La aventura de la esclavitud

Lo que cuento en este relato no es literatura, es testimonio real de un hecho verídico, es testimonio de sucesos reales, tal y como han sucedido.

Comienzo este nuevo relato por orden de mi actual Ama L. Por respeto a su intimidad no voy a decir su nombre real, y tampoco el mío. Pero les aseguro que lo que voy a contar ahora no es literatura, es testimonio de hechos reales, tal y como sucedieron. Tengo 50 y largos años, soy el personaje real que se esconde tras el seudónimo de “camiversos”. Durante toda mi vida he fantaseado con mi deseo de llegar a ser esclavo; recuerdo que de joven jugaba con mis primas a que me encerraran en un armario y, a solas, buscaba la manera de atarme a mí mismo y quedar así durante horas y horas y alguna que otra vez me las veía y deseaba para conseguir desatarme. Cuando me casé intenté que mi esposa cogiera gusto por el femdom, pero ella rechazaba de plano una relación de ese tipo, aunque llegamos a probarla durante varias semanas e incluso después me reconoció que nunca había sentido tanto placer sexual como en aquellas fechas. Sin embargo, no tuve suerte y no conseguí mi sueño: que mi esposa me sometiera sexualmente a su voluntad y, por extensión, también me sometiera mentalmente y me convirtiera en su esclavo.

Así pues, me vi obligado a buscar relaciones BDSM fuera del matrimonio; empecé por mujeres profesionales del sado pero rápidamente empecé a someterme a Amas por internet. Con alguna de ellas llegué a estar incluso unos cuatro años a su servicio, pero como Vds podrán suponer, compaginar el matrimonio y las relaciones femdom es algo más que complicado: a veces pasaba largos periodos en los que no permitía que mi esposa me tocara pues llevaba puesto un cinturón de castidad casi permanente o tenía los huevos atados. En fin, que tuve que separarme y llegué a divorciarme del todo. Ya libre de ataduras maritales seguí buscando a ratos Dóminas por internet, pero llegó un momento en el que el cibersexo me aburría o no me llenaba del todo. Además, existe mucha mujer desaprensiva que lo único que busca es arruinarte económicamente y poco más. Total, que empecé a abandonar mi búsqueda pues solo me buscaba ya relación real, no cíber. No obstante, nunca había tenido real, apenas algún escarceo, como ya dije, con alguna profesional del sado y poco más. Por más que buscaba no había manera de contactar en mi entorno que ninguna Ama que me quisiera conocer.

Después de mucho tiempo de búsqueda y muchos intentos fallidos, de repente, en una página de contactos BDSM, doy con una muchacha jovencita que vive muy cercana a mi residencia, de apenas 21 años (le triplico la edad y me quedo corto), a quien le escribo una carta sin mucha convicción de recibir respuesta. Pero cuál sería mi sorpresa cuando me contesta y me plantea vernos, tener un encuentro. Antes, empezamos a charlar por whatssap y a ver si coinciden nuestros mutuos gustos. Terminamos viéndonos en un centro comercial y vamos juntos al cine. La siguiente vez me cita para vernos en una playa y, mientras ella redacta en un bar de la zona un contrato de esclavitud, yo doy paseos interminables por la orilla y espero angustiado. Cuando me deja entrar al bar, hace evidente ante empleados y público que yo soy un ser inferior, a quien hay que permitirle sentarse a su lado, pero a quien no le está permitido en cambio elegir lo que puede comer y beber. Mi sensación de humillación empieza a ser importante.

Nos seguimos viendo en los días sucesivos, pero esta vez en mi casa, pues ella ya dispone de un juego de llaves con el que acceder a mi domicilio. Empieza rápidamente a someterme en varias sesiones en las que primero me coloca un cinturón de castidad durante un par de semanas previas y donde me penetra repetidamente con un dildo. En varios encuentros sucesivos va poco a poco adueñándose de mí, de mi voluntad, me va controlando en pequeños y grandes detalles: controla mi ingesta de alcohol, me dice las horas a las que puedo salir de casa y me mantiene encerrado en casa como si fuera mi jaula, etc. El periodo de prueba finaliza con una sesión en la que, entre otras cosas, me penetra con un plug que me obliga a llevar varias horas en una reunión con amigos.

Ya ha acabado mi periodo de prueba, mañana firmaremos juntos el contrato de esclavitud con el cual me entregaré a ella como su propiedad, como su perro, como su esclavo. Transcribo a continuación una copia del contrato que me dispongo a firmar y a aceptar. Mañana empieza la aventura de la esclavitud, un nuevo capítulo de mi vida, probablemente mi capítulo definitivo. Este es el contrato:


CONTRATO DE ESCLAVITUD

Reunidos en … a … de mayo de 2018,

DOÑA -----------------------------------, en calidad de AMA (de ahora en adelante se le denominará en el presente contrato como Ama, Propietaria o Dueña), mayor de edad, con D.N.I -------------------------------------

DON -------------------------------------, en calidad de ESCLAVO (de ahora en adelante se le denominará en el presente contrato como esclavo, declarante, animal o bestia), mayor de edad, con D.N.I -------------------------------------

Intervienen ambos en nombre e intereses propios, en uso de sus plenas facultades mentales, libremente sin ningún tipo de coacción, y se reconocen recíprocamente la capacidad necesaria para otorgar el presente CONTRATO DE ESCLAVITUD y, al efecto

EXPONEN:

Primero: Que libre y voluntariamente asumo mi situación de esclavitud, ofreciéndome, entregándome y siendo tomado, por la persona portadora del presente documento a quien siempre estaré obligado a obedecer y respetar ciegamente.

Segundo: El esclavo mantendrá esta condición, de sometimiento, las 24 horas del día, los siete días de la semana, no pudiendo volver a su condición de persona libre, a menos que así lo designe su Ama.

Tercero: En virtud del presente contrato, quien declara asume:

1.- Que su cuerpo y su voluntad no le pertenecen y son propiedad de su Ama, aceptando con naturalidad el dominio y las ordenes de la misma.

2.-Que el esclavo puede ser atado, amordazado, encerrado y domado para mejor disfrute de su Propietaria, a quien se compromete a dar el máximo placer que le sea posible.

3.- Soportar tratos humillantes y vejatorios que por su Ama o persona autorizada por la misma se le quieran aplicar en público o en privado y a servirlos con trabajos domésticos o de servitud.

4.-Soportar cualquier tipo de castigo físico o de tortura que por su Señora o persona autorizada se le quiera dar.

5.-Ceder su cuerpo a quien le sea ordenado por su Propietaria con el único fin de procurar placer.

6.-Aceptar, si así le fuere ordenado, ser cedido, alquilado, prestado, compartido o prostituido por su Ama o persona autorizada por la misma.

Cuarto: Tiene expresamente prohibido quien declara:

1.-Hablar sin autorización si así lo ordena su Ama.

2.- Obtener placer sexual sin permiso de su Ama.

3.- Negar o resistirse al dominio de su Ama.

4.-No anteponer la palabra “Ama”, “Dueña”, “Señora”, o “Diosa”, a las frases que le sea permitido esbozar.

5.-Rechazar las prendas, artilugios o formas de vestir que se le ordene usar.

6.-Oponerse a los deseos de su Propietaria o personas autorizadas por la misma.

7.-Consumir cualquier alimento no autorizado dentro de la dieta que le impondrá su Señora.

8.-Efectuar cualquier acción por propia voluntad, como miccionar, defecar, bañarse, pelarse, hobbies, etc. salvo autorización previa de su Ama.

9.-Negarse a cualquier cambio o modificación en su cuerpo que su Ama le imponga o realice.

Quinto: La duración de la situación de esclavitud es indefinida y solo cesará cuando la legítima Propietaria del declarante, le comunique su situación de libertad, destruyendo este contrato. Para que la liberación se produzca no será necesario el consentimiento de quien declara.

Sexto: Pasado el periodo de iniciación y aprendizaje, cuyo tiempo lo decidirá la Propietaria, quien declara podrá ser marcado al fuego, mediante un tatuaje, o cualquier otro tipo de marca o señal de propiedad, que le recuerde al esclavo su condición de entrega.

Séptimo: Con la finalidad de cesiones temporales la Propietaria podrá exhibir a quien declara ante posibles personas interesadas en la adquisición del animal.

Octavo: El derecho de propiedad que se constituye sobre quien declara no contiene ningún tipo de limitación, salvo la obligación de conservación por parte de la Propietaria del animal que le pertenece, en buen estado de uso, no menoscabando la propiedad, tomando en consideración sus obligaciones familiares, económicas, y laborales. Nada, absolutamente nada más, estará prohibido a la Dueña y Señora de la bestia o personas autorizadas por la misma.

Noveno: La Propietaria podrá ejercer control económico total una vez iniciada una convivencia total o parcial en la vivienda del declarante, tomando en cuenta sus obligaciones manifestadas en el apartado Octavo de éste documento, mientras esa convivencia no exista, el declarante deberá entregar cuenta total de sus transacciones económicas, estados de cuenta y cualquier otra información solicitada por su Señora legítima, y pondrá en disposición y conocimiento de la misma, el sobrante de su economía.

No estarán en discusión las obligaciones mensuales del declarante en las que se incluye un depósito parcial en concepto de urgencias a las que el esclavo debe hacer frente, la cantidad será elegida y pactada entre ambas partes.

Décimo: Desde el día de la fecha y por solo el hecho de estampar su firma en este documento, quien suscribe adquiere la condición de mero ser con vida o instrumento de placer sin derechos ni voluntad, en favor de la legítima Dueña, quien le asignará un nuevo nombre acorde a su nueva condición.

Décimo Primero: Debido al tipo de Sociedad en la que nos encontramos, se hace necesario un grado de sometimiento según las circunstancias, estos grados son los siguientes:

*Grado Primero: El esclavo se comportará de manera normal en la Sociedad, sin exhibición alguna de marcas o elementos que denoten su falta de libertad, y utilizando el vocabulario propio de una vida cotidiana, debiendo solo, solicitar en privado a su Ama, la ejecución de acciones, de la índole que sean.

*Grado Segundo: El esclavo se comportará del mismo modo que en el grado primero, pero portando en su cuello, el collar que le imponga su Ama, el cual según circunstancias podrá esconder de la vista de otras personas.

*Grado Tercero: El esclavo se comportará del mismo modo que en los dos anteriores apartados, pero en este caso, el collar y marcas serán visibles a terceros y para realizar acciones deberá solicitar permiso a su Ama tanto en público como en privado, debiendo ser preferiblemente en público.

*Grado Cuarto: El esclavo se someterá a todas las cláusulas del presente documento, excepto en público.

*Grado Quinto: El esclavo se someterá a todas las cláusulas del presente documento, tanto en privado, como en público.

Décimo Segundo: Todos los grados anteriormente reseñados, será la Ama quien decida cuando se aplican, pudiendo por supuesto variar las partes que le interesen a su antojo.

Décimo Tercero: Se aplicará siempre el grado quinto, cuando Ama y esclavo se encuentren solos.

Décimo Cuarto: Cualquier actividad no especificada en este contrato será completamente decisión de la Propietaria, debiendo el esclavo acatarlas y recibirlas sin ningún tipo de reserva o negación.

Clausula Final: Con la firma del presente contrato de esclavitud, el esclavo asume toda forma de dolor o humillación que le pueda ser aplicado por su Dueña o persona autorizada por la misma, siendo dicha práctica consensuada por el esclavo y exonerando expresamente a la Ama o persona autorizada por la misma con firma del presente contrato de cualquier tipo de responsabilidad civil o penal que se pudiera derivar de la misma.

Yo, antes llamado


, tomo como nuevo nombre desde este momento el de


, esclavo y perro, una vez leído el presente documento, ACEPTO, todos y cada uno de los términos, obligaciones y prohibiciones contenidos en las hojas que anteceden a esta, las cuales también firmo, junto a la presente, sin efectuar objeción alguna, pasando desde este mismo instante a ser propiedad de quien queda en posesión de este contrato, a quien expresamente reconozco como mi Poseedora, Ama, Dueña, Señora y Diosa y a quien juro y prometo obedecer de manera absoluta, en todas sus órdenes y deseos, sin ninguna objeción o resistencia.

*Del presente documento se expide una única copia a utilidad de la Propietaria, sin que sea necesario expedir copia para quien acepta. *

Firma del esclavo.                                                                     Firma de la Propietaria.