La amiga de mi novia, nuestra nueva inquilina (1)

La amiga de mi novia se queda sin piso, y decidimos alquilarle la habitación de nuestra casa

Buenas me presento, soy Hugo tengo 29 años, y llevo 3 años de relación con Sonia que tiene 27 años, hace dos años que vivimos juntos en mi casa, y debido al COVID Sonia perdió su trabajo hace unos meses, asi que empezamos a plantearnos alquilar una de las habitaciones de nuestra casa para poder llegar a fin de mes bien, pero no teníamos claro lo de meter a un desconocido en casa.

Un dia al llegar del trabajo, me encontré a Sonia hablando por videollamada con Yulia, su amiga.

-Hola cariño, saluda a Yulia - Me dijo mientras giraba la tablet, y veía a Yulia saludándome; pese a que las dos eras bajitas, mientras Sonia era castaña con grandes tetas, Yulia era rubia muy delgada y con un culo muy terso, y unos ojos azules preciosos, era de padres Rusos pero llevaba en España toda la vida.

-Hola Hugo, que tal

-Muy bien, y tu? - Dije sentándome al lado de Sonia.

-Pues mal, la verdad, estaba a punto de contárselo a Sonia, me voy a quedar en la calle, porque el dueño de piso donde estoy de alquiler lo va a vender.

-Y te tira a la calle

-Bueno me ha dado 15 días para buscarme otro sitio, pero aqui en la ciudad esta imposible encontrar algo a buen precio.

Sonia y yo nos miramos y supimos lo que decir.

-Quedate con nosotros - Se adelantó Sonia. - Queríamos alquilar la habitación pero no nos decidíamos por meter a un extraño en casa pero a ti te hacemos hueco rápido.

-¿De verdad? - Dijo super ilusionada Yulia - ¿no os molestaría? ¿Hugo?

-No, no por mi genial.

Me levanté y me fui a la ducha y las dejé hablando y planeandolo todo, Sonia me dijo que intentarían en estos días traer sus cosas y en cuanto pudiera se quedaría con nosotros, pero que tenía que arreglar la ducha del cuarto de invitados cuanto antes, le dije que lo haria esa tarde al volver de trabajar.

Al volver, me encontré unas cajas en el recibidor. "Supongo que Yulia habrá traído ya unas cajas" Me dirigí al cuarto cuando escuche a Sonia.

-Hugo, ¿ya estas aquí? Me vas a matar pero tenemos que ayudar a Yulia a traer sus cosas, el casero le ha dicho que o se va hoy o llama a la policia mañana.

-Pero eso es ilegal.

-No porque su contrato ya caducó y estaba pagando la misma renta pero de palabra.

-Bueno pues vamos.

Al llegar allí encontramos a Yulia en la puerta con un montón de cajas, me dió un abrazo se disculpó mil veces y cargamos los tres coches para hacerlo en un solo viaje.

Después, pedimos unas pizzas para casa que se ofreció a pagar Yulia.

-Bua, necesito darme una ducha pero ya – Dijo Yulia mientras recogíamos las cajas de las pizzas y las llevábamos a la cocina.

-Pues va a tener que ser en nuestra ducha Yuli – Dijo Sonia – Porque aquí el señor lleva dos meses para arreglar la del cuarto de invitados.

-Mañana la arreglo, prometido – Dije riéndome.

-Bueno pues si queréis me la doy ya antes de que se haga mas tarde, y querais acostaros. - Abrió una caja sacando unas toallas y se fue a la ducha.

Sonia me miró y sonrió.

-Gracias.

-¿Por qué? - Le dije mientras se acercaba a mi y me besaba.

-Por ser tan bueno – Su mano se deslizo a mi polla – Creo que voy a tener que agradecerlo de alguna manera.

-¿Ah si? - Dije desabrochando mi pantalón, lo que Sonia aprovechó para meter la mano debajo y empezar a tocarme.

-Si si, - Y sacó mi polla y comenzó a masturbarme mientras me besaba.

-Me había dejado la ropa …. ¡HALA! - Dijo Yulia apareciendo en el comedor de sorpresa – Yo no he visto nada.

Rápidamente la guarde y Sonia se puso a mi lado.

-No te he visto tocar una enorme polla… perdón lo estoy arreglando, lo siento – Y se fue corriendo.

Sonia me miró y sonreímos.

-Voy a hablar con ella – Dijo Sonia mientras iba hacía la ducha.

Me senté en el sofá y puse la tele al ratito vino Sonia:

-¿Que tal?

-Pues estaba súper avergonzada, le he dicho que la culpa es nuestra que se nos ha ido de la cabeza que ya no estábamos juntos.

-No se con que cara mirarla ahora – Dije yo.

-Pues con orgullo, dice que no había visto una así de grande nunca, que por eso la ha mirado más rato.

-Ahora el que va a estar avergonzado soy yo – Dije mientras me ponía rojo.

Los dos nos reímos.

-Bueno ya esta acabando, ahora voy a ir a darme yo una ducha, y si quieres seguimos en la cama donde lo habíamos dejado – Me guiñó un ojo y se fue.

Yo no sabia como mirar a Yulia ahora la verdad, y iba a tener que pasar por el comedor para pasar a su cuarto.

-Toc, toc ¿se puede? - Dijo tocando la puerta del comedor mientras se tapaba los ojos con una mano y se sujetaba la toalla con la otra.

-Jajaja claro, ¿porque te tapas los ojos? - Dije mientras la miraba dar pasos cortos.

-Pues porque no quería ver tu enorme polla otra vez.

Eso me pilló a contrapie pero respondí rápido.

-Tranquila esta enfundada.

-Menos mal – Dijo destapándose los ojos – Es que una lleva tiempo a dos velas y claro me enseñáis eso, y ahora Sonia se mete a la ducha desnuda…

-¿Y que?

-Nada, pero no llevo ni 10 horas aquí y ya he visto a los propietarios desnudos.

Nos reímos los dos.

-Y con la tontería me había vuelto a dejar la ropa.

-Bueno Sonia ya te ha visto desnuda tambien, eso tiene que ser un record ¿no?

-Si si, ya solo faltas verme tu desnuda – Y me guiñó el ojo.

-No que si no también veras un cadáver en tus primeras 10 horas, Sonia me mata.

-¿Sonia? Que va, si le he dicho lo mismo que a ti, y me ha contestado “pues chica que te vea, una alegría que se llevara”

Me quedé callado, Sonia nunca había tenido tabús con el sexo ni la desnudez, pero desde luego yo no iba a decir nada que pudiera ser usado en mi contra.

-Dejemos de momento algo de misterio – Alcancé a decir yo.

-De momento – Repitió mientras se metía en su cuarto.

Esa noche Sonia y yo follamos como locos, y cuando acabamos le conté lo que me habia dicho Yulia:

-¿Y no te enseñó nada?

-No, le dije que no hacía falta.

-Vaya que caballero, tu cabeza dijo que no, pero esta – Dijo agarrándome la polla – Seguro que quería que se abriera la toalla.

-No que va – Dije mientras empezaba a masturbarme Sonia.

-Pues que tonto, tiene un cuerpo precioso, y unos pezones rosados – Dijo aumentando el ritmo de la masturbación. - Pero mejor porque si no te la corto – Y paró en seco de tocarme.

Esa noche pensé que ojalá se le hubiera abierto la toalla, pero no tuve mucho que esperar para ver que escondía bajo esa toalla.