La adopción (2)

Quiero dar de mamar pero...mi nuevo hijo tiene 17años!

-¿Señorita Carolina Sampieri?

-Sí, soy yo

-Mi nombre es Fernando Páez, soy de la oficina de tutelaje el Juzgado de Menores, vengo a traer a Lucas.

Abrí la puerta, y ahí estaban los dos. El Sr Páez, un hombre muy formal de unos 50 años y Lucas, mi nuevo protegido. La verdad quedé sorprendida, no por el Sr. Páez que es como tantos cincuentones, sino por mi "nene". Cuando me dijeron que tenía 17 años yo me imaginé a un chico débil ,medio perdido y en cambio me encontré con 1,80m de fibra, y una mirada dura que solo puede haber dado una vida difícil.

El Sr. Páez se fue rápidamente, dijo que cada tanto vendría alguien de servicios sociales a ver a Lucas y bla blabla. Además me explicó que era algo temporal porque ya faltaba poco para que el chico cumpliera la mayoría de edad. Ni qué decir que cuando quedamos solos fue bastante incómodo, nunca habá estado en una situación así, de modo que no sabía desenvolverme bien. Por suerte, o por desgracia, él sí tenía experiencia en la materia.

Después de cenar le tuve que confesar algo

-Mirá Lucas, yo hasta hace dos días estaba esperando adoptar un bebé, así que para mi futuro hijo había comprado una cuna, pero no cama, y este mes ya estoy al límite de los gastos. ¿Te molesta que compartamos cama hasta que pueda comprarte una? Sería cosa de una semana más o menos.

-En el piso no pienso dormir, así que si no roncás y la cama es grande, compartamos nomás.

Cambié los camisones de raso que suelo usar por una remera vieja y un short. No quería incomodar al chico. Dormimos cada uno en un extremo, evitando tocarnos,pero cuando desperté no solo estábamos cerca, sino que él ya había despertado y sus ojos estaban clavados en mis tetas. Bajé la mirada y yo que vi me abochornó, la remera tenía enormes manchas sobre cada pezón. Lucas notó que lo había visto mirarme y corrió la mirada rápidamente. Fui rápidamente al baño para cambiarme de ropa, y ya no me dijo nada del tema, por lo menos hasta el día siguiente.

Es que se supone que los bebés maman a la noche, y a la mañana siguiente volví a amanecer con la remera mojada. Al ver que había repetición del espectáculo Lucas se animó y me preguntó.

-¿qué es eso que tenés ahí?

-leche

-¿leche?

-es que iba a adoptar, entonces fui al médico para que me ayudara a producir leche. Quería que mi hijo mamara de mí.

-¿y te sale la leche sola?

-y sí, es que nadie la toma. Encima es doloroso.

A la mañana siguiente mi despertar no fue igual, estaba soñando con una sensación muy placentera, cuando abrí los ojos y la realidad ganó la partida. No estaba soñando, Lucas estaba mamando de mi.

-¿qué hacés?

-¿no dijiste que dolía si nadie la tomaba? te ayudo

-¿estás loco?

-para nada, bien que te gusta. -Bajó de nuevo su cabeza a mi teta y succiono.

-ahhhh

-¿viste que te gusta? si no parás de gemir. Además tu leche me gusta y necesito tomar el desayuno.

Quería pararlo, sabía que debía pararlo ¡¡era menor y encima estaba a mi cargo!!!! pero el placer era tan grande que no podía. Sentir el fluir de la leche, sus dientes dando pequeños mordiscos, sus labios succionando, su barba raspando...ahhhhh me arqueé para que me mamara mejor, y sujeté su cabeza. Después de unos segundos lo corrí un poco, y se quejó pensando que le estaba quitando la comida de la boca, pero yo solo quería ponerme más cómoda.

Cuando me vió sacarme la remera que él me había enrollado debajo de las axilas para descubrir las tetas, se rió y sin perder un segundo me sacó el short y se sacó el pantalón que usaba para dormir.

Esa vista privilegiada que tuve me demostró dos cosas.

1-  no solo a sus papilas gustativas les gusta mi leche

2- está muuuy bien desarrollado ¡¡y yo que pensaba encontrarme con alguien debilucho y sin carácter!

Un chorro salió de mis pechos

-Me parece que tengo que seguir tomando.- dijo mientras se ponía a chupar una teta y a jugar con sus manos con el pezón de la otra.

Pobre chico, estaba haciendo todo el trabajo. Mientras el chupaba, yo decidí recompensarlo con una rica paja. Humedecí mis dedos en leche,y los pasé por la punta de su verga, lubricando. Si yo rascaba sus testículos más se esforzaba en chupar, funcionaba como una especie de control remoto, apretaba un botón y aumentaba la intensidad. Claro que con tanto trabajo oral yo ya chorreaba totalmente exitada. Mis músculos se contraían solos, hambrientos.

-Por favor...ponete un forro y clavámela ya- dije alcanzándole un condón. Menos mal que mi mesa de luz estaba bien surtida

-ahhhhhhh ahhhhhhhhh me la metió de una hasta el fondo. ¡Este pendejo sí que sabe lo que hace! El metía y sacaba, y yo contraía mis músculos, apretándolo

-ahhh ahhhhh clavame más

-¿te gusta cómo tu hijito adoptivo te la clava?

-siiii ahhh siiiiiii seguí

Y siguió, siguió después de que me mordió un pezón y estallé, siguió después de que mis pezones largaron chorros de leche, siguió después de que le clavé las uñas en la espalda y lo arañé.

Quedamos rendidos en la cama, así quisiera despertar siemrpe.

-Lucas, ¿cuánto falta para que cumplas 18años?

-un mes y medio, ¿por?

Me relamí, en un mes y medio teníamos muchísimo para disfrutar y probar