La amante, ella. Su vida (VI)

Lo siento x tantisima demora esq lo erotico me cuesta xD bueno este episodio si tiene mucho erotismo

La conduje por mi santuario guiándola hasta mi lecho, saque una pijama para ella y otra para mi

-tienes pijamas para ocasión de invitadas? Dijo burlonamente para calmar el ambiente

-Si tengo una para cada invitada-dije riendo,  su mirada se ensombreció de celos.- No en realidad no tengo ninguna invitada desde hace mucho tiempo, siempre duermo sola.

Digamos que tu eres la primera en esta nueva temporada- me acerque a ella sigilosamente,  ella suspiro desabroche su cinturón se estremeció.

-Déjame ayudarte- Desabroche el pantalón, le quite el suéter suavemente…


Esta vez seria mía toda la noche la tendría para abrazarnos dormirnos y despertarnos juntas, a mitad de la noche quizás podríamos movernos un poco y sentir el cuerpo tibio de la otra haciéndonos querer tomarnos en ese instante entre sueños y realidad así como éramos nosotras “entre sueños y realidad”, suspire y sonreír, quería que esta vez fuera mejor que las anteriores.

-Paula, ámame, te deseo muchísimo-dijo desabotonando su camisa blanca.- al comenzar a ver la piel se su pecho blanca y recordar lo suave que era me estremecí. Pose mis manos sobre su rostro haciendo su cabello rizado hacia atrás, sintiendo cada milímetro de aquella cara que me cautivaba, las seguí bajando tocando su cuello su clavícula la vi. Cerrar los ojos, la oí suspirar. Ella puso sus manos en mi cintura. No se que tantas cosas senita en ese momento quería llorar ¿pero llorar porque? Porque no era mía; estaría esa noche y mañana se marcharía, que tonta era no podía seguir pensando en el mañana porque aun no llegaba y si lo seguía haciendo no aprovecharía a esta mujer no le podría brindar mi deseo mis ansias por tenerla mi ímpetu lo galante de mí al hacer el amor.

Entrelace mis manos con las suya y un instante después las separe para que  nuestras palmas se rozaran, esta sensación me produjo un cosquilleo en el vientre. Mi mirada era tan penetrante tan tranquila y a la vez tan deseosa, la suya era de impaciencia de un deseo atroz. Pero hoy quería hacer el amor lenta e intensamente. Le saque la camisa blanca, la abrace y comencé a besarle los hombros sentía contra mis senos como sus pezones se erguían, iba recorrido con mis manos su espalda, sus senos su abdomen, metí mi mano bajo su pantalón y comencé a acariciarla, los besos se volvían mas sagaces, pasionales, sentí como comenzaba a humedecerse la tela de su ropa interior aquello era tan excitante y placentero, entonces ya no pude mas y comencé a tocarla sin ninguna tela que nos impidiera el contacto, al rozar suavemente su clítoris ella jadeo, la estimulaba  hasta que su clítoris se hincho, deslice dos de mis dedos entre sus labios hasta la entrada de la vagina subía y bajaba  la zona era tan mojada que sentí como me humedecía yo también, ella se mordía los labios me miraba  jadeaba me apretaba, estaba apunto de tener un orgasmo con mis dedos así que suavemente pare quería probar su humedad, deslice mi mano fuera de su pantalón y ella suspiro algo decepcionada por haberme detenido

-apenas viene lo mejor- le susurre al oído, rozando mis labios con su oreja

Me quite la blusa el pantalón  hasta quedar en ropa interior me acerque a ella y abrazándola le quite el sujetador al mismo tiempo que le pedía me quitara el mío  quería que nuestros senos se rozaran sentir sus pezones duros contra los míos pequeños, una vez sin sujetador comencé acariciando levemente, rozando con la palma su pezón, tomando con toda la mano el seno y haciendo círculos con el pulgar alrededor de este, me miraba encendida no sabia que hacer

-tócame como desees milena, ahora yo soy tuya

se coloco detrás de mi haciéndome el cabello a un lado y comenzó a besarme el cuello la nuca los hombros  a trazar líneas con su lengua a tocarme los senos y apretarlos despacio mientras yo me pegaba a ella, bajo su mano hasta mi sexo y comenzó a tocarme, así estuvimos algún tiempo.

que me hacia esta mujer jamás me había sentido tan dominada pero candente, que no parara quería sentir sus dedos dentro de mi, su lengua recorriendo mis pechos  mi vientre mi pelvis mis muslos mis piernas para así posarse en mi clítoris quería tener un orgasmo con su lengua ahí. Dios como deseaba eso

me voltee para quedar nuevamente de frente a ella, le sonreí  había tomado la iniciativa, la conduje hasta la cama y la recosté, aun traía los pantalones y su ropa interior  apoye mis manos sobre la cama y comencé a besarla haciéndola apoyar su cabeza contra mi almohada baje por su cuello besando lamiendo mordiendo hasta llegar a sus senos juguetee con ellos chapándolos bese la prominencia de sus senos lamí su vientre sus costados  y llegue hasta sus pantalones que le quite apresuradamente deslizándolos de un tiron volví a ella una vez que lo deje un lado, acaricie sus muslos con mis hábiles manos hasta llegar a la entrepierna  para quitarle la ropa interior, ella pareció apenada en ninguno de nuestros encuentros anteriores habíamos hecho algo como esto tan lento excitante y visual, no me detendría ahora, contemple un instante su pelvis le sonreí ella me devolvió la sonrisa sonrojada, Trace una línea con mi lengua por toda su pierna subiendo hasta la cara interna del muslo y pude percibir su aroma, quería probarla sentirla  tocarla mirarla, perderme en sus ojos de avellana  quería todo, me enloquecía

-Paula, yo… no se si pueda hacerlo, no se mucho

-tranquila Miel, solo relájate y siente lo que te provoca- dije hundiéndome en aquella humedad embriagante, apenas tocando pasaba mi lengua en círculos, pude notar un cambio en su cuerpo al pasar los minutos se desinhibían  me daba mas apertura y yo comenzaba a pasar firmemente por ahí, cuando metí los dedos simio tan deliciosamente que sentía perdía el aire, comenzó a mover las caderas a respirar pesadamente a tomarme la mano libre, mis dedos comenzaban a quedar prisioneros dentro de aquel calor húmedo era fantástico.

-Paula para por favor- decía entres  gemidos acallados atrapados en su garganta del cual salían apenas, claro que no pararía quería que se viniera que tuviera el mejor orgasmo en mucho tiempo, seguía con la boca con los dedos, aguantaba demasiado mis dedos comenzaban a quedar asfixiados por  la apretadura de su vagina, pero aun así seguían sabían cual era el fin de aquel uso, arqueo la espalda, contuvo el aliento unos instantes y sentí como se mojaban mis dedos , y soltó el mejor gemido, largo sonoro inundando de satisfacción mutua el dormitorio saque los dedos poco a poco y me recosté en su muslo, aguardando que tomara un poco de compostura, fue cuando escuche que sollozaba, me limpie la boca y subí suavemente hasta ella, oculto su rostro en sus manos, me asuste por un instante¿ la había lastimado?

-¿pasa algo, por que lloras cielo? déjame abrazarte quitarte el llanto ¿te he lastimado?

Solo se acurrucaba contra mi sin decir nada así la abrace por casi una hora en completo silencio solamente arropándola con mis cobijas abrazándola

-Paula, gracias, dijo echándome los brazos al cuello y besándome tan calidamente.

-De nada cielo, ¿quieres dormir un poco?

Se volteo de lado dándome la espalda para que la abrazara y nos dormimos, me sentía feliz, me acomode por su cuello y el sueño me venció. La madrugada estaba entrada cuando Milena me hizo despertar rozando con mi pelvis en seguida mi deseo se activo, un  escalofrió recorrió mi cuerpo y la abrace así de espaldas hundiendo mi cara en su cabello  mordisqueándolo, ella entre sueños se pegaba a mi eso me causaba placer comencé a bajar la mano y acariciarla y a embestirla suavemente, se despertó completamente y somnolienta se volteo para quedar cara a cara conmigo y comenzó a besarme  tan sensualmente a tócame los senos el abdomen y bajo hasta mi sexo acariciando, suspiro al sentir mi humedad y comenzó a estimularme, de esta manera poco a poco fue subiéndose a mi  cuando nuestras pelvis se rozaron me sentí electrizada el movimiento de caderas comenzó, estábamos ahí teniendo un placer mayor prolongado, quería aguantar demasiado tiempo quería soportar aquello por muchos minutos, no supe en que momento metió dos dedos en mi sentía como los sacaba hasta la punta y volvía a introducirlos lenta y deliciosamente

Cielos esta mujer tenia demasiadas cosas escondidas