La Arquitecta
Desde hace tres años trabajo como abogado en una empresa inmobiliaria, mi jefe me la presento al segundo día de trabajo; la arquitecta, es una mujer hermosa, toda una hembra choca.
Desde hace tres años trabajo como abogado en una empresa inmobiliaria, mi jefe me la presento al segundo día de trabajo; la arquitecta, es una mujer llenita, de un 1.65 de estatura y con tacones más, de cabello lacio negro, ojos rasgados, labios finos, piel apiñonada, pechos medianos y unas ricas caderas, toda una hembra choca.
Desde que la conocí siempre le he estado coqueteando, nunca ha pasado de un beso robado, y algún faje al calor de las copas en las fiestas de la compañía; ayer, después de varios días de no bajar a su área, me marca a la extensión de la oficina:
ARQUITECTA.- Guido, no encuentro a tu jefe y tengo un problema jurídico aquí.
GUIDO.- Si, arquitecta; solo término una demanda y subo.
A.- Deja lo que estés haciendo, me urge que subas o se nos cae un proyecto.
G.- Esta bien voy, pero eso te va a costar el desayuno.
A.- Sube y mando a Mary por el almuerzo.
G.- Ok, voy.
Dejo lo que tengo estaba haciendo, y subí haciendo, haciendo tiempo; la muy canija como realmente me necesitaba me fue a encontrar a las escaleras; a lo alto, por lo que podía admirar sus botas negras de piel, unos leggins negros pegados y su chamarra de piel negra:
A.- Ándele, apúrale que no tengo su tiempo, ya que no está aquí su jefe, pues alguien tiene que resolver.
G.- Ya voy, ya voy.
Al entrar a su oficina, puedo admirarla plenamente; se quita la chamarra y admiro su juego de aretes de Ámbar y me pierdo observado el dije que hace juego en medio sus pechos, debajo trae ella trae una blusa negra de tela transparente, un sexy brassier de tipo brelet; sentí que mi verga pararse de la excitación y querer poseerla en ese momento, a lo que su voz me rompió la concentración.
A.- Hey, muchachito; la plática es aquí.
G.- Es que la neta, hoy Te Vez Bien Buena
A.- Ya después me matas un pollo, me urge resolver este problema, para ir a la municipalidad.
G.- Ok, concentrémonos en el problema.
Nos topamos con un mal criterio de aplicación de una Ley, que bajara en unos 15 minutos y le tendría los argumentos para su reunión y algunos tips. Baje rápido y argumentar y fundamentar, en cuestión de minutos ya tenía el proyecto listo, justo cuando ella bajo por él.
A.- Ya está mi proyecto.
G.- Aquí esta
A.- Bueno me lo llevo, adiós precioso.
Se acerca a darme un beso en la mejilla, y como estaba sentado en la silla mi escritorio, se agacho para dármelo, pudiendo admirar como ese dije colgaba y me invitaba a perderme en cueva que formaba su blusa y dos lindas estalactitas oprimidas por su brassier, ella muy coqueta se paró y se fue a su reunión.
No podía quitarme la imagen, de cómo iba vestida y mucho menos el deseo de subir a su oficina, cerrar la puerta y ponerme a espalda suya, comenzar a masajear sus hombros, su cuello, masajeando su espalda con crema y aceite, buscando relajarla y poder colar mis manos entre su blusa, disfrutando el contacto de mis manos con su piel, respondiendo su rostro de placer que proporciona el masaje.
Colocando mis manos en sus hombros, lentamente empiezo atacar el frente, a la altura de su tórax, respetando el perímetro permitido por el bralet, convenciéndole que se sentara sobre su escritorio,
y amablemente concederme quitarse la blusa, la abrazo y la recuesto lentamente al unísono caer de folder, papeles y lapiceros que tenía allí, comenzando a besar su frente, sus ojos, sus mejillas, los lóbulos de las orejas, su mentol, y besando muy suave sus labios, disfrutando el aroma y de sabor de su bile sabor cereza.
Pasando de besos suaves a besos apasionados, donde nuestros cuerpos respondieron a cada impulso, imaginar sentir las uñas de sus manos sobre mi espalda cubierta por la camisa, apretándome hacia ella; decidí empezar a besar su cuello y con mucha precisión sobre la vena yugular, al escuchar un pequeño gemido, sigo recorriendo mi camino y mis labios cada vez más van acercándose a ese dije, del que tanto les eh hablado.
Más no quise engolosinarme, aunque la curiosidad es apremiante en descubrir cómo estaban coronados esos lindos senos, de que forma seria esas ricas cerezas que ya se marcaban por la excitación del momento.
Pase de largo, enfocándome en su vientre, e imaginado que en lugar de esos leggins, fueran esos pantalones entallados de piel, con cierra a los lados, bajarlos y poder disfrutar de la maravillosa vista de esta tanga negra, besando la piel blanca de sus ante piernas, subiendo por sus rodillas cruzando por sus muslos y mi comenzando atacar su entrepierna, sus ingles, percibiendo el aroma de su fogosidad y mi curiosidad de saber si esta totalmente depilada o mantiene su depilación tipo bikini, ya sus labios pareciera que tuvieran hambre, o fueran retenidos por un hilo muy negro.
Labios que beso apasionadamente, muerdo y degusto, siendo correspondido por su humedad y la sensación de sentir su clítoris hinchado al rozar de mi lengua; sus gemidos de placer retumban en mis oídos, no importa si se escucha en todo el piso, en toda la oficina, su cuerpo arqueado y sus manos aprentando mi cabeza en busca de mi lengua llegara más al fondo, eran premiadas con oleadas de humedad.
No sé cuántos orgasmos tuvo en ese instante, más su cara rojiza, sus ojos cerrados, su boca entre abierta con su respiración super agitada, más el sentir de su pulso a punto de mil, decidí bajarme el pantalón y el bóxer, dejando libre mi pene, sobándolo entre sus labios, pareciera que estos le besaban, y sus palpitaciones comenzaban a devorarse el glande, la penetre lentamente, casa paso era coronado por un gemido, por hay de placer de dolor, liberando sus senos del bralet y gozándolos como tantos deseos tenia de comérmelos, haciendo el amor de varias poses sobre su escritorio, disfrutando la final su espalda y sus brazos estirados dando vista al techo, comencé a comerme ese rico trasero, primero lento, luego fuertemente, sus gritos de placer me hacían pensar que ya lo sabía hasta la recepcionista y no tardaban en entrar los de seguridad para saber sino la estaba matando; mientras su dije bailo toda la tarde.
Terminamos extasiados y oliendo a sexo toda su oficina; me siento sobre el escritorio y ella en su silla, ella desnuda y con su cara picara, comenzó a masturbarme para luego devorar mi pene, chuparlo, lamberlo hasta saciar su sed de hembra ardiente.
Dieron las ocho de la noche, mi celular rompió el encanto de esta fantasía.
Al día siguiente me tope a la Arquitecta en el elevador, iba de jeans azules, suéter y blusa azul celeste, el cabello suelto planchado, muy guapa. Nos besamos entre la comisura de los labios.
G.- Que guapa viene usted hoy.
A.- Hoy no vengo, sensual como ayer.
G.- No, ayer se veía muy buena.
A.- Si, solo me falto la máscara de látex y mi látigo.
Los dos reímos y mi imaginación se hecho a volar de nuevo.