La Asistenta. Parte 2: Deseos Ardientes

De como descubro que a Elena también le gustaba el morbo y de como también me deseaba ardientemente.

Seguía de vacaciones, el reloj del despertador marcaba las 8 a.m. y acababa de despertarme. Mi mujer ya se había levantado y por el típico ruido en el movimiento de vasos,  cubiertos y el inconfundible aroma a café deduje que se encontraba preparando el desayuno en la cocina. Como era costumbre.

Despierto, con los ojos abiertos pero todavía en cama, no dejaba de darle vueltas a todo lo ocurrido el otro día con Elena. Por mucho que quisiese no podía engañarme a mí mismo. Vale que podría decirse que solo había sido una experiencia puntual fruto del calentón y de una serie de factores imprevistos. Se vistiese como se vistiese había sido una infidelidad en toda regla al fin y al cabo. Era mi primera infidelidad después de tantos años de matrimonio, y en parte me sentía mal por eso.

Hasta la fecha siempre había pensado que yo nunca sería como el resto de parejas infieles. Que yo sería incapaz de serle infiel a mi mujer ya que normalmente se llega a ello porque algo comienza a fallar en la relación. Y llegado ese momento me sentaría a hablarlo con mi pareja. Y si aquello que empieza a fallar se podía arreglar bien y sino pues dejaríamos nuestra relación en ese preciso momento.

Pero no todo es siempre tan sencillo, al menos en mi caso. El discurrir del tiempo, la monotonía y diferentes factores hicieron que nunca llegase a tener esa charla previa con mi pareja. Aún a pesar de que ciertos puntos de la relación estaban fallando. Con lo que solo era cuestión de tiempo que se produjese un desenlace fatal. Como así pude comprobar aquella mañana con Elena en cuanto empecé a sentir tanta excitación, morbo y deseo. Si bien al principio si me estaba frenando el tema de la infidelidad, el morbo y placer del momento fueron superiores y me dominaron por completo.

El día posterior a esa experiencia descubrí que el mundo ciertamente no se había terminado. Aparentemente todo parecía continuar igual que antes en nuestras vidas y  matrimonio. Nada parecía haber cambiado. Lo peor de todo y lo que más me asustaba, es que estaba empezando a  asimilar que el ser infiel, al fin y al cabo, no era tan malo si era por una causa justificada. La búsqueda del placer y cariño que no encontraba con mi pareja. Solo trataba de autoengañarme.

Volviendo al presente y realidad, hoy le tocaba a Elena pasarse de nuevo por nuestro piso. Momentos después de mi experiencia con ella empecé a ser consciente de que más temprano que tarde volveríamos a coincidir. ¿ Qué ocurriría entonces ? ¿ Cuál sería mi reacción ? ¿ Cuál sería la suya ? El tiempo es un gran compañero para la reflexión, y ya que yo no había dejado de darle vueltas a lo ocurrido durante todo este tiempo, lo mismo habría ocurrido desde el punto de visto de Elena. Llegando también a sus propias conclusiones.

Seguía divagando sobre todos estos temas cuando de repente escucho cerrarse la puerta de la entrada con llave. Mi mujer se había ido por fin a trabajar. Y está vez si estaba completamente seguro de que nadie había entrado en casa. Empecé entonces a sentir una mezcla de pánico, excitación y morbo ante la inminente llegada de Elena. ¿ Que voy a hacer ? ¿ Que hará Elena ? ¿ Volvería a surgir algo de carácter sexual ? ¿ Cual sería nuestro siguiente paso ? Después de mucho meditar opté por la que creía la solución más cómoda o sencilla: actuar como si nada hubiese pasado es espera de que ella diese el primer paso sacando el tema y mostrando su punto de vista. En función de todo ello empezaría a meditar sobre mi respuesta y las implicaciones que ello supondría.

Todavía seguía en cama y ya iban siendo horas de levantarse. Así que dándole un golpe seco hacia atrás a la sábana que me cubría me levanté, me duché, me vestí con un pantalón de chandal y una camiseta blanca, y me moví a la cocina a preparar el desayuno que terminé de tomar en el salón. Mientras me recostaba en el sofá con una revista.

Entre unas cosas y otras dieron las 10 de la mañana y Elena todavía no había llegado. Luego dieron las 11 y seguía sin llegar. Luego las 12 y tampoco. Por lo que llegados a este punto supuse entonces que todo habría vuelto a su cauce normal. Que Elena habría retomado su horario habitual de las tardes. Horario en el que mi mujer también solía llegar a casa. Por lo que simplemente hablar de lo ocurrido sería imposible. Por un lado me sentí liberado de toda esta presión pero por otro me sentí un poco decepcionado. Así que suspiré profundamente y eché un rápido vistazo al móvil, que dejé sobre la mesita, para comprobar que no tenía ninguna llamada perdida. Acerqué el ipod, me puse los auriculares, la música a todo volumen y continué con la lectura de una de las revistas que tenía por allí tiradas recostado a lo largo del sofá.

Tan solo unos minutos después mientras seguía totalmente inmerso en la lectura de la revista anterior y escuchando música a todo volumen la sed se apodera de mí. Decido entonces ir a por un poco de zumo de naranja que se encuentra en la nevera de la cocina.

Me incorporo dejando el ipod y la revista sobre la mesa para salir del salón y llegar al hall de la entrada. Sin embargo fue cuando ya prácticamente había atravesado todo el hall que giró bruscamente mi cabeza hacia atrás clavando mi vista a la cerradura de la puerta. El corazón me dio un vuelco y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. En la cerradura de la puerta de la entrada se encontraban puestas unas llaves. Eran las llaves de Elena, el llavero con forma de patito que las contenía era inconfundible. Suele dejarlas siempre puestas por dentro después de haber echado la cerradura cuando se encuentra sola en casa. Y no debía haber pasado mucho tiempo tan solo hacía unos minutos que había puesto el ipod.

El sofá del salón, solo es visible parcialmente desde el hall de la entrada. Por lo tanto a no ser que entrases explícitamente solo alcanzarías a ver si alguien está sentado en él de forma natural. Y este no era el caso ya que yo me encontraba recostado a lo largo del mismo y encima leyendo en silencio con la Tv apagada. Supuse todo esto porque Elena vendría directamente a saludarme antes de empezar las tareas aún a pesar de lo del otro día. Ante todo es una gran profesional muy eficiente y comprometida en sus tareas y sobre todo una gran amiga mía y de Laura. Aunque a partir del otro día creo que más mía que de Laura.

Elena se llevaría un buen susto si no acudía cuanto antes a su encuentro. Tan solo quería saludarla, comentarle que andaba por aquí y regresar a mi sofá sin más pretensiones. Aceleré entonces el paso para dirigirme a la cocina que da a un balcón donde se encuentra un armario con diferentes accesorios de limpieza. Era posible que estuviese por ahí si acababa de llegar. Y no podía haber pasado mucho tiempo ya que tan solo llevaba unos minutos con el ipod puesto.

Avancé por la cocina hasta el balcón cuya puerta permanecía abierta pero tampoco había nadie. Recorro con mi vista los diferentes rincones del balcón y en una esquina del suelo alcanzó a ver unos botines de chica. Eran los botines de Elena. Se había descalzado. Dejé entonces el balcón y la cocina para pasillo adelante empezar su búsqueda en las diferentes estancias del piso.

Primero llego al baño que se encuentra al principio del pasillo, entro, un rápido vistazo y nada. Enfrente de este baño se encuentra una pequeña habitación  a la que me dirijo y con otro rápido vistazo compruebo que tampoco hay nadie. Prosigo por el pasillo hasta llegar a la segunda habitación,  ubicada a la izquierda del pasillo, para comprobar que tampoco había nadie. De nuevo pasillo adelante llego a una tercera habitación con un baño en su interior. Tampoco hay suerte. Otra vez pasillo adelante hasta el final del mismo donde se encuentra nuestra habitación de matrimonio. Me asomo a la puerta y allí la veo. ¡ Por fin !

Se encontraba de espaldas recogiendo mi pijama, el que previamente había dejado encima de la cama después de haberme duchado.  Elena vestía un pantalón vaquero ajustado de color azul, camiseta de color negro también ajustada, con un dibujo de mariposas de color rosa y unos hermosos pies visibles a través de las medias color carne transparentes. Estaba acercándose la parte superior de mi pijama a su cara con las dos manos. Supuse que para comprobar si olí a sudor o no y echarla a lavar. La verdad es que somos como de la familia después de tantos años juntos.

Al estar yo descalzo Elena no habría sentido el ruido de mis pasos buscando por el piso y llegando a la entrada de mí habitación, por lo que intuí que se iba a asustar bastante si le hablaba ahora mismo. Pero tampoco podía hacer mucho más así que estaba a punto de darle los buenos días cuando veo que, cubriéndose la nariz y boca con la parte superior de mi pijama, no solo comienza a olerla sino que también escucho como comienza a respirar de forma profunda a través de ella presionándola más y más contra su cara.

Instintivamente ahora si que traté de hacer todo el mínimo ruido posible. Dí un par de pasos hacia atrás situándome justo detrás del marco de la puerta para así poder observarla sin ser visto y esperar al momento oportuno para entrar.  Joder. ¿ Y ahora que hago ?  Creo que había llegado a un punto de inflexión. O bien entraba ya en escena o esto podría pasar a un nivel totalmente diferente de un momento a otro. Y creo que realmente en el fondo yo deseaba llegar a ese otro nivel.

Elena se sienta entonces en el borde de la cama con el cuerpo medio girado y de espaldas a la puerta. Por el gesto de sus brazos pude intuir que movía ligeramente mi prenda arriba y abajo sin dejar de respirar profundamente a través de ella. Luego comencé a escuchar como también respiraba profundamente a través de su boca abierta. Así durante bastante tiempo. Creo que las respiraciones a menudo se mezclaban con suspiros de placer. ¡ Se estaba excitando con mi pijama !

Momentos después y con gran delicadeza deja mi prenda sobre la cama para coger la parte inferior de mi pijama. Y ubicando sus manos en la zona de la entrepierna de la prenda, la que roza con mi sexo por las noches, se la lleva a su cara para presionarla contra ella y repetir los juegos de respiraciones que anteriormente había realizado con mi otra parte del pijama. Pero ahora su respiración era mucho más intensa y los suspiros que  si eran de un intenso placer.

Prosiguió un tiempo de esta manera hasta que una de sus manos se desplazó para alcanzar la parte superior de mi pijama. La cual había puesto previamente sobre la cama. La coge y separando levemente sus piernas la coloca sobre el lugar donde éstas se unen, su sexo, presionándola con sus manos sobre él. Comienza entonces a frotarse con ella en una serie de movimientos muy suaves, sensuales y eróticos. Tanto de tipo vertical como circular. Alternando con intensas presiones de la prenda sobre su sexo mientras va dejándose caer sobre la cama muy despacio.

A continuación las manos de Elena se introducen en interior de su ajustada camiseta para con una serie de movimientos deshacerse del sujetador que coloca sobre la cama. Retomando de nuevo los juegos anteriores con mis prendas sobre su cuerpo. El ver como Elena se estaba deleitando con todo mi pijama por su cuerpo y poniéndose tan cachonda me había puesto cachondísimo.

Seguía espiando a través de la puerta, medio escondido, detrás del marco de la misma y apoyado totalmente contra la pared. Mi polla se había puesto muy dura por lo que había teniendo que posicionarla de forma vertical contra la pared. Presionando mi polla contra la pared.

Elena comenzó a continuación a llevarse la parte superior de mi pijama desde el lugar donde se encontraba, en su sexo entre sus pierna, hasta sus tetas. Dejándola debajo de su ajustada camiseta. Una vez en sus tetas comenzó a sobárselas con mi prenda mientras suspiraba y jadeaba con más y más deseo. ¿ Habría hecho esto más veces ? ¿ Sería a raíz de la última experiencia conmigo ? Al igual que le estaba ocurriendo a Elena yo también me estaba volviendo loco de deseo.

Momentos después se incorpora levemente y con las dos manos Elena se quita su camiseta cayendo hacia abajo mi prenda que estaba dentro entre sus tetas. Deja su camiseta delicadamente sobre la cama y aprovecha para desabrochar el botón de su pantalón vaquero y bajar la cremallera.

Dios, estaba observando sus tetas por primera vez al aire libre. Eran preciosas, muy redonditas, y ni excesivamente grandes, ni por supuesto pequeñas. Calculo que con una de mis manos podría abarcar uno de ellas en un 90%. Sus pezones tenían una tez rosada deliciosa y se veían muy duros. Sin lugar a dudas sentiría el duro roce de sus duros pezones en mis palmas. Me estaba matando el pensar en primero acariciar delicadamente sus senos y pezones para luego besarlos y mordisquearlos sin prisa. Como los deseaba. Como la deseaba.

Elena vuelve a recostarse sobre la cama y mientras con una de sus manos coge de nuevo la parte superior de mi pijama, que se había caído, para llevarla hacia sus desnudas tetas, la otra mano acerca la parte inferior de mi pijama, mi pantalón,  para dejarla sobre su barriga. Comienza entonces a deslizarla hacia abajo muy despacio mientras se va frotando con ella.

Al llegar al borde superior de su braga se para un breve instante para a continuación introducirlo por debajo de la misma llegando así a su coño. Permanece así un buen rato, con un suave abrir y cerrar de piernas. Acompañado por el masaje que a su vez se está dando en sus desnudas tetas con mi otra prenda. Su respiración es profunda ¡ Se estaba masturbando con mi pijama !

A continuación, más tarde que temprano, retiró la parte inferior de mi pijama, la cual se encontraba en contacto directo con su coño, dentro de sus bragas. Mí prenda salió bastante mojada con sus fluidos. Pero lejos de apartarla se la llevó hasta su cara para cubrirse totalmente la boca y nariz con ella. Comenzando no ya a respirar a través de ella sino directamente a jadear. Su nariz, boca, labios y lengua estarían saboreando la explosiva mezcla del aroma de mi sexo y sus propios fluidos. Una de sus manos movía esta prenda muy despacio por su cara mientras la otra abandonó sus tetas para dirigirse a apaciguar el fuego de su ardiente coño.

No podía estar pasando. Esto era mucho más de lo que habría imaginado. Mi cuerpo estaba experimentando un clímax ahogado por tener que permanecer escondido y eso me mataba. En esos momentos no me apetecía entrar a valorar ni si esto era moralmente correcto ni mucho menos el tema de la infidelidad. Total, pensaba para mí, la diferencia entre una infidelidad y dos debe ser prácticamente nula. Mi mente ya no pensaba de ni de forma racional ni coherente, estaba demasiado cachondo. Para que vamos a engañarnos, era mi polla la que mandaba. En esos momentos me hubiese gustado entrar en la habitación para situándome junto a Elena y salándome todo preliminar, introducir mi dura y ardiente polla en su mojado y ardiente coño, follando juntos con locura hasta corrernos.

Pero el intentar algo así, apareciendo de repente e imprevisto en la habitación, tendría consecuencias fatales, ya que el susto de muerte que se llevaría al pensarse que estaba sola en el piso sería monumental. Por lo tanto tenía que buscar la forma de interrumpir su inminente orgasmo pero sin provocarle un ataque cardíaco. Mil ideas vagaban a la velocidad de la luz por mi mente y ninguna lo suficientemente buena o mínimamente aceptable. Tendría escoger alguna de las menos malas ya mismo porque el tiempo se me estaba acabando. Y se me ocurrió que quizás si la llamase a su teléfono móvil con cualquier excusa, podría provocar que solo tuviese un ligero sobresalto. Interrumpiéndola momentáneamente y sin mayores consecuencias. Luego podría ir improvisando algo para lograr el acercamiento a la habitación.

Recordé entonces que había dejado el móvil en la mesita del salón así que en silencio y como el rayo me fui a por él. Mientras regresaba a mi escondite iba buscando el número de Elena en la lista de contactos del teléfono. Una vez ya en mi escondite marco el número de Elena y un par de segundos después comienza a sonar dentro de su pantalón.

Sé que me estaba arriesgando mucho al estar llamando desde tan cerca pero quería comprobar cada una de sus reacciones antes de retirarme a hablar desde otro lado.

Según lo previsto al empezar a sonar se sobresalta ligeramente bajando la intensidad de sus movimientos. Como sigue sonando simplemente opta por quedarse quieta, inmóvil, esperando a que el sonido cese para continuar. Pero el móvil continúa sonando por lo que con un gesto de desaprobación introduce su mano en el pantalón, lo retira, mira el display y una cara de sorpresa se dibuja en su rostro. Sigue contemplando el display pero sin coger la llamada por lo que empiezo a desesperarme puesto que parecía que el plan iba a fallar. No es así, de repente veo que se lo acerca hacia su oído en un ademán de descolgar. Comienzo a alejarme a toda velocidad y en silencio hacia el lugar más alejado posible, el balcón de la cocina, para que no pueda escucharme, arrimando ligeramente la puerta al llegar. Comienzo entonces a improvisar.

-¿ SI ? ¿ Carlos ? -pregunta Elena por teléfono

-Hola Elena -le contesto en voz baja -disculpa que te llame ahora y que no pueda hablar más alto. Estoy a 300km y necesito una dirección de la agenda que se encuentra encima del aparador de mi habitación -le digo para tranquilizarla y que no salga pitando de la habitación -El tema es si podrías pasarte hoy un poco antes por el piso y facilitármela. Me urge mucho y me harías un gran favor. Laura hoy no llega hasta pasada la medianoche a casa así que no puedo contar con ella. Por eso me he tomado la libertad de molestarte.

-Faltaría más Carlos -contesta Elena con una sonrisa y en tono agradable -Pues estás de suerte ya que estoy en tú piso. Hoy me he pasado antes. Un momento que voy a tú habitación.

-Que bueno que estés ahí -contesto sonriendo pícaramente -no te preocupes que espero.

-Ya la veo -apunta Elena -¿ Qué dirección necesitas ?

-Román -le contesto -la dirección de Román.

-Aquí está -contesta Elena unos segundos después -¿ Tienes para escribir ?

-Sí, sí, dime -respondo rápidamente

-Sí es Avenida Perales Nº 324 Bloque 2 9º -responde Elena pausadamente.

-Muchas gracias Elena. Esto...Elena... -intento mantenerla en línea y expectante.

-De nada Carlos. Sí, dime -contesta Elena con una amable sonrisa.

-Es sobre lo del otro día -empiezo a hablarle  -Elena, no sé como afrontar una conversación sobre eso contigo. Ni lo que tú habrás estado pensando sobre el tema pero no he dejado de pensar en ello -continúe rompiendo mi regla de esperar a dar el segundo paso. Pero supongo que la situación así lo requería.

-Carlos... -trata de interrumpirme Elena con voz tenue.

-Espera Elena -la interrumpo para continuar -sé que fue una infidelidad y que seguramente lo último que tú desees sea interponerte en nuestro matrimonio. Pero necesito decirte que el único culpable y responsable de todo lo ocurrido soy yo.

-Carlos... -intentando Elena hablarme de nuevo.

-Necesito decirte -interrumpiéndola yo a su vez -que no he dejado de revivir aquella situación una y otra vez y no me arrepiento. He sentido algo muy intenso en todos los sentidos.

-Carlos, déjame hablar -trata de añadir Elena ahora con mayor insistencia - Tampoco he dejado de pensar en ello desde ese momento. Pero entiéndeme no puedo interponerme, aparecer de repente y...

-Lo sé Elena y te entiendo. De todas formas hay algo más importante que quiero comentarte ahora mismo -interrumpiéndola de nuevo antes -pero no quiero que te asustes. Así que si todavía sigues en la habitación de casa, por favor, siéntate sobre la cama.

-Carlos, para no querer asustarme me estas asustando -contesta Elena con tono de preocupación -¿ Que ocurre ? ¡ No habrás hecho ninguna locura con tu matrimonio !

-No, no se trata de eso en este momento. La llamada que acabo de hacerte no era por el tema de la dirección -comienzo a hablarle en calma.

-¿ Como dices ? ¿ No entiendo ? -contesta Elena con mucha inquietud.

-Era una simple disculpa para hablar contigo porque sabía que estabas en el piso -le digo sin detenerme - Concretamente en mi habitación.

-¿ Que ? -exclama Elena con preocupación levantándose de la cama-¿ Has puesto cámaras ? -mientras con su vista a recorre todas las esquinas de la habitación.

-No -le contesto pausadamente -sabes que nos conocemos desde hace mucho tiempo y antes que una relación laboral existe una de amistad. Tanto Laura como yo seríamos incapaces de poner cámaras y no haberte advertido de ello -continúo hablándole -no te asustes Elena, pero no estoy a 300km de distancia sino mucho más cerca.

-¿ Como ? ¿ A qué estás jugando Carlos ? -contesta Elena muy inquieta tratando de ponerse el sujetador y camiseta pero fracasando en el intento.

-No te asustes, pero estoy muy cerca tuya -le contesto con una pausa -en casa.

-¿ Qué ? ¿ No había nadie cuando llegué ? -exclama incrédula intentando de nuevo colocarse el sujetador con mucha celeridad -Comprobé cada una de las estancias de la casa.

-Espera, todo tiene una explicación -trato de calmarla -cuando has llegado a casa me encontraba recostado sobre el sofá del salón, leyendo y escuchando música con el ipod. Por eso ni tú me habrás visto, a no ser que hubieses entrado completamente hasta el fondo del salón, ni yo te he podido escucharte llegar al tener el ipod conectado. Luego vi tus llaves en la cerradura y comencé a buscarte por todo el piso -sigo hablándole mientras comienzo a avanzar hacia la habitación.

Elena permanece muda, inmóvil, escuchándome.

-Después de recorrer todo el piso para saludarte e informarte de mi presencia, finalmente te encontré en mi habitación -le digo tratando de hablar muy dulcemente -y... -mientras abro la puerta de la habitación despacio y apago el móvil.

Sobraban todas las explicaciones o justificaciones a partir de ese punto. Elena se encontraba sentada en el borde de la cama sin haberse puesto la camiseta ni sujetador. No le había dado tiempo, y finalmente había desistido. ¿ Para qué intentarlo si creía que yo ya habría descubierto todo ? Simplemente se tapaba el pecho con sus brazos. Estaba pensativa, cabizbaja, sin mirar hacia mí que me encontraba de pie dentro de la habitación, al lado de la puerta.

-Carlos, dime -me pregunta con la mirada perdida y en un tono más pausado, diría que tranquilo -¿ Me has estado espiando ? -mirándome ahora a los ojos y con un sentimiento como de arrepentimiento.

-No fue mi intención -le contesto acercándome para sentarme al borde de la cama junto a ella -Te vi de espaldas y como no quería asustarte decidí esperar un instante a una mejor opción. Pero los minutos empezaron a pasar y ya no supe como.

-Me quiero morir, estoy muy avergonzada -me contesta mirándome fijamente -Yo no soy así, nunca antes había hecho esto. Ni en tu casa ni mucho menos en ninguna otra. Siempre me he tomado el trabajo muy en serio. No sé que me ha pasado.

-Elena -tratando de animarla -por supuesto. No te preocupes, son muchos años juntos y Laura y yo sabemos perfectamente lo eficiente que has sido siempre. De haber un culpable ese soy yo, sin lugar a dudas, por haber empezado todo esto el otro día.

-Como te decía tampoco he dejado de darle vueltas a aquello -me responde Elena -y después estando en tú casa, creyéndome sola, en vuestra habitación, tocando tu pijama y sintiéndote tan cerca... Dios, si se entera Laura me mata.

-Como te había dicho -le digo mientras acaricio sus hombros -si yo no hubiese empezado todo esto el otro día no habría pasado nada. Tú no tienes culpa de nada Elena. Lo que ocurra entre Laura y yo es únicamente responsabilidad mía.

Así como estamos, sentados uno al lado del otro, la abrazo lateralmente contra mí y dándole un fuerte y largo beso en la mejilla. Elena mantiene su mirada perdida mientras mantiene sus desnudos senos tapados con sus manos y brazos.

-Que vergüenza -continúa Elena mientras noto como ha agradecido mi beso en su mejilla.

-Bueno, ya estamos empatados en cuanto a pilladas de situaciones comprometidas -le digo sonriendo para tratar de ayudarla a cortar la tensa situación mientras le doy otro beso en la mejilla.

-Ya -me contesta con una ligera sonrisa.

-Así que entiendo perfectamente como te sientes -le digo -y no tienes que preocuparte por nada -continúo mientras le doy otro beso en la mejilla -Recuerda que el otro día la situación era totalmente a la inversa -le digo sonriendo de nuevo al tiempo que acaricio sus hombros.

No contesta, pero sonríe con la mirada perdida. Momento que aprovecho para volver a abrazarla de medio lado dándole un nuevo prolongado beso en su mejilla. A medida que va pasando el tiempo y seguimos charlando noto como se va sintiendo más cómoda y relajada.

-No me arrepiento de aquello -le digo nuevamente .Sentí mucho más que el placer de una simple placentera paja.

-Empecé a recoger la ropa como siempre yen cuanto le llegó el turno a tu pijama... sentí el olor a ti en la parte superior de él -me contesta Elena -Empecé a revivir aquella situación acompañada de mi deseo por ti, sintiéndome sola en tu habitación y en el piso... me dejé llevar demasiado lejos.

-Mientras te veía sentía irrefrenables deseos por entrar para estar contigo pero sin que el momento se estropease -le contesto -sentía mucha impotencia ante esa situación. Quería estar contigo y ser yo el protagonista y no el pijama.

-Por eso recibiste una inoportuna llamada -continúo mientras acercándome le susurro al oído -porque de ninguna manera quería que llegases sola clímax. Necesitaba sentirte a mi lado, sentir el roce de tu cuerpo, su calor y su olor. Sentir como nos correríamos juntos fuertemente abrazados el uno al otro

No sé si fueron mis palabras, mi presencia, la situación o una mezcla de todo pero noté como comenzó a sentirse más relajada, y como su respiración se aceleraba. Al tiempo que yo comenzaba a sentir cada vez más deseos de hacerle el amor. Coloqué mis manos sobre sus hombros y la giré hacia mí para darle un prolongado beso en los labios.

Elena entrecerró sus ojos y participó del beso, buscando el contacto completo de sus labios con los míos. Esperando a que mi lengua diese el primer paso para soltar el freno de la suya. Y así ocurrió, después de haber mojado nuestros labios mutuamente con nuestra saliva durante esta ininterrumpida secuencia de besos, mi lengua entró dentro de su boca buscando la suya. Se encontraron de inmediato y fue entonces cuando todo nuestro placer y deseo contenidos se dispararon.

-Te deseo -le digo a Elena con respiración entrecortada y voz muy cálida.

Elena alejó entonces sus brazos de su pecho para abrazarme con fuerza. Sus tetas estaban ahora chocando contra mi camiseta que me apuré a quitar de inmediato. Ardía en deseos de sentir todo su cuerpo contra el mío.

Permanecimos así un buen rato, rozando nuestro pechos desnudos el uno contra el otro, mientras seguíamos con nuestros ardientes y húmedos besos acompañados del recorrer de nuestras manos por la espalda del otro. A continuación nos dejamos caer hacia atrás sobre la cama. El desenfreno ya era total. Nuestras piernas se enredaban la una con la otra buscando el contacto, el roce y la presión de nuestros sexos a través de nuestra ropa. Rodando sin control sobre la cama.

Primero ambos de lado fuertemente abrazados. Mi dura polla saltaría como un resorte a través del chandal que llevo puesto sino fuera que me encuentro tan fuertemente pegado a ella. Su coño es el que supongo debería estar notando esta duro elemento. Presión que su deduje le encantaba porque comencé a notar el calor y humedad de su coño contra mi polla.

Momentos después es Elena la que empieza a girar para situarse encima. Separándose ligeramente por momentos mientras me sonríe y me mira con ojos de deseo. Quizás para que pueda observar sus senos y duros pezones moverse al aire libre sobre mí. Eso me vuelve loco y creo que ella se da cuenta ya que alarga más y más tanto esos momentos como su sonrisa. Todo ello mientras una de sus manos baja a mi entrepierna y soba mi polla con la mano abierta por encima del pantalón del chandal. ¿ Quiere matarme ya ?

Finalmente consigo liberarme de Elena girándola por completo y poniéndola esta vez bajo mía. Ahora es ella la que se siente indefensa, preguntándome con la mirada que sería lo próximo que le haría. Prácticamente inmóvil y ligeramente separado llevo una de mis manos a su cuello, lo acaricio y subo con mi mano hasta su cara. Llego a su boca y sitúo dos de mis dedos sobre sus húmedos labios. Sus labios  rápidamente se apresuran a besar e intentar morder esos dedos. Poco a poco empiezo a introducirlos en su boca y al momento empieza a chupármelos muy suavemente, simulando lo que sería una felación.

Clavando su mirada en la mía con ojos de deseo.  Ambos captamos el mensaje.

Disfruto observando el movimiento de sus senos moverse al compás de las profundas respiraciones y suspiros de deseo que se escapan de Elena. Estamos muy calientes, demasiado diría yo, aunque nunca es demasiado. Retiro suavemente mis dedos de la boca de Elena con mucha dificultad, tratando ella de evitarlo, aunque no lo consigue. Una vez libres mis manos bajan por sus hombros para detenerse brevemente en sus senos. Los acaricio y noto ahora sí el roce de sus duros pezones sobre las palmas de mis manos.

Me separo y retiro su pantalón vaquero mientras ella me ayuda a deshacerse de él con el  movimiento de sus piernas. Mi visión se recrea en su cuerpo desnudo tapado únicamente por sus bragas. Estas son de color blanco, prácticamente opacas, con un borde de color rosa intenso y adornadas por delante con alguna que otra sutil mariposa de color azul celeste. Elena muerde su labio inferior y sigue respirando profundamente. Es consciente de que estoy disfrutando de placer recreándome con la visión de su cuerpo y bragas. Y esto retro alimenta nuestro placer mutuamente.

La miro fugazmente y dirijo mi mirada a su sexo, empezando a bajar mi cara para situar  una de mis mejillas sobre sus bragas. Noto su húmedo contacto y como su aroma empieza a embriagarme. Elena suspira y gime. Repito a continuación con mi otra mejilla acariciando sus piernas muy despacio. Simulando que la estoy arañando con sutiles presiones de las yemas de mis dedos.  A continuación giro mi cara para ponerla de frente. Contra su coño. Presionándola ligeramente contra su sexo y realizando suaves movimientos arriba y abajo con mi mentón. Sus gemidos comienzan a ser mucho más intensos.

Después de un rato así procedo a incorporarme de nuevo para quitarle las bragas. Puedo adivinar e incluso sentir como está sufriendo de intenso placer.  Su coño es precioso, está muy cuidado, con poco vello púbico y muy mojado en estos momentos. Desprende un aroma que me hace enloquecer. Una vez liberada de sus bragas y mientras voy acercando mi cara para hundirla en su desnudo coño, mis manos se van situando en sus nalgas para con una leve presión elevarlas ligeramente.  Pretendiendo de esta forma acelerar el encuentro de su coño con mi cara. Elena me ayuda en la operación.

Ambos sí que ya estamos demasiado cachondos y calientes. Elena jadea y ahora es ella la que realiza movimientos pélvicos arriba y abajo para que mi boca, lengua y nariz puedan abarcar y disfrutar de todos los rincones de su coño. Sus manos mientras tanto acarician mi pelo, parte de mi cara visible, y mi cuello, alternando con presiones de mi cabeza hacia su profunda cueva. Ambos gemimos de intenso placer. Desearía estar horas jugando así.

No aguanto más, y creo que Elena tampoco, sigo encima pero me incorporo solo ligeramente. Lo suficiente como para deshacerme del chandal y mi ropa interior, un bóxer ajustado. Libre de él mi dura polla salta como un resorte balanceándose unos instantes antes de quedar completamente rígida. Elena está observando todo desde abajo extasiada de placer. En el momento de ver mi polla rígida sus manos se van instintivamente hacia ella para apretarla muy fuerte y empezar una deliciosa paja. No sabría decir a quien le está dando más placer todo esto.Jadeo de placer y respiro profundamente.  Me encanta la paja con sus manos sobre ella, pero estoy tan cachondo que no podría aguantar mucho en estos momentos y quiero que Elena sienta mi polla dentro de su coño.

Cuidadosamente separo sus manos de mi polla que se van a mi cuello para comerme literalmente la boca con su boca. Mientras yo con una de mis manos me agarro la polla para situarla en la entrada de su coño. Elena comienza a respirar profundamente y gemir porque sabe que está a punto de recibirla dentro de su coño, está completamente cachonda y fuera de sí. Ambos lo estamos.

Comienzo a introducirla muy despacio. Jadea y me aprieta muy fuerte contra su cuerpo desnudo. Quiere empezar a moverse pero no le dejo. Después de una pausa retiro mi polla poco a poco pero sin llegar a sacarla por completo. A continuación vuelvo a introducirla hasta el fondo pero esta vez un poco más rápido. Y así sucesivamente incrementando la velocidad poco a poco hasta que estamos follando como locos. Casi diría que sin control.  Los dos estamos gimiendo como posesos y en un desenfreno de movimientos disfrutando de un placer diría que extremo.

-Elena, no aguanto más, voy a correrme -le digo extasiado

-Córrete conmigo Carlos -responde Elena igualmente extasiada -Puedes correrte dentro, tomo precauciones -apostilla.

-Desearía correrme dentro de ti -le indico.

-Me encantaría Carlos -me responde casi suplicando -Si, por favor.

Su boca comiendo mi boca con locura y viceversa. Sus manos arañando y apretando con fuerza y ya sin control toda mi espalda. Las mías una en su nuca para poder comer mejor nuestras bocas y otra en su culo para apretar más su coño contra mí. Con uno de mis dedos casi cayendo hacia la entrada de su trasero.

-Me corro Elena -le digo avisándola de lo inminente.

-Sí Carlos, sí -contesta Elena comenzando su orgasmo

Y al instante comienzo a correrme junto con ella. Dentro de ella. Con intensas penetraciones acompañadas de fuertes sacudidas. Una, y otra, y otra, ... así durante un tiempo indeterminado a medida que poco a poco íbamos perdiendo la intensidad del momento. Depositando toda mi semen en la parte más profunda de su coño. Mezclándose con sus fluidos. Hasta que nuestros dos cuerpos terminan completamente fusionados el uno con el otro.

Permanecimos así durante varios minutos sin decirnos nada. Simplemente disfrutando del momento. Acariciándonos. Besándonos.