La apuesta
Aposte con un primo de mi esposo, pagué de una excelente forma y salí ganando
Un sábado por la mañana estaba arreglando la casa, ese día jugaban Barcelona contra Atlético de Madrid, mi esposo invitó a dos de sus amigos con sus esposas, y a un primo de él, quien se llama Samuel. Con Samuel ya me había acostado varias veces, era muy guapo aunque mucho más joven que nosotros, Samuel apenas tenía 23 años. Era triste para mí saber que vería a Samuel y no cogeríamos.
Llego la hora del partido ya estábamos ahí las 7 personas, Samuel es aficionado del Atlético de Madrid y yo del Barcelona, una de las señoras dijo que apostáramos algo. No sabíamos que, pues Samuel quería dinero, 500 pesos,
y a mí no me gusto esa idea. La otra señora dijo que apostáramos los 500 de él, que si yo perdía entonces limpiara la casa de Samuel, los dos estuvimos de acuerdo.
El partido se jugó, el Atlético de Madrid ganó, todos dijeron que tenía que pagar así que le propuse a Samuel vernos el miércoles, seguimos la reunión, la cual fue muy divertida. Llego la hora en que se fueron y todos me recordaron que debía de cumplir la apuesta.
Donde vive Samuel es un pequeño departamento. Tenía que aprovechar ese día, ya que todos me dijeron que fuera, sentía que tenía permiso para ir y darme una rica cogida con Samuel.
El martes fui a una sex shop, quería un disfraz muy sexy de sirvienta, compré el más sexy que había.
Al día siguiente, el miércoles me preparé para ir a ver a Samuel, me vestí de lo más normal, llevaba una pequeña maleta donde iba toda la ropa que usaría para limpiar la casa de Samuel.
Al llegar a su casa, me quiso tocar, le dije que esperara que primero tenía que limpiar. Le pedí entrar al baño para cambiarme, él no sabía porque me iba a cambiar, solo dijo que sí. Dentro del baño me quite la ropa que traía, me puse una tanga negra de hilo dental, un brassier también negro. Después unas medias negras que me llegaban hasta la mitad de los muslos, después el vestido de sirvienta que compre, era negro, me cubría el inicio de los senos y llegaba al nacimiento de las nalgas, la parte de abajo era suelta. Por último me puse unos tacones de plataforma.
Salí del baño, me puse a limpiar la mesa del comedor el me vio, yo me inclinaba un poco lo que le permitía verme las nalgas, se acercó a mí y metió una de sus manos en mi culo. Le quite la mano de mi trasero, y le dije que me dejara limpiar, durante una hora y media estuve limpiando todo, por último limpie el piso, me puse en cuatro para hacerlo, el ya no aguantó se acercó a mi movió mi tanga y me metió la verga en el coño.
P –Aaaahhhh que vergota.
S –Me tienes bien caliente, con ese vestido te ves putisima.
P –Me vestí para ti papi.
Él se movía, sacaba y me metía su verga, yo gemía, sentía como me llenaba, me gustaba la sensación de su pito entrando y saliendo mientras yo estaba vestida así. Mi calentura era enorme, el me daba duras estocadas, yo gemía cada vez más fuerte, comenzaba a gritar, seguramente los vecinos podían escucharme.
Me la saco y me puso en un sillón, me abrió completamente de piernas, me la metió otra vez, los movimientos los controlaba agarrándome de las piernas, su verga llegaba muy profundo.
P –Aaaahhhh dame más verga, cógeme duro.
S –Eres la mejor Pamela, que suerte tiene mi primo.
P –Que suerte tienes tú de que yo sea una puta que nunca se cansa de la verga.
Me hizo llegar al orgasmo, me vine delicioso, empape su verga con mis jugos.
P –Aaaahhhh me haces terminar.
Él seguía moviéndose, yo aún disfrutaba de las sensaciones del orgasmo, sentía como su verga me seguía llenando, de repente me la saco y se vino en el piso.
S –Agáchate puta y limpia con la lengua.
Yo obedecí y limpie todo el semen con mi lengua, como lo recogía con ella, lo echaba a mi boca después lo tragaba. Me levanto y nos sentamos en el sillón. Tocaron la puerta, el abrió era un muchacho que era su vecino de nombre Jesús, de 17 años, él iba a pedirle un libro. Me presentó como su sirvienta, le dijo que se sentará mientras él lo buscaba. Cuando se sentó conmigo me dijo.
J –Ojala mi mamá contratara una sirvienta así.
P –Pero no podría ir así vestida a tu casa.
J –Sí creo que a ella no le gustaría, pero a mí me encantaría.
P –Quiero ayudarte a limpiar.
J -¿Limpiar
qué?
P –Limpiarte la verga con la lengua.
Lo hice ponerse de pie, le baje el pantalón y el bóxer que llevaba, su verga estaba semierecta, me la metí la boca y se la comencé a chupar, mi lengua pasaba por todos lados, el comenzó a gemir, Samuel salió de su cuarto a ver qué pasaba, cuando nos vio dijo.
E –Ya estás de puta, jamás vas a cambiar.
Yo seguí mamando, mi lengua la llevé a su cabeza, ahí él me tomó de los hombros, sus gemidos fueron más fuertes, yo chupaba muy rápido, después lo masturbe con mis labios, los apretaba fuerte y metía y sacaba su verga, era delicioso, el no aguanto más y me llenó la boca de leche. Me la tragué toda.
P –Gracias papi, que rica leche me diste.
Yo me cansé me dormí una rato, no supe en cuando se fue Jesús, eran como las 4 de la tarde, aún tenía tiempo de coger otra vez con Samuel. Lo busqué y no estaba, sobre la mesa del comedor había una nota que decía que tuvo que irse.
Me quede triste pues ya no me cogería otra vez ese día, me metí al baño a cambiarme y salí de su departamento. Iba a salir de los edificios de donde vive Samuel, cuando me despedí del guardia, un señor de unos 50 años, calvo, muy gordo, con una cara muy marcada por el acné. Él me dio la mano, al dársela me jalo hacía la caseta, me metió al baño, me dijo que lo esperara, salió por lo visto a abrir la reja, cerró la caseta con llave y se metió al baño conmigo.
G –No tenemos tiempo, me dijeron que subiera pues había gritos, al subir note que era una mujer cogiendo, y seguramente eras tú.
P – Sí y que quieres cogerme tú también.
G –Sí, gritas bien rico.
Me hizo darle la espalda al ponerme contra la pared, llevaba un vestido el cual me subió, me bajo las bragas, él se bajó el pantalón, escuche como se escupió sobre la verga, se la llenó bien de saliva. Me abrió las nalgas y de un golpe me la metió en el culo.
P –Aaaahhhh cabrón no estoy lubricada.
G –Tranquila, esto será rápido, no tengo tiempo.
El comenzó a meter y sacar su verga de mi ano, yo sentía un poco de dolor, pero estaba muy excitada por la situación y el lugar. Apreté lo más que pude mi ano, él me tenía agarrada de las nalgas, los movimientos los fue acelerando mientras trataba de aguantar sus gemidos, aunque no siempre lo logro, yo quería calentarlo más.
P –Te gusta dármela por el culo.
G –Sí, lo tienes bien rico.
P –Así dame duro por mi culo, llénamelo de verga.
Él se seguía moviendo muy rápido, no aguanto y me lleno de semen el ano. Me la sacó se acomodó el pantalón, me subió las bragas, me bajo el vestido y me dio las gracias. Salí de ahí y me fui hacía mi casa, había sido otro buen día había tenido tres vergas diferentes, dos de las cuales no conocía, definitivamente cada vez era más puta y eso me gustaba muchísimo, me gusta mucho disfrutar del sexo. Me gusta creer que Arturo pensaba que paga una apuesta
y que limpiaba un departamento, sin que él supiera lo que realmente paso.