La aventura de mi vida 5ª parte

Mi primera sesión de tormento y mi marcación a fuego

LA AVENTURA DE MI VIDA

5ª PARTE

Llegamos a la casa, la gente de vigilancia enseguida le abrió la puerta y fuimos hasta el garaje, donde dejo el coche sin acomodar.

Tomada de un brazo me llevo adentro. Apenas pasar la puerta me hizo desnudar y caminar con 4 patas. Al salir del living y entrar al comedor, nos encontramos con la negra que caminaba en cuatro también. Al presentármela Jasón, lo hizo como Jean y tenia 23 años.

Jasón de un cajón del comedor saco un collar y me lo puso diciéndome que tenía que usar siempre, no sacarlo salvo órdenes de él en contrario.

JASON: buenos Olivia tengo tarea para vos mañana. El chofer te llevara al correo para que envíes el telegrama de renuncia a tu trabajo, ya que a partir de hoy será 24/7.

OLIVIA: Bien Amo

Fuimos a la cocina y le pidió a Jean sacar una cubitera de hielo y viniera con nosotros. Al mismo tiempo me hizo inclinar mi cuerpo sobre el frio mármol de la cocina. Con mis tetas contra el frio mármol y mis piernas abiertas, saco su pija y la incrusto en mi culo. Al sentir que entraba y sin trabajo previo pegue un grito de dolor tremendo. El por el contrario siguió machacando mi culo, entrando y saliendo. Una vez la saco, le indico a Jean que limpiara su pija con la boca. Jean obedeció sin siquiera decir nada. En ella estaban el semen de él y el flujo mío. Luego tomo un hielo de la cubitera y lo introdujo en mi culo, haciéndomelo cerrar. Luego dos cubos más y yo sentía una quemazón dentro de mi culo.

Caminando con Jean detrás de Jasón, llegamos a una puerta con doble cerradura. Abrió la puerta y apareció un mundo nuevo para mi, un mundo que me hizo retroceder un poco y se empujada por Jean. Ante nosotros se abrió un nuevo mundo. Con  cortinados rojos furiosos y espejos que cuando avanzaba podía verme de frente, de perfil y de atrás. En la parte donde no había cortinas la pared estaba llena de figuras o cosas rituales de África ancestral.

Mascara que usaban los hechiceros y caciques, lanza, arcos y flechas colgados de la pared. Y una sin de horribles mascaras comunes. En costado de la pared, colgaba una cabellera, que según dijo era de una mujer blanca que había caído en manos una tribu y murió descabellada. Ante eso y la risa de Jasón me toque mi larga cabellera rojiza. También inserto en palo incrustado en el piso había una cabeza de una persona. Según dijo era de guerrero que se había llevado consigo la mujer de un jefe de clan. Una vez cazado le cercenaron la cabeza y a ella la prendieron fuego.

Mi estomago ya delataba signos de querer vomitar y respire hondo varias veces para evitarlo. Seguíamos caminando y a mi me daba la impresión de ir camino a mi calvario. Jean, ya acostumbrada a todo eso, caminaba serenamente. Había una cortina que Jean corrió a indicación del Amo y apare cio ante mis ojos una mezcla de mundo actual y antiguo. En el centro de la sala una camilla que tenia para ubicar los pies bien abiertos, tipo de ginecología. Una mesa llena de instrumentos y otros enseres.

Todo rodeado de espejos y cortinas rojas con figuras y caretas antiguas. Hizo subir a Jean a la camilla, bien abierta de piernas y le coloco un diu. Luego la hizo bajar y subir a mí. Subí temerosa de lo que pudiera hacerme, pero tenia prohibido hablar y menos preguntar. Jean coloco en mi boca una mordaza de bola ajustada fuertemente en la parte posterior de mi cabeza. Te ato mis manos a cada costado de la camilla. Luego esposo mis pies a las espuelas de  la misma y que inmovilizada. Miraba con terror por lo que me fueran hacer. Saco mi diu y no lo cambio por otro.

El tomo una horrible mascara negra y Jean la coloco en mi rostro, teniendo nada dos agujeros para respirar. No podía ver absolutamente los que hicieran conmigo. Solo podía sentir por ahora movimientos a mi alrededor. Un motorcito se encendió y mi cuerpo llevado por la camilla se doblo y que como sentada. A ciegas, atada en una camilla con dos personas que hablaban en un idioma o dialecto que no entendía, no era nada tranquilizador. De pronto escuche la voz de Jean, acompañándose con un bongo, cantar una canción que no entendía que era, pero seguro, para mi nada bueno. No intuía pero sabía que el Amo seguía ahí, observando todo. Siempre con Jean tocando y cantando, él con una escobilla de flecos, comenzó a golpear mis pechos y mi concha provocando que yo además de vibrar por los golpes emitiera sonidos de dolor inaudibles.  Sin cesar de tocar y cantar Jean miraba todo y obedeciendo cada orden del Amo. Mi cara la sentí traspirada debajo de esa mascara horrenda. Luego sentí que algo frio y pegajoso caía sobre tetas, vientre y concha. Luego sus manos desparramaron esa especie de gel, desde mi cuello a mi concha masajeándolo y apretándolo fuertemente, como queriendo penetrase por los poros de mi piel. Empezó a cantar al ritmo de Jean, mientras tiraba sobre mi cuerpo un polvillo. Cantaban ambos, en un dúo afinado. Luego siguió ella siguió cantando y yo esperaba a él por algún lado. Surgió detrás de mí, volviendo a cantar. Sentí tiraba de mi pelo y desesperada espere lo peor, pensando en la cabellera que había visto antes como un trofeo de una mujer.

Sentí cortaba mi pelo casi al ras y comencé a llorar y tratar de zafarme. Jean dejo de tocar y me aplico una inyección que me aplaco por completo, sin perder el sentido ni la ubicación de donde estaba. Era una inyección media paralizante. Mis músculos de piernas y brazos quedaron quietos y sin movimiento, pero mi mente estaba 100 por ciento en funcionamiento. Acerco a mi boca un vaso, saco un minuto la mordaza y me lo hizo beber. Un liquido horrible y frio corrió por mi garganta hasta mi estomago. No sabia realmente que era, pero era horrible. Volvió a ponerme la mordaza.

Siguió cortando mi pelo hasta dejarlo bien cortito, un poco mas y era rasurar. Pero no llego a hacerlo.

Jean trajo como dos tazas de plástico duro y coloco una en cada teta. Las tazas abarcaban totalmente mis tetas. En la parte del pezón tenían un pequeño hundimiento y una especie de tornillo de bronce. Con sogas aseguro cada una de mis piernas a mis brazos, inmovilizando todo mi cuerpo, que pasado el efecto de la inyección recobraba ya el movimiento muscular. Yo que lloraba por a perdida de mi cabellera no sabia que ese llorar no era nada a lo que se venia. En mi concha puso un plástico blando tomando todos mis labios vaginales. Conecto el chupete de mi concha a una batería grande. Acciono el botón de encendido y mis labios vaginales empezaron a extenderse atraídos  por el chupete, que parecía querer sacarlos. Llore con mordaza puesta y todo y un quejido salía de mi boca. Note que mis tetas empezaron a ponerle rojas. El tomo un destornillador y giro la parte del pezón falso y mi grito ahogado su terrible. En el juego de comprimir y descomprimir mi concha en el chupete estuvo un largo rato y el de mis tetas ya roja al máximo, me dolían una barbaridad. Cuando lo creyó conveniente saco el chupete de mi concha. Luego procedió a liberar mis tetas y no se si era mas fuerte el dolor de liberarlas o el de tenerlas comprimidas. Cuando me libero de todo, lo último fue la mordaza, acaricio mi pelada cabeza.

Nos hizo arrodillar a las dos junto a los pies de la camilla. Inmovilizo mis piernas atando los tobillos doblados hacia atrás, casi tocando mis nalgas y las ato con la misma cuerda. Con ella hizo lo mismo. Estábamos sin poder mover las piernas y el culo expuesto. Con otra cuerda, pasándolas por mis tetas la sujeto a la camilla. Por lo cual tampoco podía mover mi tórax. Con Jane hizo lo mismo. Salió de la habitación dejándonos solas.

JEAN: ahora viene lo peor, lo anterior fue como un juego.

OLIVIA: que nos va a hacer, te lo hizo a vos alguna vez?

JEAN: vi se lo hizo a otra, que luego vendió

OLIVIA: que le hizo?

JEAN: le puso su marca de fuego.

OLIVIA: NO! Nos va marcar como ganados

JEAN: asi es, sopórtalo, si quieres gritar grita, no nos pondrá mordaza por le encanta vernos gritar y sufrí en esto.

OLIVIA: es una locura, marcada a fuego, la llevaremos de por vida

JEAN: asi es olivia

En ese momento entro con un brasero encendido y un marcador. Lo dejo en el suelo cerca de las dos.

JASON: Las voy a honrar con mi marca. Cuando con el tiempo se toquen o vean la marcan recordaran a su Amo.

Ninguna de las dos emitió una palabra, para qué era ya cosa decidida. Limpio con un trapo húmedo mi nalga derecha, me puso entre los dientes un palo para morder y tomo la barra con que me iba a marcar. Humeante la saco del brasero ante mi desesperación. La acerco a mi piel que ya sentía el calor del hierro y la aplico sobre mi nalga derecha de tal forma que nunca mas pudiese ni siquiera usar una malla enteriza, sin ser vista. Con el grito espeluznante que di, se me cayo el palo de mi boca y de mis ojos brotaban lagrimas de dolor. Ardía y como en mi piel y el olor a carne quemada era impresionante. Luego le toco a Jean, quien también lo recibió en el mis lugar y grito tanto a mas que yo. Cuando creí había terminado todo, tomo de nuevo la barra y la aplico sobre mis brazo varios centímetro debajo del hombro. Volví a los gritos y los llantos. Usar en el futuro vestimenta de manga corta era imposible sin mostrar la marca. A Jean le hizo lo mismo.

Nos desato y con escozor y fiebre en marcas nos llevo a una habitación de dos camas a reposar, despidiéndose con un hasta mañana. Ambas tiradas en la cama tratábamos de soplarnos las marcas para sobrellevar el ardor. Unas horas después seguíamos con nuestras quejas de dolor. Cuando mas a menos, luego de 5 o 6 horas mejoraba nuestra situación

JANE: estamos marcadas a fuego. Adonde vayamos sabrán que somos esclavas de Jasón. Eso de por vida, aunque nunca mas estemos con él.

OLIVIA: si, encima las puso de tal modo que no podremos usar vestidos de manga corta ni mallas.

JANE: amiga, lamentablemente para ti no término el marcaje, falta una marca por ser esclava. A mi no porque soy sumisa no esclava.

OLIVIA: otra marca a fuego. Oh no por favor. Adonde)

JEAN: las aplicaba en el inicio de tu teta izquierda, ahora no se.

OLIVIA: por favor dime que no

JEAN: no puedo mentirte. Lo he visto.

OLIVIA: no por favor, ahí es más sensible la piel

JEAN: si lo se, pero yo no puedo hacer nada olivia.

OLIVIA: y toda esa ceremonia de canticos tuyos con él, el corte pelo, ese gel y polvo derramados en mi cuerpo, mas ese liquido inmundo que me hizo tomar que es eso?

JEAN: es una ceremonia de fertilidad. Te saco el diu y todo fue parte de la ceremonia. El líquido que bebiste es un jarabe preparado por gente un clan con hierbas y animales muertos, ara favorecer tu fertilidad.

OLIVIA: oh no, encima quiere tener un hijo conmigo

JEAN: con él o quien sea.

OLIVIA: o sea con cualquiera

JEAN: asi es, lo lamento

OLIVIA: pero yo ya tengo 34 años, porque a mi y no a vos.

JEAN: porque yo puedo darles mucho dinero como prostituta, en cambio vos a tu edad rendirías menos.

Apagaron las luces y tratamos de dormir, cosa que tuve que hacer boca arriba, para evitar dolores o roces con las sabanas