La Alumna del Placer 4

“Alejandra se encontraba confundida con si debe o no ser una zorra, pero un encuentro con un desconocido le hará tomar una decisión…”

La Alumna del Placer. IV

"Alejandra se encontraba confundida con si debe o no ser una zorra, pero un encuentro con un desconocido le hará tomar una decisión…"

Alejandra se encontraba confundida, ver lo que le hizo a Esteban le había hecho recobrar la razón, había regresado a ser como antes, la típica chica aburrida. Sin embargo en la vida no siempre hay un borrón y cuenta nueva, su pasado la atormentaba, a Fernando no le importaba si era una aburrida o una zorra, le había dado de comer su coño y lo había dejado con mucha hambre, la buscaba, la llamaba, no la dejaba en paz, se sentía acosada, tan culpable. Además ahora estaba Esteban, el pequeño a quien había adentrado en el mundo del sexo, ahora él también la deseaba y la buscaba.

Pero las cosas no terminan aquí, en su antigua vida Alejandra había hecho cosas que no eran propias de ella y los chismes y comentarios comenzaron a recorrer el colegio. Odiaba lo que había hecho, es como si un espíritu maligno se hubiese apoderado de ella, aunque si había un culpable de esto era Fernando, si él no la hubiese secuestrado y obligado hacer lo que hizo nada de esto estaría pasando.

Quería venganza, Fernando debería pagar por lo que le había hecho, pero ¿cómo podría vénganse? Fernando solo había sido bueno con ella porque le gustaba, pero en realidad él es un brabucón, le tenía miedo en el fondo y eso era lo que la atormentaba, sabía que si no buscaba una forma rápida de solucionar este problema la estaría esperando afuera para secuestrarla nuevamente y violarla si fuere necesario.

Todos estos pensamientos le rondaban la mente, así que decidió dar un paseo. Andaba por la calle sin rumbo alguno, vio que cerca estaba la parada del Metro y decidió montarse. No tenía rumbo alguno en el Metro, las estaciones pasaban y pasaban. No se había fijado, pero parado a su lado se encontraba un militar, debería de tener algunos 25 años, era alto y fuerte, se le veía que hacía mucho ejercicio en el ejército, porque esos fuertes músculos no se obtienen gratis. Vio que el militar la estaba mirando, así que le volteó la cara, pero pudo ver en el reflejo del vidrio del tren que la seguía mirando.

Alejandra en ese momento olvidó los problemas en los que estaba pensando y se dejó llevar por el momento, quería provocar a aquel militar, hacerlo desear algo que nunca tendría, así que fue lentamente abriendo sus piernas y subiendo su faldita enseñando sus muslos. Para el militar eso fue una señal de que aquella jovencita no era tan decente como parecía, era una zorrita que estaba muy buena. Por su mente no pudo dejar de imaginarse lo que le haría a esa colegiada, la tomaría de un brazo, la llevaría contra la pared y le comería esa boquita suya. Se preguntaba a qué sabría su piel, cómo le mamaría lentamente cada una de sus tetas, bajaría hasta su ombligo y lamería todo hasta bajar a su coño, olería profundamente el olor que este desprende, se lo podía imaginar, la fragancia más rica…Le quitaría las bragas y le comería ese coño

-Joder… -Se dijo así mismo el militar. Había estado tan perdido en su imaginación que no se había percatado que tenía la polla dura, tuvo que cruzar sus manos en su entre pierna para poder disimular su erección. Se preguntó si aquella jovencita habría notado su polla dura, que vergüenza.

Por su puesto que Alejandra había notado la erección del militar y no pudo evitar sentirse cachonda, ver el poder que ejercía sobre los hombres la hacía sentir poderosa, no se había dado cuenta, pero su otro yo había tomado el control de su cuerpo, ahora era la Alejandra zorra quien estaba al mando.

Se paró de su asiento y se agarró de una de las barras de seguridad del tren dándole la espalda al militar y enseñándole su juvenil culo. De vez en cuando volteaba para asegurarse que el militar la miraba. Hacia unos movimientos muy sensuales sujetándose de la barra, parecía que le bailara al militar. En su interior se estaba comenzando a poner muy cachonda, deseaba follarse a aquel desconocido, pero no sabía cómo decírselo directamente. Cuando llegó a la última estación, bajó del tren y caminó despacio verificando que el militar la estuviese siguiendo.

Una cosa era acostarse con Fernando o seducir a Esteban, pero hacer esto con un total desconocido ya era demasiado. Vio que en la cercanía había una cafetería, entró y se sentó en rincón, rápidamente vino alguien a atenderle, pidió un jugo bien frío para calmar su calor, en ese momento aparece el militar y pide lo mismo para luego sentarse frente a ella. Alejandra se hizo la indiferente hasta que aquel militar comenzó a hablarle:

-Es usted una joven muy guapa, no he podido evitar verla en el tren.

-Si me he dado cuenta, aunque no le negaré que usted tiene lo suyo… -Le dijo Alejandra de una forma muy picara.

-Y dígame usted señorita, ¿Cuál es su nombre?

-Alejandra.

-Alejandra… Me gusta… -Dice el militar haciendo énfasis en su nombre.

-Y usted, ¿Cómo se llama?

-Yo… pues mi nombre no es tan encantador como el suyo, me llamo Adrián, aunque en el ejército me llaman Torres.

-Adrián Torres, mmm… interesante. Y dígame Adrián, ¿es usted casado, comprometido?

-¿Yo? Que va… Las mujeres no se me dan muy bien. Y usted por el contrario seguro que tiene novio.

-Jajaja, novio yo.

Alejandra ya se estaba aburriendo de esta conversión que no llevaba a ningún lado, deseaba decirle a Adrián que quería follar, pero no encontraba el momento ni la forma. Estaba a punto de decirlo cuando Adrián se le adelantó:

-Esto le parecerá algo muy indecente señorita Alejandra, pero usted me ha gustado mucho y me gustaría follar con usted

-Es usted muy lanzado Torres, mire que decirle eso a una jovencita como yo, debería de irme indignada por lo que me acaba de decir.

-No, no… disculpe si la he ofendido, solo es que soy muy honesto.

-Mmm ya veo, y dígame Adrián, que me haría usted si decidiera follar aquí y ahora.

-Nada más le diré que no habrá agujero alguno en el que no meta mi polla.

Eso era más de lo que necesitaba Alejandra escuchar, tenía su coño empapado desde hace rato y con ese comentario tan indecoroso no se aguantó y se paró de donde estaba.

-Entonces Adrián Torres, que espera, cumpla con su palabra o ¿es qué acaso la polla me follara sola?

Adrián le dijo que lo acompañara y se fueron tan deprisa que ni esperaron al jugo que habían ordenado. Estando en la calle Adrián pidió un taxi y allí estaba Alejandra yéndose con un desconocido a quien sabe dónde, arriesgando su vida solo por un buen polvo

El taxi se detuvo en la puerta de unos apartamentos, al parecer eran antiguos, estaban sucios y no tenía un buen mantenimiento. Subieron rápidamente las escaleras hasta un tercer piso, el militar abrió la puerta de su casa y Alejandra entró. Era un lugar pequeño, no tenía muchas cosas, apenas unas cuantas sillas y una mesa plástica para comer, vio un televisor pequeño, el lugar estaba sucio y descuidado, no se podía negar que allí vivía un hombre solo, pero que importaba eso, no estaba allí para limpiar si no para follar como una cerda.

-Le molestaría si me doy un baño. –Le dijo Adrián a Alejandra mientras se alejaba por un pasillo oscuro.

-Claro no hay problema, a mí también me encantaría darme uno.

Adrián se comportaba algo extraño, Alejandra pensó que la invitaría a pasar al baño, en cambio la dejó bañarse sola, de cualquier forma aprovechó para lavarse su chochito que estaba algo sudado. Cuando salió del baño vio que Adrián la esperaba en su habitación.

-¿Ya estas lista?

-¿Me lo dices a mí?, porque el lento has sido tú.

Adrián estaba tan solo cubierto por una toalla, Alejandra no podía dejar de sentirse empapada ante tal visión, esos fuertes y grandes músculos de aquel militar la ponían muy cachonda. En ese momento Adrián suelta la toalla mostrando su polla erecta a los ojos de Alejandra. Era una polla de un tamaño normal, pero le sorprendió ver lo venosa y dura que se veía. No pudo evitar el arrodillarse y llevarse a la boca tal polla.

La tomó de la base y la lamió toda, luego se la fue tragando toda hasta donde pudo, y fue subiendo lentamente a medida que iba saboreando cada centímetro de tan rica polla, con su lengua jugaba con la punta y de vez en cuando la succionaba. Adrián estaba gozando como nunca, la agarró de la cabeza y comenzó a follarle la boca, le entraba la polla muy rápido, a penas Alejandra podía con las embestidas en su boca, además de que jalaba de su cabello, la estaba tratando como una verdadera puta y eso le gustaba.

Decidió que quería sentir esa gran polla en su interior así que se la sacó de la boca y se colocó de rodillas sobre una vieja cama que había allí. Con sus dedos abrió los delicados labios de su coño mostrado la mercancía que poseía. Adrián al ver tan hermoso coñito no pudo evitar lamerlo, con su lengua jugo con aquel coño, lamió cada lugar, no dejó nada sin saborear, con uno de sus dedos comenzó a acariciar el clítoris, todo sin dejar de lamer. Alejandra chorreaba como una cerda y sentía que iba a tener un orgasmo pronto. Adrián se puso de pie y sin avisarle, metió de un solo golpe su venosa polla en el coñito de Alejandra, hasta el fondo.

Alejandra solo pudo gritar de placer. La tomó de las caderas y comenzó a embestirla muy salvajemente. Lo hacía con una fuerza tan brutal que pensó que le iba a romper su chochito, pero no le importaba era tanto el gozo, que se corrió como nunca. A pesar de que se había corrido Adrián seguía embistiéndola salvajemente, el muy cabrón estaba poseído, cuando estaba por correrse sacó su polla del aquel apretado coño. Metió dos de sus dedos en el empapado coño de Alejandra que chorreaba sin parar y luego se los introdujo en el culo.

-¿Pero qué coño haces? –Le dijo Alejandra impresionada.

-Recuerda que le dije que no habría agujero alguno que no le follara, y este culito suyo no será una excepción.

-Estás loco, me dolerá

-A callar puta, ya verás cómo te gusta.

Adrián sabía lo que hacía, entraba delicadamente sus dedos en aquel culito para hacer que se dilatase. Alejandra estaba sucumbiendo ante aquella nueva experiencia, comenzó a relajarse al igual que su culito. Adrián notó que ya estaba listo y bien dilatado, así que procedió a entrar lentamente su polla. Alejandra sintió la presión, pero Adrián sabía lo que hacía, la había preparado bien, además entraba su polla muy lentamente. Sin darse cuenta, ya tenía toda su polla dentro. Comenzó con unas embestidas lentas, las cuales se iban haciendo cada vez más rápidas.

Alejandra estaba disfrutando de su cogida de culo y tubo que comenzar a gritar, el placer la volvía loca:

-Oh si… fóllame, rómpeme mi culito, dame más fuerte. Joder, cuando placer… fóllame más fuerte, fóllame...

No pudo evitarlo, había tenido otro orgasmo, y se sentía capaz de tener un tercero. Pero Adrián parecía una máquina que no se cansaba de follársela, cada vez que estaba a punto de correrse sacaba su polla y comenzaba a lamerle su coño. Luego, Adrián se acostó en la cama y se subió encima a Alejandra a la cual comenzó a follársela en esa posición. Era alucinante, Alejandra nunca había follado tan salvajemente, había tenido dos orgasmos consecutivos y el tercero no tardaba en venir, este Adrián era doto un experto, no se parecía en nada a Fernando que solo aguantaba para un polvo.

La follada no terminó ahí, cuando Adrián estaba por fin a punto de correrse se salió de ella y le metió su polla en la boca, dio unas cuantas embestida y se corrió. La corrida fue increíble, le disparó toda esa leche a gran presión y en gran cantidad, Alejandra no tuvo más opción que tragársela, pues no le sacaba la polla ni para tomar aire. Solo cuando se la dejó bien limpia la dejó respirar tranquila. Adrián le preguntó:

-¿Te has vuelto a correr?

-Solo dos veces… -Le contestó como buscando que le proporcionara la tercera.

Adrián la tomó y la subió nuevamente en la cama y abrió sus piernas y comenzó a comerle todo su coñito, era tan salvaje y poco delicado, pero eso le encantaba. Se lo chupaba con mucha fuerza, succionaba todos sus jugos como si se tratase de la más dulce miel, el mejor de los manjares. Alejandra había perdido el sentido, su cuerpo solo generaba placer, en un abrir y cerrar de ojos explotó en un gran orgasmo sin precedentes. Fue tan intenso el orgasmo que se quedó unos minutos sin moverse de aquella cama, recobrando sus fuerzas.

Cuando ambos se había calmado se recostaron en la cama a conversar:

-Alejandra, ha sido un polvo increíble, me gustaría poder repetirlo, haría cualquier cosa por seguir follando contigo, tu coñito están apretado, se nota que no has follado mucho en tu vida, aunque no te negaré que sabes cómo chupar una buena polla.

-Ni lo menciones, ha sido el mejor polvo que he tenido, aunque no creo que pueda ser posible que sigamos viéndonos, porque

-¿Por qué no, hay algún problema?

-Lo que sucede es que hay alguien que me está acosando, sucede que me acosté con él y ahora se cree con todo el derecho sobre mí, además es muy violento y si me ve con otro no dudará en pegarme.

-Qué hijo de puta, debería de ir y partirle la cara, mira que pegarle a una preciosidad como tu es un crimen imperdonable.

-Le tengo mucho miedo, le he dicho que me deje en paz, pero me dice que solo soy para él y si no me matará.

Alejandra era muy astuta, sabía que Adrián como militar y con esos grandes y fuertes músculos no le tendría miedo a Fernando y lo estaba incitando para que este cobrase su venganza por ella.

-No permitiré que te haga daño, yo te protegeré.

-¿Harías eso por mí? –Poniendo los ojos grandes y con una cara de víctima.

-Por supuesto, haría lo que fuera

Alejandra había logrado encontrar la solución de su problema con Fernando, el muy maldito ahora pagará el verle hecho aquello, aunque en realidad se lo agradecía, porque si no se lo hubiese hecho no descubriría la gran zorra que es.

Todas sus dudas se habían aclarado, vio que como una chica aburrida no lograría nada, en cambio como un zorra conseguiría lo que quisiera. Empezó a reírse por dentro:

-Prepárate Fernando, porque la venganza está cerca

Ahora Alejandra estaba dispuesta a vengarse y utilizaría a Adrián para ello. ¿Podrá defenderse Fernando de su enfermiza mente? Solo el tiempo lo dirá.

Continuara