La asistenta (2)
Despues del 68, yo quedé debiéndole una... ahora se la pago.
Se puso en pie frente a mí, se desabrochó el short y lo dejó caer al suelo, mostrándome un precioso tanga a juego con el sujetador que yacía en el suelo sobre su blusa, me tendió la mano, se la cogí y dándose la vuelta dejándome contemplar su precioso trasero, comenzó a caminar y me dijo:
Vamos a tu despacho
Cruzamos el pasillo cogidos de la mano, el contoneo de sus caderas y su precioso trasero, totalmente visible bajo el minúsculo tanga me estaban embelesando.
Llegamos al despacho, ella se reclinó sobre la mesa apartando a un lado y a otro los papeles, el teclado del ordenador, y el resto de cosas que había sobre el escritorio, ofreciéndome una preciosa vista de su trasero.
Me senté en el sillón justo tras ella, acaricié sus redondas y firmes nalgas, acerqué mi cara y las besé suavemente. Ella ya había hecho hueco en el escritorio y sus tetas descansaban sobre el tablero mientras yo separaba el humedecido tanga y lamía sus nalgas acercándome a su ano.
Ella se dejaba hacer, ronroneando, pero de pronto se hizo a un lado y dijo:
Me voy a poner un poco más cómoda.
Se subió al tablero de la mesa, sentándose frente a mí, y puso sus pies sobre mi pecho.
Cogí uno de ellos y comencé a lamer y a chupar su dedo gordo, la miré y ella tenía los ojos cerrados, y se mordía el labio inferior. Parece que le gustaba aquello, seguí jugando con sus dedos un poco más pero pronto fue ascendiendo, besando sus piernas suavemente en dirección a sus muslos.
Sus piernas estaban ya sobre mis hombros, cruzó sus pies a mi espalda, como para impedir que me moviese de allí, mis manos acariciaban sus caderas, su cintura, la cara externa de sus muslos.. y mi boca se dirigía hacia aquel tanga tan húmedo del que salía aquel maravilloso olor.
Besé su pelvis, su ombligo . Rocé sus labios por encima del tanga con mi barbilla ella suspiraba
Una de sus manos amasaba mi pelo, y con la otra apartaba a un lado su tanga, mostrándome por primera vez aquel coñito perfectamente rasurado
Lo besé suavemente, y me dejé embriagar por el olor de sus jugos. Saqué la lengua y comencé a recorrer sus labios, su clítoris, mis manos acariciaban su cintura y subían hacia sus redondos senos, rocé sus erectos pezones con mis dedos como quien se los encuentra por casualidad, ella reclinó hacia atrás su cabeza, de forma que su coleta rubia se posaba sobre el escritorio.
Mmm que rico me comes el coñito
Está delicioso, me encanta su olor, su sabor mmm
Sigue, mmm
Diciendo esto recostó su espalda sobre el tablero del escritorio, alejando sus pechos del alcance de mis manos, levantando su pelvis, dándome acceso a su ano.
Mi lengua amplió el recorrido, llegando hasta el nuevo orificio que aparecía ante mis ojos, mis dedos bajaron por su vientre, su ombligo, su pelvis .
Introduje la punta de mi lengua en su ano, y este se cerró, mis dedos llegaron al clítoris, lo presionaban suavemente, y ella soltó un breve gemido.
Insistí con mi lengua sobre su ano, al que ya llegaban los jugos que bajaban desde su vagina Metí un dedo en su coñito y lo embadurné de sus líquidos, lo llevé al ano y lo introduje un poco . cedió y se abrió un poco empecé a jugar con mi dedo en su ano mientras llevaba de nuevo mi cara a su entrepierna, para seguir degustando el manjar de sus labios abiertos
Tras unos minutos lamiendo su dulce coñito, chupeteando su botón, jugando con mi dedo untado de sus jugos en su ano ella comenzó a estremecerse, a gemir ruidosamente
Paraaaa, no sigas que me deshagoooo aaaahhh.
Deja que te "torture" un poco más
Nooo apartaaa, que me derritooo .
Derrítete, quiero que te derritas en mi cara.
Sus piernas se cerraron a mi espalda, mientras un escalofrío de placer la recorría entera, su coño palpitaba, unos momentos después sus piernas flojearon y dejaron la presión que ejercían alrededor de mi cuello.
Ahhhh, ha sido increíble . Hacía mucho que no sentía algo así mmmm.
Me alegra haberte hecho disfrutar, mira como se me ha puesto la polla de verte así .
Me encantaría tenerla dentro, pero no me puedo ni mover, no me responden los músculos
No hace falta que te muevas, ya lo haré yo