La autostopista
Una joven decide abandonar su hogar, e incluso a su novio, para ir en busca de nuevas aventuras.
La autostopista
Estaba lloviendo fuerte... Era un aguacero torrencial, del tipo que no te deja ver a tres metros de tu cara.
A pesar de que estaba debajo del dosel poniendo gasolina en el coche, todavía me estaba mojando... Fue entonces cuando la vi arrimada a la pared de la gasolinera intentando protegerse de la intensa lluvia.
Terminé de poner gasolina y antes de volver a la carretera para regresar a casa después de haber dado una conferencia en la Universidad, pensé en ir despacio e incluso tomarme un par de días de vacaciones antes de volver a mi trabajo de investigador.
Necesitaba esos días de descanso para pensar... Pensar en mi expareja... Ella y yo ya no estábamos en la misma onda... Habíamos dejado de tener relaciones sexuales hace años... Ella me había dicho que ya no estaba interesada conmigo.
No la creí hasta que la pillé con otro hombre... Había decidido que iba a terminarlo, incluso si eso significaba perder muchas cosas... Habría tiempo para reflexionar sobre eso, de camino a casa.
Después de salir de la gasolinera, la vi de nuevo... Era una chica bajita, rubia, con pantalón vaquero y una camisa de cuadros atada por encima de la cintura... Llevaba una mochila de aspecto pesado.
Ella también tenía un culo que haría que cualquiera tuviera pensamientos impuros... Reduje la velocidad y bajé la ventanilla.
- "¿Necesitas transporte?, le pregunté.
Ella me miró... Calculo que yo era un hombre de unos sesenta años y me respondió:
- "Si... lo necesito... Gracias."
Abrió la puerta trasera y dejó caer su mochila, luego se unió a mí en el asiento delantero.
"¿a dónde te diriges?"
“A cualquier lugar lejos de aquí... Y tú, ¿a donde vas?"
Sonreí y le respondí:
“A cualquier lugar menos aquí... ¿Estás huyendo de algo?"
“Novio... Bueno, Ex, en realidad."
"¿Es por eso que sigues mirando hacia atrás?"
"Veo que eres del tipo entrometido", le dijo.
"Solo quiero saber en qué me estoy metiendo, eso es todo... Mi nombre es Ed, Ed Llowit", le dije tendiéndole la mano para que me la estrechara.
Después de mirarme por un momento de forma sospechosa, ignoró mi mano extendida, pero dijo:
- "Kara, Kara Michells."
Viajamos en relativo silencio... Los únicos ruido que se escuchaban eran de la radio y del limpiaparabrisas... Finalmente, rompí el silencio
"Bueno, Kara Michells, ¿a dónde puedo llevarte?"
"A cualquier lugar que quieras, siempre que esté lejos de aquí."
"Así de claro, ¿eh?"
"¡Sí!"
"Una pregunta, ¿tu novio te golpeó?"
"Como he dicho antes, eres entrometido."
"Mira Kara, para alguien que acaba de ser rescatada de Dios sabe qué, no estás siendo muy amigable."
Ella pensó por un momento y luego dijo:
“Lo siento... Supongo que debería estar agradecida de que me hayas recogido... Supongo que estoy un poco nerviosa... Quiero decir, no te conozco de nada, pero aquí estoy en el coche de un extraño, en dirección a Dios sabe dónde."
"Puedo saber de dónde vienes", le pregunté.
"De mucho más lejos de donde me recogiste pero tengo que admitir que sigo mirando por el retrovisor por ver si veo a mi ex Tommy, en su camioneta, que está empeñado en llevarme de vuelta a casa y golpearme hasta hacerme papilla."
Haremos lo posible para que no te encuentre”, le dije.
"Entonces, ¿a dónde me llevas?", preguntó sonriendo.
“Donde quieras, dentro de lo razonable... A Honolulu, no, claro."
La miré y noté que temblaba un poco... Era normal, su ropa estaba empapada, pegada a su cuerpo... Quité el aire acondicionado del coche, pero eso no pareció ayudar casi nada.
"¿Tienes ropa seca en esa mochila?", le pregunté.
“Probablemente, no... Llevaba caminando más de una hora cuando me recogiste y la lluvia habrá entrado también en la mochila."
"En mi bolsa, en la parte de atrás, hay algo de ropa limpia, puedes cambiarte... Prometo no mirar.
Ella se sonrió ahora y dijo:
- "Yo prefiero no cambiarme aquí por si acaso."
Condujimos un rato, charlas triviales y música country llenando los silencios, cuando en un momento determinado sugerí parar para comer... Ella se negó, diciendo que no tenía hambre... Insistí, sabiendo que sería lo contrario y estaba con ropa mojada.
Al llegar, cogió algo de ropa seca, fue al baño de mujeres y se cambió, saliendo con unos pantalones cortos y una camiseta.
Devoró una hamburguesa, papas fritas y una coca cola en un tiempo récord mientras yo seguía mirando el televisor de pantalla grande, para no mirar su bonita cara.
Tras la comida seguimos el camino... Al final del día, me estaba cansando de conducir bajo la lluvia... Abordé el tema de un hotel y ella no se opuso.
"No puedo permitirme pagar dos habitaciones”, le dije.
"No importa... Puedo dormir en la bañera", dijo con una sonrisa.
Ella puso su mano sobre mi muslo... Lo miré y luego miré a ella... La sonrisa seguía ahí junto con ese brillo en sus ojos... De hecho, este podría resultar un viaje interesante... Muy interesante.
Lentamente, su mano se deslizó por mi muslo y, por más que intenté evitarlo, mis pantalones se tensaron... Vimos un hotel decente, entramos y nos registramos... La habitación tenía vistas a las montañas y una cama de matrimonio.
Después del largo y arduo viaje, era una cama terriblemente tentadora, con espacio más que suficiente para que ambos pudiéramos dormir.
Fui al baño, dándole un poco de privacidad para cambiarse de ropa.
Al salir con unos pantalones cortos de dormir, me sorprendió verla sentada en la cama totalmente desnuda.
Desconcertado, tartamudeé:
"Si necesitas algo para ponerte, puedes usar una de mis camisas."
"¿No te gusta lo que ves?" dijo, haciendo pucheros.
"Al contrario... ¡Me gusta mucho!"
Su cabello rubio, recogido en una cola de caballo, pechos pequeños y atrevidos con tentadores pezones hinchados y el coño completamente afeitado, la hacían muy pero muy apetecible.
Si no hubiera visto su licencia de conducir habría jurado que era más joven de los dieciocho años que decía tener.
Mis pantalones cortos se volvieron a armar de inmediato... Al ver esto, sonrió y palmeó la cama.
"Tengo que agradecerte por haberme recogido esta mañana y todo lo demás", me dijo.
"¿Y cómo te propones hacer eso?"... Me puse frente a ella, incapaz de apartar los ojos de su cuerpo juvenil y exquisito... Estaba especialmente enamorado de sus pechos... ¡Se veían tan chupables!
Se inclinó y me bajo los pantalones cortos de dormir dejando que mi polla quedara al aire, bien visible.
"Tiene un buen equipo, Sr. Llowit".
"Como usted, Srta. Michells", respondí ahuecando mis manos sobre sus pechos.
Mi toque provocó un suspiro, seguido de:
- "Creo que son un poco pequeñas, pero eso es lo que tengo."
Sus labios descendieron sobre mi polla, envolviéndola en la suave calidez de su boca.
Al ver desaparecer mi polla en su boca, gemí:
- "Veo que esta no es tu primera mamada que haces", le dije levantando mis caderas para darle más polla.
Sacó mi polla de su boca y sonriendo me dijo:
- “A mi novio le gustaba que le hiciera esto... Decía que era algo natural y bueno hacerlo... Casi todos los días se lo tenía que hacer."
Regresó a su tarea, lamiendo el tronco de mi gran polla como si fuese un cono de helado.
"No tienes que hacer esto, ¿sabes?"
“¡Por supuesto que sí!... ¿De qué otra manera te voy a pagar?”
"Lo hice muy a gusto... No tienes que hacerme esto para pagarme."
"Bueno, tal vez yo quiera", respondió ella volviendo a chuparme la polla con gran maestría.
Me dejé caer en la cama... Mi mano todavía agarraba su pecho izquierdo, sintiendo su pezón endurecerse contra la palma de mi mano... Puso su mano sobre la mía y la apretó, indicándome que apretase fuerte pecho y pezón.
Había pasado mucho tiempo desde que me encontraba en una situación como esta, por lo que mi resistencia llegaba a su fin... Le dije:
- "Me voy a correr, Kara."
No obtuve ninguna respuesta... Vi como rodeó su mano alrededor del tronco de mi polla y bombeó... Sus labios nunca dejaron que la cabeza de mi polla viera la luz del día.
Gruñí cuando mi polla escupió tres chorros de esperma en su lengua... Tragó sin perder una gota.
Lamiendo sus labios, me miró a los ojos y dijo:
"Gracias, Sr. Llowitt".
"Oh, no, gracias a ti... Y por favor llámame Ed."
Levantándose de las caderas, se giró, mostándome ese culo tan apetecible de disfrutarlo... Me dijo:
"¿Hay algo más que pueda hacer por usted?"
"Bueno, ahora que lo mencionas... Si me gustaría hacer algo."
La giré sobre su espalda, le abrí las piernas y besé su coño sin pelo... Mi lengua se deslizó por sus labios vaginales, probando un poco antes de sumergirse en el valle cortado que separaba ambos labios.
- “¡Oooh!... ¿Te gusta hacerme esto?" me dijo, medio sentada para poder ver lo que le estaba haciendo.
Entre lamidas, respondí:
- "¿Qué es lo que no me gusta de tí?... Me gusta todo... ¿No estás disfrutando esto que te hago?"
Lamí su clítoris mientras ella se retorcía debajo de mí.
- “Tommy no me haría eso... Decía que le resultaba desagradable."
Ella curvó sus dedos en mi cabello y me dijo:
"Tengo que admitir que me gusta bastante lo que me haces."
"Pues no has visto nada todavía."
Seguí acariciando su clítoris y hundiendo mi lengua en su refrescante coño.
Ella continuó retorciéndose, moviendo sus caderas, untando sus jugos en mi cara... Poco después comenzó a gemir, especialmente cuando mi lengua se enterró profundamente en su coño y mi nariz se frotó contra su clítoris.
- “¡Oh Dios, eso se siente muy bien... No tenía ni idea del gusto que me da que me hagas eso."
Kara gimió mientras chupaba su clítoris con mi boca y deslizaba un dedo dentro de su coño.
- "¡Oooh!... ¿Qué me estás haciendo?... ¡Oooh, joder!"
Sentí su coño apretando mi dedo y saboreé sus jugos calientes y frescos mientras se corría.
Levantando mi rostro, mirando el de ella enmarcado por sus pechos pequeños pero tentadores, dije:
- "Me vas a decir que Tommy, o como se llame, nunca hizo que te corrieses?"
Pareciendo un poco avergonzada, asintió.
- "Bueno, si tengo algo que decir al respecto, este fue el primero de muchas corridas que espero darte... Me gustó muchísimo hacerlo."
Y metí un segundo dedo en su coño, diciéndole:
- "Relájate y disfruta todo lo posible."
Chupando la tierna carne de su joven y dulce coño, retorcí mis dedos hasta que mi palma estaba hacia arriba... Los flexioné, sintiendo la carne de su punto G, decidido a hacerla correrse de nuevo.
Siguieron balbuceos incoherentes.
- "¡Oh Dios!... Oooh, joder... ¡Qué gusto!... ¡No pares!"
Por supuesto que no paré... Mi mano libre se deslizó hasta su pecho y con mi pulgar acaricié sus increíbles pezones.
Ellie estaba completamente entregada y me di cuenta de que de nuevo estaba a punto de explotar teniendo una segunda corrida tan fuerte como la primera, sino más.
Poco después, ella levantó las caderas de la cama, aumentando el contacto con mi lengua y luego se bajó sobre mis dedos invasores.
Miré hacia arriba justo a tiempo para ver que sus ojos se volvían hacia atrás y gimió cuando los músculos de su coño intentaron apretar mis dedos.
Dejé de excitarla, dejando que su orgasmo la recorriera de arriba abajo... Su pecho palpitaba y sus ojos permanecían cerrados.
Lentamente liberé mis manos y levanté mi rostro de su destrozado coño... Kara soltó sus dedos que presionaban en mi pelo... Me erguí y compartimos un beso... Un beso largo, profundo y apasionado.
Me probé a mí mismo en su lengua y ella se probó a sí misma en la mía.
Momentos después, ella rompió el beso y me susurró:
"¡Fóllame!"
"¿Como lo quieres?", le pregunté, acariciando su cuello.
"Duro y rápido", respondió jadeando todavía tratando de recuperar el aliento.
"Ponte como una perra en celo."
Me aparté de ella, dejándola ponerse sobre manos y rodillas, presentándome de nuevo su culo.
Me puse entre sus piernas y presioné la punta de mi polla, ahora ya tiesa, contra su entrada húmeda... Haciendo presión en su agujero vaginal vi como mi gran polla desaparecía lentamente en su coño.
Agarré sus caderas con ambas manos mientras salía lentamente, mi polla resbaladiza impregnada con sus jugos.
Ella se balanceaba hacia adelante y hacia atrás mientras nuestros cuerpos se armonizaban con el movimiento que ella imprimía.
- "Más fuerte... Más rápido... Dame una palmada en el culo... Tira de mi pelo", me decía.
Retiré mis manos de sus caderas, me incliné y ahuequé sus pechos... Mis dedos bailaron alrededor de sus pezones.
"¿Así es como Tommy follaba contigo?", le pregunté.
"Claro... ¿No es así como lo quieren todos los hombres?", me respondió.
"No este hombre... Quiero que te corras con mi polla dentro de tu coño", le dijo pellizcando sus pezones mientras presionaba mi polla profundamente en su coño.
Mi mano izquierda se deslizó por su vientre hasta su clítoris... Mis dedos trazaron círculos a su alrededor, con delicadeza, y lo frotaron.
Kara arqueó la espalda y gimió, entregándose totalmente.
Yo, sin embargo, sabía lo que hacía... Vi su reflejo en el espejo frente a la cama... Tenía los ojos cerrados y una mano cubría la mía sobre su pecho como queriéndome decir que no la quitase... Podía ver mis bolas balanceándose y golpeando sus labios vaginales.
Me incliné y le mordí suavemente el hombro mientras seguía golpeándole su coño con mi gran polla.
Podría decir que ella se estaba acercando a otro orgasmo... Sería la tercera corrida de la noche... Su respiración se hizo entrecortada... Su mano cogía la mía mientras yo acariciaba su pezón duro como una roca... Sus ojos fuertemente cerrados... Ella seguía gimiendo y me dijo:
- "No pares... ¡Oooh!... Siií... Que gusto me das", me dijo fuerte.
Su coño subía y bajaba a lo largo de mi polla y al cabo de poco tiempo se corrió por tercera vez, cayendo totalmente agotada... Yo la seguí en su caída tratando de no aplastarla bajo mi peso.
Me retiré... Mi polla todavía estaba dura como una roca y me acosté a su lado.
Traté de abrazarla fuerte, sintiendo las réplicas, besando su hombro.
- "No puedo creer lo que disfruté... Increíble", me dijo jadeando y acurrucándose contra mí.
Mirando hacia abajo, vio mi erección, todavía brillante con sus jugos.
"Todavía estás duro... ¿No te corriste?... ¿Quieres que te la chupe?”
No te preocupes, Kara... Conseguiré correrme a su debido tiempo y tú estarás en la cima."
La rodé... Su coño a horcajadas sobre mi polla, comenzó a mover sus caderas, untando con su jugo vaginal toda mi gran polla.
"¿Quieres seguir follándome, ya?"
"No... ¡Quiero que tú me folles!... ¡Dréname!... Déjame vacío", le respondí.
Ella sonrió, se agachó, agarró mi polla y se la metió en su húmedo coño... Su boca se abrió cuando me deslicé dentro.
Kara comenzó a subir y bajar, y vi como mi polla llenaba su apretado y húmedo agujero, mojada con su dulce néctar.
Levanté la cabeza, besando sus pezones.
- "¡Quiero eso!", me dijo envolviendo con sus brazos mi cabeza y apretándome contra ella mientras le mamaba.
Mis manos gravitaron hacia su culo... Cada una agarrando una nalga y moviéndola hacia arriba y hacia abajo sobre mí favoreciendo la follada... Sus gemidos, mis gemidos, el sonido de nuestros cuerpos golpeándose juntos, llenaron la habitación.
Estaba empezando a perder el control de nuevo cuando mi mano izquierda se deslizó desde su culo hasta su coño... Con mi pulgar comencé a masturbar su clítoris.
- "Oh joder... Que bueno... ¡Oooh!... No pares... Me corrroooo!"
Ella apretó su coño contra mi mano y mi polla mientras una ola tras otra la inundaba y le provocaba orgasmos encadenados.
No pude contenerme más y la llené de semen caliente y pegajoso.
Nos quedamos allí abrazados... Su orgasmo disminuyó cuando mi polla gastada se deslizó fuera de ella, derramando las últimas gotas de esperma en mi vientre.
Desmontó, y al ver el pequeño charco de semen en mi vientre, se deslizó hacia abajo y lamió, prestando especial atención a mi virilidad arrugada que la limpió a conciencia.
Cuando terminó, me sonrió.
- "¡Esto fue increíble!", me susurró.
Le devolví la sonrisa y le respondí:
- "No eres la única que hace tareas de limpieza.
Ella me miró perpleja, sin comprender.
Arrástrate hasta aquí y siéntate en mi cara... Tengo hambre y estás en el menú."
"¿Están seguros de que me quieres hacer esto?", dijo mientras se sentaba a horcajadas sobre mi cabeza.
Mirando con avidez a su coño babeante, la jalé hacia abajo, cubriéndola con mi boca, chupando las gotas de mi esperma y su flujo.
En algún momento, sentí sus manos en mi cabeza, sosteniéndome en mi lugar, y la sentí escuchar sus gemidos de placer y le di una quinta corrida que le provocó temblores por todo el cuerpo.
Luego, Kara se deslizó hacia abajo de la cama y cogí su cabeza entre mis manos, plantando un beso húmedo, descuidado y con leche en su boca.
Se abrió, chupando los restos de nuestra unión de mi lengua antes de decirme que necesitaba dormir un poco.
El sol que brillaba a través de la cama nos recibió por la mañana, mientras estábamos acostados entre las sábanas arrugadas.
Kara estaba acurrucada conmigo detrás de ella, agarrándole los pechos, mi erección metida en la raja de su culo.
Tenía una expresión de satisfacción en su rostro dormido, así que traté de no moverme y despertarla de lo que parecía un gran sueño.
Cuando finalmente despertó, puso sus manos sobre las mías, para que no pudiera quitarlas.
"¿Qué vamos a hacer?"
"¿Qué quieres decir?"
"No estarás pensando en llevarme a tu casa, ¿verdad?"
"¿Por qué no?... Puedes quedarte conmigo hasta que lo decidas... Ya sabes, conseguir un trabajo... Volver a la escuela."
“¿Qué pensarán tus amigos, o ya saben que eras un pervertido?... Soy lo suficientemente joven para ser tu nieta."
“Lo que piensen mis amigos es irrelevante... Si quieres quedarte conmigo, quédate... Si quieres irte, vete... Voy a darme una ducha... ¿Por qué no llamas a tus padres y les dices que estás bien?... Diles que quieres ver mundo y dile a Tommy que siga su vida y que te olvide."
Me levanté, me dirigí al baño luciendo una erección a medias, que todavía estaba conmigo cuando volví al dormitorio.
"¿Cómo te fue?", le pregunte a Kara.
“Mamá no está muy feliz... Papá lo entiende... Y Tommy tendrá que lidiar con eso... Prometí llamarlos cuando me instale.”
Se sentó en la cama... La sábana cubría su regazo, pero sus pechos estaban a la vista.
"¿Les dijiste algo sobre mí?"
"Eso vendrá más adelante... Este fue un shock lo suficientemente grande”... Ella sonrió mientras miraba mi entrepierna.
"¿Por qué no te metes debajo de las sábanas conmigo... Tengo picazón y creo que sabes cómo rascármelo”
Me sumergí de cabeza bajo las sábanas, separando sus piernas y besando sus labios vaginales.
Después de un minuto, levanté mi rostro y miré el de ella, enmarcado por la parte superior de sus piernas.
- "Usted sabe cómo hacer funcionar el motor de una chica... Ahora sube aquí, cariño”, me dijo mientras tiraba de mis orejas.
Mirándonos cara a cara, sus pechos aplastados contra los míos, mi gran polla buscando su entrada y sus piernas abrazadas alrededor de mi cintura, me dijo:
- "Ahora, fóllame... Me gustó mucho anoche."
Comenzamos una follada larga, lenta y profunda... Sus dedos recorrian mi espalda... Mis bolas golpeaban sus nalgas... Estuvimos follando así hasta que se quedó sin aliento en la garganta.
Aceleré el ritmo llevándola al orgasmo... Mi polla escupio chorros de semen dentro de su cálido coño justo cuando estaba teniendo otro orgasmo... Disfruta tanto que se corre con facilidad y muy a gusto... Dejándome por soltar sus manos y piernas de mi cuerpo, dijo:
“Esa fue una excelente manera de comenzar el día y mi vida contigo... Pongámonos en marcha... Me gustaría mucho que me preñaras... Quisiera darte algo de mí."
“Todo a su tiempo... Todo a su tiempo... Porque no quiero que tomes ningún tipo de anticonceptivo... ¿Estamos de acuerdo?
“Lo estamos si es lo que tú has decidido... Te daré todos los hijos que quieras... ¡Con estas folladas que me pegas no creo que tardes mucho en preñarme!”
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