La Alumna del Placer 5

“Un trágico accidente en el pasado de Alejandra la dejó marcada para siempre y el único culpable deberá pagar…”

La Alumna del Placer. V:

La Historia de la Calienta Pollas

"Un trágico accidente en el pasado de Alejandra la dejó marcada para siempre y el único culpable deberá pagar…"

En escenas anteriores

Alejandra se había percatado de que Esteban la estaba espiado por la puerta, así que tendría que hablar muy seriamente con él. Esteban le atraía desde el primer día que lo vio. Era más guapo que Fernando y su carita de inocente la hacía tener los pensamientos más perversos. Así que planeó acostarse con el utilizando el miedo que le tenía a su hermano, y por si un día se revelaba contra ella le tendría una pequeña sorpresa. Para eso preparó su webcam y la enfocó directo a su cama, apagó la pantalla del ordenador y la dejó grabando automáticamente. Había funcionado, con esa evidencia Esteban no se negaría a lo que ella le ordenara y realmente necesitaba la lealtad del pequeño para realizar lo que su mente tenía planeado.

Varios días después de lo ocurrido con Adrián, Alejandra tuvo varios encuentros con Esteban, necesitaba ganarse su completa lealtad, la venganza que su mente enfermiza planeaba era en grande y sabía que Esteban era un punto clave, pero al ser hermano de Fernando la podría traicionar y estuvo trabajando para que eso no sucediera. Empezó a hacer adicto a Esteban a su coño, a su boca y ahora a su culo… Muchas veces para asegurarse de mantener su deseo encendido, lo calentaba al máximo y no lo dejaba correrse, era una zorra total, si había un infierno pagaría por corromper a tan inocente mente.

-Así papito, fóllame, dame más fuerte, soy tu puta… Mierda… que rico… papi. -Decía muy perdidamente en el placer Alejandra mientras se dejaba follar por su Alumno Esteban.

-Te gusta que te la den hasta el fondo verdad zorra, a ver si te gusta esto. –Sacando su polla de aquel coño y metiéndosela en su culo.

-Joder… -Fue lo único que pudo decir Alejandra, su Alumno había aprendido mucho, se la follaba como un demonio. Le había entrenado bien, le había enseñado a follar como a ella le gustaba.

Esteban tenía que complacer a su maestra, así que la tomó del cabello mientras la embestía por el culo y lo jaló fuertemente.

-Mierda… Me haces daño. –Dijo Alejandra sintiendo dolor.

-No te he dicho que hables puta. –Así que le dio un par de nalgadas bien fuertes, castigándola por haber hablado sin permiso.

-¿Vas a volver a responder sin permiso?

-No

Y le volvió a pegar.

-¡No que!, puta.

-No, mi señor Esteban.

Quería cambiar de posición. La arrodilló en la cama y le puso su cara sobre la almohada y elevó su culo lo más que pudo, desde ese lugar tenía una vista perfecta de aquellos agujeros hambrientos de polla. No sabía por dónde penetrarla, ya se la había follado por todos sus agujeros. Así que decidió terminar.

-Ven acá. –Le dijo sujetándola por los cabellos. La puso enfrente de su polla, se la metió hasta donde pudo y la empezó a embestir.

Alejandra había creado un monstruo, pero le importaba una mierda. Le encantaba que la tratarán como una puta, que la golpearan, que le dijeran groserías, su alumno pronto se convertiría en maestro.

-Me voy a correr… -Le dijo Esteban con los ojos perdidos por un orgasmo que se aproximaba.

Alejandra lo paró, no quería que siguiera con esas embestidas o no podría disfrutar de esa corrida. Agarró la polla y empezó a succionarla con mucha fuerza, tenía mucha sed y quería cesarla. Sintió como la polla daba unas contracciones y una gran cantidad de leche salía con fuerza y abundancia, llenándole la boca en el acto

Sentir esa leche en su boca la puso más caliente de lo que estaba, Esteban no podía dejarla así, tenía que hacerla correrse rápido o le castigaría. La tumbó en la cama, le abrió las piernas y comenzó a chuparle el coño. Lo chupaba con pasión, tomó dos de sus dedos y se los entraba en aquel agujero chorreante, con su otra mano, le entró un dedo en su culito, todo esto sin dejar se chupar. Alejandra gemía de placer, con una mano se acariciaba una teta mientras que con la otra se frotaba su clítoris salvajemente.

No aguantaba tanto placer, iba a estallar en un orgasmo si aquello no paraba.

-Me voy a correr… que alguien me ayude, no puedo más

Esteban no le tenía piedad, así que aceleró la velocidad con que entraban sus dedos. Alejandra se arqueó explotando en un fuertísimo orgasmo, era demasiado, estaba agotada. Tenía toda la tarde follando, había perdido la cuenta de las veces que se había corrido. Esteban era increíble, había pasado de un pequeño sin experiencia a un gran maestro del placer, estaba orgullosa.

Como siempre le despidió y le dijo que lo llamaría cuando tuviera ganas de un buen polvo.

Los días siguieron pasando y Alejandra esperaba la llamada de Adrián, su cómplice. Estaban tramando algo en grande. Suena el móvil y lo coge rápido:

-Me tenías cansada de esperar, por qué tardas tanto capullo.

-Crees que es fácil convencer a tantas personas, vas a tener que pagarles muy bien para que te ayuden.

-Yo sé cómo pagarles, pero dime, ¿puedo contar con ellos?

-Solo he podido convencer a tres, nadie quiere ensuciarse la mano con un mocoso.

-Capullos, pero no importa, con esos tres será suficiente, empecemos cuanto antes.

-Hay un pequeño problema

-¿Cuál?

-Que quieren que le des un pago por adelantado.

-¡Qué coño! Capullos de mierda, les dije que les iba a pagar, ¿se lo has dicho?

-Sí lo hice, pero quieren verte.

-Joder, ¿dónde quieren que nos veamos?

-En mi casa estará bien, ¿sabes llegar?

-Sí, nos vemos allá en un rato.

-Vale, hablamos cuando llegues.

Alejandra cerró el teléfono muy enojada, pero qué le pasaba a esos capullos de mierda, estaba haciendo una gran inversión tan solo por una venganza. No podía perdonar a Fernando por lo que le hizo, él la había convertido en el monstruo que era ahora, llena de odio y adicta al sexo, aunque no era por eso que le odiaba, su odio hacia él era más antiguo, la historia se remontaba dos años atrás.

La verdad es que Alejandra no siempre fue una niña buena y estudiosa que vivía encerrada en su casa todo el tiempo, su lado oscuro es en realidad su antigua personalidad, su verdadero yo, pero un trágico accidente ocasionado por Fernando en la fiesta de Carol la hizo cambiar radicalmente. Desde ese día le odiaba, no le perdonaba aquello y cuando pensó que todo había terminado con él, vuelve a su vida secuestrándola y sumergiéndola en el mundo del placer.

Podía recordar ese día como si todo hubiese sucedido ayer

-Me gusta esa chica, desearía poder meterle la polla hasta el fondo y follármela hasta que suplique piedad. –Dijo Jorge hablado con sus amigos.

-Jajaja, crees qué te vas a poder follar a Alejandra, ¿es qué no sabes cómo le llaman? –Dijo Fernando en tono burlón a Jorge.

-No, ¿cómo es que le llaman?

-La calienta pollas. Esa putita malcriada, te pone caliente, te deja meterle mano y cuando ya no aguantas más y decides follártela te dice que no, se va y te deja con las ganas.

-¿Y ni siquiera te hace una mamada, o una pajita? –Pregunta Isaac intrigado.

-Nada, simplemente te dice que no, se inventa cualquier excusa y se va. Le encanta hacer eso, lo disfruta, pero ya verá, ya quisiera yo que me hiciera eso un día para ver si se piensa ir, que sabrá lo que es follar.

Todos se ríen ante el cometario de Fernando.

-Saben que, debería de enseñarle una lección a esa calienta pollas.

-Sí, pero qué se cree, ¿qué puede ir calentado pollas y dejarlas así? –Dice Isaac con gran entusiasmo.

-Jajaja, parece que ya te puso la polla caliente Isaac, mírate como estas, y eso que ni le has agarrado una teta. –Dice Jorge riendo por la forma de expresarse de Isaac.

Todos se ríen y dejan de darle importancia al tema.

Mientras tanto, la calienta pollas de Alejandra repasaba en su mente su guarda ropas, pensaba en que se pondría para ir a la fiesta de Carol, los padres de ella habían salido de la ciudad y haría una gran fiesta, según le contaron, habían invitado a unos universitarios muy guapos y no quería perdérsela. No podía parecer una niña, quería que la vieran más madura.

-Mierda. –Dijo Alejandra viendo su reloj. Es qué no se piensa acabar el tiempo, ya quiero salir de esta escuela de mierda. Se estaba desesperando, solo faltaban unos segundo para poder largarse de allí. Suena el timbre. Por fin libre… y se va de aquel aburrido lugar. Cuando va caminando por el pasillo oye unos chicos riendo, al voltear, le parece que se ríen de ella.

-De qué coño se ríen.

-Que yo sepa reírse no es un delito en este país. –Le contesta Fernando burlonamente.

-No, pero si es acerca de mí sí.

-Ya bebe, no te cabrees por una tontería, no nos reíamos de ti. Solo que dijimos que estas muy buena y alguien hizo un comentario vulgar, ya sabes cosa de hombres.

-Haber si ya crecen vagos.

Y se fue moviendo su culito muy sensualmente.

-Joder Jorge, tenías razón, cualquiera quisiera meterle su polla a esa putita, ¿has visto qué culito tiene? –Le contesta Fernando haciéndose agua a la boca.

-Ya ves que lo dije.

-Esa Alejandra y yo tenemos que hablar, no le puedo permitir seguir calentando pollas, ya verá un día de estos.

Las horas pasaron y Alejandra estaba en la fiesta, llegó un poco tarde, no le gustaba llegar temprano, siempre a mitad de la fiesta para causar sensación. Iba vestida muy sensualmente. Llevaba un vestido blanco de una tela muy fina, el cual apenas tenía unos tiritos bien finos sujetados a su cuello, además el vestido apenas le llegaba a la mitad del muslo dejando todo a la vista. No llevaba sostén, y andaba con unas tangas blancas que le hacían marcar todo su culito al vestido. Tenía su pelo suelto, se había maquillo, en fin, parecía todo una puta.

La fiesta se había encendido, esos universitarios eran geniales, no se parecían en nada a sus compañeros de clase, eran más maduros e interesantes. A pesar de ser menores de edad la mayoría de los que estaban en la fiesta, se lo arreglaron para llevar alcohol. Ella no acostumbraba a tomar, le caía mal el licor, pero esa noche lo pasó por alto y tomó. Estaba ya media ebria cuando viene Fernando, ese día se veía muy aguapo. Al verlo, Alejandra deseó darle un escarmiento por estar riéndose de ella, le iba a calentar y luego se marcharía dejándole con las ganas.

Le llamó y le susurró al oído que quería subir con él a unas de las habitaciones de la casa. Fernando aceptó con toda intención de poner en su lugar a esta calienta pollas. Cuando estaban en la habitación Alejandra se sentó en la cama y lo invitó a hacer lo mismo. Allí comenzaron a besarse como locos, jugaban con sus lenguas muy apasionadamente. Fernando le sacó una teta y se la comenzó a chupar. Ella aprovechó y comenzó a tocarle la polla, la tenía dura. Le susurró al oído que estaba húmeda, esto puso aún más caliente a Fernando, el cual quiso ir más allá metiéndole una mano en el coño de Alejandra, no le sorprendió lo que encontró, es verdad que estaba muy húmeda. Comenzó a acariciar su coño, ella se estremecía de placer.

Fernando dijo que era su turno, así que se sacó la polla y se la mostró con la intención de que se la chupase. Alejandra sabía que la hora había llegado, tenía que dejarlo así de caliente. Como siempre, comenzó con sus escusas, pero Fernando se la sabía todas, no pudo escaparse de este. Se sentía acorralada. Fernando le dijo que se tranquilizase y le dio un vaso de licor con el que andaba. Alejandra muy ingenuamente se lo tomó, pero lo que no sabía era, que cuando iban hacía la habitación, Fernando aprovechó y le echó una sustancia somnífera con toda intención de dárselo a beber.

Alejandra poco a poco se fue quedando dormida. Cuando amaneció, se encontraba en la misma habitación del día anterior, se revisó bien, tenía su ropa puesta, se aseguró de que no la hayan violado, todo en orden. Se fue a su casa donde la castigaron por semanas por no ver llegado a dormir, lo bueno es que era sábado y no tenía clases.

Cuando llegó el lunes a su colegio sus pesadillas empezaron. Montones de fotos de ella desnuda andaban por todas partes, agarró una de las fotos y vio que decía algo, "por calienta pollas". Desde ese día comenzaron las burlas, nunca la vieron igual. Acusó a Fernando del hecho, pero no tenía pruebas de que haya sido él, nadie recuerda verle visto estar con él en la fiesta, además ella misma confesó ver tomado alcohol y verse emborrachado, no se acordaba de nada, cualquiera pudo verlo hecho eso. Pero ella sabía que Fernando había sido el culpable.

La pobre no soportó las humillaciones y decidió cambiarse de colegio. La experiencia la había traumatizado, cuando salía a la calle sentía que todos la veían y se burlaban de ella, poco a poco comenzó a salir menos hasta que dejó de salir por completo. Se juró así misma nunca más volver a ser una calienta pollas, a partir de ahora sería una chica nueva y olvidaría su pasado. Se concentró en sus estudios y poco a poco se fue transformando en la típica chica nerd. Después de un tiempo decidió regresar a su antiguo colegio, ya que este le quedaba más cerca de la casa.

Nadie parecía darle importancia a su llegada, se había transformado tanto que ni parecía ella misma. Inclusive para muchos pasaba desapercibida, ya no hablaba con nadie, se había aislado. Sufrió tanto durante aquellos días. El tiempo iba pasando y aquello pareció nunca haber ocurrido, ni se acordaba ya de aquello. Hasta el día en que volvió a ver a Fernando a su lado en el examen, era lo peor estar cerca de ese maldito. Para colmo le hablaba como si nada, que se creía, que se iba a seguir burlado de ella, ojala y reprobase, si hubiese sido otra persona le ayudaría en el examen, pero a él no. Su transformación había sido increíble, era muy diferente a como era antes, ahora era más sumisa y miedosa, si fueran sus antiguos tiempos le daría unas cachetadas.

Fernando en el fondo siempre había deseado follarse a Alejandra, aquel día no se la quiso follar porque estaba dormida, la quería despierta, consiente, no así. Luego simplemente desapareció y la volvió a ver tiempo después totalmente transformada. Planeó durante muchos días su secuestro, la seguía aunque ella no se percatase, conocía todas sus rutas. Un día vio que tomó una ruta diferente, el día había llegado. Desde entonces Alejandra se había vuelto su sumisa, pero había regresado a su antiguo oficio de calienta pollas, le estaba colmando la paciencia, era su última oportunidad, la llevó a su casa y el resto es historia.

Alejandra le empezaba a gustar, era tan puta, y su coñito de lo más rico, nunca había probado igual, pero noto algo en ella, comenzó a cambiar. Era más pesada con él, le hablaba poco, se preguntaba si todavía le guardaba rencor, sino era eso que podría ser

Alejandra mientras tanto se dirigía a la casa de Adrián, tenía que ver a esos tres capullos que querían que le pagaran por adelantado. Cuando llegó subió inmediatamente al piso de Adrián, allí estaban, tres militares. No se molestó en preguntarles sus nombres, no le interesaba.

-Les he dicho que les pagarías, aun así insistieron en verte. –Le dijo Adrián liberándose de su responsabilidad.

-Ya veo. Bien, les daré solo una parte ahora y luego el resto, pero espero que cumplan su parte, no me querrán ver enojada.

-Nosotros no nos referíamos a esa clase de pago. –Le dice uno de los tres.

-¿Y qué es lo que quieres por adelantado entonces?

-Torres nos ha contado lo bien que follas, así que

-¿No me estarán insinuando que los tres desean follar conmigo?

-Los tres no, los cuatro, le responde Adrián ya acariciándose la polla.

-Están locos, ¿a los cuatro a la vez? Me mataran

-Si aceptas, tan solo te cobraremos la mitad

-Mmm… una oferta muy tentadora. Qué más da… Bien y ¿Quién será el primero?

Alejandra superaría su límite, ¿se podrá follar a los cuatro al mismo tiempo? ¿De qué se tratará su venganza? ¿Podrá Fernando salvarse de ella?

Averígualo en el próximo capítulo. La Alumna del Placer VI: El inicio de la venganza.

Continuará