La amiga de mi hermana... y mi hermana.

Relato corto de un polvo rápido con una niñita amiga de mi hermana...

Tengo veinte años y hago pesas en un gimnasio por lo que tenía un cuerpo bastante musculoso. Mi familia estaba formada por mis padres, mi hermana Andrea y yo. Recuerdo que muchas de las amigas de mi hermana venían a casa a buscarla, sobre todo en verano, para verme. Todas eran más o menos de la edad de mi hermana sobre diecisiete años y a cual más caliente y con más tonterías.

Normalmente no les echaba cuenta pues eran niñitas que te calentaban pero no pasaban de eso... o eso creía yo hasta que un día vino mi hermana con su amiga Carolina. Nunca podré describir la sensación de calentura que me provocó Carolina al verla después de mucho tiempo. Se había desarrollado en los últimos meses y portaba un cuerpo de carnes firmes que apenas cubría con una minifalda y una pequeña camiseta. Tenía unos pechos, no muy grandes, bien firmes y con unos pezones que parecían que iban a romper la tela.

Yo estaba en el salón cuando llegaron y empezaron a hablar conmigo. Cada una se sentó a un lado de mí. Mi hermana Andrea a mi izquierda y Carolina a mi derecha. Empezaron con el tonteo propio de su edad y cada vez estaban más cerca de mi y más calientes.

-Pues... Paco, nosotras queríamos... – no sabían como decirme lo que querían. – bueno yo no, ella, ella quería follar contigo.

Miré a Carolina y ésta no tardó en quitarse la camiseta sin esperar a que yo le respondiera. Que hermosas y firmes eran sus tetas. Ante tal invitación no pude más que lanzarme a chuparlas. Mis padres habían salido y tardarían bastante, así que decidí tirármela allí mismo, nunca me vería en otra oportunidad de follar semejante hembra.

Mi hermana nos miraba y se quitó los pantalones para acariciarse el coño mientras Carolina me desabrochaba los pantalones y sacaba mi polla. Sentía como su mano recorría toda mi polla masturbándome mientras yo metía la lengua en su boca y la besaba. Sentí el calor de una boca en mi polla. Mi hermana me la estaba mamando con más calentura aún que Carolina. Estaba de rodillas sobre el sofá y se metía mi polla hasta el fondo de su garganta mientras su mano jugaba en el coño y yo acariciaba su culo en pompa.

Carolina se levantó y se quito la camiseta y la falda, quedando en bragas. Se arrodilló a mi lado y le pidió la polla a Andrea para mamarme. Ésta se la cedió y empezó a besarme, mi hermana era una joven muy caliente que además sabía como darse placer y como dárselo a los hombres.

Carolina se colocó a cuatro patas sobre el sofá con su hermoso culo en pompa para que yo le metiera la polla por el coño. Era evidente que la chiquilla había follado mucho. Me levanté y puse mi polla a la altura de su coño, empujé y le fue entrando bajo la mirada atenta de mi hermana que me acariciaba el culo. La penetraba rítmicamente y mi hermana se colocó junto a la amiga en la misma postura.

-Cabrón, métemela a mí ahora.

Le saqué la polla a Carolina y me senté en el sillón para que me montara y cabalgara. Me dio la espalda y abrió las piernas, tomó mi polla con una mano y se la clavó hasta el fondo. Comenzó a cabalgarme y mi hermana me tocaba los huevos a la vez. Paró a la amiga y sacó mi polla de su coño, abrió la boca y me la chupó. ¡Que bien la mamaba! Después Carolina protestó y tuvo que devolver mi polla al interior del coño para que siguiera montándome.

Mi hermana me besaba y me pedía que la follara. Carolina comenzó a gemir con más fuerza y yo aceleré mis penetraciones hasta que se corrió. Andrea, al lado, veía como gozaba su amiga y me imploraba que la follara. Me puse de pie delante de ella y la cogí por el pelo para acercar su boca a mi polla. Ella no opuso resistencia, la abrió y comencé a follar su boca. La tragaba toda y no se quejaba por hondo que se la metiera.

La coloqué a cuatro patas con la cabeza en el coño de Carolina para que se lo comiera. Era sumisa y hacía todo lo que le decía. "Haré todo lo que me mandes, pero fóllame", me rogaba. Agarré mi polla con una mano y la pasaba por su raja sin penetrarla. Gemía por el placer que le daba.

La quité del coño de Carolina y me senté en el sillón. La abrí de piernas y la senté en mi polla. Poco a poco le fue entrando sin mucha resistencia en su húmedo coño hasta que mis huevos tocaron su culo. Gozaba al sentirse penetrada por su hermano. Comenzó a moverse y en pocos minutos alcanzaba el éxtasis con gritos de placer. Aceleré las penetraciones y sentí que me iba a correr. Senté a las dos niñas en el sillón y junté sus caras. Las dos abrieron las bocas esperando mi esperma que no tardó en salir y llenar sus lenguas caras y tetas.

Esto me pasó la semana pasada. El relato es corto porque todo lo hicimos rápido por la excitación y el morbo, pero seguro que encontramos otro momento, de día o de noche, para volver a follar con la puta de mi hermana Andrea.