La amiga de mi hermana

La amiga de mi hermana, me calienta hasta quemarnos

Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.

En nuestra casa, mi hermana menor solía traer amigas. Siempre había chicas, amigas de mi hermana que venían a estudiar, pasar el rato, quedar con ella o lo que les apeteciera.

Mi hermana Eva, joven como era ella y familiarizada conmigo, iba siempre lo más ligera de ropa que podía y una de sus amigas, al ser una asidua de nuestra casa, también se acostumbraba a estar en ropa interior o no llevar sujetador alguno.

¡Vale, cuando eran niñas!, pero ahora que son adultas, como que toca un poco los cojones.

Literalmente me toca los cojones. Algunas de sus amigas, son unas calienta pollas.

Hay una, que llamaremos Ana, que tiene un cuerpazo echo para pecar.

Tiene 18 recién cumplidos y sabe que esta buena. Se aprovecha de eso, para insinuarse, rozarse totalmente.

Siempre lo hace disimuladamente, para poder o bien tocarme, rozándose conmigo o bien que yo me roce con ella.

Claro, esta situación, me tiene caliente, ya que yo con mis 20 años, tampoco es que sea de piedra.

Os describo a Ana, pelo corto y negro, ojos marrones, cuerpo esculpido en las clases de Volley, lo que le ha fortalecido los muslos y el culo. Tiene un pecho grande, una talla 95 o 100. De piel blanca, Su cara de niña buena, es lo que más me pone, ya que parece que no ha roto un plato o no se ha comido una polla.

Un día me decidí a forzar la situación. Yo por lo general, tengo un cuerpo atlético por lo que sé que le molo a las tías, pero paso de novietas y solo busco follamigas. Mido 1,85cm, tengo la espalda ancha, pelo negro y bronceada, ya que me gusta bastante la playa.

Como os decía, decidí emprender una campaña bélica contra Ana, pero claro tenía a mi hermana por medio.

Decidí ir con un pantalón corto de deporte, que me estuviera lo más suelto posible y unos slips, que me mantuvieran el miembro lo más contenido, para que si me empalmaba no se notara demasiado. A estas alturas he de decir que mi miembro mide unos 22 cm y de normal unos 15 cm, es bastante gruesa y gracias a esos atributos, no me faltan mujeres que follarme.

Como os decía, esa semana, cuando Ana y yo coincidíamos en el pasillo, ella por lo general, buscaba cualquier excusa.

La última vez, cuando estábamos a la misma altura se paródónde estaba, como el pasillo era estrecho, se giró, poniendo su culo a la altura de mi polla y restregando su culo contra mi miembro, lo restregó, mirando para los zapatos, diciendo que se le había desatado un cordón.

Yo que esa semana iba preparado, ya iba medio empalmado y aproveche, para abriendo algo mis piernas, llegarle al culazo que tenía y restregar todo mi cipote por su culo, aprovechando que llevaba un pantalón de licra.

Mientras le restregaba mi paquete por su raja y culo, cosa que duro unos segundos, pero me parecieron minutos, ella elevo un poco el cuerpo, me miro, se enderezo y luego fue hacia el baño.

Antes de entrar, me volvió a mirar y cerro, yo que pensaba que era una invitación, hoy el paso de la llave, por lo que me quede otra vez contenido.

La siguiente situación, fue ese mismo día, yo tengo un programa espía en el ordenador de mi hermana, por lo que estaba escuchando todo lo que decían en la habitación, por lo general eran cosas sobre tíos y lo guarra que eran otras tías y demás chorradas.

Además de gozarme como de vez en cuando se metían mano y se sobaban las tetas, y algún que otro pico, que me sirvió para pajearme, Ana no le nombraba a mi hermana nada sobre lo que me hacía, lo que me hacía pensar que era todo algo orquestado por su amiga.

En una de estas Ana, le dice a mi hermana que se encontraba algo mal y que va a pedirle a mi madre si tiene algún ibuprofeno o aspirina.

En mi casa no estábamos nada más que nosotros, por lo que después de salir de la habitación de mi hermana, a los pocos minutos, supongo que no encontrando a mis padres y no localizando nada en la cocina, tocaron en mi puerta.

Yo que estaba medio empalmado, me quite el slip antes abrir y me coloque la polla, toda a lo largo de una de las entrepiernas del pantalón. De esta forma se me notaba todo el salchichón.

Al abrir la puerta, lo primero que observo es que Ana no lleva sujetador, se ve que con los sobeteos y picos con mi hermana se ha calentado, ya que tiene los pezones tiesos y marcados en la camisa.

Ella me empieza a decir algo, pero enseguida se fija, en mi pierna, y nota a mi “amigo”, el cual con la situación estámás alegre todavía si cabe.

Ella, mirándome a los ojos, baja su mano izquierda y empieza a sobarme la polla, por encima del pantalón.

-          Eduardo, me duele la cabeza,-  dice en un susurro, - me puedes dar algo para el dolor?-

-          Puedes coger ese supositorio que tienes en la mano e introducírtelo, para que se te calme el dolor- le digo, no con ironía.

-          ¿Si, tú crees que me cure el dolor de cabeza?- dice ronroneando como una gata en celo. Solo le falta levantar el trasero.

-          Prueba mujer.

-          Es que es tan grande que no sé si me va a doler más.

-          Si no lo pruebas no lo sabrás. – le insisto.

Ella me dice que donde tengo los medicamentos y le digo que en el cajón de la mesa de noche.

Se dirige a ella y se agacha para empezar a registrar, me da igual lo que encuentre en la mesa de noche, aprovecho, para subir la pata del pantalón y sacar la polla, por ély restregarle todo mi miembro en su trasero.

Espero una reacción, de susto o sorpresa, pero ella abre más las piernas y empiezo a meterle la polla, en medio de los muslos, agarrándola por sus caderas.

Ella sigue agarrada al cajón de la mesa, ya no busca nada, solo gime y aprieta los muslos contra mi miembro que no deja de restregarse en su entrepierna, que empiezo a notar mojada.

Sus suspiros son cada vez mayores y más seguidos, denotando que o va a tener un orgasmo o está cerca de disfrutarlo.

Al final, da un enorme gemido y se queda apoyada con la cabeza y manos en la mesa, mientras la mantengo con mis manos en su cadera. Literalmente la estoy manteniendo mientras sigo haciendo los mismos movimientos.

En estos momentos tengo una muñeca entre mis manos, no responde.

Con gran pesar y pensando que mi hermana, podía aparecer en cualquier momento, la dejo sobre la cama y me tranquilizo un poco.Eso intento.