La apuesta 2

Iván tarda poco en tratar de ganar la apuesta, pero esta va a tardar en saldarse más de lo que pensábamos en un primer momento y nadie está a salvo.

Avisos:

  • Este relato no está basado en hechos reales. Los personajes no tienen descripción física para dejarla a gusto del lector.

  • El objetivo del relato no es ofender a nadie y no se debe tomar como un ataque a ningún colectivo.

Este episodio es la continuación del relato La apuesta. A quien no lo haya leído le recomiendo hacerlo antes de empezar este nuevo capítulo.


"Quiero decirte una cosa y dejarlo claro desde ya. Ali me vuelve loco y voy a ir a por ella."

Las palabras de Iván se me quedaron clavadas en la cabeza. Accedí a la apuesta por no cortar el rollo en el grupo y confiando en que Ali sería con diferencia la menos dispuesta a acostarse con él, pero no me imaginaba que la hubiese puesto en su punto de mira. Esto lo cambiaba todo.

Quizá todo el asunto de la apuesta fuese simplemente un pretexto para poder tener vía libre sin crear malos rollos. Que hubiese planeado toda la pantomima para que yo le diese permiso para ir a por ella sin que sospechase que ese fuera su único objetivo. Y que yo hubiese caído como un idiota.

"¿Pero qué estoy diciendo?" - pensé - "Ali no es una de esas chicas inmaduras que Iván se trae a casa. A ella no le van los líos de una noche y sabe cuándo un tío va a lo que va, que es casi siempre. En cuanto le vea las intenciones va a pararle los pies" - Tras esa reflexión me quedé mucho más tranquilo.

Tiene sentido. Aunque Iván tenga mucha facilidad para ligar y siempre consiga a alguna incauta, eso no significa que lo logre con todas. Ya le había visto otras veces de fiesta y no suele acabar acostándose con la primera a la que entra. Eso pasaría cuando lo intentase con Ali.

"Probablemente ganará la apuesta pero se quedará con esa espina clavada, seguro" - me dije a mí mismo, sintiéndome orgulloso por ello. Iván no iba a conseguir a mi chica.

Llegué a casa y no le vi. Me puse a preparar la cena y mientras me la comía me puse a mirar las redes sociales para entretenerme, como suelo hacer. Mientras ojeaba las historias de Instagram me aparecieron varias suyas en el gimnasio. Estaría enseñando la mercancía, pensé, pero no me preocupaba ya que Ali no era muy asidua a las redes.

Seguí mirando un rato más historias hasta que me aburrí. Volví a la pantalla principal y me apareció una nueva publicación de Iván. Era una foto en un lago al que fuimos un par de semanas antes, y cómo no iba fardando de mazado. Intuí que habría metido algún filtro y estaba marcando músculo aunque fingía pose natural, pero hay que reconocer que el tío tiene un cuerpazo, las cosas como son.

La foto tenía muchos likes, me metí a ver quiénes le habían dado. Entre la gente que sigo yo aparecían varios: algunas tías de la oficina y las novias de Marcos y Edu. Un like no tiene por qué significar nada, pero quién sabe. Pobre Marcos, pensé. Pero Ali no había dado like, seguramente ni la habría visto. Me quedé tranquilo y me fui a la cama.

Al día siguiente no hablamos sobre nada relacionado con la apuesta, pero el miércoles, descubrimos en la comida que Iván no estaba lejos de ganarla.

  • Hoy hay Champions tíos, habrá que ver el partido ¿no? Venid a casa, que estoy solo - dijo Marcos.
  • ¿Estás solo? ¿Y tu señora? - Preguntó Carlos.
  • ¿No os lo he contado? - Marcos fingió sorpresa - Se ha ido a hacer un voluntariado a Perú, volverá para Navidad. Hasta entonces tengo la casa libre.
  • Lejos de las garras de Iván ¿no? - bromeé - qué cabrón, cómo te lo tenías guardado.
  • Oye, que eso es trampa - se quejó Sebas -. Eso invalida la apuesta.
  • De eso nada, no hay nada que le impida coger un vuelo e irse allá. - Marcos parecía orgulloso de su estratagema. - Bueno ¿entonces venís hoy?

Todos dimos el visto bueno, menos Iván.

  • Yo no puedo tíos. Tengo clases de guitarra.
  • ¿Clases de guitarra? ¿Desde cuándo? - pregunté curioso.
  • Empiezo hoy.
  • No sabía que quisieras aprender. ¿Qué vas, a alguna academia?
  • No, me las va a dar Eva, la de RRHH.

Nos quedamos en silencio y miramos a Sebas, que se quedó con la boca abierta.

  • No sabía que diese clases - comentó Sebas.
  • No suele darlas, pero le vi tocando en una storie en Insta y le pregunté. Oye Sebas, cuando lleves a Eva a casa, acércame también a mí, porfa.
  • Eh... Sí, claro. - Sebas estaba en shock.
  • Sí claro, vas por las clases de guitarra - dijo Marcos con ironía -. ¿La habéis visto hoy? Ha venido bastante arreglada, y no creo que sea para Sebas.

Era verdad, la había visto antes e iba muy guapa. En ese departamento había bastantes chicas atractivas y aunque ella era mona normalmente pasaba desapercibida frente a sus compañeras, pero hoy sí se hacía notar.

Continuó el día y seguimos a nuestras cosas, pero creo que nadie podía quitarse de la cabeza la conversación de antes. Unos rato antes de la hora de salida, Iván se dirigió a Sebas.

  • Oye, voy a pasar a por Eva, que me ha pedido que vaya a recogerla antes de irnos.
  • Normalmente baja ella a la calle y se sube a la salida del garaje. Pero ya que estás aquí puedes bajar conmigo al garaje.
  • Es lo que me ha dicho, que vaya yo a por ella mientras sacas el coche. - respondió Iván encogiéndose de hombros. - ¿No te ha escrito?

Sebas miró el móvil y vio el mensaje.

  • Ah sí, que os recoja a los dos en la calle. Bueno, pues nada, ahora nos vemos.

Se quedó Sebas un poco extrañado, y a los pocos minutos apagó el ordenador y se fue. El resto fuimos también cerrando con idea de ir a un bar cerca a tomar unas cañas antes del partido. Aprovechamos que no estaba Iván para decírselo a Edu, a ver si le servía para animarse. Aunque no le explicamos por qué faltaban Sebas e Iván.

Entre doble y doble nos fuimos soltando, y la cara de Edu fue mejorando, se le veía mucho más alegre.

  • Joder, qué buena está la camarera ¿eh? Vaya culo tiene - comentó Edu mientras esta volvía a la barra después de traernos una ronda.
  • ¿Y te acabas de fijar? Ya lleva un par de meses currando aquí. - Dijo Carlos.
  • Buena señal, ya te fijas en otras tías. ¿Te encuentras ya mejor con lo de Sara? - Preguntó Marcos.
  • Tranquilos, eso me da igual, no estaba pillado ni nada.
  • Pues vaya cabreo llevas toda la semana para no importarte nada. - Le reproché.
  • A ver, no es eso... - suspiró Edu - Es que... Nada, olvidadlo.

Asentimos, y vimos que no era un tema que quisiera tocar mucho en ese momento, así que seguimos hablando de otras cosas.

Cuando se iba acercando la hora del partido fuimos a comprar unas pizzas, cervezas y picoteo, y después a casa de Carlos a verlo. Sebas nos dijo por WhatsApp que se unía al plan, algo un tanto raro ya que vive a más de una hora en coche y no suele hacer planes una vez pasa por casa.

Sebas llegó después de que empezase la primera parte, así que estábamos más pendientes del partido que de él. Sin embargo, noté que andaba más serio de lo normal.

  • ¿Estás bien Sebas? Te noto preocupado - le pregunté.
  • Normal, vaya mierda de partido estamos haciendo. - Protestó Edu - Este año con la plantilla que tenemos no vamos a comernos una mierda.
  • No, no es eso. - Dijo Carlos - ¿Es por Iván y Eva, tío?
  • Sí... Pero no quiero hablar de ello. Bueno, o sí. No lo sé...
  • ¿Qué pasa, qué me he perdido? - preguntó Edu, que había estado al margen de todo.

Le comentamos todo el asunto de la apuesta y las supuestas clases de guitarra. Después Sebas nos contó cómo fue el viaje en coche hasta su casa.

  • Cuando salí del garaje les vi hablando alegremente. Paré junto a ellos e Iván le abrió la puerta trasera derecha y le invitó a entrar, creo que a ella le gustó mucho ese gesto. Pensaba que se pondría de copiloto, pero no, entró por el otro lado y se quedaron ambos en el asiento trasero, el cabrón lo había planeado. Se la estuvo trabajando todo el viaje, y ella se dejaba querer.

Nos estuvo contando algunos de los diálogos del viaje hasta la casa de Eva, que fue muy largo ya que ella vivía en el pueblo de al lado de Sebas.

  • Una de las cosas con las que hay que tener cuidado al empezar es no hacerse daño en los dedos - comentaba Eva-. Hay que saber tocar bien las cuerdas.
  • A ver, déjame ver los tuyos - dijo Iván mientras le cogía la mano -. Veo que tienes las manos muy suaves, se nota que las cuidas bien.
  • Tú en cambio tienes unas cuantas durezas ¿no?
  • Sí, sobre todo del gimnasio.
  • Ya veo, ya, parece que vives ahí. Yo he empezado a hacer una rutina en casa, pero no es gran cosa.
  • Pues yo aquí veo resultados, trabajas bien las piernas - en ese momento Sebas vio por el retrovisor cómo Iván le ponía la mano en el muslo, y Eva se dejaba sonriente.

En ese momento sonó un pitido de otro coche, Sebas se estaba desviando del carril. No sabía si ellos se habían dado cuenta del motivo de su distracción, pero Eva empezó a recatarse un poco desde ese momento.

Llegaron a casa de Eva y les dejó ahí. Sebas se fue a la suya y se quedó un rato tratando de olvidarse de todo, pero no pudo, por lo que acabó viniendo a ver el partido sin saber si quería olvidarse un rato o tener alguien con quien desahogarse. Nos quedamos unos momentos en silencio, ajenos al partido que había llegado al descanso, hasta que intervino Edu.

  • Vamos a ver una cosa, a ver si me aclaro. El problema que te está rallando ahora mismo es que probablemente Iván se vaya a tirar a Eva y pierdas la apuesta ¿verdad?
  • Sí, eso es - respondió Sebas.
  • ¿Y lo que te jode es tener que pagar la cena de Navidad, o que estos vayan a follar?
  • Pues ya no me acordaba de la cena - dijo Sebas con sorpresa -. Pero ahora que lo pienso, me joden las dos cosas.
  • Pues mira, te voy a explicar lo que va a pasar. - Todos miramos a Edu con atención - La apuesta la vas a perder, y eso te pasa por haber accedido a esa gilipollez que no sé cómo se os ha ocurrido. Pero no quiero hablar de eso ahora. Dime Sebas, ¿me dejas que te hable en confianza como si fuera tu padre?
  • Sí, sí. Claro. - respondió Sebas, confuso.
  • Llevas casi dos años detrás de Eva y ella pasa de ti. No la conozco, pero seguro que ha estado con más tíos sin decirte nada porque sabe que estás colada por ella y quiere mantenerte con esperanzas para que le hagas de chófer. Y no le juzgo, yo haría lo mismo si tuviese la oportunidad. Con todo esto puedes lograr que caiga de tu pedestal. Mira... - dudó unos instantes antes de seguir - ¿Sabéis por qué llevo toda la semana cabreado?
  • Te has enfadado con Iván porque se ha tirado a tu novia ¿no? - respondí yo.
  • No exactamente - dijo, algo triste - que esto no salga de aquí, y si lo cuento es porque Sebas se ha abierto y me parece lo más justo. Me he enfadado no con él por hacerlo, más bien por envidia. - paró un momento, y continuó - Sara está medio loca y no me importaba nada, pero tiene un polvazo y por eso salía con ella. Se ha tirado los dos meses que hemos estado saliendo hablándome de chorradas feminazis y yo le he seguido la corriente para intentar follármela.
  • Anda ¿pero no habíais follado? - preguntó Marcos sorprendido.
  • Qué va. Precisamente habíamos discutido porque ella quería follarme con un pene de goma antes de follármela yo a ella, por algo de la masculinidad frágil y la igualdad o algo así. Y a los dos días de eso resulta que es Iván el que revienta el culo a ella.
  • No jodas, qué hipócrita - intervino Carlos -. Mucho feminismo, y luego mira.
  • Y por eso estoy cabreado - siguió Edu -. Pensándolo en frío sé que no tengo motivos para reprocharle nada a nadie. Ella es libre de poner las condiciones que quiera a quien quiera, y tiene todo el derecho del mundo. Y él sabe jugar sus cartas. Pero me da envidia ver que él lo consigue tan fácilmente.

Edu estaba muy triste, y le ofrecimos un abrazo.

  • Gracias tíos. Eso sí, ni una puta palabra de esto fuera de aquí.
  • Descuida, de aquí no sale. - afirmó Sebas.
  • Por eso te digo - continuó Edu - ahora mismo tienes endiosada a Eva. Pero si Iván se la consigue follar sin más hoy a las primeras de cambio vas a verla de otra manera. Estarás jodido al principio, pero te acabarás recuperando y dejarás de idealizarla.
  • Bueno, eso si al final lo hacen, que eso todavía no lo sabemos - precisó Sebas.
  • Créeme, lo mejor que te puede pasar es perder la apuesta - respondió rotundamente Edu. - Pero lo mejor que podemos hacer es olvidarnos de todo esto y ver el fútbol, que va a empezar la segunda parte.

Continuamos viendo el partido y de repente a Sebas le sonó el teléfono.

  • Tíos, me está llamando Eva.
  • ¿Qué cojones? - dijo Edu, sorprendido - A ver, pon el altavoz.
  • ¿Diga? - Contestó Sebas.
  • Hola Sebas, soy Eva - se oía al otro lado del teléfono - perdona que te llame estas horas, pero ¿podrías por favor venir a casa y llevarte a Iván?
  • ¿Qué? ¿Adónde?
  • Si puedes llevarlo a su casa, o que duerma contigo... - en este punto nos mirábamos todos confundidos - es que ya no queda transporte público por aquí para que vuelva por su cuenta, y prefiero que no duerma aquí.
  • ¿Pero qué te está haciendo? ¿Llamo a la policía o algo?
  • No, no, nada de eso, no hemos... No ha hecho nada malo. Pero prefiero que no se quede aquí. Ya te contaré cuando estemos a solas, con más calma. ¿Puedes venir?
  • Ahora no estoy en casa, cuando vuelva me paso y le recojo, pero voy a tardar en llegar.
  • Vale, muchas gracias, eres un amor. Pero por favor, intenta no tardar mucho.
  • Nos vemos.

Colgó y se nos quedó mirando extrañado.

  • Qué cosa más rara ¿no? - comentó Marcos.
  • A ver si no ha habido nada, si no no entiendo que quiera que se vaya a dormir con Sebas. - dijo Carlos.
  • Por lo que comentaste antes parece que había interés, pero ahora ella se ha echado atrás - reflexioné yo - quizá ella no quiera llegar a tanto tan rápido.
  • Le habrá visto las intenciones y no le habrá molado - continuó Carlos - y ahora se sentirá incómoda si se queda con él por la noche.
  • Y Sebas va ahora a rescatar a la princesa - dije entre risas -, parece que no va a ganar la apuesta tan fácilmente.
  • ¿Qué hago, salgo ya? Parece que tenía prisa - dudó Sebas.
  • Tío, no te ralles, quédate a ver la segunda parte y luego ya te vas - respondió Edu -. Vas a tardar un montón de todas maneras.

Eso hizo, y nos fuimos todos a casa al terminar el partido. A la mañana siguiente llegué a la oficina y solo estaba Sebas, puntual como siempre.

  • Buenos días Sebas.
  • Buenas - respondió secamente.
  • ¿Qué pasa, no ha venido Iván? ¿No iba a quedarse contigo?
  • No, al final se ha quedado con Eva - me dijo mientras fingía estar atareado con algo, tratando de ocultar su cabreo.

Fueron llegando los demás mientras hablábamos y entre todos conseguimos que nos explicara lo que pasó. Parece que Eva cambió de opinión después de llamar a Sebas, y cuando este llegó a su casa les escribió y les estuvo llamando a ambos sin recibir respuesta, hasta que tras varios minutos recibió un mensaje de Iván: "duermo con ella", acompañado de un guiño.

Tras verlo, arrancó y se fue a casa. Antes de acostarse, le mandó un mensaje a Eva: "¿Os llevo mañana?". Al despertarse vio que no tenía respuesta, y fue a la ducharse y desayunar. Cuando estaba a punto de salir de casa vio que le había respondido: "No me encuentro muy bien, me voy a quedar en casa". Lo vio y salió de casa, directo a la oficina. Al llegar vio otro mensaje de Eva: "Y perdona por lo de anoche, te debo una disculpa cuando te vea". "Es igual, ya hablaremos", contestó Sebas escuetamente.

  • Lo siento, tío - le dije yo.
  • Ánimo hombre - añadió Edu - ya verás como a la larga lo vas a acabar agradeciendo.
  • A todo esto ¿Iván también se encuentra mal o va a venir?
  • Pues no lo sé, no me ha dicho nada - reaccionó Sebas, sorprendido pero con pinta de importarle poco.

Al rato, apareció un mensaje de Iván por un grupo que tenemos, avisando de que llegaba un poco tarde, que nos veíamos después. Apareció unas dos horas después muy sonriente y con ganas de cachondeo.

  • ¿Qué pasa tíos? Oye Sebas ¿por qué has venido sin mí? Dijimos que sin reproches ni enfados.
  • ¿Qué dices? - respondió Sebas tratando de ser lo menos expresivo posible - Eva me dijo que no la recogiese y tú no me has avisado.
  • Anda, que eres un rencoroso. Dijimos que en la apuesta sin malos rollos.
  • No, de verdad, yo contigo no estoy enfadado - afirmó Sebas -. Si me hubieras avisado te habría recogido.
  • Pues si no estás enfadado lo parece - replicó Iván.
  • Estoy enfadado con Eva, no contigo. Me da igual lo que hayáis hecho esta noche, pero lo de mandarme hacer de chófer y luego tenerme esperando sin contestarme no era necesario.
  • ¡Ah, eso! - exclamó Iván - Oye, no se lo tengas en cuenta, de verdad. Fue mi culpa.

Nos contó lo que ocurrió el día anterior. Estuvieron con el tema de la guitarra un par de horas, poco a poco se empezó a calentar la cosa y empezaron a liarse. Eva se fue dejando poco a poco, primero besar, después meter mano, y cuando él se iba a desabrochar le pidió parar, no quería seguir. Fue entonces cuando llamó a Sebas para que se llevara a Iván, pero parece que siguió calentándola hasta que Eva acabó cediendo y cuando llegó ya estaban follando. Él escuchó una de las llamadas de Sebas y le respondió, pero ella no se enteró y se acordó de él por la mañana cuando sonó el despertador.

  • Sebas, de verdad que lo siente, le da tanta vergüenza haberte hecho ir para nada que se ha quedado hoy en casa, está muy rallada por eso.
  • Que haga lo que quiera, no es mi novia ni somos nada, no tiene que darme explicaciones ni quiero que me las dé.
  • De verdad, por lo que hablé con ella ayer te tiene mucho cariño y te aprecia, no seas muy duro con ella.
  • Yo también le apreciaría, con lo que has tardado en llegar hoy en tren, imagínate venir así todos los días - comentó Edu.
  • Anda, ya vuelves a hablarme y es para meter mierda - contestó Iván -. Hablo en serio, Eva disfruta mucho hablando contigo y creo que le haría daño verte rencoroso con ella.
  • Ya veré... - respondió Sebas a su discurso - pero ahora mismo no estoy de humor para hablar de esto.
  • Pues esto de la apuesta ridícula que habéis hecho se ha terminado ya ¿no? - intervino Edu - ¿podemos volver a actuar personas normales?
  • Pues sí - dijo Marcos -, y creo que lo mejor es pasar página con todo esto.
  • De eso nada, esto no se ha acabado - protestó Iván -, el resto continúa.
  • ¿Qué dices? - dije yo - la apuesta estaba bien clara, el primero a cuya chica te follases paga la cena de Navidad, y ya te has tirado a la de Sebas.
  • La parte de la cena sí - continuó Iván -, pero eso no quita que los términos de la apuesta se mantengan para los demás, aunque no nos juguemos nada.
  • ¿Pero qué nos estás contando? - protestó Marcos, confundido como los demás.
  • Lo que oyes. Los tres me disteis vía libre para ir a por vuestras novias, y no voy a desaprovechar esta oportunidad.

Nos quedamos mirándonos algo aturdidos, y acabó hablando Edu.

  • Esto es completamente absurdo. Ni puto caso a este, vamos a olvidarnos de esto. Hagamos como si esto nunca hubiera pasado.
  • ¿Tan seguros estáis de que van a caer vuestras chicas? - preguntó Iván, divertido.
  • Cállate, anda. - repliqué yo.
  • Lo que imaginaba - dijo Iván, sonriente -. Os propongo una cosa: podemos continuar la apuesta hasta Navidad como habíamos quedado, y nadie se tiene que enterar de que la hemos hecho, ni siquiera Eva. O si os queréis retirar, se enterará todo el mundo de que hicimos la apuesta y de que confiáis tan poco en vuestras novias que ahora queréis echaros atrás. Ya lo decidís vosotros.

Los demás nos fuimos a desayunar mientras Iván recuperaba parte del tiempo que había perdido llegando tarde. Mientras bajábamos, Edu fue el primero en hablar.

  • Haced vosotros lo que queráis, esto no me incumbe. Os habéis metido vosotros solos en este lío y tenéis que decidir cómo salir.
  • A ver si me aclaro - continuó Carlos -, lo que estamos debatiendo es si le queremos suplicar o no a este fantoche que deje en paz a nuestras chicas. Es absurdo, me niego.
  • No te jode, la tuya está a tomar por culo - protestó Marcos.
  • Igualmente tío - le respondió Carlos -, ¿tan poco confías en ella? Lo de Sebas era más esperable, no estaban saliendo ni nada. Y Edu llevaba poco tiempo con... Esta...
  • Sara - le ayudó Edu.
  • Eso, Sara. ¿Ves? Ni siquiera me acordaba de su nombre, no eran nada. Y no te lo tomes a mal, pero vaya elemento te buscaste.
  • No te lo discuto - añadió Edu.
  • El caso es que hasta ahora ha ido a lo fácil y está muy crecido, pero con el resto no tiene nada que hacer, ya veréis.
  • No sé, la verdad es que me he fijado en cómo le mira a veces Rosa, y no me mola nada - confesó Marcos preocupado.
  • ¿Y tú no te fijas en una tía buena cuando pasa por la calle? - argumentó Carlos - Pues sí, igual que todos, pero eso no significa que vayas a ponerle los cuernos a tu novia con ella.
  • Ya, visto así... - dijo Marcos, sin estar del todo convencido.
  • Estoy contigo - respondió Edu a Carlos -. Lo único que tenéis que hacer es esforzaros en estar atentos y cariñosos con ellas, y así evitar que caigan en un momento de debilidad.
  • Lo veo bien, tiene sentido. -añadí yo - La verdad es que no creo que a Ali le haga mucha gracia si se entera de la apuesta que hemos hecho, me parece mejor esta alternativa.
  • No, a Rosa tampoco - dijo pensativo Marcos.
  • Lo único, tened cuidado con no hacer muy evidente que estéis evitando que Iván se acerque a ellas - advirtió Sebas -, era parte de la apuesta no interponerse entre ellos.
  • Bien visto - comentó Marcos -. Además, no nos conviene parecer muy celosos, que sea él quien parezca un brasas si intenta algo.
  • Decidido entonces ¿no? - sentencié yo-. Se mantiene la apuesta.

Estábamos todos de acuerdo, y volvimos a nuestra planta a decírselo a Iván. Al escucharlo, sonrió confiado.

  • Así que os mantenéis. Luego no quiero lloros ¿eh?
  • No los habrá - contesté yo -, si no confiara en Ali no estaría con ella.
  • Lo que tú digas - respondió encogiéndose de hombros.

Continuamos nuestro día hasta la hora de salida, nos fuimos todos menos Iván, que tenía que recuperar algo de tiempo por haber llegado tarde. Ali llevaba toda la semana estudiando porque tenía varios exámenes esa semana, así que habíamos quedado en vernos al día siguiente cuando acabara para ir al gimnasio, y luego le prepararía una cena especial en casa. Por ello, fui a comprar los ingredientes para tenerlo todo listo.

Le mandé un mensaje de ánimo para el estudio nada más salir de la oficina. Tardó algunas horas en responderme dándome las gracias, me pareció lógico pues no estaría atenta al móvil. Mientras preparaba la cena vi que Iván volvía a casa, nos saludamos sin más mientras entraba en su cuarto.

Por curiosidad, me metí en Instagram a ver si había subido algo, y efectivamente tenía un vídeo haciendo dominadas en el gimnasio, que había subido unos 45 minutos antes. Me metí a ver los likes, y casi se me cayó el móvil del susto al ver que uno era de Ali.

Empecé a tener celos ¿a qué viene ese me gusta? No era algo que tuviese sentido reprochar, pero no me hacía demasiada gracia de todas formas. ¿Y por qué se lo había dado tan rápido? Pensaba que estaba liada estudiando y por eso tardaba en responderme, y justo a él sí le da rápido el like.

No, estaba dándole demasiadas vueltas. Quizá ha coincidido en un descanso, y le ha ido dando el like a todo lo que ha visto. Aunque Ali no suele hacer eso, reflexioné. Me estaba rallando mucho por eso, pensé en olvidarme y dejarlo estar. Pero unos minutos después me pudo la curiosidad y miré la publicación del lunes. En los likes vi que la novia de Marcos había desaparecido de la lista, pero Ali sí le había dado un me gusta.

Empecé a ponerme nervioso y mirar en las publicaciones anteriores si también tenían likes de Ali. Me puse a recorrerlas, algunas fotos eran normales, de viajes o situaciones importantes, y en otras simplemente estaba fardando. Fui una a una y vi que Ali le daba los me gusta especialmente a las primeras, yo ya sabía que no le gusta la gente que usa las redes para presumir ¿por qué ahora sí le habría dado?

Fui atrás en el tiempo en las publicaciones, a ver si veía algún like de antes de conocernos, para comprobar si le había stalkeado. Pero para mi desgracia, mientras navegaba entre las publicaciones le di sin querer un me gusta a una foto del año anterior en la playa. En cuanto me di cuenta volví a quitárselo ¿le saldría la notificación? Menuda cagada.

Busqué en Google, y por lo que vi la notificación no desaparecía, pero si la quitaba y le daba el like a otra foto antes de que él lo viese, a él le saldría solo el último like. Me parecía menos ridículo que viese el me gusta al último vídeo que había subido, así que se lo di, con suerte no habría visto el anterior.

  • ¿Te falta mucho con eso? - preguntó Iván, que acababa de salir de su cuarto.
  • ¿Eh? ¿Qué? - me acordé de que estaba cocinando - Ah no, ahora termino.
  • Tranqui, no tengas prisa, disfruta con calma - me dijo con una sonrisa burlona mientras me daba una palmada en el hombro y se iba al salón.

Me quedé confuso. Primero pensaba que él querría que le dejara libre la cocina, pero quizá se refiriera a la repasada que le estaba haciendo a su perfil. ¿Habría descubierto que le estaba stalkeando? ¿Se habría dado cuenta de que me había entrado el miedo de que Ali se sintiese atraída por él? ¿Sabría que ahora más que nunca yo temía que podría perder la apuesta?


Espero que hayáis disfrutado con esta continuación. Sigo trabajando en el resto de la historia, estoy abierto a valoraciones del relato y sugerencias que tendré en cuenta en el futuro. Podéis escribirme en los comentarios o por correo a joseperezjop@hotmail.com