La asistenta (y 4)
Nos tumbamos sobre la alfombra, acariciándonos Mi polla iba perdiendo robustez a pesar de sus caricias, pero sus pezones seguían erectos, ella tenía ganas de más.
Nos tumbamos sobre la alfombra, acariciándonos…
Mi polla iba perdiendo robustez a pesar de sus caricias, pero sus pezones seguían erectos, ella tenía ganas de más.
Tumbado como estaba yo en el suelo, ella se colocó a horcajadas sobre mí, colocando de nuevo su coño chorreante sobre mi boca, haciéndome saborear de nuevo sus jugos…
- No quiero que me dejes así… aún te queda un agujero que llenar….
- ¿Pero no ves que me has dejado seco?
- Bebe mi néctar, es mejor que el Redbull… verás que pronto vuelves a estar listo…
Comencé a pasar de nuevo mi lengua por su húmeda hendidura, ante mis ojos su agujero trasero, aún dilatado por la reciente enculada se veía como un gran ojo que me miraba, lo acaricié con la lengua.
Mientras las manos de ella acariciaban mi flácido miembro, mis testículos, buscando reanimarme. En eso estaba ella cuando a mi me vino a la cabeza alguna de esas películas en las que salen mujeres que eyaculan de una forma bastante asombrosa y me planteé si sería capaz de provocarle a ella algo así.
Centré mi lengua en acariciar su ano mientras dos de mis de mis dedos se dirigieron a su raja y entraron en ella en busca del punto G, según mis cálculos, y con ella a horcajadas sobre mí, ese punto debía estar justo de frente…
Introduje mis dedos recorriendo la pared interna de su vagina y comencé a recorrer sus húmedas entrañas.
Mi encogido miembro estaba siendo objeto de sus mimos, lo introducía entero en su boca sin dificultad, ahora que estaba como una pequeña salchicha, lo succionaba y besaba sin dejar de acariciar mis huevos.
Sus gemidos me indicaban que el punto G no andaba lejos, comencé a presionarlo suavemente y conduje mi otra mano al clítoris para multiplicar su placer.
Ella movía su cadera sobre mí, dirigiendo los movimientos de mis dedos por su interior, sólo sacaba mi polla de su boca para emitir algún que otro gemido, cuando volvía a por ella se la encontraba un poco más abultada.
- mmm esos dedos dentro de mí me están derritiendo... mmmhaaa
- Me alegra que te guste, quiero hacerte eyacular....
- Nunca hice tal cosa...
- A ver si consigo que esta sea tu primera vez...
Seguí con mis caricias, cambiando el ritmo, ella puso una de sus manos sobre la mía, dirigiendo las caricias que le hacía a su ya abultado clítoris; mi lengua recorría su orificio anal, lubricándolo, manteniéndolo abierto.
En medio de ese mar de sensaciones empezó a vibrar, todo su cuerpo se movía....
- para, parea que me meoooo
- tranquila, creo que no vas a mearte, déjame hacer y verás. Seguí masajeándo su interior hasta que de pronto un chorro cristalino salió de su coñito acompañado de un grito de placer..
- aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh, diooooooossssssssssss, mmmmmm
Sus fluidos empapaban mi pecho, dejé de lamer su ano para recibir su jugo sobre mi cara, que delicia; mi polla ya estaba recuperada gracias a sus mimos y a su eyaculación.
La cogí por la cintura y la empalé en mi polla, entró hasta el fondo de su vagina sin dificultad, sus flujos empapaban sus muslos, mi vientre.. ahora ella cabalgaba mi polla, saltando sobre el charco que sus flujos habían dejado en torno a mi ombligo.
Sus firmes pechos se bamboleaban, su melena rubia, libre hacía rato de la goma que sostenía su cola, se mecía en el aire, mientras ella seguía cabalgándome.
Mis manos acariciaban la suave piel de sus caderas, hacia su precioso trasero; sus manos acariciaban mi pecho.
Atraje una de sus manos a mi boca y metí sus dedos en ella, los chupé con ansia como quien devora un sabroso helado, ella cogió luego mi mano e hizo lo mismo, mirándome con ojos pícaros mientras pasaba su lengua sobre mis dedos.
Mi cuerpo se tensó, ella lo notó y esto hizo que el suyo se tensara también, ya llevábamos un buen rato cabalgando, apoyé mis pies en el suelo, doblando las rodillas, y levanté mi pelvis, clavándole mi polla profundamente en su coño...
- Me voy a correr. Te voy a llenar toda de mi leche.
- Siiii dámela toda, quiero llegar contigooooo
Un espasmo precedió al disparo, inundé sus entrañas con mi leche, ella cerró los ojos y se reclinó hacia atrás, para acto seguido echarse hacia un costado, rendida, exhausta, con mi polla aún dentro, nos quedamos tumbados juntos, sobre el suelo.
Unos momentos más tarde cuando recuperamos el aliento, sus labios buscaron los míos y me dio un cálido beso.
- Aquí no ha pasado nada. Ha sido uno de los mejores polvos de mi vida, pero esto debe quedar entre nosotros.
- Estoy de acuerdo, si tu jefa se entera, te despide y se divorcia de mí. Ahora si quieres te ayudo con la limpieza o no te dará tiempo a terminarla para cuando regrese con ella.
Nos secamos el sudor, nos vestimos, la ayudé con el aspirador en la planta baja y salí a buscar a mi mujer al trabajo, para traerla a casa a tomar los tres juntos un té helado junto a la piscina.