La apuesta de mi mujer

Por una apuesta ganada se follaron a mi mujer

Me llamo Carlos y mi mujer Marta. Tenemos 50 años y llevamos más de 23 años casados. Mi mujer se mantiene bastante bien porque va con asiduidad al gimnasio, pero sexualmente nuestra vida es un aburrimiento. Por lo menos para mí. Siempre la misma postura y con la luz apagada. Nuestros hijos ya son mayores y los fines de semana estábamos solos casi siempre, pero ni así conseguía que lo hiciéramos más veces.

Un sábado que estábamos los dos solos, me propuso jugar al parchis para salir del aburrimiento de ver la televisión. Le dije que sí, pero con una condición:él que perdía cumpliría tres deseos del otro. Me miró sorprendida y me contestó que ok.

La suerte fue benévola conmigo y gané. Por mi cabeza pasaban muchas opciones, pero me decanté por una. Aproveché el buen tiempo...

Yo: Marta, ¿qué te parece si mañana vamos a la playa? Los chicos se irán muy pronto con los amigos y hace mucho calor.

Marta: Me parece bien. ¿dime que deseos son?

Yo: Ya te los diré. No seas impaciente aunque de todas formas seguro que luego no pagas la apuesta

Marta: Que sí. Ya verás como cumplo mi palabra.

Al día siguiente nos preparamos para ir a la playa. Marta se puso su bañador, no usa bikini porque le da vergüenza y nos fuimos. La sorpresa la tuvo cuando se leyó el cartel que había en el parking: PLAYA NUDISTA.

Marta: Ni loca!! ¿te crees que vamos a tomar el sol en una playa nudista?

Yo: No te preocupes. Además, me lo debes. Este es mi primer deseo.

Marta agachó la cabeza y dijo:

Marta: Vale, pero yo no me voy a desnudar.

Yo: ok. Yo sí, pero no te preocupes. Hay de todo.

Cogimos la bolsa del coche y comenzamos a andar por el sendero. Después de varios minutos divisamos la playa. Era muy tranquila. Se veía muy poco saturada. Únicamente apreciaba  seis o siete personas como mucho.

Yo: Ves!! No hay nadie. Estaremos más tranquilos que en la playa donde vamos. Aquí puedo poner la sombrilla.

Sacamos las toallas y las extendimos. Marta se puso bastante crema y se tumbó bocabajo. Yo me situé debajo de la sombrilla y disimuladamente miré a ambos lados. Nada. Los más cercanos apenas podía verlos aunque intuía que eran pareja. La mente comenzó a maquinar mi plan.

Yo: Marta no hay nadie. Puedes hacer top less. Nadie te verá y no te quedarán marcas.

Marta: Estás loco? Y si viene alguien?

Yo: Si viene alguien te aviso y ya está. Además este es mi segundo deseo

Marta : Joder con los deseos. Si lo sé no apuesto nada.

Se incorporó y miró a ambos lados para confirmar que nadie podía verla con nitidez.

Marta: Vale, quítame el pasador. Uff. En mi vida podía imaginar lo que voy a hacer. Vale, pero un rato solo.

Yo: De eso nada. Estarás hasta que yo diga.

Marta: Qué pesado. Vale, pero te lo advierto. Si viene alguien me tapo.

Rápidamente le quité el pasador y aquellas maravillosas tetas quedaron libres. Mi polla reaccionó de inmediato y Marta se dio cuenta.

Marta: ¿Te has puesto cachondo?

Yo: Es que me da mucho morbo. Con lo mojigata que eres y estás con las tetas libres. Voy a ponerte crema para que no se te quemen.

Marta se bajó el bañador hasta la cintura y le unté crema. Mi polla estaba pidiendo que la liberaran ya. La visión de las tetas de Marta y el morbo que me daba saber que podían verla era demasiado.

La mañana pasaba y yo no paraba de mirarle las tetas y comprobar si teníamos compañía, pero la playa seguía bastante desierta. De repente oí ruidos detrás de nosotros. Marta ni se enteró. Estaría dormida. Me giré y vi dos hombres mayores. Los dos pintaban canas y seguramente tendrían más de 65 años. Se tumbaron a escasos dos metros de nosotros y se quitaron la ropa. El que parecía más viejo se gastaba una tranca inmensa. Se tumbaron y entonces vi un gesto que delató que eran pareja. El más joven se incorporó y le dio un beso. Aquello me aguó la fiesta. Yo esperaba que el morbo de Marta creciera.

Estaba en mis pensamientos cuando Marta se giró hacia mí.

Marta: Eres un cabrón. Te dije que me avisaras. Me han vista las tetas y te ha dado lo mismo.

Yo: Tranquila. Son gays y pareja.

Marta: Se giró hacie ellos y vio como el más viejo se había incorporado y le estaba dando un masaje a su pareja.

Marta: Uff! Menos mal. Estoy por decirle que me lo dé a mí.

Yo: Pues si quieres me acerco y se lo digo.

Marta: Serás capaz. Total. No ven nada en mí.

Me acerqué a nuestros vecinos y me presenté:

Yo: Hola soy Carlos y mi mujer se llama Marta. He visto como le dabas un masaje y mi mujer me ha dicho si tendrías algún inconveniente en darle uno a ella:

Viejo: Yo soy Felipe y mi pareja no habla español. Se llama Berd. Por mi parte no hay ningún problema.

Felipe se lo comentó a su pareja y se levantó. Si antes me había parecido su polla enorme, ahora era más todavía.

Felipe: Le he dicho a Berd que se duerma y luego vendré.

Yo: Marta te presento a Felipe.

Marta se incorporó y sus enormes tetas quedaron expuestas.

Marta: Espero que no le importe.

Felipe: Al contrario. Soy fisioterapeuta y estoy acostumbrada. Tumbate bocabajo que empezamos.

Felipe abrió una botella que traía consigo, se sentó sobre el culo de mi mujer y comenzó el masaje. Yo me senté al lado y mi polla volvió a resurgir. Aunque sabía que era gay, me ponía muy cachondo que otro hombre estuviera masajeando a mi mujer.

Marta estaba en la gloria. De vez en cuando dejaba escapar algún gemido.

Felipe: Marta, date la vuelta y ahora te lo haré por delante.

Eureka! pensé. Seguro que le soba las tetas. Mi sueño se cumplió. Marta se tapó la cara con la camiseta y Felipe se sentó encima de su cintura. Sus manos no paraban de sobar las tetas de mi mujer. Mi polla estaba a punto de explotar cuando me fijé en el paquete de Felipe: tenía la polla dura también. ¿Cómo era posible? De repente un fogonazo me vino a la cabeza. Felipe era bisexual, le gustaban también las mujeres. Esto era el no va más. Marta seguía con sus gemidos, pero esta vez eran distintos. Le estaba gustando que le tocaran las tetas. Felipe me miró y se dió cuenta que le había visto la polla. Me llevé el índice a la boca para indicarle que se callara y continuara.

Felipe continuó con su masaje y yo metí mi mano por dentro del bañador. Cuando creía que lo había visto todo, me sorpendí.

Felipe: Marta te voy a quitar el bañador. Total estás en una playa nudista y no pasa nada.

Mi mujer ni contestó. Mis ojos estaban fuera de las órbitas. Felipe se había incorporado y Marta había levantado la cadera para facilitar que le quitara el bañador. Su coño estaba al aire. Paré de masturbarme porque aquello prometía.

Felipe abrió las piernas a mi mujer y comenzó a masajear los muslos. Mis ojos no le quitaban vista a su polla. Estaba más dura. Sus manos se iban deslizando por los muslos y se desviaban hacia el coño de Marta que dejaba salir suspiros. Poco a poco las manos de Felipe se volvieron más audaces y directamente comenzó a masturbar a Marta. Puede ver cómo le metía y el sacaba dos dedos de su coño. Marta estaba respirando cada vez más fuerte. Me levanté y me acerqué para verlo mejor. Me arrodillé al lado de su cabeza. Marta se quitó la camiseta.

Marta: Ufff. Ahhhh. Carrr.. Carlos me está gustaaandooo.....mucho. No Aaaaahhh. te enfades.

Yo: No te preocupes. No me enfado.

Marta: Es gay ..... y aaaahhh no paaaasa naadaaaahhhh.  No voy aaah podeeer aaaaguantaaar mucho. Ufffffff

Felipe se estaba masturbando con la mano libre  mientras con la otra le estaba haciendo un trabajo de narices a mi mujer. La mojigata de mi mujer estaba disfrutando. Levanté la vista y los ojos de Felipe me indicaron lo que iba a ocurrir

Marta: Me voy, me voy, me voy aaaaaaaaaaahhhhhhhhh.

Marta me agarró la pierna y me clavó las uñas. Se había corrido como nunca. Felipe paró de meterle los dedos y acercó su polla al coño de mi mujer. Marta me miró.

Marta: Qué hace? Por favor, no le dejes.

Yo: Este es mi tercer deseo. Te va a follar otro hombre.

No había terminado de decirlo cuando Felipe se la clavó.

Marta: AAAAAhhh. Es enorme. Carlos, me está follando. Me la ha metido Carlos. Eres un cabronazo. Que no sigaaaaa. Dilee. ufff que... aaa la aaaah saque.

Aquello era demasiado. Agarré mi polla y se la metí en la boca a Marta. Nunca lo había conseguido y ahora me la estaba comiendo. Ni en mis mejores sueños pude imaginarlo.

Marta: Ohhhh. Me coorrrooo otraaaa vez. aahhhh.

Miré a Felipe y todo parecía indicar que estaba a punto de correrse.

Felipe: Putita, te voy a llenar enterita.

Marta se quitó  mi polla de la boca.

Marta: No por favor.

No le dio tiempo. Felipe descargó dentro del coño de Marta. Le cogí nuevamente la cabeza a Marta y se la dirigí a mi polla. Ahora era yo quién me la iba a follar mientras Felipe terminaba de correrse.

Yo: ahoraaaa. me toccaaaa aaaah  míii. Te vaaas a coooomer toddaaaa mi leeeeeche.

Marta intentó separarse, pero se lo impedí. Noté como le llenaba toda la boca. Cuando me separé no tenía nada. Se lo había tragado todo.

Felipe: Ha sido un placer. Me vuelvo a tomar el sol.

Yo: Gracias.

Marta me miró.

Marta: Joder. Me he corrido 2 veces. Eres un cabrón. No vuelvo a apostar nada contigo. Voy a lavarme y nos vamos. El día de playa ha sido completito. Jamás pensé que serías capaz.

Me quedé tumbado viendo como le chorreba el semen por las piernas a mi mujer.  Ahora ya sabía su punto débil.