La apuesta

Trata de un espectáculo en un cabaret de Bangkok (Tailandia)

LA APUESTA

Paseaba yo una noche de sábado ,especialmente calurosa ,por Bangkok (Tailandia), cuando me topé de frente con un recinto iluminado con luces intermitentes de neón,que tenía todo el aspecto de ser

una sala de fiestas .Me acerqué despacio y comprobé que debajo del cartel en Thai ,ponía en

inglés “El Paraíso”. Había un pasadizo exterior del que colgaban en sus muros fotos de chicas

en topless y posturas sugerentes. Me puse en la cola de la taquilla y pregunté el precio de la entrada.

La taquillera,con desgana, me dijo que 500 bahts,lo que convertí al instante en 12,50 euros,

cantidad que estaba en condiciones de aceptar,así que le pedí una entrada. Junto con el cambio

me entregó un folleto en thai y en inglés.

Mientras esperaba mi turno para entrar, ojeé el folleto, que en realidad era un programa de mano

con las actuaciones previstas de la sesión.

Una chica,muy sonriente, vestida con un top y unas mallas a juego ,me acompañó a una mesita

muy pequeña junto a la que estaba situada un pequeño sillón de terciopelo sin brazos.

Un camarero se acercó y tomó nota de mi bebida, que no estaba incluida en el tique de entrada.

El espectáculo ya había comenzado aunque la sala , de gran tamaño y semicircular no se

encontraba llena .Tenía escalones para facilitar la visión a quienes ocupaban las filas mas altas.

Calculé , mirando el programa con atención, que la actuación en curso era la tercera de las

seis anunciadas,pues consistía en un grupo de coristas que bailaban al compás de una música

oriental, vestidas con unas camisetas ceñidas y unas faldas muy cortas ,de tal modo que al

darse la vuelta e inclinarse se les veía el pompis, pues no llevaban bragas .Otro tanto sucedía

cuando hacían girar sus cuerpos rápidamente y en este caso también mostraban el pubis.

La gente seguía entrando en el local,que se iba llenando a medida que transcurrían los minutos,

mientras los ya instalados parloteaban llenando la sala de ruido, haciendo caso omiso del

elenco femenino que bailaba en el escenario. Cuando cesó la música, las coristas saludaron

cogidas de la mano y sonaron unos pocos aplausos aislados.

La sala terminó de llenarse y los camareros iban y venían, raudos, con las bebidas solicitadas.

A continuación salió una chica que se fumaba con la vagina un puro y echaba la ceniza en un

plato que tenía al alcance de las manos. En esta ocasión, las voces bajaron de intensidad , lo que

suponía que el público prestaba mas atención , en este caso, al número que se representaba en el escenario.

La chica apagó el puro transcurridos unos minutos y saludó con una inclinación del torso. En

esta ocasión sonaron tímidos aplausos de la concurrencia.

El quinto número consistía en una pareja de orientales practicando el sexo en el escenario.

Sin duda habían estudiado a fondo el kamasutra , pues adoptaron posturas que yo desconocía,

a la vez que se contorsionaban como serpientes .Aquí los espectadores guardaron silencio y

solo se oía el trajinar de los camareros con sus vasos y bandejas.

El acto duró como quince minutos y tras el saludo rutinario del dúo, que fue aplaudido con mas

vehemencia, se retiraron haciendo un bis que produjo nuevos aplausos aunque mas mitigados.

Quedaba el sexto y último número, anunciado en el programa como el estelar. Entraron al

escenario dos operarios vestidos con monos azules que colocaron cuatro artefactos, parecidos

a reclinatorios, equidistantes entre si . El pasamanos de los reclinatorios era mucho mas bajo

que los de las iglesias, de modo que al arrodillarse una persona quedaría en posición parecida

a la que usan para rezar los mahometanos, con la variante de que en este caso se quedaría mucho

mas alto, pues el reclinatorio tenía unas patas que lo ascendían como unos 60 centímetros del

suelo del escenario . Los reclinatorios estaban almohadillados para comodidad de las rodillas.

Mientras se efectuaban estos trabajos de preparación ,se anunció por megafonía que se abrían

las apuestas .Consulté el programa de mano y leí que había que apostar por cualquiera de las

cuatro chicas que actuarían a continuación, numeradas del 1 al 4.

El meollo de la actuación no lo acababa de comprender del todo,pues la traducción al inglés

no era especialmente precisa, por lo menos para mí ,pero decidí que de todos modos apostaría.

Observé que los asistentes apostaban como locos ,pues los camareros habían dejado de servir

bebidas y estaban cobrando las apuestas a cambio de boletos, a toda velocidad.

Consulté mi programa de mano y leí que los boletos de apuestas costaban 400 bahts (10 euros)

y que la distribución de los premios era la siguiente: 10% para la Empresa, 10% para la chica ganadora , 10% para el “protagonista” y el 70% a repartir entre los poseedores de los boletos afortunados con la suerte.

Le pedí a mi camarero dos boletos a la número 4 (20 euros) y le pagué con billetes tailandeses.

Al cabo de tres minutos la megafonía anunció que la recaudación ascendía a unos 12.000 euros

al cambio,por lo que para premios a los boletos ganadores quedaban unos 8.400 euros .El resto,

o sea, 3.600 euros, se los repartirían a partes iguales la Empresa, la chica vencedora y el que

denominaban “el protagonista”.

A continuación sonó una música estridente y apareció en el escenario un negro fornido, como

de dos metros , vestido con una bata de seda roja. Saludó con los brazos en alto y ejecutó unos

movimientos gimnásticos con flexiones y estiramientos.

A una seña suya entró una chica en topless que le desabrochó la bata y dejó al descubierto un

instrumento en reposo mas ancho que una morcilla y de desmesurada longitud.

Al compás de la música comenzó a hacer una felación al “protagonista”, que poco a poco lo fue poniendo a tono. Mientras continuaba la felación ,aparecieron en escena cuatro muchachas

vestidas como Dios las trajo al mundo, excepto por un lazo, de diferentes colores en el cabello.

Llevaban también un dorsal en la espalda con su número correspondiente.

Ocuparon sus sitios en las plataformas,dando la espalda al público y apoyando los brazos en

los pasamanos. De este modo ,los traseros quedaban perfectamente alineados en pompa, frente a

la concurrencia. Los reclinatorios tenían también carteles frontales indicando los números 1,2,3

y 4, para que todo el público estuviese al tanto de la actuación de la chica por la que apostaba.

La chica del topless,finalizó su actuación con mérito, pues el negro quedó empalmado como

un tronco. La chica, que lucía en la espalda el dorsal 5 ,se retiró del escenario con aplausos.

Las 4 jóvenes ya estaban arrodilladas en sus respectivos reclinatorios,cuando sonó un gong

y el negro introdujo el instrumento en la vagina de la número 1, efectuando a continuación

movimientos de vaivén con la pelvis. Transcurrieron 90 segundos,cuando volvió a sonar el

gong y el negro saco el instrumento de la número 1 y lo enterró en la número 2. Al cabo de

otros 90 segundos se repitió lo del gong y el negro lo insertó en la número 3.

En ese momento entendí de que iba la cosa; sin duda se trataba de conseguir por parte de las

chicas que el negro se derramase en ellas, siendo la ganadora la que lo consiguiese.

El público,que mientras duró la primera vuelta estuvo mas bien frío, a mitad de la segunda

vuelta comenzó a dar voces de ánimo a la chica por la que habían apostado, cuando se hallaba

horadada por el “protagonista”.Al comienzo de la tercera vuelta , es decir pasados doce minutos desde que se había iniciado el juego,las voces se convirtieron en gritos y rugidos, pero el negro,

inmune al ambiente ensordecedor continuaba dale que te pego , siempre con la misma marcha.

Me pregunté en que estarían pensando las chicas durante la actuación. Me imaginé a la número

1 acordándose de su hijito enfermo con fiebre alta, que había tenido que dejar al cuidado de su

madre,pues estaba muy mal visto faltar al trabajo, de modo que si faltabas dos días en un mes te

echaban con cajas destempladas, a no ser que aportases un justificante médico oficial.

Además obligaban a todas las chicas que actuaban en el concurso a tomar la píldora,para saber

con exactitud los días que se ausentaban por la regla.

Y lo mas importante: ella necesitaba ese trabajo para alimentar a su bebé y poder pagar la renta

del piso en que vivían,sin tener que compartir el de su madre,que solo tenía una habitación

abarrotada. Además estaba ahorrando para comprarse un coche al que ya tenía echado el ojo.

La número 2 estaría pensando en su novio ,quien desconocía su actividad y si llegaba a enterarse

seguro que la dejaría. A ella le costaba cada vez mas convencerlo de que las noches del fin de

semana le era imposible salir , pues en la cafetería en la que trabajaba no le daban tiempo libre

En cualquier momento él podía aparecer por allí y preguntar por ella y al enterarse de que las

noches del viernes y sábado no trabajaba , todo se habría acabado. El le insistía en que se buscase otro trabajo menos esclavo, pero ella le daba largas todas las veces.

Además, tenía que mantener a su padre viudo, que se hallaba imposibilitado en una silla de ruedas

por un accidente, sin recibir ninguna pensión del estado. Ella había contratado a una mujer para

que lo cuidase , asease y le diera de comer. Además estaba interna en la casa,pues no podía

atenderlo ni de día ,cuando tenía turno en la cafetería, ni de noche , cuando actuaba en el night club.

La número 3 estaba satisfecha. Todo le iba viento en popa desde que la aceptaron en este trabajo.

De hecho , anteriormente se ganaba la vida limpiando pisos a 2 euros la hora,deslomándose 10

horas diarias, sábados incluidos, para sacarse unos cuatrocientos euros al mes, con los que tenía

que mantenerse y apenas le daban para subsistir.

Ahora tenía un sueldo base de 400 euros y la posibilidad de ganar el 10% de las apuestas, los

viernes y sábados .Como habían 4 fines de semana al mes,en total eran 8 noches de actuación

lo cual le daba una posibilidad de cada cuatro de ganar el concurso,es decir 2 veces al mes.

El mes pasado había ganado solo en una ocasión ,pero aun así se había sacado 1.250 euros

extras. Este mes ya había vencido una vez y todavía quedaban con el de hoy, dos fines de semana.

Total , que la vida le había cambiado por completo, porque además se trataba de un trabajo bien

fácil ,aunque las rodillas se le quedaban molidas y la vagina escocida por el instrumento del

“protagonista”.Pero al día siguiente estaba siempre como nueva y lista para irse de compras.

La número 4 en oposición a la número 3, estaba desesperada. Se iban a cumplir 6 semanas sin

resultar ganadora del concurso, lo que le había supuesto ingresar únicamente el salario base. Ella

se había comprado un piso, un apartamento pequeño pero precioso, situado en uno de los mejores

barrios de Bangkok,muy cerca del centro. La hipoteca le suponía unos 1000 euros mensuales,

y ahora estaba ingresando solo 400 euros. Lo que tenía ahorrado le daba para llegar a fin del mes

en curso y el día 1 del siguiente tendría que pagar los 1000 euros de la hipoteca. Necesitaba

imperiosamente ganar hoy o a lo mas tardar la semana próxima , pues si no ganaba , el Banco se

le echaría encima. Ahora se arrepentía de haber sido derrochadora cuando las cosas le iban bien,

gastando alegremente en ropa, calzado , bolsos y chucherías. ¿Por qué razón las estadísticas se habían puesto en su contra?.¿ Que más le daba al negro acabar en una u otra de las chicas?.Pues le debía importar,ya que las últimas 12 veces la suerte le había sido esquiva. Por eso hoy , en cuanto el

“protagonista” le enchufaba el instrumento, ella se acompasaba a su ritmo, retorciéndose como una culebra , para conseguir que acabase su recorrido dentro de ella.

Aunque estaba abstraído con estos pensamientos ,me percaté de que algo sucedía en el escenario,

cuando el negro reclamó la presencia de la número 5 , la del topless , quien acudió rauda a su

llamada. Al parecer el negro había sufrido un “gatillazo” y el instrumento se hallaba reblandecido,

colgando de su entrepierna. La número 5 se puso manos a la obra (en realidad boca en vez de

mano) con profesionalidad, pero por mucho entusiasmo que le puso , la verga no levantaba

cabeza. Al cabo de unos 3 minutos, el negro se dio por vencido y se retiró del escenario,entre

silbidos del público.

Por megafonía anunciaron que permaneciésemos sentados, ya que inmediatamente sería cubierta

la baja del “protagonista”. Efectivamentev,no habían pasado ni 5 minutos cuando un oriental , con

cara de pocos amigos , compareció ante el auditorio luciendo una bata amarilla.

El “sustituto” no realizó ejercicio gimnástico alguno, limitándose a pasear por el escenario con

las manos alzadas, aplaudiendo al público. Era mucho mas bajo que el negro, aunque de complexión fuerte y mirada fiera .A una seña suya compareció la número 5, quien le desabrocho la bata y la dejó caer al suelo. Los murmullos que habían acompañado ésta acción en el caso del “protagonista”, no se reprodujeron en esta ocasión ,ya que los atributos del “sustituto” eran mas bien de talla estandar..

La número 5 comenzó la succión con frenesí, como si en ello le fuese la vida y sus esfuerzos se

vieron recompensados muy pronto ,pues no había transcurrido ni un minuto cuando el instrumento

del “sustituto” ya estaba a punto de caramelo.

Las chicas volvieron a colocarse en sus puestos y tras sonar el gong, el “sustituto”penetró con

su instrumento a la número 3, reanudándose el proceso interrumpido por el gatillazo del negro.

Con todos estos acontecimientos,el retraso acumulado era de casi 20 minutos,pero nadie se movió

de su asiento,porque las apuestas seguían valiendo con el “sustituto”. A éste se le veía con mas

entusiasmo que al negro,seguramente porque no tendría muchas ocasiones como aquella de

ganarse un pellizco de 1200 euros .Así que desde el principio puso un ritmo mucho mas ligero

que su predecesor, contagiando su ardor a los asistentes con sus briosas sacudidas.

A la tercera vuelta , yo estaba convencido de que acabaría el juego, pero me equivoqué.

En la cuarta vuelta, el “sustituto” imprimió un ritmo aun mas fuerte y fue pasando de la numero 1

a la 2 y de la 2 a la 3, hasta que le llegó el turno de la número 4 . Esta debió pensar que no

podía desperdiciar la ocasión que se le presentaba y desde el primer momento respondió a las

sacudidas del “sustituto” con sacudidas aun mayores, de modo que al cabo de un minuto el

“sustituto” se estremeció y sacando el instrumento del orificio y derramó su esperma en la espalda

de la muchacha, mientras los agraciados con la suerte,entre los que me encontraba yo, daban gritos

de hurra y bebían a la salud de la chica, la cual ,mientras se secaba la espalda , estaba resplandeciente.

Por megafonía anunciaron, que cada boleto premiado de la número 4, se pagaba a 31 euros al

cambio de moneda local y que los afortunados podían pasar por taquilla para cobrar.

Permanecí en mi asiento, apurando mi segunda copa, calculando que salía de la sala con 18 euros

más que cuando entré, descontando la entrada, la apuesta y la propina y además me había distraído un rato,cosa que me convenía , pues mi semana laboral había sido agotadora.

Me levanté de mi asiento y me dirigí a la taquilla, donde la malhumorada taquillera me entregó

los 62 euros que me correspondían.

Eran las dos de la madrugada pasadas cuando me encaminé hacia mi hotel, bajo un cielo limpio

y estrellado.

Me acordé de la número 5, que tan bien desarrollaba su trabajo.

En qué habría estado ella pensando?

Tío Eulogio /febrero 2013