La ayuda a una. El deseo de todas. (Parte 5)

Cris quiere que suba el autoestima de María, una amiga de su grupo. Pero, finalmente, todo se escapa de mis manos...

Quinta parte de esta serie. Gracias por vuestras votaciones y comentarios. Espero que os este gustando.

Aquí esta la primera parte: http://www.todorelatos.com/relato/85904/

Aquí está la segunda parte: http://www.todorelatos.com/relato/85937/

Aquí está la tercera parte: http://www.todorelatos.com/relato/86019/

Aquí está la cuarta parte: http://www.todorelatos.com/relato/86028/

El verano pasaba y quedaban casi tres semanas para la vuelta a la universidad. Pero mi novia estaba preocupada, no por ella ni por su curso, que según me contaba iba a ser difícil, sino por una amiga de su grupo, María (Son cuatro chicas: Cris, Carla, Silvia y María). Según me contaba Cris, María, era una chica pesimista, que no había tenido ningún novio y que casi nunca se arreglaba, simplemente se vestía con cualquier cosa y salía a la calle.

Lo que más nerviosa ponía a mi novia era su negatividad, por la cual muchas veces discutían. Por lo que tras mucho hablarlo Cris, Carla y Silvia pensaron que María era una lesbiana reprimida. Según los argumentos de ellas, yo quede convencido de que María lo seria, pero según me contó varios días más tarde, intentaron emborrachar a María para ver si de aquella forma salía su lado lésbico, y saltaba sobre alguna provocación de las otras tres, pero no hubo manera.

Se podría decir que María era la menos atractiva del grupo, añadiendo que era la más rellenita de las cuatro. Tiene el pelo castaño y ondulado y sus ojos marrones oscuros tenían una mirada un poco vacía. Tenía los pechos como los de Cris, pero también estaba más rellena por el resto del cuerpo. Su culo era proporcional al resto del cuerpo, por lo que no era nada exagerado pero si algo grande.

Cada vez estaba más cerca el retorno a los estudios, y Cris preveía nuevas discusiones con María, ya que no habría hecho nada en todo el verano y tendría la misma actitud de siempre, por lo que tras mucho pensarlo y planearlo a mis espaldas junto con Carla y Silvia, un día Cris me pidió que saliera con María como si fuésemos novios. Obviamente yo me negué.

-Por favor, Javiii…- Me suplicaba ella. -Quiero que cambie, que vea que no todo está negro.- Me explicaba Cris intentando convencerme.

-Pero Cris, ¿Como me pides esto?- Le pregunté yo.

-No dijiste lo mismo cuando los tríos con Marta y Carla… Con ellas simplemente aceptaste si decir ni mu.- Ahí me había pillado, y no tenia escusa contra aquello.

-Está bien.- Acepté finalmente. -Pero habrá algunos límites, ¿No?- Quise saber ya que después de aquella proposición me esperaba cualquier cosa.

-No, no.- Dijo ella confirmando mis expectativas como si fuese lo más normal. -Si surge, haz lo que tengas que hacer. No me voy a enfadar, es por María.- Dijo ella con una sonrisa en la boca.

Sinceramente me asusté. Mi novia me estaba dando permiso para tener sexo con una de sus amigas si surgía. No era lo mismo que los tríos, ya que para mí los tríos no fueron premeditados y me encontré con ellos de sorpresa. En cambio, con María, podría tener sexo con ella y luego fingir que surgió.


Al día siguiente tal y como Cris me había contado, iba a quedar con María para ir a ver una película, dar un paseo, cenar y después ir a casa de Silvia y allí, tomar algo para después irnos cada unos a su casa.

Lo primero que me sorprendió fue ver a María con menos ropa de lo normal. Cierto era, que estábamos en verano y hacia una temperatura agradable en la calle, pero llevaba una minifalda verde, una camiseta escotada de color blanco y unas chancletas. “Esto ha sido cosa de Cris y estas.” Pensé mirándola de arriba abajo. La verdad es que estaba bastante sexy, cosa que de normal no podía decir. Yo vestía unos vaqueros, una camiseta amarilla de pico y unas zapatillas.

Tras saludarnos pude notar en ella cierta vergüenza y vi como se sonrojaba. Intenté tranquilizarla, aunque creo que algunos de los piropos que le solté la pusieron un poco más nerviosa. Tras hablar de lo que le habían contado las otras, con cierto nerviosismo no agarramos de la mano y nos dirigimos hacia el cine. Al principio un silencio bastante incomodo nos rodeaba, pero para que María no pensase que tenia vergüenza por ir con ella de la mano, yo andaba con la cabeza alta. A mitad de camino la tensión de los dos fue relajándose y empezamos a hablar de diferentes cosas, soltando de vez en cuando alguna incoherencia, a lo que nos reíamos. Por lo que cuando llegamos al cine, estábamos más tranquilos, y realmente podríamos pasar por una pareja. Tras mucho insistir pagué yo las entradas, las palomitas y la bebida. Entramos en la sala, y ambos nos sorprendimos de que allí solo hubiese otra pareja.

Nos miramos, con cierto nerviosismo, e inconscientemente acabamos por ponernos lejos de la otra pareja, la cual parecía no haberse dado cuenta de que habíamos entrado. Estábamos mas atrás que ellos, por lo que los teníamos medio a la vista. Comenzó la película y toda la sala quedo a oscuras. Mire de reojo a María la cual parecía estar más nerviosa que antes. No sabía qué hacer, y sin darme cuenta pase mi brazo por detrás de sus hombros y la abracé. Ella se recostó y se apoyo en mi pecho. Seguramente podría notar mi corazón latir a mil por hora.

-Aaa…- Un gemido, nos puso a los dos atentos y miramos a la otra pareja de la sala. El chico había desaparecido y la chica parecía morderse el labio intentando no gemir.

Aquello fue como un chorro de agua fría sobre los dos. No pude evitar excitarme, y mirar a María con ojos de deseo. Ella por su parte estaba completamente roja. Alzó la mirada y me pillo mirándole el escote, lo que provocó que se avergonzara un poco más, pero para mi sorpresa ella cerró los ojos y fue acercando lentamente su cabeza a la mía. Me estaba pidiendo que la besara, pero… ¿Debía? Sin buscar una respuesta la besé. Fue un beso torpe y se notaba que no había besado a nadie, por lo menos en un buen tiempo, pero finalmente entendió mis movimientos y acabo siendo un beso bastante excitante. Nos separamos lentamente y abrimos los ojos, todavía estábamos demasiado cerca, y ella se puso completamente roja y se separó bruscamente de mi y miro al suelo con la mirada perdida.

Yo por mi parte, volví a mirar a la pantalla, y esta vez decidí darle tiempo a que pensara y se tranquilizase.

-Lo siento…- Su voz sonó muy baja. -No sé que me ha pasado.- Intento justificarse.

-Tranquila María. Ha surgido y nos hemos dejado llevar.- Le contesté acordándome de lo dicho por Cris. Ella me miró con cara triste y note en sus ojos algo que no habéis visto hasta ese momento. -Además, no se a ti, pero a mí me ha gustado.- Le confesé para hacerla sentir mejor.

-Y a mi.- Contestó desviando la mirada, a la vez que se sonrojaba y contestando rápido como si fuese sentirme mal si no lo hacía. La película continuaba mientras hablábamos en voz baja, a la vez que se podía notar como a la chica de la otra pareja cada vez le costaba más reprimir sus gemidos.

-Parece que lo están pasando bien.- Comenté haciendo un gesto de la cabeza hacia ella.

-Que envidia…- Susurró María, pero yo no pude escucharlo. -Quiero decir… Amm…- Se puso roja como un tomate, intentando explicar su anterior frase, aunque yo no la había escuchado.

-Tranquila. ¿Puedes contarme lo que quieras?- Le sonreí. -Recuerda que por hoy somos pareja.- Por su cara pude notar que se había olvidado de aquello y dejo de mirarme. Segundos después, sin que yo le presionara ni le dijese nada, se volvió a mí.

-Veras… Es que…- Se notaba que estaba muy nerviosa, por lo que le agarré de la mano y le apreté suavemente para tranquilizarla. Aquello pareció surtir algo de efecto. -Es que yo… Nunca he tenido sexo con nadie.- Aquello me pillo de sorpresa y no sabía cómo reaccionar.

-No te preocupes. Ya verás como un día…

-Pero es que siempre les oigo hablar a Cris, a Carla y a Silvia, de sus experiencias y siento una fuerte envidia. Muchas veces desearía irme cuando están hablando, pero gusta escucharlas cuando hablan de sexo.- Me confesó quitándose un gran peso de encima, con un suspiro.

-Yo... Podría resolver eso.- Le dije despacio para que fuese asimilando lo que le decía. Con el permiso de Cris, pensé que sería una buena forma de cambiarla.

-¿Te refieres... A ti... Y a mi...- Estaba completamente sorprendida por mi "proposición", y me señalaba a mí y a sí misma, mientras hablaba.

-Claro, que tienes que estar muy segura.

-...- María cayó y parecía pensar. Pasaron unos minutos y todavía estaba pensativa, mientras que ahora la chica de la otra pareja botaba encima del chico.

-Mírala.- Le dije señalando a la chica. -¿No te gustaría disfrutar como ella?- Le dije, intentando provocarla. Si lo que tenía pensado en mente ocurría, esa noche María y yo lo haríamos.

-Si...- Contestó ella mirando a la chica disfrutar, teniendo en los ojos un nuevo brillo. -Pero... Seguro que cuando me veas desnuda te hechas para atrás.- Dijo bajando la mirada, con cierta tristeza.

-Yo no creo eso.- Le dije mientras le cogía de la cara para que me mirase a los ojos. -Desde que te he visto he tenido ganas de hacértelo.- Le confesé, a lo que ella desvió su mirada y se puso roja.

-Eso lo dices ahora, para que te crea.- Decía sin querer creérselo.

-Muy bien.- Dije soltándole. -¿Que tengo que hacer para que me creas?- María se tornó de todos los coles posibles por la vergüenza. Sabía que ahora mismo estaba a su merced. Me miro dubitativa y pareció pensarlo durante mucho tiempo.

-Yo... Nunca he visto...

-¿Una polla?- Terminé su frase, ya que parecía no salirle la palabra. Ella afirmo con la cabeza. -Así que si te enseño mi polla, ¿Te creerás que quiero hacerlo contigo?

-Más o menos...- Respondió ella. Entendí su respuesta, y mientras me desabrochaba el cinturón me cogió del brazo. -Espera, pero eres el novio de Cris...

-Y ella nos dijo que podíamos hacer lo que quisiésemos.- Le contesté para finalmente convencerla. Me baje los pantalones hasta los tobillos. Bajo mis calzoncillos se notaba un gran bulto. María no apartaba la mirada ni un segundo de mi entrepierna. -¿Quieres sacarla tu?- La pregunta le sorprendió pero tras mirarme a los ojos y de nuevo mirar mi bulto accedió con un leve gesto de la cabeza. Me levanté y me coloqué frente a ella, tapándole toda la pantalla del cine.

Sus manos temblaban mientras se dirigían hacia mi paquete. María seguía sin apartar la mirada, y parecía imaginarse lo que iba a encontrar. Finalmente posó sus manos sobre mi pene, por encima de mi ropa interior.

-Esta dura... Y caliente...- Susurro para si misma, aunque pude oírla. Parecía fascinada y de nuevo un brillo apareció en sus ojos. Lentamente acerco las manos hasta la parte de arriba de la tela y después de agarrarla tiro suavemente hacia abajo. Mi pene salió completamente erecto bajo la atenta mirada de María que deslizo mis calzoncillos hasta abajo. Como un científico que ve una nueva molécula, María examinaba todo mi pene de arriba abajo. Tras unos segundos se decidió a acercar la mano y acariciarme, pero se detuvo y me miro a los ojos. -¿Puedo?- Me preguntó.

-Claro.- Le contesté sonriendo. -Esta así por ti, así que tienes todo el derecho sobre ella.- Aquello pareció complacer a María, que cual alargo su brazo lentamente hasta que finalmente agarro mi pene. -Ahh...- Gemí, al sentir su fría mano sobre mi caliente pene.

-Lo siento.- Se disculpo mientras soltaba mi pene.- No pretendía...

-Tranquila. Es que como tenias la mano fría me ha dado un gustillo que no he podido aguantarme.- Le confesé. Aquello pareció satisfacer a María, la cual volvió a estirar la mano y volvió a agarrarme.

-Es grande... Y con solo tocarla me estoy volviendo loca...- Me dijo sin apartar la mirada de mi pene. -¿Como se hace una paja?- Me preguntó, sorprendiéndome por el repentino interés. Yo por mi parte me excite, solo de pensarlo.

-Pues agarrándola así, tienes que subir y bajar la mano.- Le dije mientras ella atendía. -También puedes lubricar tu mano, para que así esta resbale mejor por la punta, y me dé más placer.- Aquello ultimo sorprendió a María.

-¿Lubricar?- Preguntó extrañada.

-Cris suele escupirse en la mano, para mojar mi polla, y así su mano resbale mejor o se pueden utilizar lubricantes especiales.- Le conté.

-Quieres que te escupa en la...- Parecía que aun no le salía la palabra.

-No, no. Solo te digo que se puede hacer, nada mas.- La tranquilicé.

-Pero yo quiero que te guste.- Se dijo a sí misma. Sin que yo me lo esperase, María, me escupió en el pene. Su saliva resbalaba por todo mi miembro bajo la mirada de María, la cual tras despertar de un pequeño sueño, después de lo que acaba de hacer, recogió la saliva y la esparció por todo el pene. Cuando parecía que iba a empezar a masturbarme, esta vez escupió sobre su mano. Entonces sí, María comenzó a masturbarme.

Se notaba que era la primera vez que lo hacía, pero tengo que admitir, que fue mejor que la primera vez que Cris, quiso masturbarme. No digo que aquella vez fuese mala, si no que esta fue mejor. Mi respiración comenzó a entrecortarse, por la excitación producida por la mano de María, la cual parecía disfrutar de lo que hacía. Poco a poco, subía el ritmo de su mano, y de vez en cuando, cuando notaba que su mano ya no resbalaba  bien, volvía escupirme. Tengo que admitir, que aquello me excito bastante.

Pero de pronto las luces del cine comenzaron a encenderse, por lo que María paró y yo me subí la ropa. La película había acabado y teníamos que marcharnos de allí. Yo llevaba un calentón de narices, y María parecía decepcionada, pero una vez fuera, la cogí de la mano.

-A estado muy bien.- Le sonreí.

-Que va... Si no has terminado.- Contestó ella triste.

-Realmente estaba cerca.- Le confesé. Si no hubiera sido por que la película había terminado, gracias a la masturbación de María y a la excitación del momento, habría terminado por eyacular. Ella me miro, y me sonrió. -Espero que lo termines en otro momento.- Aquello pillo de sorpresa a María.

-¿Estás seguro?- Preguntó alucinando.

-Tan seguro como esto.- Y le di un beso. Este fue mejor que el anterior. Cuando nos separamos, aun cogidos de la mano comenzamos a andar.

Dimos un paseo largo, todavía quedaba rato para ir a cenar. Durante el paseo, hablamos de muchas cosas, eso sí, el tema del sexo no volvió a aparecer. Me enteré de muchas cosas sobre ella, y el hablar con alguien de aquella manera, pareció gratificar a María. Sobre las 9:30, fuimos a un bar a comer a comer un plato combinado. No era muy romántico, pero fue lo que el cuerpo nos pedía. De nuevo, tras insistir un poco, pagué la cena entera. Terminamos sobre las 10:45, por lo que con paso tranquilo fuimos andando hasta la casa de Silvia, donde nos esperaban Cris, Carla y Silvia.

Durante el camino le explique a María, la forma de quedarnos solos para poder hacerlo. Pareció emocionada, alegre, pero a la vez dubitativa y algo preocupada sobre si hacia bien. Finalmente la convencí y le quite todas las preocupaciones. Cuando llegamos al portal tocamos el timbre y fuimos al ascensor. Teníamos que subir unos cuantos pisos. Se notaba que María estaba nerviosa, y no hablamos durante el ascenso. Finalmente, salimos del ascensor y entramos en la casa.

En la puerta nos esperaba Silvia, vestida con unos leggins negros y una camiseta azul oscuro de tirantes que llegaba a taparle el culo. Tenía el pelo recogido en una coleta y estaba un poco maquillada. La saludamos con dos besos y entramos en la casa. En el salón estaban Cris y Carla, sentadas en el sofá hablando. Cris, vestía con una minifalda blanca y una camiseta de manga corta de color blanco, con un gran escote. Carla, llevaba unos leggins parecidos a los de Silvia, pero encima llevaba una camiseta de color rojo, que al igual que a Silvia le tapa el culo.

Cuando nos vieron, se levantaron y les saludamos como a Silvia. Cuando nos sentamos, Silvia apareció con dos vasos con refresco y algo de alcohol, que nos ofreció. Yo estaba sentado sobre una butaca mientras que ellas cuatro estaban en el mismo sofá. Habían rodeado a María y las miradas bailaban entre ella y yo.

-Bueno... ¿Y qué tal?- Preguntó Silvia.

-Bien.- Contestó María. -He estado muy a gusto.

-Oye, oye, no te me enamores que ya es mío.- Dijo riéndose Cris, provocando que todos nos riésemos.

-No, tranquila. Además, espero que sepas que no sería capaz de eso.- Le respondió María.

-Y... ¿Ya está?- Preguntó interesada Carla.

-Si.- Me apresuré yo a contestar. Conocía a Carla lo suficiente para saber por dónde iba esa pregunta.

-Bueno pues ahora toca pasarlo bien.- Dijo Cris, dándole un buen trago a su vaso.

Los vasos se acababan y yo me ofrecí a rellenarlos. Pero en el mío y el de María, no puse gota de alcohol. Al cabo de varios vasos, Silvia, Cris y Carla estaban algo borrachas, mientras que María y yo no. Sin saber una razón exacta, yo tenía mi pene con una erección de caballo desde hacía un buen rato. Es verdad que tener a las cuatro chicas delante de mí, era bastante excitante, y mi imaginación volaba muy alto, pero mi erección no era normal. No me preocupé, ya que en poco tiempo, María yo nos desahogaríamos.

Tal como lo pensé, poco después las tres chicas quedaron dormidas en el sofá. María y yo con una mirada cómplice nos levantamos y nos dirigimos al cuarto de Silvia. Era más grande de lo que me esperaba. Tenía algo de ropa tirada cerca de un armario empotrado en un pared. Tenía una cama grande y algún peluche tirado cerca de esta. María se sentó al borde de la cama y espero a que cerrará la puerta y me acercara a ella.

-¿Preparada?- Le pregunté mirándole a los ojos.

-Preparada.- Afirmo ella con un gesto de la cabeza y nos fundimos en un beso. Lentamente la recosté en la cama, quedando yo encima de ella. Unos segundos después deje de besarla y dirigí mis besos hacia su cuello. María cerró los ojos por la excitación, y su respiración comenzó a entrecortarse. Seguí bajando y hundí mi cabeza en su escote. Noté cierto nerviosismo en María, pero poco a poco aquel sentimiento fue volviéndose en excitación, ya que además de besarle y lamerle el escote, agarraba sus pechos amasándolos con dulzura.

Lentamente y sin dejar de besarla, le levanté la camiseta dejándola solo con el sujetador. Era un sujetador blanco de lo más normal. Su primera reacción fue taparse, pero en seguida le separé las manos, para poder verla mejor.

-No seas tímida.- Le pedí.

-Es que...

-Tranquila.- Volví a besarla en la boca y ella se dejo llevar. Sin avisarle, le desabroche el sujetador y se lo quite antes de que pudiese reaccionar. Esta vez tuve que sujetarle las manos contra la cama. -María, tienes unos pechos preciosos, provocadores y sexis.- Le dije mirándolos fijamente. La verdad es que eran muy bonitos, y el tamaño de sus pezones era el mejor, y estos estaban duritos.

-No es verdad.- Dijo ella intentado zafarse de mi agarre.

-¿Si no fuera verdad te haría esto?- Nada más acabar la frase, me lancé contra sus pechos y comencé a lamerlos. Me entretuve con uno de los pezones, el cual lo mordí suavemente para excitar mas a María, que gemía suavemente ante lo que le hacía. Pero de pronto paré. Ella se sorprendió.

-¿Por qué has parado?- Me preguntó ya sin hacer fuerza en sus brazos.

-¿Quieres que siga?- Aquello pillo por sorpresa a María, la cual se puso roja.

-Siii...- Admitió en voz baja. Y tal como quería proseguí con mi placentera tarea, pero esta vez le solté las manos y me ayude de ellas para estimularla más. Sus gemidos eran excitantes y cada vez lo hacía con más ganas, hasta que algo me hizo parar.

-Aaaachíiissss...

-Shhh... Calla que nos van a oír.- Las voces venían de detrás de la puerta, aunque sabia quienes eran, pero estaba igual de sorprendido que María, a la que mire a los ojos y tras unos segundos me levanté y me dirigí a la puerta. La abrí con cierta fuerza y Cris y Carla cayeron dentro de la habitación, mientras que Silvia se asomaba por el marco de la puerta.

-Hola...- Fingió sorprenderse Silvia.

-A sido tu culpa Cris.- Le recrimino Carla, la cual se levantó y nos miro. -Así que ya habíais empezado, ¿Eh?- Preguntó viendo que María estaba sin el sujetador y yo con un bulto enorme en los pantalones, mientras sonreía pícaramente y me guiñaba un ojo.

-¿Que hacéis aquí?- No entendía como podían haberse despertado y después intentar espiarnos en ese estado.

-Es que veras...- Comenzó a hablar Cris, que se acaba de levantar. -Antes de que llegaseis, habíamos planeado, obligarte a tener sexo con nosotras.- Me explicó Cris sin ningún pudor. -Pero mira como estamos, y encima os nos habéis adelantado.- Dijo ella acariciando mi pene. No la aparte, ya que deseaba que me hiciesen cosas. La sangre corría por mis venas pidiéndome sexo, y si era con cuatro, pues mejor.

-Pero, si Carla y Silvia tienen novio, ¿Por qué lo harían? Además, la cosa era hacerlo con María.- Quise saber.

-Es largo de contar, pero resumiéndolo bastante, la cosa era que queríamos estar junto a María.- Explicó Cris.

-Y como es algo de las cuatro, pues nuestros novios no se enteraran nunca.- Finalizó Carla, relamiéndose los labios.

-Perdóname señor, por que voy a pecar.- Dijo Silvia. Ella era bastante cristiana, pero al parecer Cris y Carla, habían conseguido provocarla y encender su parte demonio.

-Yo solo contra cuatro. No sé si podre.- Admití.

-Pues ya estas pensando en cómo hacerlo.- Me reprimió Cris. -Porque nosotras tres estamos chorreando y María seguramente estará deseando que ocurra.

-Espera un momento, Javi. Tu túmbate en la cama solo con los calzoncillos y cierra los ojos.- Me pidió Carla, y yo lo hice. Pude ver como las cuatro miraban mi enorme erección a través de mi ropa interior y se excitaban más de lo que ya estaban. Mientras estaba con los ojos cerrados las escuche susurrar algo, pero no llegue a entenderlo.

-Abre los ojos.- Dijo Carla. Me quede quieto y sin saber qué hacer. Allí estaban las cuatro, solo con su sujetador y braga o tanga. Cris tenía el sujetador negro y rojo de la noche de los disfraces y unas braguitas negras muy sexis. Carla, llevaba un conjunto de color amarillo, de sujetador y tanga, muy provocativo. Silvia al igual que Carla, también tenia sujetador y tanga, pero estos eran de color morado. Le quedaba de cine y estaba muy sexy. Por su parte María llevaba el sujetador blanco de antes y unas braguitas blanca, también normales. -Ahora decide. ¿Con quién quieres empezar?- Me preguntó Carla.

-No puedo elegir a ninguna. Todas estais para comeros.- Aquello las sorprendió a las cuatro, pero sobre todo a María que no pensaba que llegaría a dudar sobre si ser la primera o no.

-Pues elegimos nosotras.- Contestó Cris.

-Entonces voy yo.- Dijo Carla, corriendo hacia mí, y saltando sobre mí. Me colocó sus caderas a la altura de mi cabeza. -Empieza por ahí.- Me pidió mientras ella me quitaba los calzoncillos, y tras ver mi enorme erección comenzó a masturbarme. Yo por mi parte aparte un poco su tanga y empecé a lamerle toda la vagina, jugando con su clítoris e introduciendo de vez en cuando mi lengua o un par de dedos.

Mientras Carla y yo habíamos empezado con un sesenta y nueve (69) Cris y Silvia miraban con mala cara a Carla, la cual se les había adelantado y estaba disfrutando de mi, mientras que María la miraba con envidia.

-Si fueses tan atrevida como ella, tendrías ese premio.- Le dijo Silvia a su lado. María pareció entenderlo y asintió ligeramente.

-Yo no pienso quedarme aquí sin nada.- Se quejó Cris, que se subió a la cama. Ella estaba de rodillas a un lado nuestro. Me cogió la mano que tenía más cerca y me la puso en su vagina. En seguida supe lo que hacer, y pronto acompaño a Carla en una suave sucesión de gemidos.

-Yo también quiero.- Dijo Silvia subiéndose al otro lado de la cama y haciendo lo mismo que Cris. Yo estaba en un sueño, mientras Carla me hacia una mamada yo le estaba haciendo una buena comida a la vez que masturbaba a Cris y a Silvia. La única que no participaba y solo miraba era María, que seguía de pie mirándonos con deseo.

-Desnúdate y ven aquí, María.- Le dijo Carla, a lo que ella lo hizo sin rechistar. Carla seguía masturbándome suavemente. -Ahora... Umm.. Te vas a sentar sobre Javi, y vas a follártelo.- Los gemidos de las tres chicas me excitaba mucho, y saber que María iba a hacerlo que Carla le decía, me excito aun mas.  Tras unos segundos dudando, María se subió la cama y acerco sus caderas a las mías, sin llegar a buscar la penetración. De pronto Carla se levantó quitándome su rica vagina. -¿Quien quiere ahora?

-Cris, déjame a mí, que tu lo tienes más veces.- Le pidió Silvia, a lo que Cris asintió como pudo por culpa de su excitación. Silvia se quito el tanga y pude ver como cuando estaba encima de mí, este iba descendiendo hasta quedar la altura de mi boca. Sin esperar un segundo comencé a lamérselo. Tengo que admitir que la vagina de Silvia estaba riquísima, seguramente la más rica de aquellas cuatro. Por lo que con muchas ganas le hice una de mis mejores comidas, lo que provocaron que Silvia aumentase el grado de sus gemidos.

-No te olvides de mi.- Me dijo Carla, cogiéndome la mano y poniéndomela en su depilada, y hora desnuda vagina. -Venga María, que como tardes un poco más me pongo yo.- Le amenazó Carla.

Sin saber cómo, María se acerco mi pene a su vagina. Con la mano libre, abrió los labios de su vagina y busco el agujero con la punta de mi miembro y cuando lo encontro, comenzó a descender lentamente. Tenía una vagina apretadísima lo que me excito muchísimo. Una vez descendió hasta abajo, busco ayuda en Cris y Carla, ya que Silvia estaba demasiado excitada. Tras explicarle con pocos gesto que ahora debía de subir y bajar, María lo hizo. Al principio me sorprendió que no tuviese himen, ya que era virgen, pero estaba demasiado excitado y tenía a cuatro diosas gimiendo por mí a mi alrededor, por lo que pronto lo olvide. Un buen rato después, las cuatro alcanzaron su primer orgasmo a la vez.

Noté como mi mis manos y mi pene se humedecían más de lo que ya estaban mientras que Silvia, llenaba mi boca con sus fluidos, los cuales yo bebía ya que estaban riquísimos. Nunca había probado una vagina igual. Cuando Cris y Carla liberaron mis manos, intentado recuperarse del orgasmo, aproveché el momento para agarrar de la cintura a Silvia y hundirme más en si vagina, lo que provocó que Silvia soltase un fuerte gemido, mientras que María se había quedado sentada sobre mí, con mi todo mi pene dentro de su vagina.

-Parece le gusta tu coño.- Le dijo Cris a Silvia, que se había quitado el sujetador y había empezado a agarrarse los pechos y a estimularse los pezones.

-Y… Umm... Y a mí que me lo coma.- Gemía ella.

-Bueno, María, aparta, que  nosotras también queremos polla.- Le pidió Cris, por lo que María se levantó dejando mi pene lleno de sus fluidos. A Cris no le importó mucho ya que empezó a lamerme el pene. Poco después Carla se le unió, y volví a disfrutar de su doble mamada mientras yo saboreaba la riquísima vagina de Silvia, la cual gemía de placer.

Poco a poco iba notando que pronto iba a acabar por eyacular, pero para mi sorpresa María unió su lengua a la de Cris y Carla. Fue muy excitante tener tres lenguas recorriendo mi miembro. De vez en cuando una bajaba hasta mis testículos mientras las otras dos seguían con el resto del pene. Sin avisar ya que no quería dejar de lamer la vagina de Silvia, eyaculé en la cara y la boca de Cris, Carla y María, a la vez que Silvia tenía un nuevo orgasmo y volvía a beber de ella. María quedo sorprendía al notar mi semen en su cara y su boca, pero tras ver como Cris y Carla lo tragaban y disfrutaban, ella también lo hizo. Carla, siguió lamiendo mi pene para sacarme todo el semen que pudo, y Silvia se tumbo sobre mi completamente exhausta después de dos orgasmo bastantes seguidos y yo aproveché que su vagina se separo un poco de mi, para coger aire y recuperarme del mío.

-Esto acaba de empezar.- Me avisó Cris masturbándome para mantener mi pene erecto, pero siendo sinceros, en ningún momento había dejado de estarlo. Sin previo aviso, Cris se puso en la misma posición que María y comenzó a cabalgarme. Silvia aun seguía tumbada sobre mí, pero a Cris no pareció importarle y Silvia ni se movió. La excitación volvía a activarme y como la vagina de Silvia seguía delante de mí, la volví a agarrar de las caderas y empecé a lamerla entera. Carla, se excito mucho viendo mi nuevo trió con Silvia y Cris, las cuales gemían de puro placer, y se tumbo en el suelo.

-Ven aquí, María. Dame placer.- Ronroneó provocativa. María dudo pero en seguida se hundió en la vagina de Carla, dándole largos lametazos, que recorrían toda la vagina. Aquello hizo disfrutar a Carla, que acompaño con sus gemidos a Cris y Silvia.

Cris tuvo un nuevo orgasmo, pero al contrario que antes, Silvia parecía a verse acostumbrado a mi lengua, y aunque estaba igual de mojada no se corrió. Algo decepcionado, me escurrí bajo sus piernas cuando Cris se tumbo sobre la cama, y me puse detrás de Silvia, la cual seguía de rodillas.

-Voy a follarte, Silvia.- Le anuncié rozando la punta de mi pene por toda su vagina. Ella se giró, me miró y me beso. Tras el cual, le penetré lentamente. Me sorprendió lo estrecha que era su vagina. Mientras la penetraba estaba en el cielo. No solo estaba rica su vagina sino que era, seguramente, la mejor vagina que había penetrado. Mi ritmo cada vez era mayor, a medida que su vagina soltaba cada vez mas fluidos.

-No pares, Javi…- Gemía Silvia llena de placer. Cris se bajo de la cama y se unió a Carla y María mientras nos dejaba solos a Silvia y a mí. Pronto Silvia y yo comenzamos a sudar y eso resultaba muy sexy en ella.

Sin darnos cuenta, a nuestro lado aparecieron las otras tres chicas. Cris y Carla por delante y María por detrás. María me obligo a girar la cabeza y besarla, mientras ella estimulaba mis pezones, a la vez que Cris y Carla incorporaron a Silvia para que cada una lamiese un pecho y mordiese el respectivo pezón de Silvia, sin que yo parase de penetrarla. La excitación que tenia aumento en gran medida, no solo por lo que nos hacían aquellas tres, sino por que lo estaban haciendo.

-Chicas… Voy a… Correrme…- Les avise aumentando fuertemente el ritmo de mis embestidas. Cuando quedaban segundo para que eyaculase, saque mi pene de la vagina de Silvia, la cual tuvo que ser recogida por Cris y Carla, que la sujetaron, mientras me masturbaba y eyaculaba sobre su espalda a la vez que ella alcanzaba otro orgasmo. Silvia respiraba fuertemente y estaba agotada, llevaba tres orgasmos seguidos. Para mi sorpresa, María, pasó su mano por un lateral y comenzó a masturbarme tras mi eyaculación lo que provocó que me volviera a excitar, mientras Cris y Carla lamian la espalda de Silvia, limpiándosela de mi semen.

Si no hubiese sido por el apoyo en María hubiese acabado tumbado tras mi segunda eyaculación, además, María seguía masturbándome y yo seguía manteniendo una gran erección. Estaba cansado, pero el cuerpo aun me pedía mas.

-Parece que ha funcionado.- Dijo Carla tras tragar el semen que tenía en la boca.

-¿Funcionar?- Pregunté yo mientras disfrutaba de la lenta masturbación de María.

-El primer vaso que os serví.- Comenzó a contestar lentamente Silvia. -Tenia Viagra.- Las tres chicas que tenía delante de mí, sonrieron maliciosa y pícaramente mientras yo me quedaba con la boca abierta.

-Así que querías esto si o si, ¿Verdad?- Pregunté sabiendo la respuesta. -Pues lo vais a tener.- Lleno de energía por querer darles orgasmos y escucharlas gemir y gritar de placer, me separé de María agarré a Cris por la cintura, que estaba al borde de la cama, y estando yo de pie, la penetré fuerte y rápidamente. Sus gemidos llenaron la habitación y sus tres amigas miraban con envidia como embestía a Cris. Tanto por la impresión como por mis fuertes embestidas, Cris, alcanzo un nuevo orgasmo entre fuertes gemidos. La solté y cayo tumbada sobre la cama respirando fuertemente. Sin darle tiempo a ninguna de hacer nada, pase hasta el otro lado de la cama, donde estaba Carla, y tal como había hecho con Cris, empecé a penetrarla con fuertes embestidas, que sustituyeron los gemidos de Cris, solo escuchándosele a ella.

Silvia se incorporo medio recuperada y María miraba con envidia a Cris y Carla.

-Tranquila María, luego vas tú.- Le avise, al ver su cara. Ella sonrió mordiéndose el labio inferior imaginándoselo. Carla gemía sin parar, hasta que finalmente alcanzó su orgasmo. Cuando solté a Carla, al igual que Cris, esta cayó sobre la cama. Rápidamente me acerque hasta María la cual se iba a levantar para bajarse de la cama, pero la agarré de ambas piernas y la apoye contra la pared, que hacía de cabecera para la cama. Su vagina quedo bien abierta, y no dude en introducir mi pene. Ella estaba en el aire, abrazándome con los brazos por el cuello mientras se apoyaba contra la pared y yo la sujetaba de ambos muslos. Su cara, llena de placer, me excito mucho, por lo que aumente mi ritmo, y de nuevo la habitación se lleno de gemidos, pero esta vez de María. Se notaba que María no estaba acostumbrada al sexo, ya que en menos tiempo, que Cris y Carla, alcanzó su orgasmo con un fuerte gemido. La deje sobre la cama y quedo sentada apoyada en la pared con la respiración entre cortada. Me giré buscando a Silvia, la ultima que me quedaba. No estaba en la cama, pero la vi apoyada contra la pared de en frente de la cama. Me miraba provocativa y tenía una pierna subida a una silla por lo que su vagina estaba abierta, y se veía como sus flujos resbalaban por la pierna que estaba apoyada en el suelo.

-Ven aquí… Javi…- Su voz sonó casi como si estuviese gimiendo, y me excito muchísimo. Me acerque a ella, me agache y volví a beber de su vagina. No dejaba escapar ni una gota mientras lamia toda la zona y estimulaba su clítoris. Sus gemidos se volvieron más intensos. Poco después me levanté, pasé mi pene por toda su vagina y le penetré lentamente. Una vez la tuve dentro, comencé a embestirla a ritmo constante. Sus pechos botaban con cada embestida, por lo que agarre uno de ellos para excitar mas a Silvia. Ella se giró y me miro mientras jadeaba. Nos besamos sin que yo parase de penetrarla.

Tras un buen rato disfrutando de Silvia, llegué cerca de mi limite, por lo que la agarré por las piernas a Silvia y mientras ella estaba medio girada hacia mí y me abrazaba por el cuello, la lleve hasta la cama donde la deje cerca de Cris y Carla. Ella se volteó y seguí penetrándola un poco más.

-Acércate María.- Le dije como pude sabiendo que pronto iba a eyacular. Ella por su parte, se arrastro un poco por la cama hasta acercar su cara a la de las demás. Las cuatro desnudas, sudadas y todavía húmedas, estaban con la boca abierta esperando mi semen. Poco tardé en acercar mi pene hasta ellas teniendo los pechos de Silvia pegados a mis muslos, lo cual me excito lo suficiente para acabar por eyacular en sus caras y bocas. Tragaron mi semen y Silvia que tenía mi pene más cerca lo lamio y metió dentro de su boca, ya que aun se mantenía duro y erecto.

Silvia, que mamaba mi pene, no se había caído en la cuenta de la que si se dieron cuenta Cris y Carla, que miraban mi pene admiradas.

-Aun… Esta grande.- Susurraron a la vez con los ojos bien abiertos. Poco después Silvia terminó su mamada con cara satisfecha, tras lo que Cris y Carla me tumbaron sobre la cama.

-Vamos a exprimirte.- Me dijo Carla mordiéndose el labio antes de empezar a besarme y a la vez que Cris se introducía mi pene en su vagina y no paraba de cabalgarme.


Me desperté completamente muerto. Tenía todos los músculos agarrotados y sentía como si un tren me hubiese atropellado. Siendo sinceros, no recordaba donde estaba, por lo que con gran esfuerzo abrí los ojos, y comprobé que no estaba en ningún cuarto en el que hubiera dormido antes. Noté un pequeña presión en mis brazos, pero no conseguí moverlos. Lentamente giré la cabeza a ambos lados y allí me encontré a Carla a mi izquierda y a Silvia a mi derecha. Estaban desnudas y dormían tranquilamente apoyadas sobre mis clavículas y mientras mis brazos pasaban bajo sus cuellos. Me quede impresionado y como un gran torrente todo lo ocurrido aquella noche vino a mí.

Entonces noté una ligera presión en mis dos manos. Con cierta curiosidad mire por detrás de Carla y Silvia, y encontré a Cris detrás de Carla y a María detrás de Silvia, en la misma posición que estas pero agarradas a mi mano sin soltarme y abrazando a la que tenían delante.

Sonreí, pero no sabría decir si de felicidad o satisfacción. Poco después volví a dormirme. Lo que para mi fueron dos horas después de haberlas visto, volví a despertarme. Esta vez a mi lado solo estaba Silvia. Cuando miré buscando a las demás, comprobé que todas sus ropas aun seguían en el cuarto y de fondo escuché lo que me pareció que era la ducha. Llegué a imaginarme a las tres desnudas duchándose, pero enseguida lo borré de mi mente, ya que supuse que la ducha seria pequeña.

No tenía fuerzas para hacer nada. El rato que había dormido no me había conseguido relajar o si quiera recargar alguna fuerza. De pronto, vi a Silvia abrir los ojos.

-Buenos días.- Le susurré.

-Buenos días.- Me contestó ella, a la vez que me daba un pico. Ambos nos quedamos quietos. Había pasado y no sabíamos como. Yo no sabía que decir, y por su cara, ella parecía querer que le tragase la tierra.

-Ya habéis despertado.- Cris estaba en el marco de la puerta, completamente desnuda. Al parecer acaba de llegar y no había visto nada. -Como os gusta dormir, ¿Eh?- Rió ella acercándose y sentándose a mi lado.

-¿Que ha pasado?- Pregunté sacando fuerzas. -¿Que hicimos anoche?

-El mejor polvo de mi vida.- Contestó satisfecha Cris, mientras Silvia y yo la mirábamos incrédulos. -Después de que te corrieras por tercera vez, entrantes en una especie de trance y tu polla se mantenía grande.- Silvia pareció empezar a recordarlo, ya que se puso roja. -Siendo sincera, todas queríamos más sexo, pero tras ver que no bajaba, nos preocupamos y lo único que pensamos fue en hacer que te corrieras.- Yo me quede sorprendido. Me acorde de la Viagra y entendí el por qué de mi exagerado cansancio. -No tenemos prisa, así que tranquilo.- Me dijo Cris mientras se marchaba. -Por cierto, Silvia. María y yo estamos con el desayuno y Carla está en la ducha, así que no tampoco te preocupes.- Y tras eso desapareció.

Silvia y yo nos miramos, sonreímos y nos volvimos tumbar. Ella me acariciaba el pecho mientras estábamos en silencio.

-Javi... Tengo al que contarte.- Me dijo algo preocupada. -Ayer... Tomaste... Mi virginidad.- Yo me quede blanco. Realmente me gusto saberlo, pero por cómo estaba ella me dio pena.

-Lo siento...- Respondí.

-En realidad no pasa nada, porque en ese momento te la quería dar a ti, así que estoy contenta.- Me sonrió sonrojada.

-Gracias, Silvia.- Le dije devolviéndole la sonrisa. Sin quererlo ambos nos acercamos y nos besamos como una pareja. Sabíamos que no debía de haber pasado pero, siendo sinceros, ambos estábamos contentos de que hubiese ocurrido.

Poco después ya con un poco mas de energía, nos levantamos los dos y gracias a Silvia fui capaz de llegar a la cocina, donde estaban Cris y María completamente desnudas.  Nos sorprendimos por la parte de María, pero simplemente le sonreímos tras saludar a las dos. Y yo me senté en una silla y Silvia fue a ver si la ducha estaba libre.

Poco después, con el cuerpo seco, pero el pelo mojado, apareció Carla en la cocina, como no, desnuda.

-¿Ya está listo? Tengo hambre.- Dijo guiñándome un ojo, sin que nadie la viera.

-Espera un segundo.- Le contestó Cris.

En pocos minutos Cris y María prepararon la mesa para los cinco, con todo el desayuno preparado. Esperamos a que Silvia regresase. Apareció igual que Carla, cosa que me excito, pero estaba tan agotado que mi pene se quedo en su sitio. Mientras desayunábamos, en una mesa rectangular, donde yo estaba al lado de Cris en un lateral, teniendo en frente a Carla y a su lado a María, siendo Silvia la que "presidia" el desayuno, a mi lado, Cris me acerco una cajita. La mire y quede sorprendido por lo que era.

-¿Viagra? ¿Quieres que me la vuelva a tomar?- Le pregunté a Cris en alto, ya que las otras tres me miraban expectantes.

-Lo que quiero es más de lo de ayer. Pero no solo para mí, sino para las cuatro.- Empezó Cris sincerándose tanto conmigo que nunca creí que llegaría a pedirme algo como aquello. -Quiero que nos folles a todas en toda la casa. De una en una, de dos en dos de tres en tres o a todas a la vez. No me importa nada, solo quiero pasarlo bien con mi novio y mis mejores amigas.- Me confesó Cris, que veía cierta preocupación en mi. -Esto solo te lo doy, para que lo tomes tu si crees conveniente.- Me dijo para tranquilizarme.

Yo estaba hecho un lio. Acaba de pasar la mejor noche de mi vida, de la cual no me había recuperado, y mi novia me estaba proponiendo repetirlo por toda la casa, con quien quisiese y cuando quisiese durante todo el día. No sabía que contestar, por lo que miré a todas para buscar algo de tiempo. Ellas me sonreían a medida que nuestros ojos se encontraban. La verdad es que lo deseaba.

-Cris, Carla, María y Silvia.- Las nombre lentamente. -Estoy más que encantado de hacerlo con vosotras, pero ahora mismo no tengo ni fuerzas para empalmarme.- Confesé con voz triste. -Estáis aquí, las cuatro desnudas, dos de las cuales tenéis el pelo mojado, cosa que me pone demasiado, pero mi polla no reacciona. Y me sentiría mal daros placer solo por que una pastilla me lo permita.- Su caras variaban entre la alegría y deseo, hasta la compresión y algo de tristeza. -Por lo que no puedo aceptarlo...- Las cuatro suspiraron con la cabeza gacha, al oír lo que para ella parecía un marrón. -No puedo aceptarlo para hoy.- Aquello pareció animarlas un poco pero no entendían lo que quería decir. -Las clases no las empezáis hasta dentro de dos semanas. Si os apetece...- Paré un momento para coger aire. -Dadme una semana y el viernes entraremos a esta misma casa y no saldremos hasta el lunes.- Les propuse intentando ser convincente. -Eso sí, si aceptáis, tendréis que tener en cuenta que nadie, ninguno de los cinco, podrá mantener relaciones sexuales con nadie. Ni si quiera masturbarse.- Aquello pareció excitarlas, pero siguieron sin contestar.

-Chicas, venid conmigo.- Dijo Cris levantándose y marchándose para que todas la siguieran. En pocos segundos me quede más solo que la una, y ellas entraron en una habitación y cerraron la puerta para que no las escuchara. Tras lo que me pareció al rededor de media hora, volvieron a aparecer las cuatro chicas, igual que antes. Se sentaron en sus sitio y me miraron. Miré a Cris esperando una respuesta. -Javi, tienes razón. Anoche te machamos sin avisarte por lo que te pedimos perdón.- Fui a cortarle, para decirle que no hacía falta, pero ella me puso un dedo en la boca para que callara. -Por lo qué hemos pensado, en concederte esa semana que nos pides.- Todas sonrieron y yo me alegre. -Pero hay varias condiciones.- Escuche atento todo lo que me decía. -Primero, tu condición es aceptada. Segundo, durante la semana, las chicas y yo decidiremos el plan del viernes, ya lo que ocurra el sábado y el domingo, será lo que surja. Tercero, deberás satisfacernos a todas por igual, no nos servirá nada del estilo "Es que ella es mi novia." o "Estoy cansado." Una vez entres en este piso estarás aquí para satisfacernos siempre que te lo pidamos, así como tu podrás pedírnoslo a cualquiera de nosotras para satisfacerte a ti, sin que nos podamos molestar por qué no nos hayas elegido. Cuarto, esto nunca saldrá de aquí, obviamente. - Cris siguió enumerando una serie de condiciones que me parecieron más que razonables.

Una vez termino, todos acabamos de desayunar y yo me fui a ducharme, mientras ellas se pusieron algo de ropa interior y fueron al salón. Bajo la ducha pensé en lo de anoche y en lo que ocurriría dentro de una semana. La emoción recorría mi cuerpo. Parecía estar viviendo un sueño.