La aventura más caliente de la princesa 2

Lo que una mera aventura llena de sexo, y fantasías sexuales satisfechas y sin satisfacer se convierte en lo que podría ser la eliminación de un enemigo mortal para los elfos. Eso sí, el sexo no queda de lado, en el pasado y el presente.

Tras toda una mañana y tarde llena de reuniones, y de gobierno, dejé el trono y nos fuimos ambas a descansar. Licia me cogió de la mano.

–Hoy me cuentas qué pasa con la mujer esa, y el mercenario que se fue a cumplir con tu plan.

–Has estado todo el día en vilo, ¿eh?

–Si, necesito saber más.

Llegamos a nuestra alcoba, pero me detuve ahí. Miré desde el pasillo nuestra piscina.

–¿No quieres darte un baño?

–Ahora quiero comer, y después ya me cuentas la historia.

Comimos bien comidas. Conociéndola ahora no tocaba piscina, no le suele gustar bañarse con el estómago lleno. Cuando terminamos de comer dejamos el comedor, y nos fuimos a nuestro salón. Allí nos sentamos en el sillón, con ella apoyada en mí.

–Bueno, ahora creo que puedo continuar, ¿no?

–Si, dale.

Estábamos en las ruinas enanas que usábamos como base. Cuando Des y yo volvimos de bueno…, ellas ya estaban allí esperando con una nueva invitada. Una elfa de los bosques, y de las que a mí me gustaban, hermafroditas y guerreras. A pesar de ser esclava no me podía engañar, ella había sido guerrera.

–¿Cómo te llamas? ¿O puedo llamarte Loba?

–Mi nombre de esclava es Loba de Ébano, pero puedes llamarme Loba.

Solté la mano de Des cuando me di cuenta que nos cogíamos las manos. Idril no dejaba de mirar a la hermafrodita, estaba como enamorada de ella.

–¿Y tú eres?–pregunté la quinta

–Vuestra segunda ama, destinada a domesticaros.

–¿Segunda ama?

Poco después de llegar nosotras, llegaron los hombres de nuestro amo. Sólo subieron unos pocos, sus hombres.

–¡Tu plan ha sido un éxito!–gritó el amo

Sus hombres tiraron al suelo grandes cantidades de armas, y alguna armadura.

La hermafrodita se levantó se abrazaron y el amo, y ella.

–Hermano, por fin me encuentras.

En ese momento entendí perfectamente sus decisiones. Desde la adquisición de nuevas esclavas, hasta las compras. Idril y yo caminamos hacia los dos como cachorritas en celo.

–Vuestro amo se llamaba Rathir, y es mi hermano.

–Podéis probar a esas dos preciosidades, pero tratadlas bien u os cortaré los huevos. No quiero ni un solo moratón.

–Loba tiene un mensaje para ti.

–Entonces dile que venga, sustituyela mientras está conmigo.

Cambié a Loba, y me dediqué a chupar las pollas de esos bandidos junto a Des. Pensé que no estaría mucho ahí, pero se llevó a Loba a su habitación. Mientras seguí chupando pollas de bandidos, todo el semen me lo tragué. Pasó un buen rato hasta dejar de atender a esos bandidos. Fui directa a la habitación.

–Tú y yo nos daremos un paseíto.

Idril por su parte estaba usando sus tetas para pajear a la ama. Gemía mientras lo hacía, lo que supuse que se debía a sus nuevos accesorios tetiles.

–¿Cómo sucedió el ataque?

–Vamonos, mi hermana e Idril tienen mucho que "decirse", tú ya me entiendes.

Me vestí con la falda y Rathir me llevó de la correa lejos de ahí.

–Tu plan funcionó a la perfección.

–Claro que funcionó, te dije que quería muerto a Asclepio y en eso no miento. Ahora solo falta emboscar al ejército de respuesta.

–Tendremos que abandonar la montaña. Aunque siempre hay otra posibilidad, puedo venderte a él y tú lo matas.

–Ese plan es muy cutre, y lo sabes. Puede que yo tenga recursos, pero no puedo estar segura. Mi hermana dijo que la vería pronto.

Tomamos el camino adentrándonos en la montaña. No dijo a dónde íbamos así que me limité a seguirle mientras él caminaba.

–Asclepio podría atacar mientras nos vamos.

–Van a tardar un buen rato en descubrir que he sido yo, y cuando lo hagan habrá mucha polémica. Tenemos margen de actuación.

–¿Así que eres un elfo de los bosques?

–Es una larga historia pero sí.

–¿Qué plan tienes para Idril?

–Eso lo decidirá mi hermana.

–Sabes que con esos aros que le has puesto en los pezones no puede dar de pecho, ¿verdad?

–No es mi problema y además siempre tengo alternativas.–dijo mirándome de reojo

–¿Yo?

–Bueno, eres mi esclava, ¿no?

No respondí, porque en efecto tenía razón. Yo me metí en esa situación, y menos mal que mis planes cambiaron porque en este momento habría fallado. Fuimos a parar a un lago, lejano de donde estábamos originalmente. Allí se encontraba una mujer, humana. Vestida con atuendos de lujo, y bien peinada. Rathir no puedo evitar sonreír al verla. Ellos dos debían ser pareja. La mujer me miró a mí de reojo antes de besar a Rathir.

–Ella era mi prometida, antes de que un hombre de Asclepio me redujese a la esclavitud. Ella fue violada por uno de sus aliados frente a mí y tuvo que casarse con él.

–Y trabajabas para ellos.

–Un mal menor el atacar a elfos hizunos. Ahora hay motivos para que se declaren la guerra elfos y humanos. Hizunia caerá sobre la ciudad con furia vengativa, y los humanos creerán que los elfos les han atacado.

–Así que ese era tu plan desde el principio, no he sabido verlo y eso que era obvio.

–Por eso eres mi esclava, y lo seguirás siendo hasta que Asclepio caiga.

–Amor mío, ese hombre me ha obligado a tener un hijo para él y no quiero tener más. Te lo suplico por favor, déjame estar contigo.

–Quitaté la ropa.

La aristócrata se quitó el vestido y entendí porque había escogido a las esclavas que había escogido. Menudo par de tetas tenía la humana, debía de tener un dolor terrible en la espalda. La tipa me miró y me quité la falda. Rathir tiró de la cadena y me hizo ir hasta ella. La verdad es que mis pechos tenían un tamaño similar al suyo, solo le faltaban las orejas puntiagudas.

–Quítale el collar, Rathir.–mi amo hizo tal y como ella le había pedido. La cadena cayó al suelo, ella se puso el collar.

Caminé hacia ella y dije:

–Deja que te consuele

–Alvana, me llamo Alvana pero puedes llamarme Alva.

–Deja que te consuele, luego le damos un regalo a Rathir.

Nos cogimos de las manos y nos besamos. Alva se separó de mí un momento y juntó su frente con la mía. Suspiró de dolor y volvió a besarme. Me arrodillé y me preparé para hacerle sexo oral. Alva se acostó en el suelo, y se abrió de piernas. Yo comencé la comida de coño. Mentiría si dijera que no disfruté de sus gemidos. Estuve entre sus piernas haciéndola gemir, hasta que se corrió como pocas mujeres lo habían hecho. Cuando acabó, a Alva se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Gateé hasta quedarme encima suya. Alva me abrazó y me tiró al suelo. Allí en el suelo, me dió un beso en la mejilla y me sonrió contenta. Miramos en lago y como si nos hubiéramos leído la mente, llevamos al agua a Rathir.

–Me alegra que os hayáis gustado.–dijo él–No pretendo arruinar el momento, pero ¿y tu hijo?

–Lo único que tiene de mí, es que salió de dentro de mí. Por mi le puede pasar cualquier cosa.

Las tres nos metimos en el agua. Yo me acerqué al amo y le toqué el hombro.

–¿Qué efecto tiene tu hermana en Idril?

–No tiene ninguno, Idril desciende de un antiguo linaje de hermafroditas guerreras. Tú debes saber cómo son las hermafroditas en el ámbito sexual.

–Y por eso se comporta así con tu hermana, ahora tiene sentido, pero atacaste a su gente.

–Tenía ciertos conflictos personales con ellos.

–Si, asuntos silvanos, no es cosa mía.

–Puedes irte si quieres, Alva te ha quitado el collar.

–No me voy hasta que hayas perdido o Asclepio esté muerto. Además,–me acerqué más a él, para que sintiera mis pechos–¿cómo quieres que deje sola a Alva? Seguiré siendo tu esclava, pero haz el favor de no pedirme que se la chupe a tus bandidos.

–Esperaba que dijeras eso, ¡ven, Alva!–ella nadó hasta nosotros.–Dame el collar.–ella se lo quitó y se lo dió.–Tinuviel se queda.–me puse el collar de esclava para seguir con el mismo rol.

Me esperé una orden, pero Rathir y Alva se fueron a la roca que había en medio del lago a follar. Alva se sentó en la roca, con las piernas abiertas. Allí Rathir tomó a su amante. La verdad es que sentía pena por la pareja, ninguno se merecía el destino que habían sufrido.

Licia se quitó la parte superior del vestido, y dejó libre la parte superior del vestido. Terminó de quitarse el vestido y se sentó encima mía.

–Rathir, la hermafrodita y la esposa eran víctimas de los aliados de Asclepio, eso es interesante. No me esperaba ese giro argumental.–dijo mientras yo acariciaba sus curvas

–Asclepio cuando tomó el poder, tomó medidas muy racistas y la vida élfica bajo su mando fue muy perseguida. Sin ninguna razón, porque no les habíamos hecho nada. Súmale a lo del racista el que yo siempre he sido una elfa muy cachonda.

–No hace falta que lo expliques. ¿Qué fue de Alva?–me quitó el vestido hasta la cintura y comenzó a besarme en el cuello

–No me gusta contarte mucho de la historia, pero digamos que sigue viva.–me miró con el ceño fruncido

–Solo hay una forma de que una humana alargue su vida.

–Antes de perder su juventud, Alva decidió alargar su vida para pasar la eternidad con Rathir.

–¿Podemos visitarla?

–Vive en Hizunia, podríamos hacerlo.

–Así escucho la historia desde otra perspectiva.

–Vive a medio día de camino a caballo.

–Vamos.

Volvimos a vestirnos, y nos preparamos para viajar. Hacía tiempo que no les visitaba, por lo que era mi oportunidad perfecta. El viaje fue largo, pero no mucho. Al llegar era ya de noche. Nos abrió el guardia de la puerta.

–Por los dioses, Tinuviel, no me esperaba verte aquí.–dijo Alva

Su conversión a chupasangre le dió un toque a su atractivo. Ahora tenía un largo cabello blanco, y ojos rojos. Nos saludamos con besos en las mejillas.

–Tú debes de ser Alva.

–Oh dioses no me digas que Tinuviel te está contando la historia.

–Empezó desde cuándo es capturada, y nos hemos quedado donde te reencuentras con Rathir. Por cierto, ¿está por aquí?

–Regresa mañana de un viaje. ¿Quieres que te cuente la historia?

–¡Trae unos dulces!–gritó Alva–Bueno, seguimos en...

ALVA

Mi Rathir se había montado un buen harén. Todas sus esclavas eran elfas, tenía a dos que solía compartir con su hermana y compañeros. Su hermana se adueñó de Idril, que se había quedado preñada. Rathir nos tenía a Tinuviel y a mi. Pasó una semana desde mi huida de la ciudad, Rathir había compensado con creces el tiempo perdido.

Una noche, por primera vez desde que nos separamos, ambas compartimos realmente a Rathir. Nos arrodillamos frente a él, y usamos nuestros grandes pechos para darle placer. Nos pusimos aceite y nos repartimos su polla, para algo teníamos que usar las tetas. Estuvimos un buen rato así hasta que antes de su corrida agarró su pene, nos eyaculó a las dos y se limpió en su teta izquierda. Besó a Alva y nos dejó a las dos. Nos levantamos y ordené a Tinuviel limpiarme.

–Si, ama.

Rathir se limitaba a follarsela donde mejor le convenía, sin que Tinuviel dijera mucho más. Conmigo el rol era más literal, éramos ama y esclava. Cogió un trapo de mi cajón y me limpió los pechos. Después se limpió los suyos.

–¿Puedes ayudarme con mi dolor de espalda? ¿Cómo haces para que la espalda no te duela tanto?

–Ah yo tengo una espalda más fuerte, pero mis compañeras solucionaban ese dolor de la siguiente forma.

Tinuviel buscó varios trapos por la habitación.

–Las mujeres elfas tenemos ropa interior para los pechos pero como aquí no tenéis te lo apañaré.

Tinuviel usó varias telas de costura para alzarme los pechos, y envolverlos en telas. Cuando terminó, el resultado era de mi agrado.

–Ahora se ven alzados, y ya no te duele la espalda.

–Ojalá ser una elfa como tú, que envidia me das.

–¿Me envidias en la parte de hacer de esclava sexual o por tener mi cuerpo?

–Ya sabes de lo que hablo, tonta.

Mientras ambas nos mirábamos frente al espejo, entró Eril, la hermana de Rathir, completamente desnuda. Cerró la puerta y miró a Tinuviel.

–Idril está cansada, necesito con quien desfogarme.

Tinuviel levantó la mano, y se acostó en la cama. Eril, borracha de sexo casi que saltó a la cama, agarró del cuello a Tinuviel y entró en ella como si fuera su propia casa. Mientras eso pasaba yo me vestí, y entonces me acerqué a Eril por detrás. Mientras penetraba a Tinuviel, masturbé su segundo miembro, lo que la hizo gemir más fuerte. Su coño estaba completamente abierto para Eril, que la embestía con cierto salvajismo mientras Tinuviel se limitaba a gemir.

–No te olvides de eso.–saqué mis dedos de ahí abajo y le di un cachete en su culo

–¿Qué son las telas de tus tetas?

–Para el dolor de espalda, me las ha puesto Tinuviel.

–Eso está muy bien.

Las dejé divertirse y me fui con mi hermano, que estaba sentado en la mesa. Me senté a su lado, y le besé. Había un elfo desconocido frente a él.

–Dice venir en nombre de la corona hizuna. La hermana de Tinuviel.

–Su majestad la princesa Mylanna llegará en breve.

–No se si debería hacer salir a Tinuviel.

–Eril no va a estar tranquila hasta que se canse, es eso o tenerla eyaculando por todas partes.

–Hablas de ella como si fuera un animal.–Rathir se río–Tinuviel me ha echado una mano con la espalda.–bajé un poco mi vestido para que viera lo que había hecho.–Así está mucho mejor mi espalda.

–Pues si a ti te gusta, a mi me gusta, Alva.

–Pensaba que ibas a decir algo como, que no te gusta porque no puedes ver mis pechos y luego decirme que me lo quite.

–No soy gilipollas, si te gusta y estás mejor, estoy contento.

Des, como la llamaba Tinuviel, se dedicaba a chupar pollas mientras que la elfa oscura venía hacia nosotros, le hice una señal para que viniera a mi en vez de a mi amante. Venía desnuda, y se sentó encima de mí.

–Ama.

–Dime, qué opinas de Tinuviel.–comencé a masturbarla lentamente. Loba comenzó a mover sus caderas gimiendo.

–Que los divertimentos de las princesas de sur son cuanto menos curiosos. A pesar de eso, no creo que Tinuviel sea mala persona, pero su lujuria podría llevarla a tener un susto.

Seguí masturbando a Loba mientras esta se movía lentamente gimiendo. Siempre había tenido esa curiosidad por mi mismo sexo, mi primera experiencia fue con Eril, la hermana. Mi hermano me dejó masturbar a su hermana. Me coloqué a su lado, y la masturbé hasta que se corrió en una planta. Entonces se dio la vuelta y procedimos a tocarnos mutuamente. Siempre tuve una esclava que me consolaba, y me hacía compañía, pero murió en un parto. Entonces Eril se volvió lo único que me salvó de perder la cabeza. Rathir sabe que tuve sexo de forma regular con ella, porque si no me habría vuelto loca.

De vuelta a la vida real, Tinuviel se quitó los zapatos y se quitó el vestido. Quedando en ropa interior. Licia era una chica más tímida, pero se animó a quitarse sus bragas.

–No me gusta llevar ropa interior.–dijo Licia

–Desnuda se está mucho más cómoda, eso es un hecho.–comenté, se atrevió también a quitarse el sujetador. Cogí su ropa interior, y olí, se la di a un sirviente para tirarla. Ya le daré otro recambio.

–¿Sigues teniendo problemas con la espalda? –me preguntó Licia

–Ohh muchas gracias por preocuparte. Mientras era humana si los tenía, pero comencé a usar los sujetadores de fabricación hizuna y eran una maravilla. Cuando me convertí en una chupasangre, dejé de tener ese problema.

–¿Qué opinaba Mylanna de todo esa situación?–sonreí

–Buena pregunta.

Allí estaba Mylanna, con una guardia de número medio, preguntando por Tinuviel.

–¿Dónde está mi hermana?

Mylanna, que en paz descanse, era muy parecida a su hermana sin llegar a ser su gemela. Las diferenciaba que Mylanna tenía un menor tamaño de pechos, y que esta no tenía una complexión guerrera como la de su hermana. En resumen, era una elfa muy atractiva y despampanante.

–Bueno, digamos que... está... practicando...un asedio.

–Oh, ¿dónde está?–señalé la habitación. Me levanté a ver el espectáculo.

Siempre se me quedaría en mi memoria lo que vi en esa habitación, porque la situación era muy graciosa. Tenía toda su cara corrida, y a cuatro patas mientras chorreaba su vagina de semen. No había situación más humillante que esa. Encima gemía muy alto, y ninguna se inmutó al verse. Se apoyó en la pared y esperó a que esta terminase. Eril volvió a correrse, otra vez pero esta vez salió de ella.

–Espero que te lo hayas pasado bien.

–Muy bien.

–Deja que te limpie.–Mylanna sacó un pañuelo y limpió el miembro de la hermafrodita.

–Gracias, majestad. Todavía tengo algo de aguante para una vez más.

–Tu solo permanece cerca.

Le dió otro pañuelo de tela a su hermana, con el cual se limpió la cara.

–Menuda diversión más peligrosa has elegido, Tinuviel. En ese burdel que tanto te gusta estarías más segura que en estas ruinas.

–Por eso me vine aquí, ahí soy amiga, aquí no.

–Has tenido suerte de que el objetivo de este hombre sea Asclepio. Hemos declarado la guerra, y tú hija también. Rathir y los suyos nos servirán en la guerra. Tú les apoyarás

–Me parece buena idea.–la hermana agarró del collar a Tinuviel y le dió un beso con lengua.

La escena lésbica incestuosa me puso cachonda, así que aparté a Tinuviel y besé a su hermana. La hermana puso su mano en mi culo, y me atrajo hacia sí. Ambas nos saboreamos con pasión, ella me empujó contra la pared mientras me besaba y me quitaba el vestido. Yo le facilité la tarea y me quedé semidesnuda frente a ella. Mylanna se alejó unos pasos de mi, y comenzó a quitarse la ropa. Comenzó por la armadura y una vez en ropa interior nos sonreímos. Nos quitamos la ropa interior a la vez. Estando desnudas, volvimos a besarnos.

–Tienes las tetas de mi hermana.

–Las tuyas no es que sean pequeñas.

–Tampoco son grandes.

Licia se terminó de desnudar y comenzó a masturbarse. Visto que disfrutaba tanto decidí continuar un poco más la descripción del acto.

–Nos besamos durante un largo rato hasta que Myl me ordenó arrodillarme y comerle el coño. Yo, sumisamente, obedecí sus órdenes y comencé a darle placer con mi lengua. No era mi primera experiencia de sexo oral, Licia, por lo que cuando comencé a excitarla gimió bastante alto.

–Yo estaba tan llena de semen que me fui de allí para quitarmelo todo.–aclaró Tinuviel

Me callé y bajé mis dedos a mi vagina. Pronto las tres estábamos practicando el viejo arte del onanismo. Licia fue la primera en correrse, nosotras dos tardamos un poco más.

–He de reconocer que la puñetera historia me está gustando más de lo que debería.

–Yo comenzaba a explorar mi sexualidad en toda su extensión y Tinuviel estaba realizando todas sus fantasías sexuales.

–Y mientras, Rathir tenía un harén de elfas hermosas y cachondas.–terminó Tinuviel por mi.

–Tenemos que pillarnos a una eclipse, necesito verte eyaculada en semen.

–En verdad, tenía una idea que no me atrevía a contarte, verás, hay una pareja en la Tierra. Un demonio tagnadrem y una chupasangre, se dedican al porno. Ambos son bisexuales, podrían ser nuestros juguetes.

–Cuando nos vayamos.

–¿Y cuando os vais?–pregunté

–No puedo irme hasta que termine de oír la historia.

–Pues todavía hay mucho por contar, habrá mucha sangre y más sexo.

–¿Puedes terminar de contar cómo terminó la reunión con Mylanna?

–Ohh eso lo sabe mejor Rathir. Yo me fui con Tinuviel y me dormí con ella.

RATHIR

El viaje había sido bastante largo, solo deseaba comer, follar con Alva y dormir. Era de noche, cuando llegué a la puerta oí risas. Cual fue mi sorpresa que vi que había visita, la reina Tinuviel y su mujer, y encima olía a sexo, vamos que habían venido a lo vinieron.

–Hola, amor mío.–Alva se levantó y me besó.–Por fin has llegado de tu viaje.

–No me esperaba una visita real.

–Le estoy contando nuestra historia, Rathir.

–¿Y por qué haces eso si tú me dijiste que lo mantuviera en secreto?

–Tenía ganas de contarlo.

–¿Por dónde os habéis quedado?–pregunté y solté un profundo suspiro

–Te toca tu parte de las negociaciones con Mylanna.

–Estoy cansado, si quieres que siga esta noche, debes esforzarte, Licia.

–¿Cómo?

–A Alva le gusta darme una mamada de buenas noches.

–Nunca he hecho sexo oral a un hombre, fuera del trabajo.

–¿Y tu trabajo era...?

–Espionaje, bueno, siéntate en el sillón y podremos empezar.

Me senté en el sillón y abrí mis piernas. Licia se levantó, y se puso de rodillas. Bajó mi pantalón, y mi ropa interior.

Licia era una elfa oscura, era muy atractiva, sus pechos eran más normales y un culo de infarto. Comenzó a excitar mi miembro lamiendo mis testículos.

–Esto tengo que verlo de cerca.–la reina se sentó junto a mí, solo la tapaba unas bragas.

Cuando mi polla se quedó enhiesta, comenzó a chupar.

Mylanna salió de la habitación con el pelo revuelto, sonrojada y con su vestimenta pobremente puesta. Poco después salió Alva, que me dejó con Mylanna.

–Veo que te lo has pasado bien, princesa.

–Si, mucho.–dijo con una sonrisa–Vamos a invadir Veritis, y quiero tu ayuda. A cambio, se te recompensará bien.

–¿Bien como?

–Se te pagará en abundancia, y te daremos tierras que gobernar. Un buen castillo con su feudo.

–Y quiero algo más.

–¿El qué?–miré a mi entrepierna.–Oh, si te hago una mamada aceptarás.

Yo que si bien disfrutaba mucho del sexo tampoco era idiota, no podía jugar con la realeza y engañarlos. Mylanna se quitó la parte de arriba de su vestimenta, y comenzó a chupar. Mylanna mamaba con esmero y dedicación. Yo recogí su pelo para hacerle más fácil la tarea. Un soldado puso vino en la mesa, el cual bebí mientras recibía la mamada.

–Os apoyaremos a vuestra gente, tu hermana se quedará conmigo. A cambio recibiré, tierras, oro y una corrida en tu boca.

Mientras, Licia mamaba de escándalo, se notaba que no era su primera vez chupando.

–Mmm–era el único ruido que hacía mientras mi polla estaba en su boca.

–Me voy a correr.

Ella siguió y yo como avisé, me corrí en su boca con abundancia. Llevaba días sin eyacular.

–No te lo tragues.–pidió Tinuviel.

Licia se levantó, y se besó con su pareja. Lamiendo parte del semen en el proceso. Entonces se sentó a un lado de mí, mientras que Tinuviel estaba al otro.

–Buena mamada.

–¿Terminó igual con Mylanna?

–Ella metió la polla hasta su garganta, y me corrí allí. Más tarde continuamos al anochecer, Mylanna era una mujer realmente cachonda.

–Traeré el vino lunar.

Licia se mordió la lengua, y Tinuviel sonrió. Trajo una botella de ese vino especial, los tres le echamos un trago.

–Mientras os ponéis a tono yo termino mi parte.

El trato ya estaba cerrado pero a la noche se iban, así que antes fuimos a la habitación. Allí estaba Eril leyendo un libro.

–Majestad.

–Ohh soy princesa de momento, no majestad.

Eril alcanzó un bote de cerámica, con lubricante en su interior. Mi hermana siempre ha sentido predilección por el nudismo, le encanta. Es una de las pocas hermafroditas con completo control sobre sus instintos a pesar de que no lo pareciera con Idril. Según me cuenta, durante sus años de prostituta, tenía mucha fama entre las mujeres de Veritis. Ella señaló la cama.

–Acuéstate, princesa.–ella procedió a hacerlo pero la detuve–La ropa, princesa.

Mylanna se desnudó y se acostó en la cama, con la cara sobre la almohada. Eril sonrió, y se colocó mirando hacia su vagina. Ella me dió el bote y los sujeté mientras ambas se daban sexo oral mutuamente. Mylanna chupaba la polla de mi hermana con la cara roja mientras que Eril le comía el coño a la princesa. Yo que me aburría y quería divertirme, masturbé la vagina de Eril. Cómo ella no decía nada, seguí con otro dedo más. Verla gemir como una mujer por una vez me divirtió mucho. Finalmente, ambas eyacularon y se acostaron en la cama.

–¿Seguimos?–preguntó Eril a Mylanna.

Eril me cogió el bote de cerámica y comenzó a pasar la crema por los orificios de la princesa. Ella se acostó debajo suya, y yo fui hacia su culo. Le dimos a Mylanna una doble penetración, que ella disfrutó como nunca lo había hecho.

–Ohh dioseeees.

Ambos nos movimos dentro de ella acompasados. Mylanna recibió polla por ambos frentes hasta que Eril eyaculó primero, y luego fui yo. Mylanna cayó agotada y con sus dos orificios eyaculados en semen. Se levantó para buscar su ropa, y antes de que se fuera le di un sonoro azote en el culo a lo que ella respondió con una sonrisa.