La asaltante 2

Eva ¿que decidiras?

Llegaron a casa de Eva, la joven española iba a salir, Pero Maria se lo impidió.

-este garaje es oscuro, solitario, espacioso, mmmm estamos solas, sin duda nadie oira tus jadeos – dijo Maria acercando sus labios a los de Eva.

Eva reaccionó dandole una cachetada a Maria, la cual sonreia.

-bien, bien, me gusta ese espiritu guerrero, las mujeres de mi pais se pusieron explosivos dentro de sus coños para llevarse con ellas a sus violadores serbios, asi debes de ser con tu marido, le infundes respeto o mueres matandolo.

-estas enferma – dijo Eva.

-la guerra enferma, pero también la pasión, no sabes las cosas que me pasaron en Yugoslavia, ¿te gustaria saberlo? No, no te gustaria, no quiero contagiarte mis pesadillas – dijo Maria encendiendo los faros del coche y desnudandose.

Salió del coche y se puso delante de los faros, su cuerpo era hermoso pero tambien fuerte y musculoso, marcado con heridas de bala y cicatrices.

-¡mirame hermosa flor! ¡mi flor está marchita por mil batallas! – dijo Maria con una mirada psicotica.

Eva quedó aterrada, pero vió las cicatrices, salió asustada del vehiculo y temblorosa acercó la mano a una herida de bala en el abdomen, al lado de su ombligo saliente, Maria cogió la mano e hizo recorrer su dedo en la herida.

-corriendo hacia un francotirador – dirigió la mano hacia una herida en el pecho derecho – cuando me enfrente a un serbio con un cuchillo – una quemadura en la pierna izquierda – una granada que detonó cerca.

Eva no se daba cuenta de que acariciaba el cuerpo de Maria, salvo por sus señales de batalla, su cuerpo era suave, calido, Maria aprobechó para arrancarle el camison, pudiendo contemplar el cuerpo de su deseo con la luz de los faros.

-hombres y mujeres darian lo que fuera por una noche contigo y tu te entregas a un indigno – decia Maria mientras se acercaba a Eva, que retrocedia hasta caer boca arriba sobre el capó del coche, en ese momento Maria se puso encima de ella.

-¿Por qué te alejas de mi? ¿mi cuerpo es horrible por mis heridas? – preguntó Maria.

-n-no, eres bonita, pero no me gustan las mujeres.

Maria se acercó al oido de Eva y le susurró.

-¿has probado alguna vez la carne de mujer?

-y-yo…

-no, no la has probado – dijo Maria acariciando los pechos de Eva con los suyos – ven conmigo.

Desnuda, con su ak y sus ropas, se llevó a Eva al aseo y se metieron el la ducha, el agua revitalizaba sus cuerpos.

-dios mio, tengo que hacer la sala, fregar, hacer….

-tu unica tarea, preciosa, es liberarte – dijo Maria agarrandola del brazo, hemos de limpiarnos para que nuestras carnes sepan mejor.

Ambas mujeres enjavonaron sus cuerpos, Eva se resistia, pero Maria era más fuerte y no desaprobechava la oportunidad de acariciarla o lamerle la oreja.

Con sus cuerpos aun emanando vapor del agua caliente, fueron al dormitorio, Maria intentó besar a Eva, pero esta la empujó a la cama con desprecio.

-esta bien, preciosa, no sere tan agresiva.

Se tumbó abierta de piernas mientras decia.

-ven tu a saborear mi carne.

Eva no se movió.

Maria fue a por sus pantalones y cogió unas esposas, se esposó las manos a la cama.

-estoy indefensa para ti, liberate preciosa.

Eva aprobechó la oportunidad y fue a la sala a telefonear a la policia mientras Maria soltaba insultos en croata, pero al descolgar el telefono, pensó.

Ella seria detenida, luego su marido apareceria.

Volvera todo a su cauce.

Las palizas

Las amenazas de muerte.

Las violaciones.

La amenaza de que nunca veria a su hija.

Una vida de miedo y esclavitud.