La ansiedad de mi hijo.

Una madura viuda es violada en su propia casa por un extraño, a partir de ese momento decide solucionar su vida, entre otras cosas recuperar la deteriorada relación familiar con su único hijo Tomas.

Desde que vivia sola en casa me había acostumbrado a leer con los auriculares en el sillon reclinable hasta que empezaba a entrarme sueño.

Esto lo hacia siempre despues de ducharme y como única ropa llevaba una bata de baño, sin ropa interior.

No seria la primera, ni la ultima vez que me quedaba dormida en el sillón toda la noche.

Sin embargo el despertar de ese dia fue violento en extremo, por un momento pensé que iba a morir.

Antes de que consiguiera despertarme y poder ver a mi agresor, este había conseguido levantarme y darme la vuelta, estaba de espaldas a el.

Había levantado mi bata dejando expuesto mi trasero y presionaba mi espalda con una mano para que me mantuviese inclinada apoyándome en los brazos del sillón.

Con la otra mano el agresor me estaba buscando los labios de la vagina.

Un escalofrío de terror recorrió mi espina dorsal, lo primero que pensé es que una vez fuese violada, despues me mataria para no dejar testigos.

Con voz entrecortada y sollozante le dije que no lo miraria, que le daria todo el dinero que tenia en casa, pero que por favor no me hiciese nada.

Su única contestación a mis ruegos fue penetrarme con un dedo, provocandome algo de dolor debido a que no estaba lubricada, como reaccion di un pequeño respingo.

No me atreví a quejarme por miedo a provocarlo aún más.

Saco el dedo y unos segundos despues me lo volvio a introducir, esta vez me molesto menos, tenia la sensacion de que lo había metido en la boca y tenia impregnado de su saliva.

Con el dedo gordo de la mano empezó a acariciarme el esfínter mientras mantenía el otro dedo introducido en mi vagina.

Con gestos firmes aunque cuidadosos me quito la bata, dejándome totalmente desnuda.

Hasta a mi me parece ahora incoherente, que ante una situación en la que lo mas posible es que fuese violada, pensaba en como se veria mi culo desde la posición de mi agresor.

Sali de esos extraños pensamientos de golpe cuando el individuo que estaba detras mio, me volvio a introducir un dedo en la vagina y con el dedo gordo acariciaba mi esfinter.

En ese momento recordé a mi difunto marido y como me excitaba cuando el sin querer me rozaba el esfínter con su pene cuando buscando la entrada de su deseada vagina cuando lo haciamos a lo perrito.

Siempre sentí curiosidad por el sexo anal, pero nunca me atrevi a proponerselo a mi marido, tenia miedo a que me considerase una guarra por sugerirlo,

Creo que mi esfinter es la zona mas erogena de mi cuerpo, y ahora un extraño que no tenía muy buenas intenciones estaba acariciándola.

Creeréis que soy una viciosa, de hecho incluso yo lo pense, porque aunque no me sentia excitada por la agresiva situación, mi vagina estaba lubricando como una condenada, ahora el dedo de mi agresor se movía con mucha suavidad por mi vagina.

A mis 57 años pocas veces había estado a lo largo de toda mi vida sexual tan mojada como en ese momento.

La mano derecha de mi violador dejó de apretar mi espalda, sin embargo yo no me levante de mi posición inclinada por puro terror, con esa mano empezó a acariciar la parte izquierda de mi culo donde tenia un pequeño tatuaje de un delfin.

Las unicas personas que sabían de la existencia de ese delfín eramos yo y como es lógico el tatuador, un año después de morir mi marido de lo cual hace ya dos, decidí hacer algo atrevido y secreto, y ese fue mi intrépido y temerario acto.

Recuerdo como si fuese ahora mismo, la verguenza de enseñar mi trasero al tatuador, cuando empezó a tatuar me olvide de las vergüenzas, no es que doliera demasiado pero era una sensación bastante molesta.

Ahora mi violador, entra dentro del selecto club de las personas que conocen de la existencia del delfin.

Por no saberlo, no lo sabe ni Tomas, mi único hijo.

Comencé a pensar en lo mal que lo pasaria, si me sucedia algo que ahora parecía inevitable.

Su divorcio estaba muy reciente y no habia sido precisamente amigable, la zorra de mi nuera le había puesto los cuernos con un compañero de trabajo.

Llegue a la conclusión de que esta seria la gota que colmó el vaso para sumirlo en una depresión, en ese momento no pensé en que mi vida estaba en peligro, si no en la estabilidad psicológica de mi hijo, creo que esa es la mejor forma de definir el amor de una madre.

Estaba absorta en mis pensamientos hasta que note que dejaba de acariciarme el delfin, mi ano y mi vagina.

Por debajo de mis piernas vi caer al suelo sus pantalones y su ropa interior marca Calvin Klein.

Cuando con las dos manos y con vigorosa suavidad me sujeto de las caderas y me abrio el culo, me prepare para una embestida brutal.

Estaba llorando, aunque no sollozaba, no quería darle ese placer a mi violador.

Fue entonces cuando note, que al igual que mi marido y ahora pienso que todos los hombres choco su prepucio contra mi esfínter en la busqueda de mi vagina, por un segundo pensé que me iba a violar analmente.

Me aterroricé cuando me di cuenta del tamaño y grosor del pene de mi agresor, recuerdo que mi culo envolvia el pene de mi difunto marido, sin embargo debido al mayor grosor del miembro viril de mi violador mi culo no se terminaba de cerrar.

El violador se ayudó de sus manos para abrir los labios y dejar su glande en la entrada de mi vagina y dio un pequeño empujón.

Menos mal que solo me introdujo unos pocos centímetros, porque aquel pene no parecía humano, y no es que yo conociese demasiados, ya que solo habia estado con mi marido.

Al menos mi violador tuvo la consideración de permitir que mi vagina que hacia mas de dos años que no había sido penetrada se fuese dilatando a medida que me iba penetrando lentamente.

Creo que si hubiese sido más violento, me hubiese destrozado por dentro, por ello tuve por un momento la esperanza de que cuando terminase de violarme no acabaría con mi vida.

Su pene avanzaba dentro de mi cuerpo y no parecía tener final, por un momento me imagine que como en una empalación de la edad media su prepucio saldría por mi boca como una estaca de madera.

Ese pensamiento casi infantil me hizo sonreir, me di cuenta de ello, también percibi que por fin habia llegado a topar su cuerpo con el mio.

Me notaba llena, y era una sensación extraña, aunque mucho más rara me sentí cuando empezó a sacar su miembro en el movimiento hacia atrás, era como si me estuviera vaciando por dentro, cuando la sensacion de vacio era mas intensa casi insoportable no por dolorosa si no por placentera, empezaba el movimiento hacia delante y me volvía sentir llena.

Me concentre en los movimientos de mete y saca, con lo cual acabé dándome cuenta de que no solo no me desagradaban, si no que me estaban produciendo un gran placer.

Por un momento, estuve a punto de ayudar de forma inconsciente moviendo mis caderas para que empujara mejor, pero volvi a la realidad cuando recordé que este individuo era un violador y lo que estaba haciendo no había sido consentido previamente por mi.

Este pensamiento no impidió que me corriese en dos ocasiones, y utilizo la palabra correrse, porque cualquier orgasmo que tuviese hasta ese momento se había quedado pequeño en comparación con los que me produjo el violador.

La realidad es que durante una relacion sexual nunca había tenido hasta entonces mas de un orgasmo.

Disimulé como pude los temblores que me produjeron los superorgasmos para que el violador no se diese cuenta de que estaba disfrutando.

No se cuanto tiempo llevaria bombeando dentro de mi, pero me daba la sensación de que llegaría un tercer orgasmo de formidables proporciones, cuando se agarro a mis pechos con las dos manos y di una ultima embestida.

Mentiría si dijese que me sentí llena de semen por dentro, porque no fue para nada asi, me di cuenta de la gran cantidad de esperma que soltó dentro de mi por como chorreaba entre la parte interna de mis muslos cuando salió de dentro de mi.

Cogió mi bata del suelo y se limpio el pene con ella, después se subió la ropa interior y los pantalones.

Yo seguía sin moverme, mas que nada por miedo, aunque ya empezaba a extenuarme mantenerme en esta posición.

Se separo unos centímetros de mi y escuche lo que me pareció un Smartphone, algo asi como si estuviese escribiendo un Whatsapp.

Cuando acabo con el teléfono, alargo su brazo y me puso el telefono frente a cara, en el estaba escrito con caracteres lo suficientemente grandes para que pudiese leerlos con facilidad:

“Por su seguridad e integridad física le aconsejo que cuente hasta 100 antes de darse la vuelta”.

En cuanto asenti con la cabeza y pronuncie un sometido “si”, mi violador comenzó a alejarse, no sin cierta tranquilidad.

Reconozco que no conté hasta 100 , si no hasta 200, más que nada por puro terror.

Fui al lavabo y me puse frente al espejo, mire mi vello pubico y vi que habia semen, como si fuese otra persona la que lo estuviese haciendo, acerque mi mano a mi monte de venus y toque el esperma y lo acerque a mi nariz, no se porque lo hice, pero sentí que era mi cuerpo el que lo pedia.

Fue en ese momento en el que tomé varias decisiones trascendentales.

Una de ellas fue la de no denunciar a mi violador, no me preocupaba tanto la repercusión que tendría a nivel legal, lo que más me inquietaba es que lo mi familia y amigos sintieran hacia mi en cuanto supiesen que había sido agredida sexualmente en mi propia casa.

Otra de ellas fue empezar a cuidarme en serio y salir más a la calle, ser algo mas sociable, recuperar viejas amistades.

Y deje la tercera y más dura que dejaría para un momento menos tormentoso mentalmente para mi que despues de una reciente violación.

Me duche a conciencia, limpie mi vagina de la forma más exhaustiva que pude.

Cuando termine, me fui a la habitación con la convicción clara de que no iba a poderme dormir en toda la noche.

Esa fue mi equivocación, ya que al poco de tocar mi cabeza en la almohada, me quede profundamente dormida.

Cuando me levante, me vesti y como me prometí a mi misma empecé a cambiar mi vida.

Me apunte a un gimnasio femenino y llame a mis amigas que hacía casi dos años que no veía.

Mi vida mejoro en muchos aspectos, físico, social y anímico, al tercer mes de la violación me atreví a ir a un Pub con mis amigas.

Seis meses después me acostaba en un hotel con un viejo conocido que había vuelto a ver despues de muchos años en el Pub.

Un antiguo compañero del instituto, Ismael, la verdad es que con la lengua me hizo ver las estrellas, “Una buena comida de coño te quita todas las tristezas” decía Sandra, la amiga con la que salia al menos una vez al mes, y aunque el comentario era muy vulgar, no dejaba de tener razon.

Sin embargo, su pene y su forma de follar conmigo me recordaba demasiado a mi difunto marido, eso me hizo echar de menos a mi violador.

Esa misma noche, cuando llegue a casa me masturbe pensando en mi violador.

No os voy a mentir diciendo que no me senti sucia por excitarme con una relación no consentida, porque me sentí sucia y pervertida.

Eso no impidió que al menos una vez a la semana me masturbarse pensando en el gran pedazo de carne que me introdujo a la fuerza mi violador.

Me acosté con cinco hombres más ese año, en todos buscaba a mi violador, solo con uno de ellos, y mas que nada fue por la brusquedad con la que me acaricio los pechos, me senti algo forzada, y me averguenza un poco el decirlo, el sentirme violentada hacía que mis orgasmos fuesen bastante más intensos.

El unico tema o decisión que no había solucionado era el de mi hijo Tomás , con el cual estaba muy distanciado, debido a que indirectamente me culpaba de su divorcio, puesto que nunca me habia llevado bien con su ex-mujer.

Tomas creía que si su ex-esposa se hubiera sentido apoyada por mi, nunca le hubiese sido infiel, era un argumento muy rebuscado, puesto que esas cosas no se solucionan poniendo los cuernos, pero tenia que aceptar que pensara asi, aunque no me gustase.

Entonces mi sobrina Ania me invitó a su boda, la cual se celebraba a casi 800 Km, me alegré por ella y le confirme que asistiria.

Dos días después, mi hijo me hizo muy feliz, no solo diciéndome que iría a la boda de su prima, si no que me acompañaría en su coche.

Salimos un dia antes y decidimos ir a un hotel cerca del lugar de la celebración, para no ir demasiado cansados por el viaje.

Esa noche cenamos juntos, tanto Tomas como yo misma nos felicitamos mutuamente por lo bien que nos veiamos, se notaba que se cuidaba mi hijo.

Me sorprendió ver lo bien marcados que tenia los brazos y lo bien que le quedaba la ropa, no pude evitar sentirme orgullosa de tener un hijo tan atractivo.

La charla entre nosotros fue muy distendida, incluso llegamos a hablar sobre si teniamos pareja, a lo cual los dos contestamos negativamente.

Mi hijo ya no me guardaba ningún tipo de rencor y eso me llenó de júbilo.

Nos fuimos a dormir despues de tomar unas copas en el bar del hotel, cada uno a su habitacion individual.

A la mañana siguiente, nos sorprendimos los dos al vernos tan arreglados y por qué no decirlo tan atractivos.

Esa tarde durante la boda, baile una canción lenta con mi hijo, me sentía protegida por el y por un momento apoyé mi cabeza en su pecho, fue muy bonito y a la vez muy tierno.

Cuando volvimos al hotel, serian la tres de la mañana, mi hijo me recordó que a la mañana siguiente abandonariamos el hotel a las 11:00 horas.

Nos despedimos hasta el dia siguiente.

El viaje fue muy tranquilo y hablamos de muchos temas, cuando me dejo en la puerta de casa, le hice prometerme que nos veriamos mas a menudo a partir de ahora, a lo que me contesto que este sábado pasaria por mi casa.

Llame a mi amiga para decirle que ese sábado probablemente no podría salir puesto que me visitaba mi hijo, se sintió muy contenta por mi.

Pedimos unos kebab, a Tomas le encantaban desde hacia años, entre los dos nos bebimos casi tres botellas de vino.

Las horas pasaban como si fuesen minutos, conversamos y conversamos, fue muy agradable volver a recuperar el cariño de mi hijo,

Ya que habiamos bebido le propuse a mi hijo que se quedase en casa a dormir y que no volviese en coche, le pareció perfecto, los sábados por la noche no es bueno coger el coche estes bebido o no.

Recordé lo mucho que le gustaba a Tomas el juego de mesa Scrabble, el de la creacion de palabras para conseguir puntos.

A mi no me gustaba apuntar porque me olvidaba de hacerlo la mayoría de las veces, asi que le di la libreta para apuntar los puntos a mi hijo.

Aparecieron palabras como Cariño, familiar, fraterno, entre otras.

A mi me costaba mucho pensar palabras, sin embargo Tomás era un hacha en este juego.

La palabra más incomoda hasta ese momento fue “COPULAR”.

Esta palabra la termine yo, luego pense que podia haber puesto “POPULAR” para que la palabra no fuese tan embarazosa, pero como os he dicho soy muy mala en este juego.

Por no mirar a los ojos de mi hijo, mire la libreta en la que apuntaba las puntuaciones y me quedé de piedra, absolutamente atonita cuando vi lo que estaba dibujado en ella.

Me fije que en los márgenes había ido dibujando delfines, ya que tardaba tanto en pensar las palabras, para entretenerse iba dibujando lo que se le pasaba por la cabeza como hacemos muchos de nosotros cuando estamos esperando con una lápiz y una libreta en la mano.

Lo que mas perturbador me pareció era que los delfines eran exactamente iguales al que yo tenia tatuado en mi trasero.

Me puse muy nerviosa, asi que le dije a mi hijo que iba un momento al lavabo.

Ya en el lavabo, mi cabeza iba a 1000 por hora, había descubierto a mi violador y era mi propio hijo.

Acababa de recuperar el cariño de mi hijo y ahora descubria que había sido forzada por el, tenia claro que debía hacer algo al respecto, no podía dejar las cosas asi.

Despues de mucho pensarlo, me decidi y me fui a mi habitación, cuando volví al comedor mi hijo Tomas estaba profundamente dormido en el sillon reclinable que estaba totalmente abierto, había tardado mucho mas de lo que pensaba en tomar una determinación.

Me acerque de forma sigilosa a el, y empece a mirarlo no como mi hijo, si no como un hombre, me fije en su entrepierna, la verdad es que no se sospechaba un bulto tan grande como el que me metio cuando me violo, quizá fuese una casualidad lo del Delfin y estaba cometiendo un error.

Yo estaba muy mojada por el morbo de la situación, después del lavabo me habia ido a la habitacion para quitarme toda la ropa incluida la interior y ponerme la misma bata del dia de la violación, en un intento de que confesara.

Abri un poco mi bata y me introduje un dedo en la vagina, el término mojada se quedaba corto, estaba inundada de fluidos, hablando en plata estaba “cachonda como una perra”.

Con mucho cuidado desabroche el boton del pantalon de mi hijo, no sin cierto miedo y verguenza a que despertara.

Notaba mis pezones tan duros que me dolian al rozar con el tejido de la bata.

Baje la cremallera de los pantalones de mi hijo, cuando vi su ropa interior el corazón me dio un vuelco.

Eran unos Calvin Klein, ya eran dos casualidades, solo me quedaba la tercera para confirmar mis sospechas.

Cuando baje como pude los calzoncillos y pude ver el prepucio de mi hijo, pensé que me estaba equivocando, en ese momento mi hijo se movió hacia arriba poniéndose más cómodo, lo que me permitió que se bajaron lo suficiente los pantalones para que pudiese bajar sus calzoncillos y así poder ver su pene al completo.

Sus testiculos no eran demasiado grandes, y el pene no parecía que fuese tan impresionante como el que tuve dentro de mi.

Nunca había chupado un pene y tonta de mi pensé que esa era la caricia que menos posibilidades de despertar a mi hijo tenia en ese momento.

Cogi con mucho cuidado el miembro viril de mi hijo y empecé a lamer su glande como si fuese un helado, reconozco que no era el sabor lo que me fascinaba, si no el hecho de tener en mi boca el pene de mi hijo y la textura de la carne.

Me decidi a metermelo en la boca, la sensación fue increíble, era todo tan prohibido y yo estaba tan excitada.

No llevaba ni siquiera 30 segundos cuando tuve que dejar de tener en la boca el falo de mi hijo.

Y es que estaba creciendo por momentos, estaba cogiendo un tamaño descomunal, en reposo no es que fuese pequeña, pero no esperaba que creciese tanto.

Entonces sin despertarse, mi hijo se toco el pene y siguió durmiendo, yo acaricie ese monumental trozo de carne hasta que tuve la sensación de que no podía crecer más.

Como pude me subí en los brazos del sillón con cierto miedo a que estos se partieran, me empece a agachar como si fuese a orinar en el campo hasta que la punta de su pene contacto con la entrada de mi vagina.

En ese momento ya no habia vuelta atras, me santigüe aunque no pareciera lo más adecuado para esa ocasion y me deje caer, la verga de mi hijo iba avanzando por mi interior con la suavidad de estar muy lubricada.

Tenia mas de la mitad del pene de mi hijo en mi interior, cuando este despertó.

Sorprendido por ver a su madre encima del sillon auto-empalandose con su pene, vestida únicamente con una bata abierta.

-Mama, ¿que haces?.

No le conteste, simplemente baje un poco mas.

El se agarro a los brazos del sillon, yo no podia bajar mas asi que empece a subir.

-Hijo mio, ¿Confiesa lo que me hiciste?.

Esta vez el que no contesto fue el, se levanto del sillon, penetrandome de golpe con toda su herramienta, ahora la tenia toda dentro, casi con brutalidad me apoyo en la pared del comedor y empezó a follarme de pie, mis pies no tocaban el suelo, estaba abierta del todo y mi hijo embistiendo de forma salvaje.

No tarde ni 15 segundos en correrme como nunca hasta ese momento, como recompensa bese a mi hijo en la boca y con lengua, nuestras lenguas se encontraron y se intentaban fundir la una con la otra.

Habia besado muchas veces en mi vida, pero nunca habia sentido tanta carga de pasión sexual en un beso.

Me volvi a orgasmar, estaba como borracha, con esa sensación de que has bebido mucho pero que necesitas aun mas.

Cogi a mi hijo del culo como deseando que me penetrara más profundamente, cada vez me aplastaba más contra la pared, era una sensación muy animal la que sentía cuando presionaba contra la pared mi pecho con el suyo y como se movia dentro de mi.

Justo cuando me estaba viniendo el tercer orgasmo, su pelvis dio un golpe seco y en ese momento supe que se habia eyaculado dentro de mi.

Con delicadeza me dejo en el suelo, me cerró la bata y ató el cordón de tela.

Se subió los calzoncillos y los pantalones, se acercó al telefono y pidió un taxi, sin decirme nada en ningun momento.

Y salió por la puerta sin despedirse.

Esa noche no pude dormir casi nada, eso si me masturbe dos veces pensando en mi hijo.

Estaba preocupada por como se había ido de casa, por si lo habia perdido para siempre, por que no solo habría perdido a un hijo, tambien perderia al mejor amante que había tenido en mi vida, mi amante hijo violador.

Serian casi las tres de la tarde cuando llamaron a la puerta, era un mensajero con unas rosas rojas y una caja de trufas de chocolate, que eran mi perdición.

Con una nota:

Las rosas son para que me perdones por lo que hice y las trufas son para que las compartas con quien desea volver a pedirte siempre que lo perdones, porque desea volver a ti.

TOMAS, Tu hijo.

Casi a las 10 de la noche sonó el timbre de casa, parecía una colegiala que iba a ver a su cantante preferido en persona, cuando abrí la puerta me lleve una desilusión, era un repartidor de Pizzas que posiblemente se había equivocado.

Me entrego las pizzas y me dijo que ya estaban pagadas, le pregunte a nombre de quien y el repartido dio mi nombre algo extrañado.

Cerré la puerta y deje las pizzas en la cocina, meti varias botellas más de vino en el frigorífico y me quedé un momento viendo la tele sentada en la mesa de la cocina.

Pense en ponerme algo mas comodo y me acordé de un picardias semitransparente que tenia en mi armario totalmente olvidado.

Me quite toda la ropa incluidas mis braguitas y me lo puse.

El susto de mi vida me lo llevé cuando escuche a alguien detras mio:

Ese delfín me tiene obsesionado, es mi pasión, cada vez que lo veo experimento placeres que nunca antes he tenido.- Era Tomás, que había estado escondido en la casa hasta ese momento.

Acto seguido, me rompio el picardias de un tirón y me tiro encima de la cama de mi cuarto de un empujón, abrió mis piernas de par en par y sumergió su cara en mi entrepierna.

Lamia mi entrepierna con verdadera gula, yo no sabía si cogerlo del pelo para que metiera mas su boca en mi interior, el mismo interior del que había salido muchos años antes o acariciar mis pezones.

Que te hagan un buen trabajo con la boca ahi abajo es una experiencia inolvidable, pero que te lo haga tu hijo con ansia es un placer cercano a la perfección, creo que toda madre debería probarlo al menos una vez en la vida.

No me costó nada tener un orgasmo, en ese momento relaje mis caderas y el lo noto, antes de que me diese cuenta estaba totalmente desnudo frente a mi.

Me asuste un poco al ver ese mástil que tenía por pene mi hijo, nunca hasta ahora había visto a mi violador desnudo frente a mi, mirando mi cuerpo con intenso deseo.

Abri mis piernas lo máximo que pude y me prepare para lo que era inevitable, ser poseida por ese hombre que era mi hijo.

La sorpresa es que no se tiro encima de mi y me penetro a lo bestia, se tomó su tiempo para coger un par de cojines de encima de la cama y ponerlos debajo de mi trasero.

Yo miraba sorprendida como se balanceaba su pene cuando el se movia y como le pulsaba cuando se quedaba un momento quieto.

Mi hijo se puso enfrente mio y me penetro de un solo golpe, yo estaba tan lubricada que lo unico que sentí era como me iba abriendo por dentro y llenandome de carne de macho.

La postura no dejaba de ser la del misionero, pero con los cojines debajo de mi culo, notaba que me podía penetrar más, cuando empezo a moverse hacia delante y hacia atras, puse mis piernas alrededor de su cintura, lo cual excitó tanto a mi hijo que hizo que las embestidas fueran más fuertes, me corrí de nuevo, pero esta vez me asuste un poco por que me abandoné tanto al placer y de tal manera que me dio la sensación de que me iba a orinar encima.

Unos segundos después mi hijo eyaculaba dentro de mi por tercera vez.

Cuando salio de mi, su pene goteaba semen, se levantó y salió de la habitación lo cual me entristeció un poco al pensar que mi hijo se iría siempre despues de follarme salvajemente.

Desee poder dormir una noche entera con mi hijo, poderlo abrazar como una madre y como fogosa y deseosa hembra.

Justo cuando esperaba oír la puerta de mi casa cerrándose, entro mi hijo en la habitación con las pizzas y una botella de vino.

Esa noche me follo dos veces más de forma tan salvaje que al otro dia tenia las caderas algo resentidas, pero era feliz y mi hijo tambien.

Me explico que me habia odiado por que pensaba que podia haber contribuido indirectamente a su divorcio y aparte estaba muy estresado en la época en que me violo, pero que se dio cuenta de que nadie obligo a su Ex a acostarse con alguien, que la verdadera culpable de la infidelidad era su ex-mujer y que no valía la pena, seguir odiándome sin una razon logica y sin tener yo ninguna culpa.

Se sincero conmigo explicandome, que cuando odiaba a una mujer, inexplicablemente sentía una irreductible atracción sexual hacia ella, y esa era la razon por la que me había violado, los dos nos alegramos de que lo hubiese hecho.

Desde aquel dia, al menos dos veces a la semana nos reunimos para follar como bestias, y aunque os parezca egoista por mi parte me gusta mucho mas follar con mi hijo cuando esta estresado o con mucha ansiedad por algún tema de trabajo que cuando esta relajado, los mejores polvazos son los que me hace con rabia, me hacen sentir mas deseada, mas mujer.

Algun dia os explicare la utilidad sexual que les dimos a las trufas de chocolate.