, mira como Jorge se folla a María, pues haz lo mismo, no te cortes fóllame fuerte” – le decía mi mujer a Jesús.

Yo no había aguantado más, la tortura de paja que me estaba haciendo María, la pegué más a mí, cogí mi polla y levanté mi culo, para metérsela sin contemplaciones, ella empezó a subir y bajar sobre mi polla, follándome a una velocidad impresionante, lo que denotaba lo caliente que estaba ella también.

“SSSSSSSSIIIIIIIIIIIII, ¿te gusta cómo te follo Jorgito?, pues esto lo podías haber tenido mucho antes, si te hubieses atrevido a decirme algo, en el curro, porque algunas veces iba con un calentón que me hubiera follado a cualquiera de vosotros” – me decía para calentarme más si podía.

“Que cabrona que eres, y lo dices ahora, si te hubieses acercado a cualquiera de nosotros y se lo hubieses insinuado, no habría ni tardado cinco minutos, en llevarte al baño, y follarte” – la dije, la hice girar y la senté sobre mi polla metiéndosela otra vez por el culo.

“Eso que vea Jesús, como te metes la polla de tu ex compañero de trabajo por el culo, guarrilla, enséñaselo bien” – la decía yo. María subió las piernas al sofá, y abierta completamente de piernas, les enseñaba a todos la follada que la estaba metiendo, y al poco del calentón que llevaba se empezó a correr.

“SSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, me corro, no pares, AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH, que bueno, dame fuerte cabrón, que vean todos como me la metes por el culo” – me decía María mientras se corría.

“Yo también me corro, anda trágate mi leche zorra” – la dije. María se bajó del sofá se puso entre mis piernas y empezó a tragarse mi polla de la cual empezó a salir una cantidad de leche para llenar un cubo. La puse perdida toda la cara y parte de sus tetas.

“MMMMMEEEEEEE CCCCCCCOOOOOOORRRRRRRRRRROOOOOOOOOOOOO, otra vez, joder no pares Jesús” – dijo Raquel. Que se empezó a correr, mojando todo el suelo con sus jugos. Jesús seguía aguantando como un jabato, se levantó, se fue a hacía Eva, y Luis, se puso delante de la cara de Eva, y se la metió en la boca.

“Anda chúpamela Evita, que te vas a enterar tu ahora” – la dijo Jesús. Eva se la metió en la boca, y empezó a chupársela, Luis seguía follándose el culo de su mujer, y al ver la escena se empezó a correr.

“AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, me corro, joder cariño pero que putita estás hecha” – dijo Luis, y sacándosela del culo se empezó a correr en su espalda. Jesús al ver la oportunidad, se la sacó de la boca, se puso por detrás y se la metió en el culo, empezando una follada salvaje.

“AAAAAAAAAHHHHHHHHHHH, me corro, que cabrones sois, me estáis dejando el culo como si fuera un segundo coño, AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, que bueno, sigue no pares” – dijo Eva. Una vez se corrió Jesús ya no pudo aguantar y se empezó a correr también.

“¿Dónde quieres que me corra Eva, en tu culo o en tu boca?” – la preguntó Jesús.

“En el culo, lléname el culo con tu leche de cabrón, vamos llénale el culo de leche a la mujer de tu amigo” – le contestó Eva. Jesús se empezó a correr en su culo, metiéndole la polla hasta el fondo.

Nos sentamos todos y empezamos a descansar diciendo que había sido genial, que teníamos que buscar más juegos de estos para pasárnoslo igual de bien en futuras reuniones.

Después de la tarde que llevábamos, nos entró hambre, en parte porque ya era tarde, las nueve de la noche y en parte por el ejercicio realizado. Calentamos las sobras de la barbacoa, y nos las cenamos, junto con guarrerías varias, patatas, doritos, aceitunas, etc.

“Bueno nosotros nos vamos a ir, que mañana trabajamos” dijeron Eva y Luis después de cenar.

“¿Os podríais quedar un poco más? Mañana como es vuestro primer día después de la vuelta, no creo que os exijan mucho”- dijo Jesús.

“No tío, que con la paliza que nos hemos dado, vamos a dormir como troncos, y lo mismo hasta nos levantamos con la hora pegada al culo” – dijo Luis.

“Bueno, entonces también nos iremos nosotros” – la dije yo a mi mujer.

“¡¡Venga ya!! Que vosotros sí que no trabajáis mañana” – nos dijo María.

“Bueno nos quedaremos un poco más” – dijimos los dos.

Eva y Luis se fueron a vestir, y se despidieron de nosotros con la promesa de volver a vernos pronto.

“La próxima la hacemos en nuestra casa, que también hay piscina, aunque lo de la barbacoa no podrá ser” – dije yo, “pero seguro, que hacemos algo de comer para el veranito que nos apetezca a todos”.

“Os tomamos la palabra” – dijo Eva. Nos besamos y nos despedimos.

Cuando nos quedamos solos con María y Jesús, estuvimos hablando de todo un poco, comentamos que con un poco de suerte, nos llamaría Guillermo para ofrecernos un puesto de trabajo a María y a mí, y con eso se esfumarían gran parte de nuestras preocupaciones, ya que, la situación no era nada agradable. Nos lo estábamos pasando muy bien hablando con ellos, pero se estaba haciendo tarde, y debíamos irnos a casa.

“Bueno, ahora sí que va siendo hora de irse a casa” – la dije a mi mujer.

“¿Trabajas mañana Raquel?” – la preguntó María a mi mujer.

“No, todavía estoy esta semana de vacaciones, me cogí la pasada para el crucero, y esta semana, luego me dejo dos semanas para el resto del año normalmente” – contesto Raquel.

“Igual que yo, también cogí la semana pasada y esta” – contestó Jesús.

“Pues si no tienes que trabajar, os podríais quedar a dormir y mañana bajamos tranquilamente a la piscina, y comemos aquí” – dijo María.

“Pero esto va a ser un coñazo para vosotros, tenernos aquí dos días” – dije yo, que la verdad no me importaba quedarme, y por la cara de mi mujer parecía ser que tampoco.

“Mira, esto lo recogemos entre los cuatro, la cama del cuarto de invitados, está preparada y hasta usada, lo único que depende como la dejaran estos, habrá que cambiar las sabanas, pero por lo demás no es molestia, y nos lo estamos pasando genial, como para que os vayáis ahora, que además, os tiene que dar una pereza enorme” – dijo María.

“Por mí vale” – dije yo.

“Por mí también” – dijo Raquel.

Nos quedamos, seguimos hablando vimos una película de estas romanticonas que las gustan a las mujeres. Cuando acabó, Jesús y yo estábamos prácticamente dormidos, y nuestras mujeres prácticamente a punto de llorar. Nosotros nos empezamos a reír de ellas, por lo sensibleras que eran.

“Si hubiésemos visto una porno, no os habría pasado eso” – dijo Jesús, riéndose de ellas.

“Eso es lo que vosotros creéis, porque hubiésemos llorado por otros motivos, como ver el tamaño de las pollas de los actores y luego compararlas con las vuestras” – dijo María.

“Oye, que las nuestras no están nada mal” – dijimos a la vez.

“Las sabéis manejar bien, pero el tamaño es un poco más pequeña que las de Nacho Vidal y compañía” – dijo Raquel, riéndose ahora ellas de nosotros.

Después de varios comentarios al respecto, y con lo cansados que estábamos decidimos irnos a dormir. Raquel y yo nos acoplamos en la cama del cuarto de invitados, y no tardamos ni dos minutos en dormirnos, me imagino que a María y Jesús les pasó lo mismo. A pesar de extrañar la cama, dormimos como lirones, yo como siempre me desperté antes que mi mujer, me puse unos calzoncillos ya que habíamos traído ropa de repuesto con la bolsa de baño por los bañadores seguían mojados cuando nos fuéramos, fui al baño, como María y Jesús parecían seguir durmiendo también, me fui a la cocina para no molestar si hacía ruido. Cogí unas magdalenas que tenían en la nevera y me comí un par de ellas para matar el hambre. Me estaba empezando a comer la segunda magdalena, cuando apareció María por la cocina.

“Buenos días” – me dijo acercándose a mí y dándome un beso. Venía con una bata de seda de color negro atada por delante, que a duras penas la cubría el culo y tapaba lo justo por el escote.

“Buenos días, ¿qué tal has dormido?” – la pregunté.

“Muy bien, ¿y tú has extrañado la cama?” – me preguntó ella.

“He dormido de fábula, es más Raquel sigue allí y dudo que se despierte pronto” – la dije.

“¿Quieres un café?” – me preguntó.

“Sí, no lo he preparado yo, porque no quería hacer ruido y despertaros” – la contesté.

“Me parece que Jesús también va a tardar en despertarse también” – me dijo sonriendo.

Empezó a hacer el café, cuando estuvo hecho me puso una taza y se sirvió una a ella, cogió también un par de magdalenas.

“UUUMMMM, que hambre tenía” – dijo María. Cuando terminamos los dos el café, estuvimos hablando de varias cosas sin importancia, luego se levantó y empezó a recoger las dos tazas y los dos platos, y los guardó en el lavaplatos. Al agacharse, la bata se le subió un poco y me dejó ver ese culito tan rico que tiene, aquello me puso la polla un poco morcillona, marcándose dentro del calzoncillo que llevaba.

“Bueno ¿qué, nos vamos al salón o a la terraza? que a estas horas por la mañana se está muy bien allí, aunque todavía no da el sol” – me dijo.

“En la terraza molestaremos menos” – la dije.

“¿Ya estamos así Jorge?” – dijo mirándome el paquete, que como he dicho se me había puesto un poco dura.

“Mira en lo que te fijas, además hija con ese modelito que me llevas, eres puro erotismo, ¿Qué esperabas?” – la contesté.

“Nada más y nada menos, que lo que he conseguido” – dijo mientras pasaba al lado mío, para salir de la cocina, lo que aproveché para tocarla bien el culo levantando la bata.

Llegamos a la terraza, y nos sentamos en una tumbona cada uno y empezamos a hablar, una de las veces que me giré a mirarla, se la había abierto la bata y me dejaba ver uno de sus pechos, lo que terminó de ponerme la polla como un mástil de barco. Estábamos callados disfrutando del aire fresco de la mañana.

“Joder, como se te ha terminado de poner eso, como no lo liberes te va a empezar a doler, por no dejar circular la sangre con comodidad” – me dijo María riéndose. Dándola la razón me levanté, y me empecé a quitar los calzoncillos, mi polla cuando consiguió la libertad lo celebró dando botes ante la mirada de María que se empezó a reír.

“Madre mía como vas” – dijo ella. Yo, me acerqué a ella me agaché la desabroché la bata y se la empecé a quitar.

“Tú lo que tendrías que hacer es empezar a quitarte esto, y hacerme una mamada” – la dije, y la acerqué la polla a la boca. Ella se incorporó un poco para quitarse la bata del todo cogió mi polla y se la empezó a tragar todo lo que pudo. Qué maravilla de despertar, así daba gusto quedarse a dormir en casa de unos amigos, cuando a la mañana siguiente la anfitriona te hace una buena mamada, pero mejor es cuando la levantas, y te la empiezas a follar, que es lo que hicimos. La levanté me tumbé en la tumbona, se puso encima y se sentó sobre mi polla metiéndosela en el coño, mientras yo me comía sus tetas que son una delicia.

“Te gusta mi polla, si lo estabas deseando tanto como yo, desde que has aparecido por la puerta de la cocina” – la dije a María.

“Tú lo has dicho, pero no hagas mucho ruido, no vaya a ser que los vecinos estén despiertos y nos oigan” – me dijo María.

Seguimos follando en esa postura, muy lentamente, disfrutando de cada embestida, subiendo y bajando lentamente, y cuando nos corrimos ahogando nuestros gemidos. Después de corrernos ella se tumbó en la otra tumbona, y nos quedamos en el duérmela de la mañana con el fresquito de la mañana de verano, se estaba de fábula allí, sobre todo después de haber follado con semejante belleza.

A la media hora de estar allí tumbados, empezamos a oír gemidos del interior de la casa, nos miramos y nos empezamos a reír.

“Vamos a dentro con ellos” – la dije a María. Cogimos nuestra ropa y fuimos a las habitaciones, nos encontramos a Raquel y a Jesús, en la cama del cuarto de invitados, Jesús estaba follándose a mi mujer a lo perrito metiéndosela por el coño.

“¿Os lo pasáis bien?” – dijo María, mirándoles con los brazos en jarra.

“De lujo, cariño” – dijo Jesús.

“De maravilla, uniros a la fiesta” – dijo mi mujer.

Yo, que ya me había vuelto a empalmar por el camino mirándola el culo a María y pensando en la escenita que tendrían montada estos dos, cogí a María desde atrás agarrándola las tetas, la llevé hasta la cama, la puse a cuatro patas al lado de mi mujer y empecé a metérsela por el coño, Jesús y yo empezamos a movernos al mismo tiempo, siguiendo el mismo ritmo de envestidas. Cambiamos de postura, mi mujer se metió debajo de María en la posición del 69, empezando a comerme las pelotas, y me imagino que cuando me las dejaba libres se dedicaba al coño de María. Esta la estaba devolviendo el favor, mientras Jesús se follaba a Raquel, sacándola de vez en cuando y metiéndosela en la boca a María.

“¿Te gusta como sabe mi polla con los jugos de Raquel, cariño?” – la preguntó Jesús a María.

“Me encanta, vamos a tener que invitarles muy a menudo para repetir esto” – le respondió su mujer. Yo, se la saqué del coño a María y se la empecé a meter por el culo, mientras me agarraba con fuerza a sus nalgas.

“SSSSSSIIIIIIIIII, sigue así, fóllame el culo, que bueno, AAAAAAAAHHHHHHH” – empezó a decir María, “cariño métemela tu por el coño, que necesito sentiros a los dos”.

“Pues date prisa María, que yo también quiero de eso a lo que te estas volviendo adicta” – la dijo Raquel.

Jesús se tumbó en la cama, María se sentó encima de él metiéndosela en el coño, y yo me puse detrás apuntando mi polla a su culo, donde se la metí con todas mis ganas. Raquel se puso a mi lado, y nos empezamos a besar.

“Buenos días cariño” – me dijo Raquel, mientras nos besábamos, y yo la metía mano en las tetas y el culo. La verdad es que tengo una mujer que está tremendamente buena, tiene unas tetitas y un coño espectaculares, encima la encanta el sexo, y se puede practicar o probar todo lo que se quiera con ella, nunca se niega a nada si no lo ha probado antes.

“Vete preparando cariño, que ahora te toca a ti” – la dije a Raquel, y la empecé a meter un dedo por el coño, que estaba chorreando. Me sonrió y siguió besándome.

“AAAAAAHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, YYYYYYYYYYYAAAAAAAAAAAA, me corro, me corro, joder que corrida más espectacular” – dijo María, dejándose caer sobre el pecho de su marido, “ha sido increíble, muchísimas gracias, así da gusto empezar el día, bueno tu turno Raquel”.

María se incorporó, y la dejó su sitio a Raquel. Mi mujer se sentó de espaldas a Jesús, y se la empezó a meter por el culo, mientras me miraba guiñándome un ojo y sonriendo, cuando la tuvo toda dentro, me acerqué a ella, y se la empecé a meter por el coño. Empezamos a bombear fuerte, tratando hacerla sentir nuestras pollas lo más profundo. Raquel se dejaba follar, y ponía los ojos en blanco debido a lo bien que se lo estaba pasando.

“Que fuerte me estáis follando, estáis cachondos de follaros a dos bombones como nosotras por donde os da la gana, y cuando queréis, ¿¡eh!, cabrones? Venga pues seguir follándome, que me encanta sentiros a los dos. SSSSSIIIIIIIIIIIIIIIII, AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH” – decía mi mujer visiblemente cachonda.

“MMMMEEEEEEEEEE CCCCCCCCOOOOOOOOOOORRRRRRROOOOOOO” – dijo Jesús y sin darle tiempo a salirse del culo de Raquel, debido a la presión que estaba haciendo yo al follarme a mi mujer, se corrió dentro del culo de Raquel, “AAAAAAAHHHHHHHHHHH, que bueno, que gozada de culo tienes Raquel”.

Como yo todavía aguantaba, me tumbé boca arriba en el lugar de Jesús y mi mujer se sentó sobre mí metiéndose mi polla por el coño, empezamos a follar delante de Jesús y María. Raquel, con lo cachonda que estaba, no tardó en empezar a correrse.

“AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, cariño, me corro, venga córrete conmigo, y deja que me trague tu leche, que todavía no he desayunado” – me decía Raquel, como ya he dicho antes, soy un marido muy complaciente, y lo que quiere mi mujercita lo tiene, por lo que, cuando noté que me iba a correr la hice levantarse quitándola de encima de mí, me levanté y metí mi polla en la boca de Raquel donde me corrí.

“UUUUUUUMMMMMMMMMMM, que hambre tenía, que todavía no he desayunado, y me apetecía un poquito de leche” – dijo Raquel.

Una vez relajados, nos dijeron que cuando Jesús salía de la habitación con el empalme mañanero de rigor, Raquel se dirigía al baño, y esta al verlo se agarró a su polla y se lo llevó a la cama, donde les oímos nosotros, y nos unimos a la fiesta.

Desayunamos todos en condiciones, nos duchamos y bajamos a la piscina a tomar el sol y a bañarnos en la piscina. Cuando estábamos tomando el sol, el móvil de María empezó a sonar, era su amiga Marta, al igual que Eva, la conocía desde el colegio.

“Hola Marta, ¿Qué tal?” – dijo María, y siguió con la conversación. Para resumir, Marta la preguntaba a María acerca de las vacaciones, si se lo habían pasado bien, María la dijo que se pasase a comer con nosotros y a pasar la tarde en su casa con todos nosotros. Por lo visto, la sorprendió que estuviésemos allí Raquel y yo. La explicó que se había encontrado con nosotros en el crucero, lo que terminó de dejarla alucinada, y dijo que venía en menos de media hora, que eso se lo teníamos que contar en persona.

Jesús y María, nos dijeron que Marta no había venido al crucero, porque no tenía pareja y le daba reparo ir sola, pero que se inició en el intercambio de parejas junto con ellos, a pesar de no tener ella pareja, siempre les acompañaba a las fiestas que montaban entre ellos, Eva y Luis.

A Marta nosotros la conocíamos también de salir con el grupo de amigos de María, es una chica muy abierta que físicamente estaba muy bien. Marta es un poco más alta que María, debe rondar el (1,80m), es morena, de ojos negros, delgada, y hasta donde había podido adivinar hasta entonces con unas pedazo de tetas enormes, y un culo bastante llamativo. Marta llegó a la hora que había dicho, nosotros seguíamos en la piscina por lo que se unió a nosotros, llevaba puesto un pantalón corto caqui, y un top verde oscuro, cuando se lo quitó llevaba un bikini azul, la parte de arriba apenas contenía la cantidad de tetas que había dentro de él. Madre mía que pedazo de tetas, casi se me salen los ojos de las orbitas.

“Que se te cae la baba” – me dijo mi mujer, viendo la cara que había puesto, y haciendo el gesto de limpiármela con la mano. Se empezaron a reír todas de mí. Jesús a pesar de estar acostumbrado a verla desnuda, se notaba que también le gustaba la vista.

“Bueno tomamos un poquito el sol, y ahora subimos arriba y me contáis, que tiene que haber sido la leche de excitante que os encontraseis allí” – dijo Marta.

Seguimos en la piscina una hora más, que nos empezó a entrar hambre a todos y decidimos subir a comer, Jesús y yo fuimos a comprar pan, y unas cuantas cosas que nos encargó María para los aperitivos, mientras las chicas subieron a casa para empezar a preparar la comida, y la mesa de la terraza. Cuando llegamos estaban en bikini preparando todo, la comida estaba prácticamente hecha, unas ensaladas, y diversos aperitivos, unos filetes a la plancha y poco más.

“Bueno nosotros nos vamos a poner cómodos” – dijo Jesús, después de dejar las cosas que nos habían encargado encima de la mesa, y se empezó a quitar la camiseta y el bañador, quedándose desnudo. Yo le imité, quedándonos los dos como dios nos trajo al mundo, y nos fuimos a dejar la ropa en las habitaciones

“¿Necesitáis ayuda?” – dijimos asomándonos en la cocina, donde María la estaba terminando de contar el relato a Marta, que por cómo se la marcaban los pezones, la debía de estar gustando, cuando nos vieron desnudos en el umbral de la puerta.

“Pero que guarros sois” nos dijo María, “lo que queréis es ver las tetas de Marta”.

“Desde luego” – dijimos los dos, con la polla bastante morcillona, por no decir, que estaban haciendo el saludo militar correspondiente.

“Bueno, no les hagamos esperar” – dijo Marta, levantándose y desabrochando la parte de arriba de su bikini, y dejándonos ver unas tetas impresionantes. Mi polla no tardó ni dos segundos en levantarse en armas. Después se quitó la parte de abajo del bikini, enseñándonos un coñito depilado y muy hermoso. Jesús y yo empezamos a aplaudir por el espectáculo. María y Raquel, hicieron lo mismo, cuando estuvieron todas desnudas, fueron a dejar la ropa que se habían quitado a las habitaciones, y volvieron.

“Vamos a comer chicos” – dijo María.

Llevamos la comida a la mesa, y nos sentamos a comer. La comida transcurrió de la forma más normal, hablando de todo un poco, le estuvimos contando a Marta que el crucero había sido impresionante y que si la economía nos lo permite lo volveríamos a repetir el próximo año. Nos preguntó, por el tipo de gente que había, le dijimos que muy normal, y la mayoría de nuestra edad, tal y como informaban en la contratación del crucero, hacían distintos cruceros para distintas edades, que el nuestro era de la gente más joven, bastante guapa y cuidada. María la estuvo contando alguna de nuestras aventuras, sabiendo que eso iba a calentar todavía más a su amiga, el problema era que no solo calentaba a su amiga, si no que el resto también nos estábamos poniendo a tono. Cuando terminamos de comer, nos levantamos a recoger los platos, Jesús y yo con nuestros soldaditos levantados en armas, por todo lo que habíamos estado hablando.

“Madre mía vaya empalme lleváis” – nos dijo María, mirándonos cuando íbamos camino de la cocina a dejar los platos. Los dejamos en el fregadero, los empezaron a enjuagar y los guardaban en el lavaplatos, la que se agachaba a dejarlos era mi mujer, poniendo su maravilloso culo en pompa. Jesús, Marta y yo, no sabíamos que hacer, mientras María y Raquel seguían con el proceso.

“Si no podemos ayudar nos volvemos a la terraza” – dijo Jesús.

“En vez de iros a la terraza, llevaros a Marta a la habitación y os la folláis en condiciones, que seguro que lleva un calentón de narices” – dijo María.

“Oye guapa ¿y tú que sabrás?” – dijo Marta, con una medio sonrisa, pero dando a entender que su amiga tenía razón.

“Venga tía, no me seas golfa, que te lo noto en la cara, no ves que te conozco como si fueras mi hermana” – dijo María.

“Pues Marta, estamos tardando, estás que se unan a nosotros ahora, cuando terminen” – dije yo deseando follarme a Marta, y a esas tetas que la acompañaban. La ofrecí mi mano, para que se levantara y nos acompañara, ella la aceptó y cuando estaba de pie, me agarró la polla y las dijo:

“Os esperamos en la habitación chicas, pero si me los dejáis para mí sola tampoco me quejaré, que vosotras los habéis tenido diez días para vosotras”. Jesús y yo, la seguimos hasta la habitación, donde nada más entrar se tumbó boca arriba en la cama. Jesús empezó a comerla el coño, y yo me empecé a comer sus tetas.

“Oye ¿y para mí no hay postre?” – dijo Marta. Al oírla me incorporé y la metí la polla en la boca, que forma de chupármela, esta chica estaba realmente cachonda, menuda mamada me estaba haciendo. Jesús se incorporó también y se la colocó en la entrada del coño, donde la empezó a meter la polla, cuando acababa de metérsela aparecieron María y Raquel, en la habitación.

“¿Cómo te lo estás pasando Martita?” – dijo Raquel. Ni siquiera se sacó mi polla de la boca para responderlas, simplemente abrió los ojos y los entorno, dándolas a entender que se lo estaba pasando de fábula.

“¿La dejamos sola con los dos, que se desahogue?” – dijo María.

“Vale, pero nos quedamos aquí, que yo no me pierdo el espectáculo” – dijo Raquel, y se quedaron en la habitación, Raquel se sentó en una butaca que tenían para dejar ropa y se empezó a masturbar. María salió de la habitación y trajo un Puf para sentarse en él, y con la espalda apoyada en la pared se empezó a masturbar también.

“Tienes que probar la doble penetración, te va a encantar” – la dijo María a Marta.

“No sé tía, que a mí el anal no termina de gustarme, me lo tendrían que dilatar bien” – dijo Marta, sacándose mi polla de la boca, y mirándonos a los dos.

“Por eso no es problema” – la dijo Jesús, que se agachó y empezó a comerla el coño y el culo, con cuidado la metió un dedo en el culo, con la comida del coño que la estaba haciendo, le resultó mucho más fácil dilatarla el culo, por lo que no tardó mucho en meterla el segundo dedo. Cuando ya lo tenía dilatado del todo se incorporó. Yo se la saqué de la boca, me tumbé boca arriba, y la hicimos sentarse encima de mí, donde se metió mi polla en el coño, que calentito, y mojado lo tenía, cuando se inclinó sobre mí, sus tetas me quedaron a la altura de la boca y se las empecé a chupar, vaya par de tetas que atracón. Jesús se puso detrás de ella, y empezó a metérsela por el culo, muy despacio.

“AAAHHH, AAAHHH, con cuidado Jesús, deja que me vaya acostumbrando” – dijo Marta. Jesús la hizo caso, cuando la metió el capullo se esperó a que se adaptara y luego siguió poco a poco hasta meterla media polla, se la sacó muy lentamente, y volvió a meterla, cada envestida que la daba se la metía un poquito más hasta que prácticamente se la estaba metiendo entera. Marta con mi polla en su coño, empezó a disfrutar y a moverse de una forma bestial.

“SSSSSSIIIIIIIIIIIIII, que bueno, como nos hemos estado perdiendo esto María, que gozada, como me gusta, AAAAAAHHHHHHHHHHHHH” – decía Marta.

Raquel y María seguían cada una en su sitio masturbándose, de repente María se levantó, abrió un cajón de la mesilla, sacó un consolador de un tamaño considerable, se fue hacia mi mujer, se arrodilló delante de ella y la empezó a meter el consolador en el coño, a la vez que se lo chupaba.

“AAAAHHHHHHH, UUUUUUUMMMMMMM, que sorpresa María muchas gracias” – la dijo mi mujer.

“AAAAAAAAAAHHHHHHHHHH, me corro, AAAAAAAAAAAAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, que bueno, menudo orgasmo que he tenido” – decía Marta, “ni se os ocurra sacarla cabrones, que quiero tener más, que he estado muy descansada últimamente”. Nosotros seguimos follándonosla.

“¿Déjame follarla el culo, Jesús? Que le tengo unas ganas terribles” – le dije a Jesús.

“Hacer lo que queráis pero daros prisa, que os necesito dentro de mí a los dos cuanto antes” – dijo Marta. Jesús se puso en mi lugar, Marta se sentó encima de él, lo que aprovechó este para comerla las tetas como estaba haciendo yo hasta hace un momento, yo me puse detrás de ella y se la empecé a meter poco a poco por el culo. Que apretadito lo tenía, se notaba que no se lo habían follado mucho, porque me apretaba la polla que era una maravilla, empezamos a bombear nuestras pollas en el interior de Marta.

“AAAAAAAAHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, que culazo tienes Marta, que apretadita me tienes la polla, SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIII” – la decía yo. Seguimos follándonos a Marta un buen rato, hasta que se volvió a correr.

“AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, joder, me corro otra vez, que maravilla, AAAAHHH” – dijo Marta mientras se corría. Se la saqué del culo para dejarla descansar, cuando me incorporé me giré y vi a María arrodillada delante de mí mujer, metiéndola el consolador y comiéndola el coño, mientras tenía el culo en pompa mirando hacia nosotros. Fui por detrás, coloqué la polla en la entrada del culo, y se la empecé a meter.

“AAAAAAHHHHHHHHHHHH, cabrón vaya sorpresa más buena, sigue no pares, métemela vamos” – dijo María. Empecé a darla duro, porque tenía ya ganas de descargar.

Jesús había vuelto a dar la vuelta a Marta y se la estaba follando otra vez por el culo, Marta ya no se quejaba, lo debía de tener bien abierto y Jesús la estaba dando por culo a muy buen ritmo.

“MMMMMMEEEEEE CCCCCCOOOOOOOORRRRRRRRRRROOOOOOOO, SSSSIIIIIIII” – dijo Jesús, sacándosela del culo a Marta, y metiéndosela en la boca, donde se corrió.

“AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSIIIIIIIIIIII, joder, me corro yo también” – dije, se la saqué del culo a María y me corrí en su espalda.

“Ha sido genial chicos, me he quedado de lujo, vamos a descansar que luego habrá que seguir” – dijo Marta.

“¿Y nosotras que, nadie se va a ocupar de nosotras?” – dijo Raquel. Yo aparté a María, cogí el consolador se lo saqué del coño, se lo metí en el culo, y empecé a comerme su coño hasta que se corrió.

Jesús por su parte había cogido a María y como todavía la tenía dura, se la metió en el coño hasta que María se corrió. Nos fuimos al salón y a la terraza, nos repartimos entre el sofá y las tumbonas, y nos tumbamos a descansar, quedándonos dormidos. Nos despertamos una hora y media después, por el ruido que nos llegaba desde la piscina de la urbanización.

“Joder con lo a gusto que estaba durmiendo” – dije, todavía medio dormido.

“Sí, la verdad es que estábamos en la gloria” – dijo Marta.

“Voy a beber agua, queréis que os traiga algo de la cocina” – les dije a todos.

“No gracias” – me contestaron.

Después estuvimos hablando, y a eso de las ocho de la noche, la dije a mi mujer que era hora de volver a nuestra casa. A pesar de las quejas de María y Jesús, les dijimos que teníamos que volver a nuestro piso, que no teníamos ropa para cambiarnos y que teníamos que hacer cosas.

“¿Me acercáis a mi casa?” – dijo Marta.

“Claro que sí, preciosa” – la contesté yo.

Recogimos todo, les ayudamos a recoger las habitaciones y a cambiar las sabanas, nos vestimos y tras despedirnos de María y Jesús, quedando con ellos, para el próximo fin de semana, pero esta vez en nuestra casa, nos fuimos con Marta. Una vez dentro del coche, Marta se puso en la parte de atrás.

“¿Sigues viviendo en el mismo sitio, no?” – la pregunté a Marta.

“Sí” – contestó ella.

Nos dirigimos a su casa, Madrid en verano es una gozada, sin tráfico, sin coches, sin atascos, sin bocinazos, sin cabreos, llegamos en 10 minutos y aparcamos bien el coche, para bajarnos y despedirnos de ella.

“¿Vosotros no habéis estado arriba, no? Siempre me habéis traído, pero nunca habéis subido a mi casa” – nos dijo Marta.

“No, nunca hemos subido ahora que lo dices” – dijo Raquel.

“Venga, pues subir a tomar un refresco aunque sea y os la enseño” – dijo Marta. Yo no me negué, lo mismo hasta teníamos fiesta. Cuando llegamos arriba, nos enseñó la casa, que era muy coqueta, un salón hermoso, una cocinita pequeña, dos habitaciones y un baño. Nos sirvió un refresco a cada uno, y dijo:

“Yo me voy a poner cómoda, que para eso es mi casa, y vosotros estáis en la vuestra, por lo que podéis hacer lo mismo”. Se levantó y delante de nosotros empezó a desnudarse. Al ver aquellos pechos otra vez, hizo que mi polla se pusiese como un mástil de barco, pero que pedazo de tetas que tiene esta mujer. Raquel la siguió, y a mí no me quedó más remedio que volver a enseñarlas mi polla empalmada.

“Cariño, tu siempre dispuesto” – dijo mi mujer, me agarró de la polla y mirando a Marta la dijo:

“Bueno, ¿esto es lo que andabas buscando no? Pues ahora vas a tener que follartelo”.

Sin problema se agachó delante de mí, y se metió mi polla en la boca. Mi mujer se sentó en el sofá, se abrió de piernas y empezó a masturbarse, cuando llevábamos un buen rato así, Marta se levantó, y se sentó sobre mi polla, metiéndosela en el coño y empezando a follarme de una forma salvaje, prácticamente estaba saltando sobre mi polla.

“SSSSSIIIIII fóllame, Jorge, que ganas tenía de volver a follar esta tarde” – dijo Marta.

La giré, la puse a cuatro patas y se la empecé a meter por el coño desde atrás, mi mujer se puso delante de ella, ofreciéndola su coño para que se lo comiese.

“Venga Marta, a ver como mueves la lengua” – la dijo Raquel. Marta se agachó y empezó a comerle el coño a Raquel.

“AAAAAAAAAAHHHHHHHH, que bueno si cómeme el coño Marta” – decía Raquel. Yo trataba de agarrarme a las tetas de Marta, que maravilla de pechos, que peso, que tamaño, que pezones más duros.

“UUUUUUMMMMMMMM, que tetas tienes, madre mía, me voy a tener que hacer una cubana con ellas” – la dije a Marta. Se la saqué del coño, la di la vuelta y me puse entre sus tetas y me empecé a hacer una cubana impresionante con semejantes tetas, mi polla se perdía entre tanta carne, que visión más alucinante, sólo con ver mi polla entre sus tetas me estaban entrando ganas de correrme.

“No te corras todavía cariño, que yo también quiero probar tu polla” – me dijo Raquel, adivinándome el pensamiento. Se puso a cuatro patas, yo me puse detrás de ella, apunté mi polla en la entrada de su culo, y se la empecé a meter por allí.

“SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, fóllame el culo cariño, como me gusta que me den por culo, es una delicia” – decía Raquel. Empecé a bombear más rápido, y estuvimos así un buen rato, mientras que mi mujer había empezado a comerle el coño a Marta, que se había tumbado delante de ella.

“SSSSSSSSSIIIIIIIIIII, me corro, me corro, no pares de comerme el coño, que ganas tenía de volver a correrme” – dijo Marta corriéndose. Yo que no podía ni quería aguantar mucho más empecé a seguirla.

“AAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, que culo cariño, como me gusta follártelo, me voy a correr” – la dije a Raquel, se la saqué del culo, me acerqué a Marta y se la metí en la boca, “no querías mi polla, Marta, pues trágate toda mi leche”.

Mi mujer se había empezado a masturbar, y se corrió al igual que nosotros.

“UUUUUFFFFFFFF, que ganas tenía de follar chicos, muchas gracias” – dijo Marta, “llevo todo el día con un calentón que no me tengo”.

“Pues así llevamos nosotros una semana y media” – la dijimos Raquel y yo.

Estuvimos hablando un poco más y decidimos irnos, ya que teníamos cosas que hacer en casa.