La amante mirona
Se que Rafael se ha dado cuenta de cómo los espío, a veces mientras esta con ella mira hacia mi terraza, él sabe que estoy allí y algunas veces hemos cruzado miradas de deseo.
__La amante mirona__
Hola soy Julia una mujer de treinta y cinco años, no soy muy alta, ni muy delgada digamos que estoy en ese termino medio en que aún puedo presumir y ponerme bikini y vestidos entallados.
Vivo en una urbanización de casas adosadas, desde que me vine a vivir aquí, mi vida ha cambiado mucho, antes era una persona más solitaria, pero desde que me traslade a esta casa todo ha cambiado.
La casa tiene un patio trasero con una puerta que da al club social, que tiene pistas de tenis y paddel y además piscina, restaurante, sala de juegos, en fin que la verdad es que me divierto sin necesidad de salir de casa.
Mis vecinos son gente muy competente, todos casi de la misma edad año arriba o abajo, por lo que más o menos tenemos cosas en común.
Algunos casados con hijos, otros como yo vivimos solos y otros como diría mi madre viven en pecado.
Yo soy soltera y sin compromiso, mi vida es muy normal y corriente no soy amante de bullas, me gusta el recogimiento y a veces me embarga la tristeza y me deprimo ¡como cualquier hijo de vecino!. Por lo tanto una vida muy normal.
He tenido relaciones con chicos y chicas soy bisexual, vivo el amor con la persona y no con el sexo, tras varios desengaños amorosos, decidí vivir la vida tal y como se me presentaba, sin buscar rollos románticos ni amor eterno, vivo el momento y nada más.
Desde hace al menos seis meses mi vida sexual casi no existe, solo en esos momentos de autosatisfacción que me permito, cuando mi cuerpo me lo pide, y últimamente cada vez me lo esta pidiendo más, sobre todo cuando veo a mis vecinos haciendo el amor en el patio de la casa.
Rafael y Pepi, mis lujuriosos vecinos siempre están liados, se ven que disfrutan mucho de su sexualidad, eso me satisface por partida doble, por ellos y por mi, ya que me ponen a cien cada vez que los veo disfrutar a ellos.
Creo que me he convertido en una mirona, la verdad es que ver a Rafael desnudo es un goce y Pepi tampoco esta nada mal.
La primera vez que los vi, me quede tan pasmada mirándolos y me puse tan caliente, que desde entonces aprovecho para verlos, y masturbarme mientras ellos hacen el amor apasionadamente.
Se que Rafael se ha dado cuenta de cómo los espío, a veces mientras esta con ella mira hacia mi terraza, él sabe que estoy allí y algunas veces hemos cruzado miradas de deseo. Se que le gusto, cuando estamos en el club más de una vez se me ha quedado mirando, y en la piscina aprovecha cuando jugamos los tres para tocarme y rozarse en el agua a veces he notado su pene duro contra mi culo, pero ahí no queda la cosa.
En el vestuario Pepi no sabe mas que decirme que tengo unas tetas muy grandes y buenas, la verdad es que puedo presumir de ellas, una cien de copa, duras y de esas con el pezón hacia arriba señalando al cielo ¡me gustan mis tetas!.
Ella tampoco esta mal, es morena ojos negros bien formada, su culo redondo y prieto, en fin esta para comérsela la verdad, pero nunca hemos pasado de ahí.
Ahora estamos de vacaciones tanto ellos como yo no hemos ido a ninguna parte ¡ya sabéis las hipotecas! Y como la mayoría de los vecinos se fueron de viaje la urbanización estaba casi vacía, por lo que entre los tres organizamos el día y lo pasamos muy bien. Esta noche los he invitado a cenar, así que me he levantado temprano y he preparado todo para la velada.
A mediodía los llamé para ir a la piscina, y salimos los tres con las toallas al hombro y el bote de protector solar, Pepi llevaba un bikini mínimo de colorines fluorescente y Rafael un bañador muy pequeño que denotaba su abultamiento masculino, quede un paso atrás de ellos, y de veras que mi libido se disparo en un momento ¡vaya culos!
Me entraron ganas de cogerlos y apretarlos, de morderlos y chuparlos hasta la saciedad pero dando un suspiro me contuve, y seguí tras ellos hasta llegar a las tumbonas, dejamos allí las toallas, al mirar alrededor me di cuenta de que estacamos solos, solo el bañista desde su puesto y bajo su sombrilla y gafas de sol nos miró por un momento, y se puso a leer el libro que tenia entre las manos.
Cuando me volví Rafael estaba dando crema protectora a Pepi que estaba tumbada en la tumbona tomando el sol, yo me dispuse a hacer lo mismo mientras, miraba las manos de Rafael como extendía la crema por el cuerpo de Pepi, yo cerré mis ojos, por un momento quise sentir esas manos en mi piel, subiendo por mis pantorrillas deslizándose por la crema a través de mis muslos, masajeando mi culo y mis costados ¡uhmm! de veras que me ponía verlos.
Al abrir los ojos los mire de nuevo y note como Rafael me estaba mirando, notaba su deseo y quise pensar que el también estaba imaginando, que me daba la crema a mi, por lo que baje mi vista después de haberme mordido mi labio inferior frente a él.
Vamos a bañarnos dijo Rafael, pero Pepi no tenia ganas, ¿vienes Julia?-me dijo- si vamos y nos fuimos al agua dejando a Pepi tomando el sol.
Nos tiramos de cabeza al agua, sumergiéndonos en la frescura de esta, buceamos un rato y salimos a la superficie, al salir mi pelo estaba tapando mi cara, y el acercando su mano empezó a retirarlo hacía atrás. Al sentirlo tan cerca mi pecho empezó a agitarse, clavo sus ojos en los míos y su mano rozando mis hombros, empezó a bajar por mi pecho, rozó mis pezones salidos por el frío del agua y la excitación que estaba sintiendo en aquel momento, mis manos sin darse cuenta se posaron en su pecho como queriendo sostenerlo
y que no se acercara más, pero el dio un paso mas se acerco a mi oído diciéndome que me deseaba y que sabia que yo también, que lo notaba en mi mirada pero que por respeto a Pepi no podía más que dar lo que me daba.
Note como me ardían las mejillas, como mi sexo latía dentro de mi bikini y un cosquilleo en mi vientre. Estaba tan excitada que me lo hubiese tirado allí mismo.
Sin dejar de mirarme me dijo esta noche haremos el amor en el jardín, espero que estés en tu terraza y piensa que cada caricia que ella reciba será tuya, así estaré en ti, contigo. Lo mire asintiendo y me salí del agua.
Pepi seguía tumbada tomando el sol, parecía haberse quedado dormida, me seque y me tumbe a tomar el sol, cuando Rafael cogiendo el bote de crema me pidió que le pusiese en la espalda, cogí el bote de protector y me puse en la mano, empecé a extendérsela por la espalda su piel es suave, mis manos se paseaban por sus fuertes hombros, bajaban por su espalda, sus costados y se metían hasta un poco por debajo del minúsculo bañador quedando mis dedos atrapados por la dureza de su culo y la lycra del bañador, se dio la vuelta y sus ojos se quedaron mirando los míos, los cuales se agacharon en un acto vergonzoso, mire a Pepi que seguía dormida y el vigilante estaba tan pendiente de la lectura que ni se enteraba.
Rafael me agarro la mano, volcó mas crema en ella y la depositó en su pecho, seguí acariciando aquel fluido por su piel, gozando de aquel roce oleoso y ligero que la crema daba a su piel, rocé sus pezones, los cogí con mis dedos estirándoselos y frotándolos enérgicamente, mi mano bajó hasta su vientre notando su ombligo y su vellosidad, no tuve por más que pararme pero él, me agarro por la mano y se la introdujo en el bañador.
Su pene estaba erecto y mi mano juguetona, por lo que empecé a moverlo con mi mano pringada de crema, Rafael cerró los ojos y sus manos también se introdujeron en mi bikini, me cogió la concha la apretó e introdujo un dedo entre mis labios, el deseo nos arrollaba y decidimos parar.
Nos tumbamos al sol mirándonos de vez en cuando, hasta que Pepi despertó y nos fuimos a casa.
Bueno os espero a las nueve y media para cenar vale, de acuerdo dijo Pepi hasta luego.
Subí a mi habitación y me duche, desnuda como estaba salí a la terraza intentando ver a Rafael, y efectivamente allí estaba, sentado en la silla mirando hacia mi terraza, de rodillas ante el estaba Pepi, que sin demora se había metido toda la polla de él en su boca, mis ojos se clavaron en los suyos y mis dedos, se fueron hacia mis labios siendo atrapados por estos, los chupe y los mordí como si fuera la polla de él, mientras él me miraba.
Cogi mis pechos a la vez que el los de Pepí, y los masajee y acaricie largo tiempo, mis manos volaban por mi piel recordando el tacto de la suya, la dureza de su miembro, sus vellos enredados en mis dedos, su culo prieto apretándose contra mi, clavando su pene en mi concha, mis dedos habían bajado hacía ella, mientras él había puesto a cuatro a Pepi y se la introducía en su vagina pero con la cabeza levantada mirando hacía mi.
Y después de una larga cabalgadura sentí sus gemidos de llegada, Pepi también llegó, y yo tras verlos a ellos me deje ir en mi deseo, y tuve un orgasmo increíble. Rafael me miraba sonriéndome satisfecho, me lanzó un beso, mientras Pepi reposaba echada sobre la mesa del jardín sin enterarse de nada.
Por la noche la cena transcurrió amena y divertida, tomamos unas copas y reímos, y de vez en cuando Rafael y yo cruzábamos algunas miradas cómplices.
Quizás algún día lleguemos a más, por ahora disfrutamos así, una forma de goce como tantas otras.
Así espero día a día asomada a mi terraza, para mirar y disfrutar de esas noches tórridas de verano, cuando el calor azota mi cuerpo con ráfagas de deseo.
Evelyn45