La alumna consentida
Mi profesor me ofrecio un 10 durante todo el año, pero lo que queria a cambio era ser mi profesor en el sexo.
En la secundaria la materia más difícil era matemática, no solo por la materia en si, sino por el profesor, ¡lo odiaba! Pero a mitad de año una gran sorpresa llegó, cambiarían al profesor Martín, gracias a dios. Lo que menos quería era pasar los últimos seis meses de escuela con el dándome clases. La directora nos presento a el nuevo profesor llamado Arturo, de primera vista se veía bien, tipo amable, bien parecido, mucho mas joven que el recién despedido Martín. Las primeras clases fueron normales, sin embargo en la segunda semana comencé a notar algo extraño, yo me estaba sentada en la primera banca, muy cerca de el, y un día logre pescarlo viéndome las piernas, la verdad al principio me sentí un poco incomoda con tal hecho, pero después no se por que me gustaba, es decir ¿a que mujer no le gusta sentirse deseada?, además no pasaría de un miradita. Apropósito comencé a usar mi falda mas cortita, a la mirada de las piernas, me divertía ver al profesor con esa actitud. Era un juego para mí, a los 13 años las hormonas despiertan, y aunque aun no había estado con ningún chico, sabía muy bien sobre todos esos asuntos de los adultos, obviamente gracias al Internet y a la TV de paga.
El profesor Arturo no tenia ni idea de que lo había pillado, cuando nos llamaba a revisar la tarea, se portaba muy amable conmigo, se había aprendido mi nombre y me sacaba platica. Pensé que lo mejor seria seguirle la corriente, era pésima en matemáticas y necesitaba pasar los exámenes venideros.
Un día se acerco a mi y me dijo que si podía esperarlo después de clases. Todos se fueron y yo me quede en mi lugar esperando que se desocupara. Por fin entro al salón, y me dijo:
- Eh notado que tienes problemas con la clase, la tarea de hoy estaba mal. Mira ven a ver donde te equivocaste.
Entonces me acerque a el escritorio, y me agache para ver la hoja donde estaba mi trabajo, el me estaba explicando, pero entonces sentí que su mano estaba mi cerca de mi pierna, no le di importancia y seguí mirando el papel frente de mi. Pero su mano cada vez se rozaba más contra mi muslo, y comencé a sentir nervios, lo de las miraditas era un simple juego, yo no quería nada más con el profesor. Entonces de sobresalto le dije que ya me tenia que ir, era tarde y tenia que llegar a tiempo a mi casa.
El viernes de esa semana me había tocado quedarme a hacer el aseo, y precisamente la ultima clase fue con el profesor Aturo. Estaba barriendo cuando entro al salón, pensé que vendría por su maleta, pero no, estaba parado en la puerta vigilando cada uno de mis movimientos, empecé a sentirme incomoda con su mirada, así que mejor era apurarme e irme.
Cuando me disponía a salir, el me obstruyo la puerta, yo no sabia que decirle, pero entonces antes de pronunciar palabra el me dijo:
-Quiero que me ayudes a revisar estos exámenes.
-Pero tengo que llegar a mi casa
-No te preocupes ya hable con tu madre y le dije que te habían asignado una tarea extracurricular aquí en la escuela.
No podía creerlo, había hablado con mi madre. Entonces no tuve mas remedio que dejar mis cosas como estaban, y ayudarle a revisar las pruebas. Cuando ya habían pasado unos 30 minutos, el profesor tomo una hoja en sus manos y me dijo:
-Mira es tu examen, veamos. Mal.. mal...mal.... válgame otro 5! Con estas notas no vas a pasar de año.
Un 5, de nuevo, esta vez me darían una tunda en mi casa, mis padres no tenían para un escuela particular y no podía dejar que me corrieran de la escuela. Arturo comenzó a notar la preocupación en mi rostro.
-no te pongas así mija, si quiere yo te puedo ayudar, por que con estas calificaciones no vas a pasar, es mas te van a correr.
-pero como me va a ayudar, si se refiere a darle dinero por que me suba las calificaciones no puedo, mi familia no tiene dinero y...
Mi explicación se corto de golpe, el se había acercado hasta mi, y había puesto su mano en mi pierna, su cuerpo estaba presionando el mió, fue tan rápido que ni siquiera me di cuenta. Yo me asuste, solo ponia mis manos contra el para que no se acercara mas, pero era inútil, me fue empujando hasta que quede entre la pared y su cuerpo, mi ojos lo veian suplicante.
-Mira chiquita, yo puedo ayudarte, pero no pienso pedirte dinero, te pido algo mejor, además si aceptas te prometo ponerte 10 en todo, tendrás las mejor calificaciones, ni un regaño mas de tus padres ¿te parece?
A esa edad, esa oferta era exquisitamente tentadora, podría hacer lo que fuera, y tendría siempre 10. El ni siquiera había esperado mi respuesta, con sus manos comenzó a acariciar mis piernas, y de vez en cuando subía hasta mi culo, yo cerraba los ojos por que no sabia que se sentía estar con alguien, pero en poco tiempo sentí mis mejillas muy sonrojadas y mi aliento entrecortada. Se hinco ante mi y bajo mi pataleta, pasaba su dedo entre mis labios, y le daba toqueteos a mi clítoris, sentía que me estaba poniendo muy mojada, cuando me tomo por la cintura y me subió sobre el escritorio. Estaba acostada, con las piernas abiertas y su cabeza entre mis piernas, empezó a chuparme, sentía su lengua calidad, y sus labios succionantes, mientras que con sus manos apretaba las piernas como un loco.
Yo estaba gimiendo muy fuerte, así que el tomo un lápiz y me dijo que lo apretara con la boca, que no hiciera ruido por que alguien podría descubrirnos. Se alejo un poco y vi que saco algo de su maletín que había salido volando cayendo al piso. No sabia que era, pero entonces me di cuenta, ya hasta que lo sentí claro. Era un vibrador, lo pasaba por mi vulva, una y otra vez, y lo comenzaba a introducir en mi vagina, yo no encontraba que hacer con mis manos, que apretar o que hacer era tal mi excitación que no podía más, comencé a mover mis caderas hacia aquel consolador. Mi profesor me lo metía con una mano mientras con la otra se masturbaba frenéticamente,
¿te gusta verdad? Ya tienes ganas de que te lo meta todo, hasta el fondo, eh. ¿Quieres sentirme dentro de ti?
Yo trataba de responder entre balbuceos que si, que quería que me cogiera salvajemente y hasta adentro, como lo había visto en las películas.
El dejo a un lado el consolador y me dio unos lengüetazas en mi cuevita para saborearme, tenia su pene tieso como el hierro, y rojo como una sabrosa manzana, entonces puso su miembro en la entrada de mi vagina, pero solo lo restregaba, de arriba hacia abajo. Yo no podía mas, me sentía desesperada, y a el le gustaba verme así, casi suplicante por que me follara. Con una mano masajeaba mis pezones, y yo buscaba sus dedos para chuparlos.
--¿Quieres que te coja?
-- si, por favor ya, no me hagas esperar, métemelo.
--¿Estas segura? Por que podría irme y...
Ante tal insinuación me senté en la mesa, era vergonzoso ver como jugaba conmigo, yo necesitaba que el me quitara la calentura y el se hacia del rogar.
Me dijo que me hincara y se lo suplicara, y lo hice estaba en el piso suplicándole por una follada, entre mas veía su pene mas se me antojaba tenerlo embistiéndome. Entonces me dijo que no volteara, que me pusiera en cuatro patas, se coloco detrás de mi, y me dio una nalgada en el culo, lo que me prendió mas de lo que ya estaba. Fue de nuevo por el vibrador, y me lo puso en el clítoris, no pude mas, me vine por primera vez en mi vida. Sentía espasmos, y pequeñas convulsiones por todo el cuerpo. Cuando me vine, el puso su verga en mi conchita y me la metió hasta el fondo, al principio dolió pero después, fue solamente gozo, me daba súper fuerte, casi me levantaba en cada embestida, yo ya estaba gritando como un gata. Me voltio bruscamente y me levanto las piernas, las que puso sobre sus hombros, eso hizo que la penetración fuera mas profunda, ya no podía mas entonces tuve el tercer orgasmo de esa tarde. A los instantes sentí como el se vino dentro de mi, y aullaba como un lobo.
Fue la mejor extracurricular de mi vida. Y además con un diez asegurado. Pero las calificaciones fáciles son bastante tentadoras, y como ya había aprendido decidí ir por otra materia, pero esa es otra historia.