La Alumna del Placer 2

“Alejandra hoy conocerá lo que es el placer, pero no se lo pondrán tan fácilmente, ya que tendrá que suplicar por ello”

La Alumna del Placer. II

"Alejandra hoy conocerá lo que es el placer, pero no se lo pondrán tan fácilmente, ya que tendrá que suplicar por ello"

Desde el día de mi secuestro todo había cambiado, ahora les atraía más a los hombres, sobre todo a Fernando. El muy tonto pensó que me dominaría, que sería su puta solo porque él lo decía, estaba muy equivocado, yo lo hacía porque quería, porque lo deseaba. Ahora era yo quien jugaba con él. Intentó en muchas ocasiones tomar mi virginidad, pero no se lo permití, siempre lo dejaba con las ganas, eso lo ponía más cachondo y a la vez más furioso, deseaba con todas sus ganas ser el primero, y yo disfrutaba hacerle sufrir.

Cuando estaba ya llegando a su límite siempre le hacía una mamada y lo tranquilizaba un poco, con la promesa de que en la próxima ocasión sería el momento. Me encantaba sentirme deseada y ser la que tuviese el mando en lo que se podría llamar una relación, pero me estaba metiendo con fuego y azufre, Fernando se comportaba conmigo muy diferente a como es en la realidad, me tenía paciencia y se estaba acabando, sabía que en cualquier momento me violaría y en el fondo eso me daba morbo.

Un día me invitó a su casa, no había nadie en la casa. Fernando es alguien a quien no le gustan los rodeos, fuimos directamente a su habitación, me sentó en su cama y me quitó la ropa. Me dijo que pasara al baño que quería darme una ducha. Cuando llegamos al baño se desvistió también, pero se dejó sus bóxer puestos, aunque era evidente que su polla estaba a cien. Abrió la llave y me mojó toda, tomó un poco de jabón y comenzó a enjabonarme, primero por mis hombros, luego mis tetas, bajó a mis caderas, mis glúteos, mis muslos, mi entre pierna y se detuvo hay.

Sabía muy bien que deseaba que me tocase, y me dejó con las ganas. Abrió nuevamente la llave y me quitó todo el jabón de encima, con la llave abierta, mientras el agua caía sobre nuestros cuerpos, tomó una de mis tetas ya duras y se la llevó a su boca, comenzó a mordisquear la punta de mi pezón, mientras con la otra mano me acariciaba la otra. Estaba que ardía de deseo, bajé una de mis manos para tocarme el coño, Fernando no me lo permitió, me dijo que de eso nada, que él sería el único que tocase ese coño.

Le conteste que se diera pronto, que no aguantaba, que no sabía si era el agua de la ducha o mis fluidos lo que recorría mis piernas. Me hizo poner en cuatro, sabía que me había llegado la hora, pero ese día estaba tan caliente que no me importaba perder la virginidad. Fernando se sacó la polla y la colocó en mi rajita, y la subía y la bajaba, acariciando mi rajita, pero no la entraba. Estaba que no me aguantaba, quería ya que me penetrará, él lo sabía, pero no iba a darle el gusto de decirle que lo hiciera.

Bajo hasta mi coño y comenzó a lamerlo muy lentamente, era una tortura. Luego tomó mis labios vaginales y los acariciaba, los frotaba contra sus manos, joder cuando placer. Con sus dedos delicadamente abrió mi sexo y vio en mi interior, vio que hay estaba su himen, porque se había adueñado de él. No aguanté más y le dije:

-Joder, ya métela que no aguanto, la necesito dentro.

-¿Y por qué debería de hacerlo? Tú siempre me dejas con las ganas.

-Vale Fernando, pero ya eso pasó, por favor, que hoy deseo perderla, mira mi coño como está, esta hinchadísimo del deseo.

-Mmm…, no sé, lo pensaré

-Coño, no pienses nada, métemela ya. –Le dije furiosa.

Lo había complacido, le había dicho las palabras mágicas. Fernando se sentó en la bañera, le pregunte que por qué había hecho eso, me respondió que si yo quería perder mi virginidad, sería yo misma quien me la quitara, que él no se haría responsable si me dolía. Entendí lo que me quiso decir, él quería que me sentara sobre él y ser yo quien decidiera como meterla y que tan rápido hacer los movimientos.

Me puse sobre él, tomé su dura polla y la coloqué en la entrada de mi orificio, tenía miedo, pero el deseo era más, fui introduciéndola lentamente en mi coño, sentía como se abría lentamente, hasta que su punta chocó contra mi himen. Así que tomé un poco de aire, y me deje caer sobre él. Sentí un poco de dolor cuanto rompió mi himen. Lentamente fui enterrándome toda la polla hasta el fondo, la verdad que no me dolía, sino que sentía una fuerte presión dentro, como mis músculos vaginales se anchaban y como esa polla entraba fácilmente por lo lubricada que estaba.

-Ahhh, pero que apretada estás. –Dijo Fernando. Joder tienes un coñito muy rico, por favor muévete, mierda, no imagine que un coño virgen fuese tan rico, joder

Comencé a moverme despacio, Fernando me agarró mis dos tetas y comenzó a jugar con ellas, yo estaba tan caliente, sentía una polla dentro de mí por primera vez, mis movimientos eran cada vez más rápidos. Me iba acostumbrando a sentir esa rica polla en mi interior, no pude aguantar y tuve que comenzar a gemir de placer. Fernando ahora se metió una de mis tetas a su boca y la chupaba con mucha fuerza, nunca había sentido tanto placer, me había masturbado antes, me habían hecho sexo oral, pero esto era más intenso, sentía el calor y la dureza de una polla en mi interior.

Fernando me dijo que parara, no quise hacerle caso, pero me hizo parar, me dijo que él quería follarme en la cama le era incomodo en la ducha. Fuimos a su habitación y me subí sobre su cama y me coloque en posición de perrito, él se acercó y me dio un par de nalgadas. Tomó su polla y la entró lentamente en mi coño, quería disfrutar cada centímetro de mi interior. Me la metía igual de lento, me desesperé, le dije que fuera más rápido. Contestó que a él nadie le mandaba y me agarró del cabello y me trato como una zorra, cosa que solo aumento mí placer. Luego sin previo aviso comenzó a embestirme muy fuerte, yo no podía dejar de gemir, seguía dándome nalgadas, mis nalgas estaban rojas.

Fernando me hizo cambiar de posición, y se colocó frente a mí y me la metió de nuevo, seguía embistiéndome, su cara se acercó a la mía, veía sus ojos, estaban idos por el placer, aunque yo era la menos indicada para decir eso. Se acercó más y me dio un beso, más que un beso me comía la boca, nunca me había besado con tanta intensidad al mismo tiempo que me penetraba. Una de sus manos me acariciaba una teta.

Ya no aguataba, sentía que me iba a correr y sabía que el también. Quería que se corriera dentro de mí, así que le dije:

-Por favor, córrete dentro, quiero toda tu leche en mi interior. Por favor, lléname

-Cállate puta, a mí no me dices lo que tengo que hacer, además no pienso sacar mi polla, tu coñito es tan rico y apretado

Fernando se había ido, ahora lo dominaba el placer, en un abrir y cerrar de ojos aumento la velocidad de sus embestidas, no aguante más, me corrí de una forma tan fuerte que no pensé que fuese posible. Fernando al poco después cumplió y se corrió dentro de mí, pude sentir su leche caliente como chocaba en mí interior.

Estábamos tan exhaustos. Fernando perdió sus fuerzas y se quedó un rato encima de mí. Luego se recostó a mi lado y me dijo que fue el mejor polvo de su vida, yo en mi mente me dije:

-Pues habrá sido el tuyo, porque yo pienso tener mejores.

En ese momento vi que la puerta de la habitación estaba un poquito abierta, juraría que la había cerrado, además estábamos solos en casa o eso creí, porque entre el medio de la puerta pude ver un imagen mirando hacia donde yo estaba, en un principio no pude distinguir bien quien era, pero luego por la forma supe quién era. Al parecer Estaban, el hermano menor de Fernando había visto lo que estábamos haciendo, había estado disfrutando de tal espectáculo desde la puerta.

No hice nada, ni se lo comenté a Fernando, creo que Esteban se dio cuenta de que le estaba mirando y se fue lentamente sin hacer ruido. Por lo que veo Esteban y yo tendremos que hablar muy seriamente de lo que vio, y estoy dispuesta hacer todo lo que el desee, con el fin de su silencio.

Continuara