La amiga de Isabel
Esto me cuenta una amiga y yo estoy esperando participar en la segunda ronda
Hola de nuevo soy otra vez Isabel. Esta historia le pasó a una amiga hace cosa de dos semanas. Entre nosotras habíamos hablado de nuestras fantasías sexuales, las típicas cosas que tienes en mente cuando te haces una paja porque también no solo los hombres se hacen pajas.
Pues bien, hace un par de semanas, como iba diciendo, me contó lo siguiente. Era martes y había pedido el día libre en el trabajo porque tenía que esperar a que llegasen los de la tienda de muebles con algunas cosas que había comprado. El caso es que estaba allí sola esperando y empezó a ponerse cachonda pensando en guarradas varias, siempre le pasa lo mismo cuando le va a venir la regla, y a mí también así que empezó a desnudarse y terminó paseándose. Cuando lo hace le gusta meterse un dedo o dos por el culo, dice que la excita mucho. La cuestión es que justo cuando estaba corriéndose llaman a la puerta de arriba, ella pensaba que, en el peor de los casos, le daría tiempo a arreglarse, mientras llegaban a su piso desde el portal, lo cual la pilló de sorpresa ya que tenían que haber tocado el timbre en el portal. Se arregló como pudo intentando aparentar que no había pasado nada y fue a abrir la puerta. Cuando lo hizo vio a tres tíos jóvenes, no demasiado guapos, pero con los cuerpos de quienes realizan trabajos físicos de fuerza. Ella aún se sentía acalorada por el orgasmo que acababa de tener, pero empezó a excitarse otra vez al ver a los tíos. Mientras hablaba con ellos no paraban de sucederse imágenes sexuales en su cabeza. Intentaba concentrarse en otra cosa, pero tenía la lívido a mil por hora y no podía. Empezó a encontrarse incómoda pensando que los tíos podían darse cuenta. Dos de ellos bajaron a por más cosas y el otro se quedó arriba recibiendo órdenes. Ella gesticulaba mucho para explicarle donde quería colocar las cosas, por lo que él debió notar algún olor raro.
Sin saber muy bien como el tío había cogido la mano que antes había estado en su culo y, después empezó a oler los dedos utilizados para la penetración anal con la nariz, procedió a metérselos en la boca y a chuparlos. Ella estaba alucinando, pero, como me contó más tarde "estaba tan salida perdida que no pensaba en nada". Después de chuparle los dedos empezó a desabrocharle la camisa y, cuando acabó de hacerlo, se la sacó y la tiró al suelo. Sacó sus tetas del sujetador, dejándolas colgando por encima del mismo y se puso detrás de ella. Metió sus propios dedos en la boca de ella y empezó a frotar los pezones con fuerza, deteniéndose de vez en cuando para pellizcarlos y que se pusieran duros. Mientras hacían eso llegaron los otros dos y se encontraron con el espectáculo. Se miraron con cara de alucinados, pero ella los invitó a participar y no se lo pensaron demasiado. Antes de nada, puso una norma: nada de exhibiciones masculinas, ella quería gozar como nunca lo había hecho, tenían que esmerarse. Ellos asintieron, pero ya tenían las pollas a punto de reventar. Se desnudaron en el salón. Ella se había sentado en un sillón dejando las piernas colgando de los apoyabrazos, de manera que sus piernas estaban completamente abiertas y su coño quedaba totalmente abierto ante ellos. Había uno a cada lado del sofá y empezaron a chuparle los pezones, que los notaba más duros que nunca. El tercero se puso de rodillas en el suelo y, separando sus labios mojados al máximo empezó a pasarle la lengua por la pipa bajando de vez en cuando para introducirla profundamente dentro del coño . Cuando hacía eso le daba vueltas dentro, algo que a ella la volvía loca. Estuvo haciendo eso un rato, hasta que ella le dijo que le gustaría que se lo hiciese en el culo. Así que se dio la vuelta en el sofá. La postura era la misma, con las piernas colgando, pero de espaldas a él. En esa posición las nalgas se separaban muchísimo, dejando a la vista el culo ya dilatándolo bastante. El tío empezó a pasar la lengua por su agujero, preparándolo antes de metérsela en él. Mientras tanto, ella había empezado a chuparle la polla a uno de los tíos y a hacerle una paja al otro, mientras este último le acariciaba la pipa con la mano. El que estaba arrodillado ante su culo tomó una nalga en cada mano con los pulgares hacia dentro metiéndolos ligeramente en el culo . Quería que estuviese totalmente abierta. Cuando lo estuvo su lengua empezó a penetrarla analmente. Al principio tenía un sabor extraño, pero poco a poco empezó a transformarse en algo natural, el culo empezó a segregar lubricante que, mezclado con su propia saliva caía en la tapicería del sillón. Ella se movía como queriendo meterse toda su lengua en el culo, nunca había hecho eso y le estaba gustando mucho. Estaba al borde de una corrida sentía el agujero tan dilatado que quería meterse algo cuanto antes. En ese momento, la polla que chupaba explotó en su boca, lo que hizo que la leche del tío cayese por las comisuras de sus labios . Cuando se lo tragó todo, empezó a chuparle la polla al otro tío. El que le estaba comiendo el culo paró para ponerse un condón y le dijo que se la quería meter ya . Se sentó en el sofá y ella empezó descender sobre su polla. Tenía el coño tan mojado que entraba muy fácilmente. Empezó a moverse sobre él mientras él le lamía los pezones, que ya los tenía duros como piedras. Le dijo al que ya se había corrido que le metiese algo por el culo. Él se arrodilló detrás de ella y le metió un dedo en el culo, pero estaba tan dilatado que era como si no hubiese hecho nada . Le metió otro. Eso ya era otra cosa, el culo se contrajo alrededor de ellos y él empezó a moverlos en círculos, hacia adentro y hacia afuera. Mientras, ella le chupaba la polla al otro chico y se acariciaba la pipa con la mano que tenía libre. Poco después, una segunda polla se corría en su boca . Cuando el tío se recuperó fue el quien se encargó de tocarle la pipa . Ella ya no pudo soportarlo más, una polla en su coño, una mano en su pipa y dos dedos metidos en el culo y ella pellizcándose los pezones como si quisiera arrancarlos, era demasiado cachondo . Se corrió casi al mismo tiempo en que notó que el tío al que se estaba follando se iba a correr. Notó todos sus músculos en tensión y luego se quedó sin fuerzas. Fue increíble, le echaron dos polvos cada tío, allí la dejaron chorreando leche por el culo y el coño, y le dijeron que pasarían otro día a cobrar y a repetir la faena Cuando terminó de contármelo yo ya estaba tan cachonda que no me lo podía creer más o menos igual que ahora, que recuerdo la historia, hemos quedado que cuando la llamen me lo diga para estar yo., pero eso será otro día.