La aventura

Cuantas ganas tenia de estar otra vez entre sus brazos, sin temer que nos vieran y oyeran, poder gemir, suspirar, gritar, cada vez que me llevara al paraíso.

Estaba esperando que apareciera en mi monitor desde hacia rato y por fin ahí estaba.

¿Cómo estas, dispuesta para el gran día?

Deseando que sea mañana, solo espero que todo resulte como habíamos pensado.

Solo piensa, mis manos sobre tu cuerpo sacándote la ropa despacio, mis labios en tu cuello besándolo, mientras tus pezones se empitonan como si fueran de metal, mi verga solo para ti sin que te diga que hacer con ella.

Me estas poniendo a mil y mi jefe ronda por aquí, mañana lo viviremos allí, besos.

Realmente mi jefe se acercaba, para ir al trabajo siempre vestía de forma muy conservadora, su esposa es una vieja amargada que viene mucho a la oficina, pero solo a controlar que su pobre marido, no contrate a chicas demasiado jóvenes ni demasiado exuberantes.

Yo con apenas 32 años, cumplía con esas dos condiciones, pero trataba de evitarme y evitarle problemas al pobre hombre, que es uno de los pocos que nunca me acosó, vistiendo siempre ropa amplia y sin escotes, aunque empleo una talla 90 de sujetador y tengo un culo muy apetecible según dicen algunos, aunque nunca lo he gozado tanto como dicen algunas de mis amigas, pero espero que eso cambie pronto, hace ya unos años que me casé pero me quedan muchas cosas que experimentar.

Ese martes se me hizo interminable, cuando a las ocho de la noche me despedí hasta el jueves por la mañana, el jefe se me quedo mirando unos instantes hasta que recordó, que el miércoles lo había tomado como vacaciones, a cuenta de las horas que hago de más y que no paga como extras. Ya hacia días que lo habíamos hablado y ese lunes se lo había recordado, sonrió y me despidió con un ¡

Que disfrutes el día

!

Por la noche, durante la cena apenas hable con mi esposo y cuando nos acostamos hicimos el amor como tantas otras veces, sin grandes estridencias y pronto nos dormimos, la mañana siguiente fue muy diferente de cómo suelen ser para mi, cuando él se marcho al trabajo, en lugar de quedarme en cama otra hora y media, me levanté y después de ponerme un enema, algo que había comentado una amiga que suele hacer, para evitarse situaciones embarazosas si cree que puede llegar a tener sexo anal, fui al escusado y realmente funciono.

Tome una larga ducha para tratar de enfriar un poco mi cuerpo, pues estaba ardiendo solo de pensar lo que comenzaría a suceder en un rato. Me vestí con mucha calma, primero una lencería negra muy provocativa, que guardo de miradas indiscretas en el fondo del armario, para estas grandes ocasiones.

Así me veía realmente atractiva y realmente era lo que pretendía, después me puse una bata encima y desperté a los niños, les di el desayuno y me termine de vestir, con una falda hasta la rodilla con vuelo y una blusa azul turquesa ceñida, que marca muy bien los pezones pero no me importa, a pesar del calor que hará hoy me dejé el cabello suelto, dijo la radio que alcanzaríamos los 30º pero que estaría nublado, eso me da la escusa perfecta para llevar una gabardina ligera, semejante a la de la película “Casablanca” que me gusta mucho y además lo disimula todo.

Deje a los niños en el colegio como cada día, pero en lugar de ir a la oficina, me encamine hacia unos

apartamentos que conozco perfectamente, es donde tienen lugar esos encuentros que tanto me satisfacen, y que ansió se produzcan pues en cada uno aprendo algo diferente y siempre interesante, tenia la promesa que en esta ocasión seria algo sorprendente, pero no me quiso decir qué.

Toque a la puerta del 27 como me había dicho

, me abrió de inmediato, me hizo pasar y al tenerlo ahí para mi solo las piernas parecía que me fallarían, me sujeto y comenzó a besarme, fue como un bálsamo que me tranquilizo, sin dejar de besarnos me fue acariciando el cuerpo, como lo conoce el muy canalla y sabe las cosas que me gustan, cuando me vio muy encendida, con parsimonia comenzó a desnudarme, cada centímetro de piel que quedaba al descubierto, era besado sin dejarse ningún rincón, me sorprendía pues en esta ocasión no demostró las prisas que había habido en otras, sacó la gabardina y después de plegarla la deposito sobre una silla.

Después

le toco el turno a la blusa, la fue desabotonando lentamente y tras soltar cada botón besaba desde el cuello hasta donde llegara, para soltar otro más y repetir la operación, unas veces solo desde una parte y otras subía por la otra hasta llegar al lóbulo de la oreja, que mordisqueaba sabedor que eso me vuelve loca, notaba su verga cada vez más dura contra mi vulva, y cuando traté de acariciarlo yo, me aparto las manos colocándolas sobre sus hombros, lo apretaba contra mi, con la esperanza de que acortara esa agonía que me estaba haciendo pasar.

Por fin se apartó lo suficiente, como para sacarme la blusa ya desabotonada, que también plegó y deposito sobre la gabardina. Eso me estaba poniendo de los nervio, pero cuando soltó la falda esta cayo de golpe, se agacho para recogerla y plegándola también la coloco sobre el resto de la ropa, era exasperante pero de súbito todo tomo sentido, no quería que se ensuciara o arrugara nada, seguro que esa indumentaria la encontraba muy apropiada para este tipo de encuentros.

Me alzo en vilo y así me llevó a la habitación donde había una cama enorme, entonces es cuando comenzó la verdadera fiesta. Me vi en uno de los espejos que decoraban toda la habitación así como el techo, de forma que en todo momento nuestros cuerpos estaban a la vista del otro. El permanecía vestido aún y yo solo conservaba, los tacones, y la lencería tan sugerente que había elegido para ese día. Con la mirada le suplique que comenzara pues se había quedado extasiado mirándome a un metro de distancia.

Se

aproximó y con el reverso de la mano, comenzó a acariciarme la punta de los pezones, yo trataba de avanzar hacia él para que el contacto fuera más fuerte, pero con el dedo gordo de la otra mano empujaba el tanga fuertemente dentro de mi vagina, eso hacia una fuerte presión sobre el clítoris y me temblaban las piernas, me deje hacer y siguió martirizándome la punta de los pezones, cuando los tenia duros como piedras, me arrancó el tanga de sutil tejido destrozándolo, y le pareció oportuno tumbarme sobre la cama después de sacarme el sujetador, bueno más que sujetador se trataba de un “mostrador” pues tan solo sujetaba y cubría la parte inferior del pecho.

Quede acostada a lo largo de la cama contemplándome en los espejos del techo, se arrodillo junto a mi y comenzó a lamerme los pechos, mientras que una de sus manos se introducía entre mis piernas acariciándome los labios mayores de arriba abajo y vuelta, mientras me iba mojando de una forma exagerada. Sin previo aviso metió dos de sus dedos y comenzó a follarme con ellos, teniendo uno de mis pechos por entero dentro de su boca, me estaba matando de placer al tiempo que no veía en momento en que me penetrara él, que es lo que estaba deseando.

Con tanta excitación, le fue fácil localizar el punto “G” que ya estaba más que endurecido, fue presionando intermitentemente sobre él, al tiempo que también lo hacia sobre la punta del clítoris haciéndome llegar a un orgasmo tan solo con ello, pero no fue uno más pues estén tenia derecho a nombre propio, fue el más intenso y largo que

había tenido hasta el momento, no me dejaba terminar y tampoco yo quería pedirle que lo hiciera, aunque llego un momento en que me sentí cercana al desvanecimiento, todo me daba vueltas pero no me encontraba precisamente mal, todo lo contrario.

Cuando me dejo terminar, encogí las rodillas sobre mi vientre y quede hecha un ovillo, que cayo hacia un costado con los últimos espasmos recorriendo mi cuerpo, esa fue la causa de que no viera como se desnudaba en instantes, note su verga contra mi espalda y me rodeo con su brazo mientras besaba mi espinazo, algo que me generaba unos escalofríos tremendos, a pesar de la temperatura ambiente y del calentón que llevaba encima.

Poco

después me preguntó si me encontraba en condiciones de continuar, me di la vuelta para tenerlo de frente y después de besarlo apasionadamente respondí que lo estaba deseando, entonces sin más se movió y quedo arrodillado otra vez, me dijo que me pusiera en cuatro y lo hice, imaginando lo que seguiría pero sorpresas te da la vida. Se coloco entre mis piernas y lo primero que noté fue como metía un par de dedos en mi vagina, poco después los retiro y comenzó a guiar “algo” que no lograba identificar, al principio pensé que se había colocado un extraño condón, pero cuando comenzó a vibrar me di cuenta que se trataba de uno de esos “huevos” con pilas que emplean algunas mujeres, en lugar o además de las bolas chinas, con un mando a distancia iba variando la velocidad, desde apenas como unos latidos, hasta una velocidad infernal.

Media como pude comprobar después, 7.5 Cm de largo, por 3.5 de diámetro, diez velocidades de vibración, disponía de mando a distancia y fue por ello que no pude ver que es lo que estaba preparando, que tampoco me desagrado nada. Primero me fue hidratando con los dedos y un gel el culo, menos mal que había tenido la precaución de ponerme el enema por la mañana, por si era esa la sorpresa, imaginé que en cuanto estuviera a su gusto comenzaría la penetración, tenia pocas y malas experiencias en ese campo, pero según creo es porque no había tenido la pareja adecuada en ese momento tan importante que es “la primera vez”.

Otra sorpresa fue cuando al retirar los dedos, estando muy estimulada y dispuesta a lo que dispusiera, note que era otro extraño objeto el que estaba introduciéndome, no podía ni quería d

ecir nada, apenas tenía aliento para soportar lo que me estaba haciendo ese huevo. Cuando note que ese otro infernal aparato también vibraba, llegue a pensar si no seria otro de esos huevos, que solo había visto en internet, pero que nunca se me había ocurrido comprar. Después vi que se trataba de una especie de “bola china” pero solo una, con vibración también que me estaba destrozando las entrañas, más bien las estaba alterando de forma salvaje, y al tiempo preparándome para cuando llegara el momento de una penetración por dicho conducto.

Con ambos agujeros ocupados y cuando él tomo bien el control de los aparatos, para evitar provocarme un rápido orgasmo, se coloco sentado enfrente de mi apoyado en la cabecera de la cama, tenia su verga al alcance de mis labios, tan solo tenia que aproximar un poco la cabeza y aunque nunca había practicado sexo oral por mi gusto, siempre había sido casi forzada por la situación, en ese momento me apetecía hacerlo disfrutar y mucho, ya que él se había tomado mucho interés, en que fuera un día inolvidable para ambos sin duda, pero sobre todo para mi, y estaba dispuesta a compensarlo como mejor podía en ese momento, con una sublime mamada que es lo que estaba dispuesta a inventarme.

Agache un poco la cabeza y comencé a besarle el capullo, entonces redujo la vibración de ambos aparatos al

mínimo, me tendí en la cama entre sus piernas, para quedar acomodada y no estar en una posición forzada, era muy consciente de que era él quien tenia el poder en ese momento, pero estaba dispuesta a hacerle una mamada, lenta y pausada, sobre todo que fuera también inolvidable para ambos, retiraba el glande con los labios mientras la sujetaba con una mano, uno de mis hombros descansaba sobre una de sus piernas y de ese modo pude estar jugando sin agotarme por mucho rato, lamia besaba acariciaba, pero todo como si fuera a cámara lenta, engullí su capullo en varias ocasiones, pero sin intención de hacerlo acabar.

Fui follándome la boca poco a poco, primero hice entrar solo la mitad, la sacaba para después de besarla y lamerle el capullo, hacerla entrar otra vez pero esta vez algo más adentro. En una de estas ocasiones la metí tanto, que note una arcada y como se introducía por la cavidad bucofaríngea, tal como había leído en alguna ocasión en internet, pues sabia que algún día como este llegaría la ocasión de gozar de ese tipo de sexo también. A partir de ese momento ya no dudé que esa era la ocasión que estaba esperando para poner en práctica todo lo que había estado practicando a solas con ayuda de los dedos primero y de vegetales diversos después.

En ese instante me erguí un poco y comencé la verdadera mamada, con una sucesión de movimientos, que llevaban mi nariz a tocar su pelvis mientras su capullo se alojaba en mi garganta, ya no hubo más arcadas y cuando note que se tensaba instantes antes de comenzar a eyacular,

incrementó la vibración de los dos aparatos, con lo que me pillo del todo desprevenida, pendiente mas de los movimientos en mi interior y su efecto, que de cómo comenzaban a estrellarse los chorros de abundante semen en la garganta primero, retrocedí un poco para que fuera en el paladar, quería tragar todo aquello que fuera soltando, pero me resultaba difícil suspirar respirar y tragar todo a un tiempo, pero poco antes de comenzar a sacudirme por los calambres y espasmos de ese tremendo segundo orgasmo, él ya había sucumbido y estaba seco y derrumbado contra la cabecera.

Cuando levante la mirada suplicante, paro los aparatos y sin sacarlos tiro de mi, para que quedara encima suyo,

así en una postura un tanto extraña, me dio la vuelta, y quede sentada apoyando mi espalda contra su pecho, entonces mientras besaba mi cuello que al parecer es su debilidad, me susurro si estaba bien, tan solo afirme pero con movimientos muy lentos y cortos pues no quería que parase. Levantó las rodillas que emplee como apoyabrazos de ese improvisado “trono” sujetaba con sus piernas mis costados y con sus manos mis pechos, que no dejaba de acariciar.

Noté que me estaba haciendo un chupetón, pero no lo quise interrumpir pues estaba en la gloria, ya

vería como explicarlo llegado el caso, al tomar conciencia de que en sus manos ocupadas no estaban los mandos, baje las mías hasta la cama y palpando encontré uno, lo tome y lo miraba con curiosidad, tan solo disponía de tres pulsadores que no sobresalían de la superficie, uno de ellos tenia las palabras “ON-OFF” otro el signo “+” junto al dibujo de un candado y otro el signo “-”, la curiosidad me hizo apretar el de encendido pero no sucedió nada, entonces se me ocurrió apretar a un tiempo el del candado y el de marcha……………Comenzó a vibrar de forma muy suave, fui pulsando el “+” varias veces hasta que comencé a pulsar el “-” hasta casi detenerlo, realmente es un aparato infernal, pero que bien se esta en el infierno.

Salí de esas cavilaciones, cuando noté como contra mi espalda

crecía una gran erección, al parecer entre el reposo que habíamos guardado y verme jugando con el “aparatito” lo habían reanimado y de que modo, murmuro si me apetecía otro asalto antes de hacer un alto para comer, esta vez asentí enérgicamente, mientras giraba un poco la cabeza para ver el chupetón que me había hecho, era grande y me sentía muy orgullosa de él, ya vería como lo explicaba, pero eso seria en otro momento.

Me hizo rodar hasta quedar tendida a su lado, se

tenido junto a mi y me beso de forma intensa, entonces se incorporo y colocándome otra vez en cuatro, no podía ni quería imaginar cual seria el próximo “baile”, tenia ambos agujeros ocupados y esperaba para ver como seguiría, comenzó a acariciarme el vientre hasta llegar al clítoris con una de sus manos, notaba su dura polla contra los cachetes del culo y al parecer con la otra mano manejaba los controles, note como aumentaba la vibración de ambos aparatos y no sabia que es lo que se proponía, aunque era más fuerte el que tenia metido por el culo.

Entonces comenzó a retirarlo lentamente tirando de la anilla dispuesta a tal efecto, apenas girando un poco la cabeza, lo veía en uno de los espejos laterales, cuando lo sacó pude comprobar lo que sospechaba, era una única bola pero de un diámetro algo así como tres o cuatro centímetros, no lo podía precisar, al verla por medio de un espejo, pero acto seguido apunto el capullo que lentamente me fue entrando sin ningún tipo de molestia, eso era sin duda gracias al masaje recibido en todo ese rato, que me había dilatado y relajado la zona de modo, que pronto llego a “tropezar” con el huevo que tenia en la vagina, parecía que fueran a tocarse pues solo los separaban las paredes de la vagina y del recto, en ese punto comenzó un metisaca mucho más placentero de lo que había sido nunca antes.

Como me estaba manipulando el clítoris, yo apoye la cabeza sobra la cama, porque

intuía que pronto me haría alcanzar un nuevo orgasmo y no quería por nada del mundo derrumbarme, sin que tuviera la oportunidad de llegar él también, en uno de sus caderazos se quedó al fondo y me sujeto con ambas manos por las caderas, notaba el mando en una de ellas y de súbito la intensidad fue creciendo, él comenzó a bufar y sufrir los primeros espasmos, también yo, en parte por efecto del endiablado artilugio y como no, por notar que estábamos a punto de experimentar un orgasmo ambos de forma inminente.

Cuando comenzó a inundarme las entrañas con su

cálido semen, no pensaba absolutamente en nada, pero era muy consciente que él permanecía quieto y muy al fondo de mi, seguramente era la vez que había tenido una polla tan adentro por ese conducto y me gustaba, me sujeto fuertemente por el vientre mientras que ambos estábamos experimentando el orgasmo, para mi el más maravilloso que podía imaginar, al cumplir con mi deseo de coincidir exactamente con el suyo. No fue tan largo como otros pero si cargado de sensaciones del todo diferentes, cesaron las vibraciones y nos desplomamos ambos sobre la cama, él seguía dentro de mí.

Tardamos bastante rato a movernos ninguno de los dos, yo al menos estaba en la gloria y aunque su erección estaba desapareciendo lentamente, seguía sintiéndome “llena”, cuando habló fue para proponerme ir al baño, acto seguido salió de mi y me ayudo a incorporarme, entonces vi sobre una butaca que había junto a la puerta del baño, la bolsa que suele emplear cuando tenemos alguno de estos encuentros, sacó de dentro un albornoz rosa para mi y uno azul para él, pues a pesar de que suele haber toallas en el baño, resultan ser pequeñas e insuficientes en la mayoría de casos.

Antes de entrar en el baño preguntó.

¿Te molesta el huevo que tienes en la vagina? Es que me gustaría explicarte algo

después, mientras comemos algo.

¡No! No me molesta, parece que no te hayas salido de

mí aún.

Le

respondí con una picara sonrisa. La ducha fue larga y no exenta de juegos besos y caricias, pero nos cuidamos muy mucho de llegar a un punto que nos hiciera regresar a la cama o no, pero si que nos obligara a empezar otra vez con el sexo, antes de haber repuesto fuerzas y descansar un poco.

De una bolsa que

reconocí enseguida, pues es de una tienda “Francesa” sacó un surtido de “quesos pates y ahumados” que son cosas que normalmente no consumimos, además de unas tostadas pequeñas donde untarlas, cuando estaba todo sobre la mesa, fue a la pequeña nevera y saco una botella de Champagne y dos copas que sacó de la famosa bolsa, las traía en un estuche para que no se rompieran, donde solo cabían dos, sirvió el Champagne y brindamos POR NOSOTROS y después de un largo trago, comenzamos a comer en silencio esas pequeñas tostadas, que resultaron tan agradables y oportunas, ya que el ejercicio había sido considerable.

Cuando estábamos a medio comer me mostro el mando y me dijo.

Te mostrare como funciona, porque esto es un regalo para ti, quiero que lo tengas y lo emplees cada vez que te apetezca, pero leer las instrucciones de funcionamiento es una cosa algo tediosa, mejor te

hago una demostración.

Eso ultimo lo dijo con una picara sonrisa y sospeche que lo próximo seria excitante y no me equivoque.

La puesta en marcha ya

sabes como es, pero existen unas cuantas funciones muy interesantes y su correcto funcionamiento es muy satisfactorio. Para pararlo, independientemente de que función este realizando, simplemente se pulsa el ON-OFF y ya esta, al arrancar siempre lo hace con la vibración mínima, pero si pulsas el signo “-” pasa a la máxima intensidad de golpe.

Lo hizo y parecía que quisiera entrar aún más adentro, por fortuna para mi lo paró enseguida. Pero lo conectó al

mínimo otra vez.

Si pulsas el signo “+” sube un

escalón cada vez que lo pulsas, no sirve mantenerlo pulsado. Si pulsas al tiempo los dos signos el “+ y el –” inicias una función en que independientemente de la frecuencia programada en ese momento, cada 30 segundos sube al máximo por 5 segundos, pulsando la tecla “+” esos segundos van en aumento, para salir de la función, hay que pulsar los signos “-” o el “ON-OFF”

Cuando comenzaron a sucederse las diferentes frecuencias, la primea la soporte sin problemas, pues cinco segundos eran apenas nada, pero con la tercera de sus pulsaciones, ya tuve que sujetarme a la mesa para evitar caerme de la silla, eso era demoledor además de muy placentero y le

pedí que me dejara terminar de comer, ya había “sentido” suficiente en mi cuerpo los efectos del aparato.

Dejó el vibrador al

mínimo y seguimos comiendo, yo estaba deseando terminar pero al mismo tiempo estaba disfrutando como nunca, notar “eso” trabajando para mi placer, mientras hacia cualquier otra cosa de mi vida cotidiana, tenia que ser una pasada y estaba muy ilusionada con el regalo. Terminamos el Champagne y quedó algo de paté, pero preferí tomar unas trufas que me ofreció como postre, después de tan rica y estimulante alto para la comida, lo que más me apetecía era reposar en la cama tranquilamente, tan solo tomados de la mano.

Me levanté de la mesa y fui junto a él, tomándole la mano la lleve a mis labios y la bese, después tire suavemente de él

, que me siguió, no dejó atrás el mando que agarró en el ultimo instante, fuimos hasta la habitación y en esta ocasión fui yo quien lo coloco a él, casi en medio de la cama mientras yo me acurrucaba en busca de su calor tomándole una mano que descansé sobre su pecho, uno de los míos estaba chafado contra su cuerpo, pero no hizo nada por progresar en ningún sentido, el sabia que era yo quien quería mover ficha en esta ocasión y me lo permitió.

Cuando me sentí descansada y animada, trepe hasta quedar encima suyo y tras besarlo en los labios, fui reptando hacia abajo, atacando todo lo que encontré a mi paso, aquí besaba allá lamia, sus diminutos pezones fueron la primera victima, son tan sensibles como los de la mujer, solo que muchas no saben eso, seguí hasta llegar al vientre y me entretuve en jugar con su ombligo, mientras notaba su enorme erección entre mis pechos, tal como había visto en alguna de las escenas que llegan en ocasiones como adjuntos en algún correo, trate de hacerle una “paja cubana” como llaman algunos, pero creo que eso hay que hacerlo en otra posición más idónea.

Con todo,

conseguí notarla más dura, no estoy segura de que fuera cierto o solo una apreciación mía, pero lo cierto es que cuando llegue al capullo con intención de besarlo, estaba ya a medio salir del glande y lo vi muy rojo, como por la mañana no dudé, y esta vez no me fui con chiquitas, lo engullí de una hasta dar con la nariz en su pelvis, mientras acariciaba sus huevos con una mano, él no hizo nada por marcar un ritmo, me dejo hacer pues estaba seguro que lo trataría bien, creo que se sorprendió un poco cuando abandone su polla, y me erguí apoyando un pie a cada costado suyo con una petición imperiosa.

¡

Sácame el trasto ese que te vas a enterar!

Aumento un poco la vibración, y fue tirando de la anilla dispuesta a tal efecto, cuando lo saco ni me preocupe de mirarlo, simplemente me acuclille encima suyo, ensartándome como una aceituna de un solo golpe. Comencé a cabalgarlo de manera infernal, sin darle la oportunidad mas que de ayudarme sujetándome por la cintura y evitando así que me desequilibrara

, no pretendía llegar yo a un orgasmo, lo que realmente quería, era llevarlo a él a ese punto en que todo es solo felicidad y no se piensa en que todo tiene su fin, y para ello tenia que evitar ser yo la primera en llegar al orgasmo, por eso mientras ponía todas mi empeño en satisfacerlo, hice una imagen mental, de mi jefe haciendo el amor con el adefesio que tiene por esposa, eso desmotiva a cualquiera que era precisamente lo que quería.

Cuando comenzó a soltar descargas, aflojé un poco el ritmo para que tuviera que hacer menos fuerza y se concentrase más en gozar del orgasmo, sentí una gran emoción y satisfacción al tiempo que aparecían mis primeros espasmos, seguí unos instantes más hasta que no pude aguantar más y habiendo terminado el ya, me

abatí sobre su pecho, besándolo y dejándome abrazar por sus protectores brazos, estuvimos así bastante rato, ninguno de los dos tenia nada mejor que hacer y estaba siendo uno de los mejores días de mi vida.

Empezó a mordisquearme el lóbulo de la oreja. Y yo me fui reanimando y saliendo de ese especie de sopor en que me había sumido, pero comprendí que teníamos que prepararnos para partir, yo tenia que llegar a casa como si hubiera trabajado hasta las ocho de la noche, nos fuimos al baño otra vez y nos duchamos, esta vez sin tanto juego como a mediodía pero algo hubo. Nos vestimos aunque yo sin tanga pues estaba destrozado y no sabia donde habían quedado los pedazos. Él recogió los albornoces que guardó en la bolsa, el estuche con las dos copas, así como los juguetes que había empleado conmigo y después metió las sobras de la comida en una bolsa de basura.

Llegamos al coche y me

senté a su lado, apoye la cabeza en su hombro mientras el metía una mano entre los muslos que sacó antes de arrancar. Fuimos un rato en silencio hasta que me dijo.

¿Te has dado cuenta de un pequeño detalle?

Levanté la cabeza para mirarle de frente y continuó.

Hoy has tenido cinco maravillosos orgasmos, pe

ro todos ellos silenciosos.

Era cierto, normalmente soy muy escandalosa y eso es algo que hacia tiempo que quería corregir, hoy sin proponérmelo, lo

había hecho tal y como me gustaría que fuera siempre, sin tener que reprimirme pero gozando al máximo del sexo. Siguió el silencio entre nosotros y cada uno iba pensando en sus cosas, cuando estábamos llegando al término del trayecto le pregunté.

¿Cómo lo has hecho para tomarte el día libre?

Cuando consiguió cesar en sus carcajadas me dijo.

Ayer tarde

, una hora antes de terminar la jornada, aspire un poco de pimienta y tuve un ataque de estornudos impresionante, y esta mañana he hecho lo mismo, cuando llevaba media hora en la oficina, el jefe me ha dicho que me fuera y me pasara el día en la cama, y es lo que hemos hecho aunque el no ha comentado nada de ti.

Y volvió a

reír hasta congestionarse.

Esa noche después de cenar y acostar a los niños, preparé una lavadora con los dos albornoces, lave las delicadas copas, así como los dos juguetes de látex que mi marido me había regalado en ese día tan especial, esa noche la pasamos en vela, por fin en nuestra cama podíamos hacer de todo, sin que los niños o los vecinos se enterasen, acordamos seguir con nuestro juego por Messenger, y de vez en cuando seguir acudiendo a algún recóndito lugar para vivir nuestras fantasías de seducción, pero el sexo lo pudimos comenzar a disfrutar a tope en nuestra propia casa.