La aceptación de corazón de perra{tx_mdt}, cap 1
Corazón de perra llega a casa de sus Dueños dispuesta a darse en cuerpo, mente y alma pero... falla de entrada y es corregida.
Capítulo I La entrada en la casa
Llevaba unos días algo nerviosa esperando a que llegara el día, este día tan señalado en el que acudiría a casa de mis Señores; no era la primera vez que iba a Su casa, pero esta vez era especial pues iba a explicitar mi entrega, y esperaba, con toda probabilidad, ser aceptada por Ellos. Cuando se acercaba la hora, avise a mi Amo que en nada estaría aporreando la puerta, pero… lo encontré en la calle y solamente con ver Su mirada me di cuenta que había algo que no Le gustaba en absoluto; recapacité y, rápidamente, me di cuenta de que el atuendo que llevaba no le tenía que hacer nada de gracia, pero ninguna en absoluto lo cual me tuvo ya expectante.
Su gesto era serio y de ligero enfado cuando llegamos al portal por lo que no presagiaba nada bueno; subiendo la escalera, y antes de llegar a la puerta de la casa, me hizo saber mientras tiraba del pelo de la coronilla:
- Bien, perra Mía, Yo te enseñaré la forma en la debes venir vestida para visitar a tus Dueños ya que parece que no lo entiendes por las buenas.- dijo en el oído haciendo que mis entrañas se encogieran ante la que se me venía encima.
Y… así fue. Nada mas entrar en la cocina hizo me postrase a Sus píes empujado mis hombros hacia abajo y colocando mi cabeza encima de ellos a fin que los besase. me despojo de la ropa con rudeza, tirando de ella hasta casi llevándola a la rotura mientras me repetía, una vez más, lo que me dijo en la escalera.
Empezó por la cazadora mediante un fuerte tirón por la espalda a la vez que sujetaba mi nuca, lo que situó mis brazos muy estirados hacia atrás mientras que la prenda caía al suelo; si no levanto los brazos con premura hubiera roto la camiseta al sacarla por mi cuello pues, del tirón que me dio, casi saca mi cabeza a la vez.
A la camiseta le siguió el pantalón; desde detrás y quitando con fuerza mis manos evitando que lo ayudara me soltó el botón y bajó la cremallera; haciéndome levantar primero el pie derecho, tiró del botín para sacarlo sin desabrochar y luego tironeo con la pernera hasta que la sacó, repitió la operación con la otra pernera dejándome de esa forma en sujetador y calcetines.
Sin detenerse ni para tomar un respiro, se sentó al tiempo que, agarrándome por la nuca me hacía cruzarme sobre Sus rodillas.
- Dichosos pantalones.- pensaba mientras me caía una lluvia de azotes sobre ambos glúteos
La azotaina fue realmente intensa, aún recuerdo como me dolía y lo rojo que quedó todo mi culete; la verdad es que me gane unos buenos azotes a cuenta de llevar los pantalones puestos…
Sin embargo, el tema no acabó ahí… Él estaba dispuesto a reprenderme y a poseerme con rudeza por mi falta, a hacer que aprendiera a ir como debía, y así lo hizo, mmmmmmmm.
Con el fin de castigarme, hizo uso del coño, el culo y la boca. Lo hizo sin parar en mientes, usando mi cuerpo que Le pertenece como deseó y provocándome dolor al hacerlo. Me tomó como quiso y por donde quiso cambiando de agujero solo mediante fuertes tirones de mi cuerpecito, el cual respondía como una marioneta ante Él.
Después de la azotaina puso mi cuerpo de rodillas con las manos en el suelo, las piernas bien abiertas y el culo levantado y, en esa posición, me demostró, una vez más, que yo solo soy Su juguete.
Pasó de enterrar Su sagrada polla en mi ofrecido culo, a metérmela en la boca llegando hasta la garganta, para pasar luego a llenarme el coño con dos fuertes embestidas que hacían que sintiera que la matriz iba a salírseme por la boca.
La sacó del coño que Le pertenece y volvió a enterrar la polla en la boca, quise acariciarla pero un fuerte azote en el hombro me recordó que dejara las manos quietas en la espalda.
Luego, agarro por el cuello a esta perra que Le pertenece y con un gesto brusco, casi brutal, puso la frente y los labios de la perra en contacto con el suelo que hace nada pisaban Sus zapatos; no pude evitar besarlo ligeramente.
Un fuerte azote en el interior de cada uno de los muslos me indicó que los debía mantener abiertos al máximo; sin más noté como llenaba el culo hasta que Sus huevos chocaron con los labios vaginales.
me sentía contradictoriamente humillada y castigada, llena y feliz de sentirle en mi; pese al dolor prevalecía el placer y el conocimiento de que estaba pagando el descuido que había tenido; descuido que no era debido a que Él no me hubiera advertido muchas veces de la forma en la que debía ir a visitarlos sino por mi impaciencia.
En ese momento, agarrando las huesudas caderas metió fuerte y firme su divina polla; una, dos, tres… perdí la cuenta de las veces pero Él siguió hasta regalarme su néctar, mmmmmmm.
Luego me mando lavarme, mi mano se lleno de su leche al ponerla en Su culo para que no goteara, con una mirada y un gesto de cabeza pedí permiso para beberlo, y me lo concedió. me agache y dejé que la ambrosía que manaba por el agujero del culo se derramara al suelo.
Me agaché de rodillas como si hubiera sido una buena perra y, poniendo la cara al nivel del suelo, lamí Su corrida, bebí el dulce líquido de mi Señor, de mi Dueño.
Toda esta situación se produjo de forma rápida y en silencio sepulcral; yo no me atreví ni a gemir de dolor o de humillación, mucho menos de placer; Él no me dijo nada, solo usó y castigo lo que Le pertenece… al terminar me sentí reconciliada con Él y conmigo misma.
No me sentí tomada o follada, sino castigada y utilizada como si fuera un objeto sin capacidad para decidir y sin capacidad para oponerme a lo que me hacían. Tuve que reconocer que todo lo que Él deseara podía ser usado tanto como premio o como castigo y que si yo me oponía a Su voluntad sería tratada sin atisbo de piedad o compasión.
Por fin habló, diciéndome:
- Bueno, niña; sé que no eres tonta; espero que esto te sirva de lección y recuerdes que el código de vestuario es muy importante para tus Señores.
- Sí, mi Señor, no se preocupe, no creo que se me vaya a olvidar como ha tratado este cuerpo que Le pertenece.- contesté mientras acariciaba las nalgas, aún, enrojecidas y doloridas.
- ¿Cual debe ser el código de vestuario que debes traer, pequeña???.- me preguntó mientras fija dura la mirada en el fondo de los ojos y mantenía la barbilla sujeta con Su mano.
- La perra debe venir con falda o, como mucho, con leggins; siempre con tacón y bien peinada y maquillada para ser agradable a la vista de sus Dueños.- contesté rauda
- Pues, si lo sabes tan bien… ¿por qué motivo no has venido como debes???
- Lo lamento, mi Señor.- contesté compungida.- es que he querido darme prisa y venir lo antes posible y…
- Para la próxima espero que hayas aprendido.- me cortó de forma tajante.- es más importante que llegues como debes a que llegues pronto; de hecho… no sé si coger las tijeras y mandarte a casa con el vestidito…
- ¿mi Señor???.- pregunté sin entender bien lo que decía
- Es que no Le entiendo.- continúe al ver que no me respondía
- Que no sé por qué razón no saco las tijeras y destrozo ese pantalón que has traído.- me corta nuevamente.- es lo que te merecerías así irías a casa con el vestido que espero hayas traído.
- Claro que lo he traído, mi Dueño; es con el que espero poder ofrecerme a Uds., con el que espero serles agradable y, si me permite decirlo, ser aceptada a Sus pies.
Me miró al fondo de los ojos, aún serio y duro; no sé que es lo que vio pero el caso es que Su expresión se fue suavizando y empezó a sonreír; iluminando Su cara y llenando mi alma.
- Bien, niña; ya veremos cómo trascurren las cosas pero… sabes que tienes todo a tu favor para que así sea.- me contestó mientras mantenía la sonrisa en la cara.- de todas formas enséñame el vestido que has traído para que lo valore.
Sin dilación saqué el vestido de mi bolsa y se lo enseñé.
- Pero este vestido no es de piel sino de lack, de vinilo; aunque no por eso deja de ser muy bonito.
- ¿Quiere que me lo ponga, mi Dueño???
- No, para nada; esperaremos a que llegue tu Dueña y demos comienzo a la pequeña ceremonia que deseamos llegar a cabo pues es el momento adecuado para ello.
Una vez más me di cuenta de mi apresuramiento, de cómo deseo hacer las cosas sin tener en cuenta que el tempo y el momento lo marcan Ellos
- “Cuando aprenderé, por Dios”.- pensé para mi coleto.
Menos mal que la contestación me la dio con una tranquilizadora sonrisa en la cara; si se llega a poner serio… no sé qué es lo que hubiera sentido, estoy segura de que se me hubiera tragado la tierra.
A partir de ese momento, tuvimos un rato de charla tranquila en el salón, el que tratamos todos los aspectos de la vida convencional… el trabajo, la familia, las inquietudes, lo buenos y malos momentos...
Por supuesto, la charla discurrió de la forma en la que se debe, Él sentado y yo a Sus pies como una perrita mimosa mientras esperaba la llegada de mi Señora, ansiosa.
El ya notó mis nervios, pues, a pesar de la conversación, cada vez eran más evidentes por mucho que quisiera disimularlo, volvía la cabeza hacia la puerta buscando escuchar el ruido de la llegada de Ella; ruido que no llegaba. me acarició la cabeza, revolvió el pelo y, tomándome por la barbilla me besó de esa forma dura y apasionada que Él sabe que hace que me sienta aún más de Su propiedad y pierda la conciencia de lo que sucede a mi alrededor.
Me separa de Su boca y yo sigo aspirando Su esencia cuando me dice:
- La puerta, perrita, ya llega tu Señora.- mi corazón da un vuelco de alegría
Se oye el ruido de cómo sube Ella… mi Amo y yo salimos a recibirla; yo, por supuesto, a cuatro patas y justo detrás de Sus talones.
Ella entra por la puerta, el Señor la besa con pasión y cariño; mi Ama acaricia la cabecita de Su perra y yo beso Su mano con ansia; entra hasta la cocina, despojándose de su bolso y del resto de las cosas que trae. Aprovecho la ocasión para engancharme a Sus botas, abrazándome a ellas.
- Buenos días mi Ama.-la digo y escuche su risa, esa risa que me encanta; esa risita alegre y perversa
- jajajjajajaja
me puse en pie y la bese en la cara como hizo Ella conmigo; luego, nos dimos un fuerte abrazo en el que nos fundimos; ainssss como echaba ya de menos ese abrazo tan tierno como protector, que Me hace sentir que no hay nada que pueda dañarme ni hacerme dudar.
- ¿Ya estás preparada perra???.- me pregunta mientras me mira con detenimiento.
- No, mi Ama, aún tengo que cubrir todos los detalles y… bueno, el Señor ya La contará lo que ha pasado…
- Yo no quiero que sea tu Dueño el que Me lo cuente.- me corta raudamente.- quiero que seas tú la que Me cuente las cosas que te sucedan para que tome Mis propias decisiones; para premiar o castigar de acuerdo a Mis propios parámetros.
- “Vaya, ye he vuelto a meter la pata”.- pienso para mi coleto.- “menudo día llevo”.
- Pues… mi Ama que he venido vestida como sé que no Les gusta y al Amo me ha castigado con rudeza por todas partes.-contesto titubeante pues sé que no La va a gustar nada.- es por eso que estoy desnuda y por lo que creo que el Señor no me ha permitido prepararme.
- Bien, y ¿te acordarás de venir vestida como debes a presencia de tus Dueño???
- Sí, mi Ama; se lo juro por lo más sagrado que no se volverá a repetir.
- De acuerdo, espero que así sea porque si no…
La amenaza queda suspendida en el aire y, sin saber ni como, toma sustancia en mi cabeza; “si no lo hago, me temo que lo que ha pasado ahora no será nada comparado con lo que será”. yo sé que no debo desobedecer a Mis Sres., ni dejarlos en la estacada pero, a veces, mi cabeza y el pensar por mi cuenta me pasa malas pasadas como en este caso.