La aventura de mi vida 1ª parte
Conociendo a Jonás
LA AVENTURA DE MI VIDA
1ª PARTE
Mi nombre es Olivia, hoy tengo 43 años, castaña clara, pecosa, ojos claros, piel blanca y físico conservado en gym. Hace ya 10 años soy conocida como la puta o la puta de azabache.
Les voy a relatar parte de mi vida, las más salientes desde mi cumpleaños de 15 hasta ahora.
Era, porque mis padres murieron a mis 22 años, hija única de un matrimonio muy bien constituido. Estudiaba en colegio pagos y mis padres no me hacían faltar nada. Me hicieron la fiesta de 15 años en un salón. Además de mi familia, concurrieron amigos y compañeros del colegio míos y algunos de grados superiores.
No faltaba nada en la fiesta, hasta había una banda de rock de chicos de otro colegio. Mi vestido, comprado por mi madre era hermoso, de color rosa y resaltaba mi piel blanca y mis pecas.
Ahí conocí un muchacho de otro colegio, de 20 años y enseguida me enamore de él y por suerte el de mí.
Estuvimos saliendo muy felices y se quedo con mi virginidad al año de salir. Nos complementábamos muy bien en todo sentido. A poco de cumplir los 17 quede preñada.
Decirles a mis padres era una carga, que no sabia como lo tomarían. Por suerte Esteban, ese era el nombre de mi novio, me acompaño y hablamos con mis padres. El tenía 22 años y había empezado a trabajar.
Nos casamos y fuimos a vivir a casa de mis padres y todo era felicidad. A dos meses de cumplir 18 años llego Esteban Jr., para felicidad de todos. No tuve ningún problema en el parto y amamantaba a mi hijo. En mi casa todo era felicidad. Un día, a mis 22 años mis padres salieron de vacaciones a la playa y nosotros, por motivos laborales de Esteban, íbamos a ir una semana después. En la ruta el coche que manejaba mi padre choco de frente con un camión y ellos fallecieron inmediatamente.
Fue un golpe muy fuerte para mí, pero con el apoyo de Esteban y nuestro hijito, me pude reponer.
Todo siguió normalmente, felices, hasta que note un cambio en mi esposo y me preocupe. Ya tenía 30 años y nos sentamos a conversar. Esteban me pidió el divorcio, ya que ya no sentía lo de antes y estaba enamorado de otra mujer. Fue un golpe muy rudo, no solo para mí sino también para nuestro hijo que ya tenía 12 años.
Ya divorciados, la casa era mía por herencia, Esteban Jr. quedo conmigo y el se marcho. Siempre cumplió con sus visitas y cuotas alimentarias. Esteban se caso con una mujer de 24 años y enseguida que embarazada. Se fueron a radicar a los EEUU, pero sin perder contacto, en especial con Junior. Dos años después y para mayor desgracia para mi, mi hijo quiso ir con su padre, para luego poder estudiar cine, cosa que le encantaba. Con una pena en mi alma, lo vi partir a casi sus 15 años. Ya era un chico muy maduro.
Quede sola en mi país, solo algunos amigos. Ya trabajaba desde mi separación y había cosechado amistades. Siempre me gusto el sexo y después de separarme conocí un sexo que nunca con Esteban había practicado. Dirán que era una antigua, pero en verdad conocí otras formas, como el oral. El anal tenía mis miedos y no lo practicaba, el oral me encantaba tanto hacerlo como que me hagan. Hay que tener en cuanta que cuando me case tenía casi 17 años y con un muchacho de 22 años, así que yo era más nula que él en eso. La cuestión que me dedique a salir a bailar o pasear y conocer gente con más experiencia que yo. Así fue que conocí un sexo distinto y me encantaba. Ojo, no era que acostaba con cualquiera, si miraba bien con quien me metía. Tampoco era una viciosa de estar todos lo días con un tipo en la cama, lo hacia cuando y con quien lo deseaba.
Cuando cumplí 33 años mis amigos me hicieron una fiesta y las chicas me llevaron a ver strippers. Era impresionante ver a 50 o 60 mujeres, entre las que me incluyo, vociferar calientes por un tipo que se desnudaba a un metro tuyo. Mujeres de todas las edades. Y si le dabas algo de plata el show parecía tuyo solo y si ponías mas, te lo llevabas a tu casa. Al lado mío había una sesentona que tenia varios billetes de $100 que fueron a parar a mano de alguno de ellos y al término del show desaparecieron juntos.
Un sábado una amiga, trajo entradas para una fiesta en una embajada africana y fuimos. No era nada de gala, solo ropa informal. Ella consiguió las entradas por trabajos que realizaba con diversas embajadas. Al llegar vi que era una reunión para unas 50 personas. Estaba tomando algo con mi amiga cuando vi a un hombre mirarme fijamente, tanto que llego a ponerme nerviosa. Sentía su mirada todo el tiempo sobre mí, sin tener que mirarlo. Mi amiga en tanto conversaba con diversas personas y quede sola unos momentos.
JASON: (así se llamaba) buenas noches señorita…..
Me di vuelta y era él. Alto, corpulento, cabeza rapada a cero, se veía era o había sido un atleta. Su piel de un negro azabache, brillosa y ojos que miraban directamente lo que querían, sin esquivar las miradas.
OLIVIA: Olivia así me llamo yo) casi balbuceando)
JASON: encantado, es la mujer más radiante de la fiesta
OLIVIA: (sonrojándome) oh gracias, no es para tanto.
JASON: es la verdad. Pelo rojizo, blanquísima, ojos verdosos sobresale entre tanto negro.
OLIVIA: muy amable
JASON: veo no vino sola
OLIVIA: no, con una amiga. Porque?
JASON: así me postulaba para acompañarla a su casa.
En ese momento vino mi amiga Nadia y nos interrumpió
NADIA: disculpen, Olivia me voy con un amigo que no veía hace tiempo, te molesta si te vas en un taxi.
OLIVIA: no, adelante ve con tu amigo
Y salió en busca de su amigo.
JASON: veo que hoy es mi día de suerte. Una persona muy interesante queda sola y podre llevarla a su casa. Si?
OLIVIA: y si porque no?
JASON: siempre y cuando no tenga prejuicio de salir con un negro
OLIVIA: no, para nada.
JASON: muy bien cuando Ud. quiera no vamos
OLIVIA: ya puede ser
JASON: si, salgamos
Dijo al mozo que le acercaran su coche, se despidió en algunas personas y salimos. En la puerta un hermoso BMW nos esperaba. El valet insinuó abrirme la puerta pero a una seña de él se detuvo.
El abrió y cerró mi puerta. El coche era completamente nuevo, aun tenia ese olorcito de los 0km en su interior. Dio la vuelta y se sentó al volante, saliendo raudamente del lugar. Ya en la avenida pregunto mi dirección y se la di. Para época yo había ya vendió la casa de mis padres y había comprado un hermoso departamento.
Aminoro la velocidad en una confitería en la zona de los lagos.
JASON: tomamos un café?
Casi ya había parado y le respondí
OLIVIA: si, porque no?
JASON: estoy tan acostumbrado a venir a tomar unos cafés acá siempre, me encanta, será por eso que seré tan negro.
Y se reía de su propia ironía y me hizo sonreír a mí. Era un tipo que se veía muy seguro de si mismo y me pareció que estaba acostumbrado a hacer lo que quería. Que imponía su voluntad y no conocía el no, por respuesta. Estuvimos más de dos hora tomando café tras café, contándonos cosas. Le dije que había estado casada, que tenía un hijo que estaba con el padre en EEUU. El, según dijo era soltero y había dejado hacia poco el rugby. Entre charla y charla su mano rozo la mía como al descuido y no hice ningún gesto por ello. Pago la cuenta y salimos. Salimos con el coche rumbo a mi casa. Paro el coche un poco más allá de la puerta de mi edificio y me miro a los ojos.
JASON: bien, ya estamos, me vas a invitar a tomar un café
OLIVIA: no hoy, además tomamos tantos ya
JASON: o una copa?
OLIVIA: no Jasón, discúlpame, recién nos conocemos
JASON: bien, mañana. Bueno ya hoy, puedo invitarte a cenar
OLIVIA: (esperaba esa pregunta) adonde?
JASON: a un restaurante que conozco, la vamos a pasar bien
OLIVIA: bien a que hora?
JASON: paso a buscarte a la 23 hs si? ah me das tu teléfono así te llamo cuando este llegando?
Le di el teléfono que el agendo en el suyo. Se acerco y me dio un beso en la comisura de mis labios. Baje y entre a mi casa.
Subí y me note que estaba excitada, mojada, pero tampoco entregarme conociéndolo recién. Me desvestí y bañe. Me acosté y no podía dormir por lo vivido, su cuerpo azabache rondaba por mi cabeza y termine masturbándome salvajemente. Cuando terminaba de hacerlo, sonó el teléfono. Apresurada atendí pensando seria él pero no, era Nadia que quería saber si había llegado bien. Luego de charlar unos minutos cortamos, sin contarle nada de Jasón y ahí si me dormí.