La apuesta

Una infidelidad en un círculo cercano abre el debate sobre si algo así puede repetirse. Apostar sobre este asunto puede tener un riesgo elevado.

Este relato no está basado en hechos reales. Los personajes no tienen descripción física para dejarla a gusto del lector.


Conseguir independizarme era un paso en mi vida que deseaba llevar a cabo desde hace tiempo. Anhelaba tener mi espacio y cierta libertad que en casa de mis padres no tenía, a pesar de lo mucho que les quiero.

Además, he empezado a salir con Ali, y esta es una oportunidad para pasar más tiempo con ella a solas. Por algunas malas experiencias en el pasado quería ir despacio y no nos habíamos dado más que algunos besos. La relación con ella va genial, conectamos perfectamente y merece la pena esperar, pero ya tengo ganas de pasar a los siguientes niveles.

Tenemos gustos parecidos. Vamos juntos al teatro o a la filmoteca, ha sido una suerte encontrar a alguien que comparta esta afición y no me tome por un abuelo. También hacemos senderismo los fines de semana y me ha animado a ir al gimnasio para pasar ese tiempo juntos también. La verdad es que aunque no tengo problemas de salud no me viene mal ponerme un poco más en forma, y ella que ya iba antes se siente más cómoda estando acompañada, dice que si va sola siente miradas de acoso que le afectan por sus traumas pasados.

En cuanto a relaciones ella es mucho más experimentada que yo, pese a que le llevo algunos años. Mientras que ella es la primera chica con la que salgo, ella ya ha tenido varias relaciones desde el instituto. La última fue bastante tóxica, con un tío bastante problemático que estaba metido en drogas y demás. No creo que sea necesario dar muchos detalles, pero terminó metiendo a Ali sexualmente en sus trapicheos y no se ha recuperado aún del todo del trauma.

Es por eso que le dejo a ella llevar el ritmo de la relación, lo que también me viene bien porque debido a mi falta de experiencia no sabría yo bien cómo hacerlo. Ya hemos hablado que si en algún momento ella se siente presionada o incómoda por algo es libre de decirme que pare y yo no voy a rechistar, ya sea cogerle de la mano, de la cintura o intentar darle un pico, que es lo máximo a lo que hemos llegado. Hay veces que le apetece y otras no.

Tampoco le gusta que vea pornografía o que me masturbe. Siente que con el porno le estoy engañando con otras, y que si me hago una paja pensando en ella la estoy utilizando para mi propio placer. No me ha puesto como condición que lo deje, pero sí me ha dicho que no le gusta que lo haga. También me pidió que no lo llevase en secreto y que si lo hacía se lo dijera. Desde entonces cada vez lo hago menos por ella, y cuando caigo se lo digo. No hay reproches por su parte, quizá tristeza o decepción, pero agradece que le sea sincero.

Yo ya le he dicho que como hombre siento la necesidad de vez en cuando de desfogarme, y ella lo acepta aunque no termine de gustarle. Pero de momento no somos novios, ella aún no quiere usar ese término, y oficialmente somos dos personas que llevan un tiempo saliendo, aunque no tengamos ninguno ganas de vernos con otros, y mantenemos una especie de fidelidad no escrita.

Pero volvamos a mi piso. Aún no gano tanto como para vivir solo, así que comparto con Iván, un amigo del trabajo. Es un tío muy amable, aplicado y bastante abierto pero también muy fantasma. Es verdad que no tiene problemas para ligar y levanta pasiones entre las chicas de la oficina, pero también es muy exagerado y llega un punto en que sus historias pasan de divertir a cansar. Por ejemplo, la de que se fue de su anterior piso por problemas con sus vecinos, que se quejaban de los ruidos y gritos que hacían él y sus ligues follando.

O eso pensaba yo hasta que empezamos a vivir juntos. Cuando no se traía él una chica a casa un viernes o sábado, no aparecía hasta el día siguiente por haber pasado la noche en casa de alguna afortunada. No es el estilo de vida que yo querría llevar, pero siento tanto envidia como admiración por la habilidad que tiene.

Un día mientras estábamos comiendo en el descanso el grupo de 5 amigos del trabajo y notamos que faltaba alguien.

  • Oye ¿y Edu no baja? - dijo Carlos.

  • No sé, ¿tú sabes algo Iván? - intervino Sebas con una pequeña risa.

  • Tío, no seas cabrón. Vamos a dejarle al pobre.

  • ¿Qué pasa, que no me entero? - pregunté.

  • Que le han roto el corazón. Su novia le ha engañado con otro. - respondió Sebas.

  • Uff, qué putada. - dije yo - Pero que se siente con nosotros, mejor pasar el trago acompañado.

  • Sí, claro, buena idea, ahora le hacemos un hueco entre Iván y yo - respondió irónicamente Marcos, a lo que algunos reaccionaron con risas.

  • Joder, cabrones, que no se tiene que enterar toda la oficina - se quejó Iván.

  • Ostia, dime que no ha pasado lo que estoy pensando. - dijo Carlos sin poder creérselo.

  • A ver, sí, me la follé yo. Pero no sabía que estaba con él. Y en cuanto me enteré se lo dije yo mismo a Edu. Ya me siento yo suficientente mal como para que me lo estén recordando todo el rato.

  • Sí, seguro que lo has pasado fatal follándotela, ya te oigo yo todas las putas noches.

  • Pues sí tío, me jode habérselo hecho pasar mal a Edu. Anda que no hay tías en el mundo para acabar con su chica.

  • Mira el tío, que tiene un buffet libre para elegir el muy cabrón. - Muchas risas a mi último comentario.

  • Tranquilo Iván, he hablado con él y no está enfadado contigo, solo necesita algo de tiempo a solas para asimilarlo todo. Has actuado correctamente y él lo sabe, la culpa es de ella. - Dijo Marcos.

  • Estoy contigo. Además casi le has hecho un favor, porque menuda zorra, menos mal que se ha enterado de lo que era. - aportó Carlos.

  • Podríamos poner a prueba a tu novia ¿no? - añadió Sebas - Que le entre el semental y a ver si resiste a sus encantos o cae.

  • ¿Qué dices gilipollas? Ponle tú el culo si quieres, pero lávate la boca antes de hablar. - respondió Carlos alterado.

  • Te noto nervioso ¿eh? - le picó Marcos.

  • Mi chica es decente, estoy seguro de que no me engañaría.

  • Pues no estés tan seguro, que la noche del karaoke me estuvo pidiendo guerra. - dijo Iván.

  • ¿Qué dices? ¿Cuándo?

  • Cuando estabas potando en el baño, que menudo pedo llevabas. Si hubiese querido me la habría llevado a casa, pero tengo principios.

  • Mira tío, eres un fantasma. ¿Qué vas a llevarte a mi novia a casa?

  • A la tuya y a la de cualquiera de esta mesa si me lo propongo. Pero sois mis amigos y os respeto.

Se hizo un silencio incómodo que rompí yo.

  • Para eso Sebas se tiene que echar novia primero.

  • Y tú también ¿no? - dijo él, algo ofendido - que lo que tienes ni es novia ni es nada.

  • Ya hemos hablado de ese tema, estamos yendo despacio por ella.

  • Ahora en serio - cambió el tono Marcos -, yo creo que es un buen momento para bajarle los humos a Iván, que se lo tiene muy creído y le vendría bien una lección de humildad.

  • ¿Ah sí? ¿Y cómo vas a hacerlo?

  • Me apuesto contigo lo que quieras a que si intentas ligarte a mi novia ella va a pasar de ti.

  • Interesante - repuso Iván - ¿Qué opináis el resto, queréis entrar en el juego o no confiáis en vuestras chicas?

  • Mira, no tengo miedo - exclamó Carlos - ¿qué quieres apostar?

  • Quien pierda paga la cena de Navidad - propuso Sebas -, que este año la empresa no va a organizarla.

  • Claro, y como tú no vas a entrar en la apuesta sales ganando pase lo que pase ¿no? - se quejó Carlos.

  • No, os apostáis la parte de la cena de los que entren en la apuesta y ya está.

  • No, esto no funciona así - dijo Iván - si hacemos la apuesta entráis todos los aquí presentes, no va a escaquearse nadie. O lo hacemos todos o no hay trato.

  • Oye, a mí no me metáis en esto - me quejé yo - a mí esto no me parece una buena idea.

  • ¿Te has cagado? ¿Tienes miedo de que te pongan los cuernos? - preguntó Sebas.

  • Si tú eres el que menos tiene que perder, no te folla a ti, y va a hacerlo con este.

  • Esto no va a salir bien, creo que estamos desvariando. - respondí yo.

  • Pues sí, eres el único prudente de esta mesa - me dijo Iván - no pasa nada por ser humilde y reconocer que tu chica puede desear a otros tíos. - dijo guiñándome un ojo.

  • Tío, no seas brasas. Además, Sebas no tiene novia así que sin él no podemos hacer esto.

  • Podemos meter a su hermana ¿no? - propuso Marcos.

  • No, eso no tiene gracia, que yo sepa no tiene novio - se quejó Carlos.

  • Ya, por eso, que nos pague Sebas la cena por empezar todo esto, que es el que lo propuso.

  • No me vale - sentenció Iván - tiene que ser alguien que le joda de verdad.

  • Oye ¿y Eva, la de RRHH, que siempre te está dando calabazas? - preguntó Carlos.

  • Estás de pagafantas con ella desde que entraste en la empresa ¿te imaginas que este se la calza? Así tenéis tema de conversación cuando la traigas y lleves a casa en coche. - Dijo Marcos con risas.

  • Venga, me vale. Entonces solo faltas tú - me miró Iván.

  • Mirad, yo esto no termino de verlo bien.

  • Joder, si tú eres el que mejor lo tiene. Con él no va a hacer nada que no haga ya contigo. - me animaba Carlos.

  • Mira, yo acepto para ver cómo Sebas deja de endiosar a Eva en cuanto se la tire, va a ser la más fácil de las 4 para Iván. - afirmó Marcos.

  • ¿Qué dices? - dijo ofendido Sebas - a ella le gusta ir despacio y necesita un tiempo, no le gustan los líos de una noche.

  • Venga, no me jodas - continuó Carlos -. Estoy con Marcos, se ha quedado una buena oportunidad para que Sebas espabile y nos pague una buena cena.

  • De acuerdo - acepté finalmente -, entro en la apuesta.

Planteamos los términos de la apuesta. No estaba permitido informar a nuestras chicas de la existencia de esta apuesta mientras durase. La duración era hasta el día de la cena de Navidad, que sería por esas fechas, así que Iván tenía unos meses para conseguir que una de nuestras chicas nos pusiera los cuernos con él. El primero cuya chica cayera pagaba la cena, y si no caía ninguna sería Iván quien lo hiciese.

Nadie tenía permitido entrometerse entre Iván y alguna de las chicas. No se puede controlar lo que hacen con el móvil o adónde van si salen. Y en caso de que la chica se acabe acostando con él, no valía enfadarse, ni hacer reproches ni dejar de hablarse. Aceptarlo y punto. Tampoco enfadarse con la chica ni cortar con ella. Si tu chica cae, se le informa de la apuesta que habíamos hecho para que sepa que es su novio el primero en consentir que eso podía pasar.

No hablamos más del tema el resto de la tarde. Pero al salir de la oficina ese día y mientras volvíamos a casa, cuando no había nadie alrededor me dijo Iván.

  • Quiero decirte una cosa y dejarlo claro desde ya. Ali me vuelve loco y voy a ir a por ella.

  • ¿Pero qué dices tío? No me jodas anda.

  • Déjame terminar. - Me paró - Ya sé todo por lo que ha pasado y creo que es muy afortunada en tenerte a ti, y no pienso poner en peligro vuestra relación. Y te prometo que no voy a hacerle daño bajo ningún concepto. Pero ahora que me has dado tu consentimiento, quiero a aprovechar esta oportunidad que me has dado, sin romper nada de lo que te he dicho. Eres mi amigo y quiero ser honesto contigo y dejarte claras mis intenciones.

Le miré aturdido, pensando en el fregado en el que me había metido.

  • Mira, no quiero tener un momento incómodo ahora, voy a dejarte a solas pensando en todo esto. Ya nos veremos en casa.

Se fue por delante, y yo me quedé plantado unos segundos, tras lo que fui a buscar un banco donde sentarme. Confío en Ali, y hasta ahora no me había planteado siquiera que fuese a engañarme con otro, pero en ese momento temí haber cometido uno de los mayores errores de mi vida.


Espero que os haya gustado el relato. Tengo algunas ideas en la cabeza para continuarlo si veo que hay aceptación, y también para comenzar otras historias. Podéis escribirme en los comentarios o por correo a joseperezjop@hotmail.com