La amazona

Un buen día el panadero le pregunto a mi esposa que si sabía montar a caballo y pronto encontró la sorpresa.

Lo primero que voy a hacer es describiros a mi mujer, es una morena, de pelo rizado y larga melena, ojos marrones, dos tetas impresionantes, una buena cintura y unas caderas fantasticas. Vivimos en un pueblo cerca de Sevilla.

Ella y yo la verdad es que en cuestión de sexo nos entendemos a las mil maravillas, me ha costado algo de trabajo enseñarla pero lo cierto es que ha merecido la pena.

En un principio era demasiado recatada y practicamente no accedía a ninguna de las peticiones que le realizaba. Por sistema decía a todo que no. Pero lo cierto y verdad es que cuando a base de insistir accedía y probaba volvía a repetir y ya no decía que no.

Eso de hacer una mamada, que la enculara ó que le rasurara el coño, por ejemplo, de eso nada. Hoy pudo decir que hace las mejores mamadas del mundo, tragandoselo todo, todo, todo. Es ella misma la que me pide, y en ocasiones por favor, que la encule y por supuesto tambien me indica cuando tiene que pasar por la peluquería.

Yo siempre he mantenido que los limites del sexo los pone la pareja de mutuo acuerdo y la historia que os voy a contar, primera de otras muchas que os ire relatando es del todo cierta.

Un día al volver a casa del trabajo me la encontre con una minifalda vaquera, por supuesto ya sabía lo que me esperaba y sin mediar palabra y tal y como estaba de espaldas le metí la mano por debajo de la falda y me encontre un hermoso coño suave como la seda y tremendamente mojado. Metí la otra mano por debajo de su camiseta para masajear sus hermosas tetas a la vez que le metia un par de dedos en su mojada raja y le masejeaba con movimientos circular su excitado clitorix notando como jemia y se mojata tremendamente mi mano.

A continuación le dije que se diera la vuelta y como la buena alumna que sabe perfectamente la lección y sabe lo que tiene que hacer, se dio la vuelta a la vez que se puso de rodillas. Desabrocho mi pantalón, bajo mis calzones y saco mi mojada polla. Lentamente paso mi lengua por mi glande y empezo a introducirsela en la boca haciendome una mamada impresionante como ella sabe hacerlas, al cabo de unos pocos minutos no pude resistir más y notando como aumentaba de tamaño de mi polla acelero los movimientos provocando que descargara toda mi leche en su boca. Os puedo asegurar que relamió hasta la última gota. Impresionante.

Una vez terminada la mamada va y me dice:

Ttengo que decirte una cosa.

Yo que aún estaba en la gloría le dije, cuentame, de que se trata.

Que te crees que me ha dicho hoy Rafael el panadero , simulando estar indignada.?

Pues no se dime, que te ha dicho.?

Que el tiene unos caballos en una cuadra y qu si yo sabía montar a caballo, y que si no sabía, el me podía enseñar si yo quisiera.

Una sonrisa ilumino mi rostro, yo sabía por donde iban los tiros pero me hice el inocente no dandole la mayor importancia.

Mujer el hombre te lo habra dicho con la mejor intención, tendrá esos caballos y lo que querrá es que si te apetece vayas algún día con el al picadero a montar a caballo.

De eso nada, esoy segura que lo ha dicho con una doble intención.

A lo que le respondí, eso tan solo hay una forma de averiguarlo.

En esos momentos a la que se le iluminó el rostro fue a ella y haciendose entonces la inocente ella me dijo, Que es lo que quieres decir con eso exactamente.?

Pues lo que he dicho, que te vayas y que le demuestres que sabes montar a caballo perfectamente.

Al día siguiente que vino a casa a dejar el pan no tardó nada en decirselo, Rafael, que me lo he pensado mejor y que sí, que voy a ir contigo a montar a caballo. Quedamos para mañana sobre las cinco de la tarde te parace bien.? Mi mujer dice que Rafael se quedó de piedra. No se lo podía creer.

Esa misma noche me encargué de dejarle bien rasudarito el coño, estaba seguro que ese hombre jamas habría visto un coño tan hermoso como el de mi mujer.

El día de la cita le dije que se pusiera un pequeño tanga negro que apenas le tapa nada y un sujetador que le realza más aún sus grandes tetas, una parte de debajo de un chandal blanco por el que se transparentaba su pequeño tanga negro y una camiseta ajustada con escote que permitía ver parte de sus senos.

Cuando se aproximaba la hora un coche paro en la puerta, era Rafael que venía a buscarla, me asome a la puerta y le dije:

Oye Rafael ten cuidado con ella no se vaya a caer del caballo y se haga daño.

Descuida ya cuidare de ella, veras como se lo pasa bien.

Me despedí de ella con un beso y le susrre al oido. No me dejes en mal lugar. Demuestrale que eres una auténtica amazona tal y como te he enseñado.

Sobre las diez de la noche volvió a parar un coche en la puerta, erán ellos. Ella venía fresca como una rosa, el con una cara de cansado y con unas ojeras que no podía con ellas.

Que como le ha ido, ha aprendido a montar a caballo Rafael.

Parece que llevara montando a caballo toda su vida, me dijo el con voz cansada.

Nos despedimos de el y se marcho.

Ya en casa tranquilamente le pregunté,:

Que.? Como te ha ido con el caballo.? Has montado a un semental.? Anda cuentamé.

Me dijo que llegaron al establo y que rapidamente el se fijo en lo provocativa que iba y que un enorme bulto asomaba en su pantalón. Se la comía con los ojos.

Ensillaron dos caballos y empezo a bromear con el provocándolo:

Hay que ver lo abiertas que tiene que tener uno las piernas para montar a caballo, pero seguramente las mujeres montamos mejor a caballo, pues estamos mas acostumbradas a estar con la piernas mucho tiempo con las piernas abiertas, por lo menos yo.

Rafael que estaba tremendamente excitado me comento, por lo que veo parece ser que sí que estas acostumbrada a montar bastante bien y a estar con las piernas muy abiertas.

Yo que ya tenía mi almeja bastante humeda le conteste, no te puedes hacer una idea, pero ya te la harás.

Al cabo de una media hora de estar montando a caballo paramos en medio de un olivar y le dije a Rafael, oye vamos a parar porque tengo que ir a orinar.

Por aquí donde se puede orinar? Le pregunté.

Pues aquí en medio del campo donde estamos no creo que te vea nadie, puedes hacerlo en cualquier sitio, le dijo sin dejar de fijarse en mi hermoso escote y mi insunuante tanga negro.

Dominando la situación me elejé unos metros de el, dandole la espalda, separando un poco las piernas y sin flexionarlas me baje lentamente el chandall dejando al aire mi prieto culo y el minúsculo tanga, miró de reojo hacia atrás y comprobé que el tambien se empezaba a quitar los pantalones.

A continuación, empece a quitarme como me has enseñado muy insinuante, poco a poco y con las piernas ligeramente separadas el pequeño tanga, quedando con el cuerpo inclinado hacia delante y dejando al aire todo mi coño perfectamente rasurado y tremendamente mojado. Miré hacia atrás y como me imagine lo tenía justo detrás de mío con su enorme polla apuntandome al coño.

Soo, le dije, alto caballo. El no sabía como reaccionar, tenía la polla enorme y estaba deseando meterla en mi coño. Me agache de rodillas y pude observar con detenimiento la enorme polla que tenía el canalla. Empece a hacerle una mamada en las que me has hecho una especialista. Le pase la lengua por su capullo notando como este estaba mojado y aumentaba de tamaño, empecé con un ligero vaiven.

De su boca tan solo salían gemidos, algún que otro Dios y me cago en el copón. Supongo que jamás le habían hecho una mamada como esa, en breves instantes su polla se puso enorme, me agarro la cabeza con las manos y su miembro estallo en mi boca llenandomela entera de su semen el cual tragué hasta la última gota. Le temblaban las piernas y tenía los ojos brillosos.

Uff, ha sido fantástico, me lo he pasado como nunca dijo él.

Como que ha sido, le respondí, esto no ha hecho más que empezar, ahora te voy a enseñar como se monta a un caballo de verdad. Tumbate en el suelo le ordeno.

Me quite la camiseta y el sujetador dejando al aire miss enormes tetas, la polla de Rafael empezaba a reaccionar al ver desnuda a semejante yegua. Se subió en lo alto poniendole el coño en su boca y metiendose ella de nuevo la polla en la boca.

Rafael alucinaba no hacía más que comerme el coño, un coño tan bello, tan rasuradito y suave como ningún otro que hubiera provado. Me pasaba la lengua por toda mi raja parandose en mi clitorix. Eso me volvía loca, pero intentaba no dejarme llevar. Yo a lo mío a ponerle la tranca lo más gorda y dura posible.

Cuando ya la tuve a punto me dí la vuelta y poniendome en cuclillas apunte su enorme miembro a la entrada de mi excitada raja y me lo introduje de un solo golpe hasta que sus guevos chocaron contra mi culo, me corrí de gusto. Se agarró como un poseso a mis tetas y me las estrujó. Se retorcía de gusto.

Me sente, lentamente empece a bombear y a mover las caderas acompañando cada salida entrada de mi raja como me has enseñado mientras me corría una y otra vez, transcurrieron unos minutos tras los cuales note que se le estaba poniendo cada vez más dura por lo que comence a incrementar el bombeo. Yo me estaba corriendo cuando notre un chorro de semen dentro de mi que me hizo gritar, no se de donde sacaba ese animal tanta leche, pero fue impresionante me lleno enterita de semen.

Se quedó quieto e inmovil a lado mía, tenía la respiración entrecortada. A los pocos minutos cuando se recupero un poco volvió a decirme.

Joder, esta vez si que ha sido fantástico, dijo Rafael.

Como que esta vez si que ha sido fantástico, le respodió ella. Yo te he demostrado que se montar a caballo, pero y tú, sabes montar a una yegua.? Aun no me lo has demotrado.

Rafael no se esperaba esta respuesta. Me aproxime hacía el, recogí parte del semen que caía por su entrepierna y me lo restregue por en medio de miss tetas. Como imagino, a Rafael jamás le habían masturbado con un par de tetas. El efecto fue increible, al momento de nuevo tenía el miembro erecto y dispuesto. Me aparté de el y me puse a cuatro patas, posición que tambien me has señado a dominar a la perfección.

Apoye los codos contra el suelo dejando mi apretado y hermoso culo lo más arriba posible. La imagén que podía ver Rafael era fantastica se apreciaba mi raja sonrosada, abierta de par en par totalmente humeda de la cual aún caía su leche, completamente a la vista sin ningún vello que impidiera su visión y mi pequeño y negro agujero del culo. Creo que nunca habrá visto una yegua como yó con esos encantos y en esa postura.

Sin más dilación le dije, a que esperas semental, enculame. No se lo pensó, antes de que pudiera darme cuenta me lo tenía a mi espalda agarrandome por las caderas y apuntando con su enorme polla a la entrada de mi culo. Note como iba entrando poco a poco abriendose camino en mi culo, muriendome de gusto. Aprete mi trasero como me enseñaste sitiendo como me llenaba todo su miembro. El coño se me hacía agua mojandome entera porque sus guevos chocavan una y otra vez contra el a cada envestida. Mis enormes tetas acompañaban a cada embestida como dos campanas replicando. Metió una mano por la entrepierna metiendo sus dedos en mi mojado coño. Me corría una y otra vez. Cuando no pudo aguantar más me agarro por mis tetas empujando cada vez con más fuerza hasta que al final me regalo una corrida bestial llenando mi culo de su caliente leche.

Estaba exausto, se tumbó a mi lado y me dijo. Ahora si que ha sido bestial, pero no me pidas más porque no puedo. En verdad me has demostrado que sabes montar a caballo. Nos vestimos, hemos montamos en los caballos hasta la cuadra y me ha traido a casa.

La felicite y le dije que no esperaba menos de ella. Esa misma noche despues de ducharse y cenar me pidió que la montara nuevamente pues aun tenía ganas de follar.

Ya os escribiré contado alguna que otra historia más.